jueves, 15 de mayo de 1980

Cambiar Toledo: Notas para un análisis del panorama cultural de la ciudad




Cambiar Toledo:


Notas para un análisis del panorama cultural de la ciudad*

 

Toledo, se dice, vive en estos tiempos un hermoso resurgir de la cultura. La casi mítica apatía de los toledanos va arrinconándose poco a poco, y en distintos frentes surgen personas iniciadoras de proyectos culturales destinados a cambiar Toledo. Desde las animosas y trabajadas manifestaciones en los barrios, organizadas por las Asociaciones de Vecinos, hasta el amplio y completo programa que este año ha organizado el Ayuntamiento democrático, hay un denso abanico de movimientos culturales, realmente inusual en estos pagos.

Una revista para la comunicación

Benacazón, como Patio Toledano, rebosa su capacidad porque la gente quiere comunicarse y dialogar en la revista hablada que dirige ese hombre infatigable que es Martínez Ballesteros, e informarse, por boca de los propios protagonistas de la noticia, del discurrir de la vida toledana.

Tolmo y Alberto Sánchez

En la plástica, la Galería Tolmo pasó ya a Asociación Cultural y prosigue con sus representativas exposiciones, trabajando ahora, además -entre otros proyectos-, en dotar a la ciudad de un Museo de Escultura al aire libre; pero antes -era obligado- organiza la rehabilitación en Toledo del que fuera panadero, becario de la Diputación, pintor, escultor universal y embajador  toledano en el exilio: Alberto  Sánchez. La presencia en El Patio Toledano de su viuda Clara y de su  hijo, homenajeados con el aplauso de los toledanos de 1980 y por los versos entrañables de Neruda y  Alberti, ha supuesto sólo el aperitivo de una serie de actos  tendentes a terminar con el silencio en que se ha mantenido al más  universal de los toledanos de nuestro siglo. 
Amigos de la Música

            Respecto a la música, la respuesta al corte de suministro que efectuó el llamado Ministerio de Cultura, al suprimir las Decenas de nuestra ciudad, ha sido elocuente. Frente a las migajas organizadas por el centralismo cultural madrileño para los toledanos (¡señores, aprovechen estos 10 días de música, ya no tendrán otra oportunidad en 355 jornadas. Es una gran oferta!...) ha surgido la labor de los aficionados toledanos unidos en la Agrupación Musical Toledana, ofreciéndonos importes y continuados conciertos. Si además de esta novedad, viene el Excmo. Sr. Ministro del gremio (Don Cierva,  que diría Umbral) a Toledo y  promete, ratificando así las manifestaciones de otras personas,  que Toledo volverá a tener Decena,  no hay duda de que estamos de doble enhorabuena. Sólo resta que  se cumpla la promesa. Que estamos tan acostumbrados a promesas incumplidas como lo estaba Don Quijote en desfacer entuertos... 
Por un mejor toledo universitario  
Una promesa que nunca se cumplió fue la ampliación del Toledo universitario. Un día (eran otros tiempos, claro...) algún prohombre prometíó para Toledo la cuarta universidad de Madrid. Ya  era paradójico aquello, pero, por otro lado, no era novedoso. Toledo, había sido designada como una de las sedes permanentes de la descongestión de la capital de España. Primero fue el Polígono Industrial. Entonces sería la Universidad. No había mayor problema. Los toledanos, movidos a devoción por nuestras autoridades, hicimos público reconocimiento en Zocodover de nuestra gratitud a aquellas buenas personas que nos e iban a conceder ( ¡nada más y nada a menos! ) una ¡UNIVERSIDAD!  Luego todo quedó en agua de  borrajas. Mientras tanto, el Centro Universitario proseguía su anodina  labor. La Dirección, desde Madrid casi siempre, ponía todas las trabas posibles a la actividad cultural que no partiese de su digna iniciativa. Y  los estudiantes pintaban en las paredes y vociferaban en las calles aquella cantinela de "Ridruejo,  dimite; el Centro no te admite". Con los nuevos tiempos, vino el cambio. Y la imagen es distinta. La  iniciativa de alguno de sus profesores hace que el C.U.T. adquiera resonancia nacional a través de los Coloquios de Arqueología Medieval recientemente celebrados. Ex-alumnos del Centro mantienen en pie, recordándonos las dificultades de los tiempos de la Dictadura, el Cine-Club, y organizan las Semanas de Teatro, por supuesto generalmente con la falta de colaboración y asistencia de la mayoría del profesorado (sobre todo los de algunas disciplinas, no integrados en la vida. universitaria por su dedicación marginal y no exclusiva a la enseñanza) e incluso ( ¡y ya es triste! ) del propio alumnado.

La conclusión, en vista de la historia -ya de más de una década del C.U. T., es que no se trata, primordialmente, de personas (aunque a veces sea factor notable) sino de modelos de universidad. Toledo necesita una Universidad. Es claro que ahora lo importante es potenciar el Centro, mejorar nuestro presente universitario. Pero, repito, no hemos de olvidar que TOLEDO NECESITA UNA UNIVERSIDAD. Este es el S.O.S. que las autoridades toledanas, locales y provinciales, incluidos los parlamentarios, deben repetir mentalmente, aprenderse bien y luego soltar a modo de martilleo continuo donde proceda y 1o juzguen conveniente sus señorías. Una llamada que debemos aprender, también, todos los toledanos de a pie. Porque a todos nos interesa que exista Universidad estatal: El C.U. T. se sostiene con las aportaciones económicas de la Diputación, Caja Provincial de Ahorros y Ayuntamiento de Toledo, dineros que, como es lógico, tienen su origen en el pueblo toledano. Por otro lado, a través de los impuestos generales, los toledanos contribuímos al sostenimiento de las universidades. Es decir, los toledanos y, en general, los castellano-manchegos, estamos contribuyendo a la financiación de las universidades de otras regiones, mientras que esas mismas regiones no sólo no contribuyen a la nuestra (QUE NO LA TENEMOS) sino que además algunas nos roban las fuentes de ingresos y de vida más preciosas que tenemos: el agua de nuestro río. Todo en pro, parece ser, de los "equilibrios regionales". No esta mal para empezar... 

Hacia la capitalidad de la cultura 

Lo que sí ha empezado es la campaña-bombardeo difusora de la brillantísima idea de convertir Toledo en capital de España, al menos culturalmente. El viejo grito ácrata de "¡LA IMAGINACION AL PODER! " adquiere aquí su más exacta dimensión. Los toledanos de a pie queremos cambiar Toledo, y por eso unos enarbolan la bandera de la plástica, otros proyectan revistas, habladas o escritas; algunos crean una Asociación de Amigos de la Universidad reivindicando ésta para Toledo o la región; los amantes de la música organizan conciertos; los que se sienten obreros establecen Semanas Culturales para los trabajadores, etc. Son dos concepciones de vida. Las bases luchan por cambiar Toledo a fuerza del trabajo y de la concienciación de las gentes de que la cultura salvará al hombre. Otros piensan que Toledo cambiará a golpe de Decreto-Ley. Uno es ingenuo y nunca se había planteado tal posibilidad. ¿Por qué luchar contra las críticas, para qué recorrer las calles toledanas en petición de limosnas, posibilitadoras de cultura, a los administradores de los fondos públicos? ¿por qué no quedarse tranquilamente en casa, viendo T.V. o leyendo las novelas toledanas de los escritores más brillantes, a la espera de que el Sr. Presidente del Gobierno resuelva todo el problema con sólo una rúbrica en papel para el B.O.E.? Angel Palomino, hombre de fábulas y, por tanto, de imaginación, ha dicho que sería bonito ver a los infantes corretear por los jardines del Alcázar. Otros audaces, recogiendo la idea, dicen que sería excelente verles, sí, paseando con los libros bajo el brazo, en descansos entre clase y clase, por el patio de un Alcázar convertido en Universidad de Castilla La Mancha. No es mala tampoco la idea. Claro que todo vendría por añadidura. No creo que se declarase a Toledo capital cultural del país sin antes dotarla (me imagino que también a base del famoso Decreto-Ley, quizás por procedimiento de urgencia) de la infraestructura cultural necesaria. Porque es verdad que la historia pesa mucho... pero el presente... también cuenta y debe ser el mejor aval para que la nación disponga de una flamante capital cultural.

            Y convencido de estos razonamientos, pienso que lo mejor que podemos hacer los toledanos es organizar una peregrinación a La Moncloa, a la que al menos debemos unirnos las 100.000 personas que posiblemente estemos en Toledo el día del Corpus para ver la magna procesión, y pedir -con voces educadas y pancartas censuradas- la capitalidad cultural para Toledo. Es la mejor rogativa que se me ocurre hacer. Que ya está bien de niñerías, pequeñeces y actividades culturales de pacotilla, sí señor: Que se firme el Decreto aludido y otro gallo nos cantará.

Tres Culturas (Toledo-Madrid)

Por cierto que la que está cantando, y muy alto, es la nueva Asociación Tres Culturas-Toledo. En poco más de un mes ha traído a Toledo a Antonio Domínguez Ortiz, en la vanguardia de la historiografía española actual; a Julio Caro Baroja, prestigioso antropólogo; y a otras personalidades. Y lo que queda... Todo para culturizar Toledo, en frase del buen amigo Luis Rodríguez. Sería deseable que esta labor continuase mucho tiempo, en bien de los toledanos. Que todo lo que sea cultura viene bien, aunque se planifique en Madrid fundamentalmente. Esta Asociación sí que se ha percatado de la importancia de la actual capital española para sede de la Asociación, que allí se está más cerca de los hombres que firman los Decretos y se conocerán mejor y antes los méritos de Toledo para la capitalidad que se propone... Pero por si lo del Decretillo fracasa, que es lo más probable, yo quisiera animar a los toledanos currantes de la cultura a que sigan en su noble empeño: a los que ya me he dirigido y a los que resta: a las entidades que ofrecen exposiciones de Arte, a los hombres de la Asociación Cultural Montes de Toledo, de las corales Bab-all-mardon y Toledana, al grupo Pigmalión de teatro, al Instituto de Estudios Visigótico-Mozárabes de San Eugenio, a la Real Academia. También a los que ahora omita, sin más razón que mi olvido involuntario. A todos, pienso, no sólo debe guiar el desarrollo cultural de nuestra ciudad, sino el acercamiento y ofrecimiento de esa cultura al pueblo. Porque no podemos olvidar que, si bien es cierto que cada vez proliferan más los actos culturales de todo tipo, lo triste es ver casi siempre idénticos rostros en todos los sitios.

Busqueda de identidad 
Una buena muestra es la labor, recientemente emprendida por el I.P.I.E.T., de publicar la colección Temas Toledanos, para divulgar nuestra historia y cultura. Colección popular que hay que unir al amplio y valioso repertorio de publicaciones de cuestiones toledanas editadas por dicho Instituto. Que si ahora resurgen los regíonalísmos no olvidemos que nuestra región ofrece escasísimo interés por la cuestión. Y, no nos engañemos, en la nueva estructuración del Estado no podemos quedar fuera de ese proyecto nacional. Debemos embarcarnos. Si no tenemos sentimiento regionalista, se ha de crear. Aunque parezca que la cosa es artificiosa. Y, desde luego, mal vamos a conseguir esa identidad regional si no comenzamos por tenerla provincial. Aunque ahora nos ocupamos sólo de la actividad cultural de la capital toledana, cabe reseñar, por constituir un nuevo e importante instrumento para el logro de esa identidad que comentamos, y porque lógicamente atañe también a esta capital, la aparición de Almud, revista de estudios de La Mancha, con estudios de toda la región, desde una perspectiva interdisciplinar y uniendo análisis de nuestro pasado con artículos que se ocupan del presente regional. El hecho, además, de que sea de iniciativa privada indica que van surgiendo personas que intentan la comunicación interprovincial en Castilla-La Mancha, la elevación del nivel cultural y sentimiento regional y la adecuación de los instrumentos culturales a los nuevos tiempos.

Algunos objetivos

En este contexto, las autoridades no deben dejar de plantearse el logro, aun a medio y largo plazo, de objetivos como estos:

            - La Universidad de Castilla-La Mancha, ya expuesto. Tarea que debe ser prioritaria, máxime ahora que se rumorea que sus Facultades -si las hay- recaerían en otras provincias. Además de la potenciación del C.U.T., de momento sería recomendable la consecución de algunas Facultades pertenecientes a las universidades madrileñas, como parte de la infraestructura que ofrecer en su día al Ministerio en busca de nuestra Universidad.

            - La potenciación de la Biblioteca Pública, en sus dos vertientes de Biblioteca y de Casa de Cultura. En este organismo deben concentrarse los distintos intentos de crear un fondo bibliográfico toledanista de primer orden, a libre disposición de todos los toledanos. Centro bibliográfico que bien pudiera ser, si nuestros magnates culturales y políticos lo deseasen, núcleo de otro de carácter  regional. Y en estas tareas, no deberán olvidarse las orientaciones de los técnicos, aún cuando parezca que sus ideas se escapan de la realidad. Una labor de este tipo que no esté convenientemente dirigida, o al menos asesorada, por personal facultativo podría ser seriamente objetada.

            - El fomento de la investigación, no solo histórica, sino también económica, sociológica, geográfica, etc. de temas toledanos. Para ello sería fundamental la convocatoria por parte de la Diputación Provincial (que ya lo hizo en otras épocas) o Cajas de Ahorro de becas importantes que estimulasen y colaborasen decisivamente en la realización de estos estudios.

            - La creación de un seminario de estudios toledanos en el C.U. T., de cara a integrar a los universitarios toledanos en la labor de rescatar nuestra historia. Y por otro lado, resulta esencial que comience la labor toledanista y regionalista en los centros de enseñanza, como lo están haciendo ya en otras zonas de la geografía nacional y prevee incluso la actual legislación académica, en esto, por desgracia, también papel mojado. La historia, la cultura en su conjunto, el presente económico y sociológico de nuestra tierra, todo ello debe ser tratado adecuadamente en los colegios, en los institutos, en las escuelas del profesorado de E.G.B., y, por supuesto, como ya dije, en el Colegio Universitario. En ello está nuestro futuro de comunidad con raíces en su tierra.

            - La intensificación de actividades culturales y recreativas dirigidas, fundamentalmente, a la juventud más joven, a esos chicos y chicas de 13 a 16 ó 18 años que no pueden hacer otra cosa que lo que hacen. Y no creo que se necesiten explicaciones. Si no pensamos en ellos, ¿por qué lamentarse?

            - Y, finalmente, la unidad de acción. Hoy nos mata la dispersión. Debe existir diálogo fecundo y constructivo entre todos los organismos, asociaciones y personas que trabajan por la cultura. Diálogo en el que todos debemos participar: desde los hombres y mujeres de las Asociaciones de Vecinos hasta los de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas. Desde los hombres de la música y del arte, hasta los de la prensa y la historia. Que todos sepamos renunciar a los personalismos. La Delegación de Cultura (siempre que ese Ministerio sea más coherente que hasta el momento, pues es verdad que las buenas intenciones -al menos eso- provincianas son desbaratadas por los jerarcas que gobiernan el Ministerio) podría ser vehículo idóneo para la alternativa unitaria.

            Todos, objetivos imprescindibles si queremos revitalizar la cultura toledana y que puedan gozar de ella todos los toledanos. Objetivos, incluso, que son sólo una mínima expresión de las condiciones que debe reunir una ciudad que quiera constituir capitalidad cultural de cualquier nivel, no sólo nacional, sino hasta provincial y regional.



Una nueva generación


            Este es, a grandes rasgos panorama culturaI de la que fuera Ciudad Imperial. Se ha hablado, fundamentalmente, de las gratas novedades existentes, que presagian, al menos en apariencia, buenas perspectivas. Por otro lado, nuestra cultura es joven: una nueva generación está surgiendo con fuerza entre los toledanos, sumándose a esos hombres que durante muchos años se han ocupado de Toledo: podríamos citar, entre otros, a Luis Béjar, Premio Sésamo de Novela, y Fernando Martínez Gil, flamante Premio Nacional de Literatura Infantil, en la nueva literatura; a Isidro Sánchez Sánchez, Premio Sixto Ramón Parro de temas toledanos por sus investigaciones sobre la historia de la prensa toledana, y Ricardo Izquierdo, en el campo de la Historia; a Ventura Leblic, polifacético, entre los grandes animadores culturales. Habría que citar a otros muchos: poetas, historiadores, artistas, arqueólogos, etc. Y en todos una misma característica: No se limitan a una faceta. Unen su labor literaria o histórica a su participación o creación de proyectos culturales importantes para el pueblo toledano. Piensan que no es oro todo lo que reluce, y por eso se lanzan a divulgar sus conocimientos incipientes entre los que les rodean. No desdeñan nada. No les importan las ideologías a la hora de la cultura. Pueden asistir con la misma tranquilidad y ánimo a un acto en un barrio que a una sesión de la Academia.

Además de esta nueva generación, cabría citar a otros de una generación intermedia, con una labor no totalmente reconocida por los toledanos, y que ahora adquieren resonancia cada vez mayor fuera de nuestras tierras. Es el caso, por ejemplo, de Martínez Ballesteros, que se está convirtiendo en uno de los autores de teatro contemporáneo más estudiados en E.E.U.U., publicándose allí algunas de sus obras más significativas.

Aun con todo este bagaje, el futuro hay que labrárselo a golpe de trabajo. Desconfío de los donativos culturales, que, en todo caso y aunque los den, hay que ganárselos trabajando, día a día, a pulso. Pienso que los objetivos antes reseñados son algunos de los que han de cumplirse ineludiblemente si aspiramos a algo. Pero si hubiésemos de elegir entre alguno, ese es la UNIDAD. Todos los toledanos unidos, pese a los múltiples obstáculos que en nuestra carrera encontraremos, sí podremos CAMBIAR TOLEDO. Y no sólo culturalmente: así alcanzaríamos también otro sueño: la convivencia. Todos unidos por una ciudad mejor en todos los aspectos. Es un reto que merece la pena.


* La Voz del Tajo, nº extraordinario del Corpus (junio, 1980), 2 págs. Recogido en el libro Combates por la biblioteca pública en España,  págs. 250-256.