lunes, 21 de diciembre de 2015

Entrevista en La Tribuna de Toledo.«Con los préstamos de libros electrónicos, las editoriales nos ven como una competencia»

director de la biblioteca

Sánchez: «Con los préstamos de libros electrónicos, las editoriales nos ven como una competencia»

i. p. nova | TOLEDO - lunes, 21 de diciembre de 2015


Juan Sánchez Sánchez, natural de Toledo (1952), es el Director Gerente de la Biblioteca de Castilla-La Mancha. Un apasionado de la lectura que defiende el valor de las bibliotecas como derecho fundamental de la ciudadanía. Sin miedo a decir las necesidades de la institución que preside, ha pasado por puestos en gobiernos de izquierdas y de derechas. El director de la regional tiene claro que cuando hay pasión por hacer las cosas bien no hay nadie que te «baje del carro».
¿Qué proyectos tiene la Biblioteca Regional de cara al próximo 2016?
Tenemos una fecha mágica que es Cervantes con el cuarto centenario de su muerte. Con ese motivo, la biblioteca hará una gran exposición que se inaugurará el día 23 de abril, fecha de su fallecimiento. También habrá conferencias y cosas así relacionadas con su figura. Por otro lado, tenemos un proyecto emblemático que es el que conecta, mediante leyendas, jóvenes con territorios. Es un proyecto que hemos conseguido que sea seleccionado por la UNESCO y el CERLAC que es el Centro para la promoción de la lectura en Iberoamérica coordinado por la UNESCO. Se han seleccionado diez proyectos y éste es el único que corresponde a una biblioteca española, osea que estamos muy orgullosos. Ahora estamos con el reto de que este proyecto sirva para atraer a los jóvenes a las bibliotecas a través de las leyendas de Toledo y de la región, queremos acercarnos a nuevos sectores, de esta forma y con un montón de actividades que comenzarán en enero. Además, queremos seguir consolidando las políticas de lectura con los niños. Tenemos la suerte de que funciona muy bien. El verano pasado pusimos en marcha cinco clubes de lectura infantiles, que no teníamos ninguno, y la respuesta fue tan buena que ahora mismo tenemos diez clubes de lectura infantil, además de la Bebeteca. En esto hemos conseguido una alianza con la Fundación Caja-Rural para que apoye a los clubes de lectura infantiles.
Un proyecto al que se ha unido el Ayuntamiento de Toledo recientemente...
Sí. Este proyecto tiende un puente a Iberoamérica, en concreto a la red de biblioteca de Medellín en Colombia. Es un proyecto que va a permitir hacer clubes de lectura virtuales con jóvenes de Castilla-La Mancha y se implicará a los medios docentes y otras organizaciones. Para nosotros es muy importante ir sumando porque así atraemos a nuevos sectores.
Imaginamos que también seguirán con el proyecto de Biblioteca Solidaria y todos sus clubes de Lectura...
Sí. Este es un proyecto para los sectores en exclusión social que poco a poco va avanzando. Ahora mismo estamos recogiendo alimentos y hemos abierto un club de lectura con personas que van al albergue de Cáritas. Tenemos clubes también con personas con discapacidad cognitiva, visual, estamos acercándonos a Residencias de Mayores, al Hogar 2000 de Cáritas, al Hospital Provincial...
También van a comenzar un club de lectura en el Hospital Nacional de Parapléjicos. Un reto.
Es un club de lectura muy especial. Funcionará con los enfermos parapléjicos y también con sus familiares. Ya tenemos voluntarios para hacerlo y actualmente los estamos formando. La verdad es que es un verdadero reto porque son personas que, en ocasiones, no pueden ni leer o sujetar el libro. Tenemos una voluntaria haciendo lectura a una tetrapléjica e intentando que la lectura le ayude como motivación en su vida. Eso son palabras mayores, la lectura puede ayudar a una persona a salir de la tristeza y del abismo de la enfermedad.
¿Cuántos clubes de lectura hay ahora mismo en la biblioteca?
Creo que en estos momentos tenemos unos 35. Son diez de niños, tres de jóvenes, cuatro de personas con discapacidad cognitiva, el de Cáritas, el del Hospital Provincial con su unidad de Psiquiatría, y los más de 20 que tenemos con adulto. Son una maravilla porque son un medio para construir lectores estables que se apasionen por la lectura. Son de nuestros programas estrella aunque no es vea mucho.
La Biblioteca tiene un carácter regional. ¿Qué proyectos enfoca en ese aspecto?
Tenemos una biblioteca digital de Castilla-La Mancha y queremos hacer una base de datos de autores de la región, así como de la prensa histórica de Castilla-La Mancha. Son muchos proyectos que queremos que la biblioteca lidere pero que esté en comunión con el resto de provincias. ¡Queremos ser líder de proyectos a nivel regional! Uno de los temas que nos apasiona y que queremos crear es la catalogación de carteles que tenemos desde 1958 y que no están a disposición de los usuarios. Queremos ponerlos a disposición de los usuarios porque ahí está la vida de nuestra gente.
Al final hablamos del Alcázar pero es la cabeza visible de una gran red que se extiende por las cinco provincias.
Nuestro Alcázar son dos bibliotecas, la pública del Estado en Toledo y la regional. Funcionan como una. En lo que respecta a trabajar como cabecera regional unificamos las casi 500 cabeceras de las cinco provincias. Uno de los temas estrellas que tenemos es un catalogo colectivo. Es muy importante porque cualquier usuario puede conocer los fondos que tenemos en cualquier biblioteca. Un usuario de Toledo puede acceder mediante un préstamo gratuito a un libro de Cuenca. Pero, ademas de la dirección de este catálogo, tenemos otros instrumentos técnicos para avanzar en temas como la formación, catalogación, digitalización... Asimismo, tenemos algunos proyectos que hemos empezado nosotros pero que queremos contar con las otras bibliotecas, por lo menos las más grandes, en aspectos colaborativos.
En el caso de Toledo éste no es el único centro dedicado a la lectura. También existen las bibliotecas municipales, gestionadas por el Ayuntamiento. ¿Hasta que punto están en sintonía con estos organismos?
Las cuatro bibliotecas municipales están en el catalogo y están en la red. El año pasado pusimos en marcha una iniciativa novedosa gracias a la cual se pueden devolver libros de la regional en los centros municipales de lectura. Es un servicio gratuito y que nos ayuda a llegar a todos los toledanos. De la misma manera una persona puede coger un libro del Polígono y devolverlo aquí.
¿Y actividades conjuntas?
Tuvimos una reunión la pasada semana en la que se habló de avanzar en más actividades conjuntas. Por ejemplo, el día del Libro organizar actividades de forma unificada. También queremos que con el tema de las leyendas y los jóvenes, participen. Deberíamos de diseñar los programas de actividades con independencia de la administración titular.
¿Considera que es necesario ampliar la oferta de bibliotecas municipales en Toledo?
Las bibliotecas es una asignatura pendiente en esta localidad. Cuando se creó la Asociación de Vecinos El Tajo, por ejemplo, no había colegio ni instituto, pero sí una biblioteca. Ahora mismo, hay todo tipo de centros educativos y de salud, pero en bibliotecas no se ha avanzado, siguen igual que en aquél entonces. Y eso es imagen de lo que ha ocurrido en todo el país. Se han desarrollado bibliotecas municipales pero no al ritmo que otros servicios públicos. Yo entiendo que las bibliotecas son un derecho constitucional para los ciudadanos y no se han desarrollado. Guadalajara es la única capital de provincia de este país que no tiene biblioteca municipal y es una obligación.
En el barrio de El Polígono por ejemplo... ¿Qué hace falta?
Una biblioteca para 25.000 habitantes tiene que tener un horario de mañana, tarde y sábados. Y el resto de bibliotecas municipales también necesitan ese horario. Porque tienen públicos distintos y no todos van a la misma hora. Pero insisto que el colmo en bibliotecas municipales es Guadalajara. Han pasado por la ciudad gobiernos de todos los colores y ninguno ha hecho nada.
¿Habría que seguir el modelo catalán siempre alabado por sus bibliotecas de barrio?
Sí. Pero es que las bibliotecas son un derecho para los ciudadanos. Por ejemplo, una asociación de vecinos de Guadajara puede impugnar unos presupuestos municipales porque la biblioteca municipal es uno de los servicios obligatorios que debe de prestar un Ayuntamiento y si no lo hace se pueden impugnar  porque se está destinando el dinero a cosas que no están entre sus fines.
En épocas de crisis, como las pasadas, es imposible no  hablar de recortes en el presupuesto.
Lo más importante de esta biblioteca es su capital humano. Hubo recortes de interinos, que se incorporan dentro de poco, pero tenemos una plantilla muy consolidad y somos de los centros con más recursos humanos de todo el país, por lo que no me quejo. La crisis nos ha pillado con un fondo muy importante. Este año hemos tenido un presupuesto de 50.000 euros para adquisiciones bibliográficas, cuando yo era jefe de servicios de Bibliotecas el presupuesto que tuvo este centro llegó a ser de 230.000 euros. Bien es verdad que hay bibliotecas con cero euros así que no me quejo mucho. Lo que sí que hemos tenido que hacer ha sido recortes en actividades, pero como trabajamos con mecenazgo muchas de las cosas nos salen a coste cero. Los gastos generales de la biblioteca no se han recortado mucho porque son contratos con empresas que se han mantenido. La verdad es que lamento más los recortes de la red de bibliotecas que los del Alcázar. Todos los problemas que hemos tenido, como la climatización o los ascensores, nos los ha arreglado la consejería.
Hubo un problema con el aire acondicionado este verano. ¿Está completamente arreglado?
Sí. La consejería aprobó el presupuesto de 40.000 euros inmediatamente, tardó mucho en arreglarse porque las piezas tenían que llegar desde Alemania. Además, el Ministerio está haciendo ya un nuevo proyecto para el sistema de climatización que era muy obsoleto. Por otro lado, recientemente acabamos de pedir al ministerio realizar una serie de reformas en el Miradero que también necesitamos.
¿Y respecto a los presupuestos que vienen?
Estamos expectantes yo espero que el nuevo gobierno de Castilla-La Mancha sea consciente de que se necesitan recursos, y no sólo las regionales también las municipales, aunque no sean de su incumbencia. Se tiene que estimular la creación de bibliotecas aunque no tengan obligación. Por ejemplo, la ley de bibliotecas regional establece de deben de existir en localidades de más de mil habitantes, mientras que la normal regional dice que deben de ser de más de 5.000 habitantes. Pero las bibliotecas necesitan recursos no pueden trabajar a costa del voluntarismo del político de turno, eso no vale.
¿Con qué fondos cuenta la Biblioteca actualmente? ¿Con cuáles quiere contar?
La biblioteca siempre ha tenido un presupuesto para fondos de la pública y otros para regionales. Con los recortes sólo podemos comprar novedades y a mí me gustaría poder comprar obras regionales. Tenemos un fondo de 430.000 documentos, pero de ellos sólo 100.000 son de fondo antiguo. Quiero que cada vez tengamos más la función de fondo regional, cosa que ahora no pasa porque no podemos comprar nada de otras provincias. Yo creo que debe de haber un centro que cuándo un investigador quiera localizar una obra, de cualquier provincia, lo tenga, y eso es la biblioteca regional. A nosotros nos gustaría poder tener un presupuesto que nos permita incrementar la colección de todas las provincias. Además, queremos tener más dinero para novedades porque hemos reducido mucho el número de revista y de ejemplares de prensa.
Pero en esa búsqueda de novedades entra en juego las plataformas electrónicas, como ebliblio que se gestiona a nivel estatal.
Sí. Pero las editoriales en el tema de libros electrónicos son muy injustas con las bibliotecas. Cuando nos venden licencias lo hacen para que se pueda utilizar durante un año u sólo ocho o diez descargas. Eso es injusto y miope por parte de los editores. Cuando compramos un ejemplar físico lo tenemos para toda la vida, pero en el caso de ser electrónico es sólo para unas descargas. Los sentidos tienen que ser generosos y no ver a las bibliotecas como competidoras sino como aliadas.
Hemos hablado de socios pero no hemos dado datos concretos.
Estábamos en torno a 45.000 socios lo que supone que más del 50% de los vecinos de Toledo son socios de la Biblioteca Regional. En torno al 30% de los ciudadanos de Castilla-La Mancha tienen un carnet de la red de bibliotecas de la región. Es una cifra importante. De cara a próximos años nos gustaría que el carnet tuviera más posibilidades y es algo que estamos estudiando. Entrar gratis a los museos, tener descuento para tarjeta joven, etc... Los datos son maravillosos, entre el Museo del Ejército con una asistencia de 300.000 personas y nosotros, con cifras similares... 600.000 personas vienen libremente al Alcázar.
Hablamos de mecenazgo. ¿Es posible la privatización de las Bibliotecas?
Yo estaría en contra siempre.
No es una cuestión de posiciones, sino de realidad debido a los grandes recortes culturales...
Yo creo que no va a ocurrir. Afortunadamente hemos visto a nuestro alrededor mucho fuego cruzado con la sanidad o la educación, pero con nosotros se está respetando. Habrá que buscar mecenazgo para programas puntuales pero no para el mantenimiento global del centro. Las bibliotecas publicas son de los ciudadanos y en estas líneas estamos trabajando nosotros. Si es un centro que se paga por los impuestos de los ciudadanos son ellos dueños y debemos de trabajar para ellos.
Hemos hablado de la aparición de la tecnología y de cómo la biblioteca no se puede quedar atrás. ¿Han perdido usuarios desde la aparición de los ebook?
El usuario de la biblioteca sigue siendo fiel al libro en papel pero poco a poco se incorpora al electrónico. Es como la lectura de la prensa. A veces es muy cómodo el digital pero el papel facilita muchas cosas. Yo creo que va a ser posible los dos usuarios y nosotros no podemos estar en contra de la corriente. No podemos ignorar la tecnología tenemos que apostar muy claramente por el ebook pero, al mismo tiempo, compartiéndolo con el libro en papel. Por eso quiero que tengamos un préstamo decente e importante a nivel de libros electrónicos para que la gente siga usando la biblioteca pública. El problema es que las editoriales venden el libro electrónico casi al mismo precio que el papel, entonces cuando lo venden muy barato ya no es novedad. Lo que democratiza la lectura y la información es la biblioteca y por eso debemos apostar por ello. Eso sí, no gracias de gastar todos nuestros presupuestos en libros electrónicos que nos van a durar ocho descargas o un año.





domingo, 6 de diciembre de 2015

Constitución Española y bibliotecas públicas

Constitución Española y bibliotecas públicas


A punto de  abrirse las puertas del siglo XXI,  el Defensor del Pueblo Andaluz,  prestigiosa institución,  proclamó en un informe sobre las Bibliotecas Públicas Municipales de Andalucía el derecho de todos a acceder a la cultura. Lo hacía precisamente tomando como base el artículo 44.1 de la Constitución Española de 1978: “Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho”. Ese Informe Especial al Parlamento  fue un fuerte detonante sobre la situación de las bibliotecas públicas en Andalucía y, en general, en España y reflejaba dramáticamente la desigual situación de este servicio público, demasiadas veces todavía obsoleto y con precariedad de  personal, débiles presupuestos y colecciones y en muchos casos con falta de estabilidad y penetración social. El estudio se realizó en una franja de población (localidades de más de 5.000 habitantes) que tiene legalmente, por la Ley de Bases de Régimen Local, obligación de crear y mantener el servicio de biblioteca pública.
            La denuncia del Defensor del Pueblo Andaluz no encontró demasiado eco ni sirvió de estímulo para que desde Instituciones similares se luchase por resolver  este problema histórico en España. Quince años más tarde, en distintas jornadas profesionales y estudios, constato que, aunque se han experimentado  indudables avances, las desigualdades entre los ciudadanos, regiones y localidades no sólo no se resuelven sino que se agrandan en la prestación de este servicio público. A pesar de promulgarse la ley 10/2007, de 22 de junio, de la lectura, del libro y de las bibliotecas, largamente esperada, esta legislación no resolvió los problemas históricos de las bibliotecas españolas. No hubo voluntad política para hacerlo.
Transcurridos 37 años de nuestra Constitución, reitero el derecho de todos los españoles a disponer de servicios bibliotecarios públicos. No podemos olvidar que esta referencia constitucional hacia un derecho fundamental (la cultura) para justificar la necesidad de que exista un buen sistema bibliotecario público  puede y debe ampliarse a otros artículos. Si las bibliotecas son centros para la información, la cultura, la educación permanente  y el ocio,  podemos afirmar que las funciones asignadas en nuestro tiempo a la Biblioteca Pública justifican que se recuerden, junto al derecho a la cultura,  otros derechos fundamentales de nuestra Constitución: el  Derecho a la información (“a comunicar o recibir información veraz por cualquier medio de difusión”, art. 20.1) y el Derecho a la educación (“Todos tienen el derecho a la educación”, art. 27.1)       

            Indudablemente, los servicios bibliotecarios han mejorado en España en las últimas décadas de forma continua, pero en plena Sociedad de la Información y del Conocimiento, la biblioteca pública no acaba de ser considerada un servicio básico para la sociedad española y se mantiene como un  servicio secundario, de segunda fila. Ello explicaría que tres millares de municipios españoles carezcan de servicios bibliotecarios y que especialmente en las bibliotecas de menor población la biblioteca sea un servicio que se presta por el voluntarismo de autoridades municipales y la pasión de los profesionales El desarrollo bibliotecario de nuestro país, especialmente en regiones como Cataluña, Navarra, País Vasco y Castilla-La Mancha, no oculta las deficiencias existentes todavía en los servicios de biblioteca pública. La diversidad y desigualdad entre las diferentes Comunidades Autónomas se suma a la distancia que nos separa en términos nacionales de los países más avanzados de nuestro entorno. Y esas diferencias se visibilizan también entre las provincias de las regiones: en Cataluña, por ejemplo, nada que ver la situación de la provincia de Barcelona, gracias a la acción de su Diputación, con las restantes provincias, que tienen indicadores muy graves en cuanto a municipios sin servicio. Por cierto, que Cataluña lleva años que se permite no aportar los datos estadísticos de sus servicios bibliotecarios al sistema nacional, lo que me parece gravísimo.
Pero si los indicadores estadísticos son preocupantes, es más grave la falta de una política de Estado para afrontar el reto de las bibliotecas públicas y garantizar este derecho constitucional a todos los españoles. Estos tres pilares que constituyen la misión de la biblioteca pública (cultura, información y educación permanente) no han logrado convertirse jurídicamente en un  derecho que revierta en la universalización o democratización del acceso de los españoles a servicios de biblioteca pública.
Soy defensor del Estado de las Autonomías, pero debo recordar que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte tiene un papel esencial en la resolución de estas desigualdades: “El Estado tiene competencia exclusiva sobre…la regulación de las condiciones básicas que garanticen la igualdad de todos los españoles en el ejercicio de los derechos…” (art. 149.1.1ª), que incluso “… podrá dictar leyes que establezcan los principios necesarios para armonizar las disposiciones normativas de las Comunidades Autónomas, aun en el caso de materias atribuidas a la competencia de éstas, cuando así lo exija el interés general…” (art. 150.3).
            Recientemente fui invitado por el Ministerio a una reunión de expertos para avanzar en la redacción del segundo Plan Estratégico del Consejo de Cooperación Bibliotecaria. Propuse, y así se acordó, incluir la puesta en marcha de un grupo de trabajo que abordase propuestas para  avanzar en la eliminación de estas desigualdades y hacer posible que todos los españoles tengan garantizados servicios bibliotecarios, como ocurre con la sanidad y la educación. Pero esa medida necesitará el consenso del Pleno del Consejo, en el que están representadas la totalidad de administraciones públicas y otras entidades singulares vinculadas a las políticas de lectura y bibliotecas.

            En el Día de la Constitución, y a las puertas de unas elecciones generales fundamentales para nuestro país, hago un llamamiento a la totalidad de los partidos políticos para que incluyan medidas relacionadas con  las bibliotecas públicas para que este servicio llegue a todos los españoles y se garantice que España esté en la vanguardia de los servicios bibliotecarios. 

viernes, 6 de noviembre de 2015

Entrevistas 18JBA: • Juan Sánchez Sánchez. Director Gerente de la Biblioteca de Castilla-La Mancha





Entrevistas 18JBA: • Juan Sánchez Sánchez. Director Gerente de la Biblioteca de Castilla-La Mancha. 

Entrevista realizada el 6 de noviembre de 2015 en Granada, durante la celebración de las XVIII Jornadas Bibliotecarias de Andalucía, a Juan Sánchez Sánchez. Director Gerente de la Biblioteca de Castilla-La Mancha.




Publicado el 1 febrero 2016

Foro: Las bibliotecas, plazas públicas abiertas y creadoras de nuevas comunidades


 
Foro: "Las bibliotecas, plazas públicas abiertas y creadoras de nuevas comunidades". En XVIII Jornadas Bibliotecarias de Andalucía. Granada, 6 y 7 de noviembre de 2015. Innovación, profesión y futuro. Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, núm. 108 (Julio-Diciembre 2015), Págs. 18-43.


https://drive.google.com/file/d/0Bx1JdDLbpaAwQkx5Y3VHRVRDVkU/view?usp=sharing

viernes, 23 de octubre de 2015

Bibliotecas públicas: diez palabras de amor y una canción esperanzada

“Bibliotecas públicas: diez palabras de amor y una canción esperanzada”.

Ponencia inaugural del 7º Congreso Nacional de Bibliotecas Móviles. Vilafranca del Penedés (Barcelona). 23 de octubre de 2015. ACLEBIM.  Videos de la intervención.

Parte I

Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=3RqHXi3U7wE
Publicado el 13 de noviembre de 2015.

Parte II
Publicado el 13 de noviembre de 2015.

Parte III
Publicado el 13 de noviembre de 2015.



lunes, 5 de octubre de 2015

Entrevista para las XVIII Jornadas Bibliotecarias de Andalucía

lunes, 5 de octubre de 2015


ENTREVISTAS CON LOS PARTICIPANTES Y COLABORADORES DE LAS XVIII Jornadas Bibliotecarias de Andalucía

ENTREVISTA CON LOS PARTICIPANTES Y COLABORADORES DE LAS XVIIIJBA: 
Juan Sánchez Sánchez


Juan Sánchez Sánchez.
Director Gerente de la Biblioteca de Castilla-La Mancha.



¿”Innovación, profesión y futuro”, lema de nuestras XVIII Jornadas Bibliotecarias de Andalucía, en qué lugar crees que se encuentra ahora mismo la profesión?

Creo que las bibliotecas tienen unos profesionales magníficos. En los grandes centros, con una plantilla amplia, tal vez pasan más desapercibidos individualmente, pues tienen que “brillar” como equipo. Pero en tantísimas bibliotecas públicas municipales, en las que existe un único bibliotecario, muchas veces contratado muy por debajo a su cualificación y formación, hacen un trabajo espléndido. Y tienen que saber de todo: son como el “médico de familia”, imprescindible en la vida de sus pacientes. El bibliotecario único atiende todos los servicios de la biblioteca, programa actividades, comunica, lleva un club de lectura, siembra solidaridad y cercanía….Yo admiro a esos bibliotecarios que trabajan en soledad, que son un hombre/mujer-orquesta y que ofrecen la maravillosa imagen de lo que es hoy una biblioteca pública. Me atrevería a decir que cualquier bibliotecario debería pasar en su trayectoria profesional por una biblioteca pública municipal: es un crisol que genera profesionales estupendos. Pero ocurre en general con la biblioteca pública: un profesional que nunca haya pisado una biblioteca pública tal vez carece de una visión plena de lo que es y debe ser este servicio público hoy en nuestra sociedad del siglo XXI.

Las bibliotecas se están transformando: ya no son sólo centros conservadores de la palabra, templos custodios del saber, lugares de silencio y estudio: son lugares de convivencia y propuestas, puerta democrática para la sociedad de la información, el servicio que acoge a todo tipo de ciudadanos sin ningún tipo de barreras…Cuando algunos dicen que las bibliotecas en la era de internet son prescindibles, yo afirmo que ahora hacen más falta que nunca las bibliotecas públicas, que son centros con una vertiente social amplísima, faros para la esperanza y focos de la solidaridad ciudadana.


¿Qué destacarías para los profesionales de nuestro sector, que nos deparan los tiempos presentes y venideros?

Tenemos que entrar en una nueva concepción de las bibliotecas. Es cierto que todavía no están plenamente consolidadas como un servicio público esencial y obligatorio. La legislación obliga a que existan bibliotecas municipales en los municipios mayores de 5.000 habitantes, pero si no se cumple no pasa nada (por ejemplo la ciudad de Guadalajara, en mi Comunidad). Pero es que vengo defendiendo que todos los ciudadanos tienen derecho constitucional a disfrutar de servicios bibliotecarios, vivan donde vivan. Y esto tampoco se cumple. Pues bien, cuando estamos todavía trabajando para concienciar de que las bibliotecas públicas son un servicio esencial y básico para las comunidades, para los ciudadanos, ahora tenemos que dar un nuevo paso, que nos obliga a los profesionales a hacer un esfuerzo de objetivos: las bibliotecas públicas no son “para” los ciudadanos: son “de los ciudadanos”. Ello implica un cambio de estrategia: trabajar siempre en complicidad con la sociedad, con todo tipo de entidades y colectivos, y poniendo siempre por encima los intereses públicos (de los ciudadanos) al de los profesionales. Ello significa que tenemos que desterrar la rutina de las bibliotecas, que tenemos que trabajar en la línea de conseguir una presencia pública constante, que tenemos que tener el corazón, la mente y las manos abiertas para “trabajar-con”.
En las bibliotecas nunca “cualquiera tiempo pasado fue mejor”. En las últimas décadas hemos tenido un crecimiento muy importante pero insuficiente, sobre todo si lo comparamos con otros sectores públicos (Educación y Sanidad, especialmente). Pero estamos viviendo, a pesar de los recortes, una primavera que a mí al menos me produce esperanza. Tenemos que trabajar por el presente: el pasado es para los historiadores y el futuro no existe: sólo sembrando programas, iniciativas, trabajo, esperanza, solidaridad, complicidad estaremos construyendo unos servicios bibliotecarios imprescindibles para la sociedad y bien valorados por los ciudadanos.



Por todos es asumido ya el valor social de las bibliotecas, pero ¿cual crees que es el verdadero valor de nuestra profesión para la sociedad actual?


 Los profesionales somos esenciales, es más, imprescindibles en las bibliotecas. En Castilla-La Mancha, donde resido y realizo fundamentalmente mi actividad, hicimos una labor muy importante para la profesionalización de los centros, en especial las pequeños bibliotecas municipales. Pusimos en marcha no sólo un programa de formación sino también de ayudas para la creación y mejora de puestos de trabajo en las bibliotecas públicas municipales. Y dio mucho fruto, y hoy tenemos unos profesionales como la copa de un pino, aunque queda mucho por hacer.
Con la crisis y el fin de las ayudas se cerraron algunas bibliotecas y no se ha avanzado en estos últimos años en unos puestos más dignos, adecuados al importante trabajo que realizan, con horarios más amplios y categorías adecuadas a la importante función social, educativa y cultural que se realiza.
Por ello, no hay que bajar la guardia y desde cualquier biblioteca, por pequeño que sea el municipio, se ha de conseguir una presencia pública en su comunidad y a través de todos los medios y recursos que garanticen que todos los ciudadanos conocen la biblioteca y pueden utilizar sus servicios.  
En la Sociedad de la Información, las bibliotecas siguen siendo básicas y los profesionales no sólo harán su función de mediadores sino también la de dinamizadores de una sociedad que tiene que tener a la biblioteca en su corazón. Es un trabajo que hay que desarrollar en un plano de esperanza y con una actitud positiva. Trabajar en coalición con la sociedad, con los centros docentes, con las asociaciones de vecinos y culturales, con las restantes instituciones y profesionales de la localidad, dará a la biblioteca una proyección que la convertirá en un centro absolutamente imprescindible en el desarrollo de la localidad y de sus ciudadanos.  


¿Qué crees que aportas a las Jornadas Bibliotecarias de Andalucía?

Agradezco mucho que por segunda vez la Asociación me invite como ponente a estas maravillosas Jornadas Bibliotecarias de Andalucía. La primera vez vine cuando acababa de abandonar, no por gusto, el Servicio Regional de Bibliotecas de Castilla-La Mancha, y hablé de la Ley de Bibliotecas que se estaba tramitando y a la que había dedicado muchos años y esfuerzos para intentar convencer de la necesidad de una ley estatal de coordinación bibliotecaria.
Y ahora recibo una nueva invitación, en un momento en el que estoy desarrollando mi labor en la Biblioteca de Castilla-La Mancha. No sé qué esperan de mi presencia y aportación los organizadores y asistentes a las Jornadas: acudo con la humildad de quien va cumpliendo años y se ha ido formando a base de trabajar por y en las bibliotecas o servicios bibliotecarios. Me apasionan las bibliotecas, especialmente las públicas, y en este momento creo que nuestra mayor aportación puede ser convencer de la necesidad hoy de las bibliotecas, como servicio esencial e imprescindible para la sociedad en general y para las comunidades a las que servimos. Siempre he defendido que la biblioteca pública es un servicio tan básico como los sanitarios, educativos o sociales y ahora no hay que bajar la guardia: necesitamos bibliotecas en nuestras vidas porque los ciudadanos las necesitan.

¿Granada y la Facultad de Comunicación y Documentación de al UGR, lugar perfecto para hablar de la profesión y del futuro?

Yo procedo de una región que por el “delito” de estar cerca de Madrid antes de la autonomía carecía de Universidad. Teníamos centros universitarios pertenecientes a distintas universidades pero se nos negaba la “tierra” y la “sal” universitaria. Participé en la creación de la Universidad de Castilla-La Mancha, en los años ochenta, y luego he tenido el privilegio de dirigir técnicamente el Servicio de Enseñanza Universitaria de Castilla-La Mancha. Entonces tuve la tentación de plantear entre los posibles nuevos Grados el de Biblioteconomía e Información (o con la denominación distinta que se hace en otras universidades). Pero los datos objetivos de oferta y demanda nos hicieron desistir.
Pero valoro mucho a las Facultades que ofrecen estos estudios, imprescindibles para la formación de nuevos profesionales. Las bibliotecas no existen si no tienen bibliotecarios profesionales; el bibliotecario es el corazón de la biblioteca y, aunque muchas personas que trabajamos en bibliotecas no tuvimos esa formación universitaria específica, creo que en nuestro tiempo resulta fundamental. Pero tienen aún que cambiar muchas cosas en nuestro país. Hay espléndidos bibliotecarios que muchas veces ocupan puestos que no se corresponden ni a su formación ni a sus tareas. ¿Por qué en las bibliotecas públicas municipales, sobre todo en muchas de localidades de poca población, no existe ni un puesto técnico de bibliotecas y se resuelve con la contratación de un Técnico Auxiliar? Ya sé que es cuestión de presupuesto. Pero para dar clases en cualquier centro docente hay que tener la titulación requerida y se paga de acuerdo a ese cuerpo docente; e igual ocurre en cualquier consultorio o centro de salud: no por ser un pueblo pequeño hay enfermeras que trabajan como médico o ordenanzas que realizan funciones de enfermera. La biblioteca tiene que dejar de ser un servicio público voluntario y de “segunda división” y la Universidad tiene que colaborar en ese proceso de convicción. El futuro de las bibliotecas es ofrecer servicios de primer nivel y para ello se precisa una profesionalización e innovación constante.


¿Cuál es tu opinión de la labor desarrollada por la Asociación Andaluza de Bibliotecarios?

Las asociaciones de profesionales son siempre imprescindibles, y más en un ámbito en el que apenas tienen presencia los colegios profesionales. Muchas veces los profesionales no podemos defender sin graves riesgos para nuestra libertad y situación profesional los valores de la biblioteca, de las bibliotecas. Y por ello hacen falta asociaciones profesionales fuertes, que nos ayuden en nuestra formación permanente y que constituyan focos de defensa de las bibliotecas públicas. Asociaciones que tengan una presencia pública en los medios de comunicación, en las redes sociales, ante las autoridades… Y que cuando haya riesgo de cerrar una biblioteca o de disminuir sus horarios, o cuando decrecen los presupuestos, las asociaciones tienen que actuar de “escudo” para los bibliotecarios o bibliotecas afectadas.
Hay que apostar por el asociacionismo profesional, y colaborar. Personalmente valoro mucho a quienes dan su tiempo y sus energías a luchas por las bibliotecas desde una asociación. Y hay que asociarse, para que sean asociaciones más fuertes y representativas, y que alcen la voz en defensa de este servicio público que son las bibliotecas.
No temamos gastar tiempo en desarrollar una asociación como la andaluza. Están sembrando en beneficio de todos y tenemos que aprovechar los frutos que nos ofrecen: cursos, jornadas y congresos, asesoramiento…
Y para contestar claramente esta pregunta diré que admiro desde hace años la labor que está realizando la Asociación Andaluza de Bibliotecarios. Acudir a su web es una invitación a contemplar lo que ha hecho y lo que hace. Y sólo desde la generosidad y el amor a las bibliotecas puede entenderse tanto trabajo por los demás.

¿Qué le dirías al resto de los profesionales andaluces para que compartan con nosotros nuestras Jornadas?


Creo que estas Jornadas exceden el ámbito geográfico andaluz. Es verdad que ésta es la cita de los bibliotecarios andaluces, pero todos hemos aprendido mucho mirando a estas Jornadas, consultando sus actas, viendo sus propuestas…Pero, si nos centramos en los profesionales en Andalucía, yo diría que todos tienen un lugar aquí y que si en alguna ocasión está justificado cerrar  la biblioteca un par de días, sería para acudir a un foro como éste. Los bibliotecarios somos un “ejército”, un pueblo, y no podemos caminar solos. Tenemos que convivir, aprender de lo que hacen otros, tener las antenas operativas para captar ideas e iniciativas y poder implantarlas en nuestros centros. Además, la soledad nos puede conducir al aislamiento y a la melancolía; y por ello tenemos que “cargar las pilas” viendo que, incluso en situación de recortes presupuestarios en una biblioteca se puede producir vida, una vida abundante y creativa.
Llamo a los bibliotecarios, especialmente a los municipales, a asistir a las Jornadas, a participar y a ser conscientes de que los bibliotecarios necesitamos una formación permanente y, sobre todo, una relación que nos ponga en sintonía con los nuevos tiempos que corren. Las bibliotecas siempre se han adaptado a las nuevas épocas, y ahora, en plena era de las tecnologías y la información, nuestras bibliotecas siguen siendo necesarias, imprescindibles y están llamadas a una alta misión en nuestra sociedad.
Pero no son unas jornadas sólo para bibliotecas públicas. Transferir conocimiento, experiencias y proyectos entre centros de distintas redes es también una oportunidad para el encuentro y el trabajo colectivo. Al final, en la medida que entremos en comunicación, podremos tener una mayor presencia publica todo tipo de bibliotecas en los medios de comunicación y en la sociedad. 

http://asociacionandaluzadebibliotecarios.blogspot.com.es/2015/10/entrevistas-con-los-participantes-y_5.html

miércoles, 1 de julio de 2015

Entrevista en Mi Biblioteca. Juan Sánchez: “Una biblioteca viva tiene que trabajar en claves de esperanza y de solidaridad, en complicidad con los usuarios”.



       Juan, ¿cómo fueron sus inicios en el mundo de las bibliotecas?

Mis primeros recuerdos son como usuario de la Biblioteca Pública Provincial de Toledo, que conocíamos como Casa de la Cultura. Residía en un pueblo cercano, Nambroca, y estudiaba bachillerato en el Instituto. Pasaba muchas horas en la sala de lectura, que conservaba las bellas estanterías del XVIII que ordenó fabricar el cardenal Lorenzana. Allí me hice lector. Luego, en 1973 comenzó mi relación profesional con las bibliotecas. Tras un breve tiempo como colaborador voluntario, en el que me inicié en tareas de catalogación, se puso en marcha el servicio de bibliobuses y tuve la oportunidad de cabalgar a lomos de uno de esos vehículos por cerca de cien pueblos de la provincia de Toledo. Fue hasta octubre de 1976. Seguí después siendo usuario de aquella mágica biblioteca, durante mis estudios de Geografía e Historia, y ante los problemas de ese centro impulsé el Comité Permanente de apoyo a la Biblioteca Pública de Toledo, un movimiento ciudadano que acogió a intelectuales, sindicalistas, profesores, estudiantes, profesionales…Nunca había existido un movimiento de esas características en defensa de una biblioteca y marcó varios años de la transición democrática. Y a mí me convirtió en un luchador por las bibliotecas… En 1984 pasé a desempeñar la dirección del Gabinete del consejero de Educación y Cultura, José María Barreda, a quien conocí en los congresos de Historia de España que fundó Tuñón de Lara en Pau (Francia). Estuve en tres puestos de responsabilidad política hasta 1990, en que presenté mi dimisión. Fue una experiencia muy interesante, que me ofreció un conocimiento de la Administración y me dio la oportunidad de poner en marcha proyectos regionales en el ámbito de la cultura, la información, las bibliotecas y los archivos…Y en marzo de 1991 comencé a desempeñar la jefatura del Servicio Regional del Libro, Archivos y Bibliotecas: ninguna de las bibliotecarias o archiveras a las que ofrecieron el puesto aceptó ese reto de poner en marcha el Servicio; yo también lo rechacé reiteradamente, hasta que finalmente estuve dispuesto a lidiar con un “toro” difícil, que conocía bien, y que sabía iba a precisar mucha dedicación y esfuerzo. Y ahí estuve hasta enero de 2006. Me emociona el cariño con el que mis compañeros me trataron. Cuando me despedí asumí el pleno compromiso de seguir luchando por ese servicio público esencial al que dediqué desde el Servicio quince años.

      ¿Qué significa para usted dirigir el centro bibliotecario más importante de la Región?

Una gran responsabilidad y todo un lujo. La Biblioteca de Castilla-La Mancha es un proyecto por el que clamé como ciudadano cuando la Región estaba creándose. Luego, desde los sucesivos puestos que desempeñé, luché para dar una respuesta a los problemas de la biblioteca de Toledo y a la creación de una biblioteca regional. Tuve la oportunidad de hacer el proyecto técnico bibliotecario de la Biblioteca en el Alcázar y propuse a sus dos primeros directores, Carmen Sañudo y Joaquín Selgas. Yo había  tenido tres ofrecimientos para dirigir el centro y siempre rehusé porque me parecía prioritario el trabajo que estábamos haciendo para desarrollar la Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha. En 2012 tuve un cuarto ofrecimiento del puesto y, tras unos meses de reflexión, acepté y en diciembre de ese año asumí esta alta responsabilidad, una verdadera misión para una persona, como bibliotecario, como historiador, como persona e incluso como creyente.

                ¿Qué es lo que más valora de su trabajo en la biblioteca?

La cercanía a los ciudadanos, individualmente o a través de colectivos y entidades socioculturales y educativas. También el poder contar con un gran equipo, al que siempre defino como el verdadero corazón de la biblioteca. Y que estoy teniendo la posibilidad de luchar en un ámbito por el que siempre estuve interesado: la presencia pública de la biblioteca en la sociedad. Yo había tenido una amplia experiencia como usuario de biblioteca y trabajé en unas bibliotecas muy especiales: el servicio de bibliobuses; luego desde puestos técnico-políticos tuve la oportunidad de articular políticas bibliotecarias que creo que han sido muy fructíferas para la Región y que, junto a otros compañeros del Servicio y a muchos profesionales, sirvió para que en Castilla-La Mancha hubiera una política bibliotecaria progresista e innovadora, luchando para que la biblioteca pública sea reconocido como un derecho de todos los ciudadanos y de todos los municipios españoles. Y es verdad que colaboré estrechamente en el proyecto y puesta en marcha de esta Biblioteca, pero es distinto. Podría decir que antes veía los toros desde la barrera pero ahora estoy en el ruedo, con todo su atractivo y todos sus peligros. Acepté dirigir esta biblioteca en el peor momento, con grandes recortes, sin apenas presupuesto para adquisiciones o para actividades; pero creo que los profesionales también tenemos que aceptar retos difíciles, y desde luego no me arrepiento. Es ilusionante trabajar en este centro, en el que late la obra de mecenas del libro como el cardenal Lorenzana o el amor a las bibliotecas de Julia Méndez Aparicio, que me transmitió muchas de sus ideas. Aunque no hay nada perfecto, la clave de esta biblioteca es que estamos trabajando en coalición con la sociedad.

 ¿Qué proyectos se están llevando a cabo en la Biblioteca y hacia dónde va?

La Biblioteca de Castilla-La Mancha integra dos centros: la biblioteca pública del Estado en Toledo y la Biblioteca Regional, aunque en su momento creo que tuvimos el acierto de que funcionaran como un único centro. Nos interesaba que el usuario no tuviese que dirigirse a dos centros distintos, a veces en el mismo edificio; y que hubiese un único catálogo, una única plantilla, una única dirección. Y que un ciudadano, de cualquier edad, tuviera la posibilidad de convivir con investigadores, intelectuales, educadores, profesionales…. Luchamos también por el sueño utópico de que no se fraccionasen las colecciones y servicios, y se logró tras una férrea lucha. El objetivo de rentabilizar los recursos también presidió aquel proyecto que iniciamos en 1984 y que no culminó hasta octubre de 1998, cuando se inauguró la Biblioteca.
Digo esto porque los proyectos son distintos cuando tenemos presente la vertiente de biblioteca pública que cuando hablamos del ámbito regional. En cuanto a la pública, hemos dividido la antigua sala infantil-juvenil, creando el Enclave Joven y considerando a la población juvenil como uno de los sectores prioritarios de la población. Aunque la biblioteca está llena, frecuentemente de jóvenes, no nos cansaremos de intentar captar nuevos usuarios en ese sector que muchas veces da la espalda al libro, la lectura y las bibliotecas; por ello hicimos el pasado año el proyecto Jóvenes Lectores Europeos, con la Asociación de Amigos de la Biblioteca. Y en la infantil hemos reorganizado también el espacio, convirtiéndolo en más vivo, acogiendo clubes infantiles de lectura, sesiones de cuentacuentos, talleres…Uno de los pilares de la lectura es la familia y estamos desde esta sala, además de a los centros docentes, trabajando para que las familias vean a la biblioteca como su segundo hogar.
Otra clave es la solidaridad: llevamos poco más de un año en el proyecto Biblioteca Solidaria, que inició la Biblioteca Pública del Estado en Cuenca, para los sectores más vulnerables de la sociedad, los excluidos…Trabajamos con muchas ONGs y con otras entidades y administraciones públicas en ese sector.
Pero, con ser todos los servicios importantes, la actividad cultural nos permite una presencia pública constante y un contacto con numerosas entidades, medios de comunicación, creadores, investigadores… En 2014 realizamos cerca de 1.300 actividades, la mayoría de ellas con coste cero. Incluso en verano tomamos la opción de mantener un programa para que la Biblioteca sea un destino turístico atractivo. Tenemos en un nuestro plan estratégico el objetivo de materializar programas mediante mecenazgo privado y se está consiguiendo: en los dos años que llevo hemos multiplicado por cuatro los recursos destinados a programas culturales y educativos a través de convenios y protocolos con entidades privadas, con otras administraciones, con fundaciones…
            En cuanto a la vertiente regional, además de dirigir el Catálogo Colectivo de la Red de Bibliotecas Públicas de CLM, desarrollamos también BIDICAM (Biblioteca Digital de CLM) y numerosos proyectos que ahora estamos intensificando. También queremos abrirnos a otras experiencias, a otras tierras; por ello, junto al Servicio Regional de Bibliotecas, hemos puesto en marcha un Foro de debate para la Red.

   ¿Cómo afrontan la crisis económica para que la biblioteca que dirige funcione a toda máquina?

He dicho ya que mediante mecenazgo, pensando en programas culturales. Pero este centro tiene unas grandes fortalezas: una plantilla amplia, profesionalizada, que es una garantía para el funcionamiento de la Biblioteca. Y unas grandes colecciones bibliotecarias. Claro, los descensos en los presupuestos para adquisiciones han sido de vértigo, lo que nos obliga a poner en valor continuamente la colección y, mediante centros de interés temáticos, intentar que fondos adquiridos hace años se conviertan en novedades para los usuarios. En cualquier caso, mayor preocupación me produce la crisis y los recortes en las bibliotecas públicas municipales; espero que los nuevos tiempos que corren en la vida política regional sirvan para corregir la marginación y el olvido que las bibliotecas han padecido en la pasada legislatura.

    ¿Qué es para usted una biblioteca viva?

Una biblioteca “tomada” por los ciudadanos, un centro de convivencia que acoge a personas de todas las edades, razas, ideologías, religiones… Es la esencia de la biblioteca pública, puerta democrática para el acceso a la información, la cultura, la educación permanente… Una biblioteca viva tiene que trabajar en claves de esperanza y de solidaridad, en complicidad con los usuarios, hacer propuestas para la ciudad y para la comunidad a la que sirve y, junto a todos los servicios que tradicionalmente ofrece, constituir un centro neurálgico de actividad y creación cultural, con una presencia pública en la sociedad y en los medios de comunicación.

   ¿Qué podría decirnos sobre las bibliotecas públicas y los bibliotecarios de Castilla-La Mancha?

Es una Red muy potente y especial, pues se ha realizado con un modelo distinto a la legislación municipal básica. Queríamos democratizar el acceso a los servicios de biblioteca pública y, con todos los problemas que implica por falta de financiación suficiente, se ha conseguido que estén en funcionamiento cerca de quinientas bibliotecas públicas. A pesar de los recortes de estos últimos años y la paralización de la mayoría de los programas de colaboración para las bibliotecas municipales, los indicadores son muy expresivos. En una región con 2,1 millones de habitantes se producen más de 6,5 millones de visitas; un tercio de la población es socio de la Red de Bibliotecas Públicas y contamos con una colección que significa algo más de 3 documentos por habitante. En 2013, 450 bibliotecas realizaron actividades culturales, con más de un millón de participantes. El presupuesto conjunto para la Red fue en 2013 de más de 26 millones de euros, con un gasto por habitante cercano a los 13 euros, muy por encima de la media nacional, a pesar de los recortes producidos por la crisis. En fin, creo que los datos son mejorables pero desde luego durante años hemos estado en vanguardia y el esfuerzo conjunto que se ha realizado hace que la Red sea una fortaleza, especialmente por los profesionales que convierten estas bibliotecas en dinámicas y núcleos esenciales de cada comunidad local. Ahora, los nuevos tiempos espero y deseo que sean buenos para las bibliotecas públicas.

Aparte de dirigir esa biblioteca, también escribe libros y se dedica plenamente a la familia, ¿de dónde saca tiempo?


Soy historiador. Mis primeros libros e investigaciones fueron pues de contenido histórico. Pero mi dedicación a la administración pública me llevó a tener responsabilidades en las políticas bibliotecarias. He escrito centenares de artículos, muchos de ellos en defensa de las bibliotecas públicas, que he recogido en libros como Combates por la biblioteca pública en España (2006) y En defensa de la biblioteca pública (2012). También en una novela juvenil, creo que apta para todos los públicos, Rebelión por la Biblioteca (2013) intento concienciar a la sociedad de los valores de la biblioteca como institución y servicio público. Pero esencialmente siempre he intentado ser una persona comprometida con mi tiempo, realizando propuestas socioculturales, y acordes con mis ideas. Las bibliotecas, Castilla-La Mancha y la familia son las tres pasiones de mi vida, pero sustentadas desde la fe. Mi primer poemario, Hombre en camino  (2013) ha intentado mostrar mi itinerario personal como un seguidor de Cristo. Otros libros, como Soy un hombre libre (1995) e Hijo de Dios y de la Iglesia (2015, en prensa) recogen mis artículos de contenidos socioculturales, políticos, religiosos. No me he limitado a ser un espectador de la realidad, sino a luchar con esperanza para mejorar la sociedad que me ha tocado vivir. Mi tiempo, como el de todas las personas, es un regalo de Dios; intento aprovecharlo y participar plenamente en la vida pública, unas veces desde puestos de responsabilidad técnica o política y otras simplemente como un ciudadano que aspira a contribuir a un mundo mejor. 



jueves, 7 de mayo de 2015

Bienio de la lectura y de las bibliotecas públicas (2015-2016)

Bienio de la lectura y de las bibliotecas públicas

(2015-2016)

                                
             Finaliza la Legislatura en la mayoría de comunidades autónomas y en los ayuntamientos españoles. Y en unos meses se convocarán las elecciones generales. Estos años de crisis y recortes han afectado mucho a las bibliotecas públicas; podría enumerar los pasos atrás que se han dado en nuestro país en la mayoría de las regiones pero no es tiempo de reproches sino de futuro. En distintas intervenciones he utilizado recursos literarios para reivindicar una política de Estado en materia de bibliotecas públicas para nuestro país. También lo he hecho a través de numerosos artículos periodísticos. En mis libros Combates por la biblioteca pública en España (Ciudad Real: Almud ediciones, 2006) y En defensa de la biblioteca pública (Ciudad Real: Almud ediciones, 2012) se recogen la mayoría  de esos textos.
Este año, 2015, celebramos el IV Centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote; y el próximo, 2016, se cumplirán también 400 años del fallecimiento de su autor, Miguel de Cervantes. Sin duda serán dos años de numerosas referencias a la obra cumbre de la literatura española y al considerado “máxima figura de la literatura española”. De momento, grandes conciertos y exposiciones, publicaciones, encuentros literarios y científicos… van sucediéndose con motivo del primero de los centenarios. En suma, se están desarrollando una serie de eventos culturales para recordar la publicación de la segunda parte de la obra inmortal y tal vez animar a su lectura.
Algo similar ocurrió en 2005, con motivo del IV Centenario de la edición de la primera parte del Quijote. Entonces propuse que, coincidiendo con esa celebración, el Gobierno Regional declarase 2005 “Año de las Bibliotecas”, y que anunciase una serie de medidas para consolidar y desarrollar la Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha.  Fue predicar en el desierto. Y me parecía tan importante que, mediante un recurso literario, tuve que imaginarme que el Gobierno de España, que celebró su primera sesión de Consejo de Ministros el 23 de abril de 2004, tras el triunfo electoral del PSOE, tomaba una serie de medidas sobre, el libro, la lectura y las bibliotecas. Fue un modo de soñar y de clamar a favor de las bibliotecas públicas.
También ahora he llegado a pensar que algún gobierno tomaría medidas para proclamar su fe en el libro, en la información y en las bibliotecas. Pero tampoco en esta ocasión se quiso aprovechar la celebración del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor para hacer un guiño a las bibliotecas y a sus  profesionales y usuarios. Las bibliotecas, dando como siempre muestras de su creatividad, imaginación y complicidad con la sociedad, han desarrollado centenares de actividades culturales y de animación. Pero no ha habido medidas estructurales sobre el sector.
Estoy convencido de que los continuos llamamientos que estamos realizando a los candidatos para las próximas elecciones municipales y autonómicas no caerán esta vez en saco roto. Aunque personalmente ya he realizado públicamente muchas de mis propuestas, hoy me permito, humildemente, lanzar la sugerencia de que estos años de etiqueta cervantina y quijotesca sirvan de marco para la declaración de un Bienio de la Lectura y de las Bibliotecas Públicas. No importa que hayan transcurrido ya unos meses del primero de los acontecimientos celebrados. Por supuesto estoy refiriéndome a que esta medida la tome el gobierno autonómico que salga elegido en las urnas el 24 de mayo.
La declaración podría hacerla el Gobierno de Castilla-La Mancha, tras un pleno de las Cortes regionales en la que se inste en ese sentido. El objeto de esta declaración: proclamar su confianza en el libro, la lectura, la información y, especialmente, en los centros que en nuestro tiempo están llamados realmente a democratizar el acceso de todos los ciudadanos a estos medios: las bibliotecas públicas. Aunque vengo haciendo propuestas en ese sentido, ya ha habido un Gobierno que ha sido consciente de la importancia de una declaración de ese tipo: El Gobierno de Cataluña ha declarado el año 2015 como “Año de las Bibliotecas, aunque con un motivo distinto al que yo propongo: el centenario de la creación de la Red de Bibliotecas Populares de la Mancomunidad de Cataluña. Cataluña tiene en sus bibliotecas públicas uno de los servicios más importantes y al que están dedicando cuantiosos recursos las distintas Administraciones Públicas. Han dado tanto relieve a esta celebración que en su puesta de largo ha participado directamente el presidente de la Generalitat

            Castilla-La Mancha también tiene una amplia Red de Bibliotecas Públicas y viene haciendo grandes esfuerzos para su desarrollo desde hace décadas. Por ello, las conmemoraciones de este Bienio deberían enfocarse sobre todo a afianzar y consolidar esa Red de Bibliotecas Públicas. Junto a las actividades culturales ya programadas, este Bienio debe servir para reivindicar el idealismo del caballero manchego y anunciar una serie de medidas que el Gobierno esté dispuesto a poner en marcha para garantizar el acceso libre y gratuito de todos los ciudadanos de Castilla-La Mancha a la Sociedad de la Información y del Conocimiento a través del mejor cauce que existe para todos los sectores de la población: la biblioteca pública.
En mi artículo Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha: para seguir avanzando, de reciente publicación, he mencionado algunas de las medidas concretas que los nuevos gobernantes deberán llevar a la práctica, y que en su mayor parte son válidas para el resto del país. Sigue siendo totalmente necesario un  gran pacto a nivel regional en el ámbito de la lectura y las bibliotecas. Ese sería uno de los ejes del Bienio.  El Gobierno Regional debería formular una declaración institucional que abogue por  un gran pacto regional de las tres administraciones de Castilla-La Mancha a favor de trabajar planificada y coordinadamente,  aportando todas su apoyo,  que debe ser sostenido en el tiempo. Hay que activar el Consejo de la lectura y bibliotecas, creado por Ley  hace 4 años y todavía no constituido. También es necesario dar luz verde  al Mapa de bibliotecas de Castilla-La Mancha, que sea aceptado por el conjunto de administraciones. Y, como ya he reclamado, es urgente poner en marcha los convenios de financiación que establece la Ley y que vendrían a dar estabilidad a todo el sistema bibliotecario regional
             
            Pero este Bienio no debería reducirse al ámbito geográfico y político de Castilla-La Mancha. Puesto en marcha en nuestra Comunidad Autónoma, por su directa implicación en la conmemoración del Quijote y Cervantes,  se debería trasladar al  Gobierno de España esa petición de declaración nacional. Y aún más: gestionar ante la UNESCO que realizase esa declaración con carácter mundial. He alzado mi voz muchas veces en  favor de que exista una política de Estado en materia de lectura pública y por ello no quiero que los ciudadanos padezcan las desigualdades que se están produciendo por vivir en unas o en otras regiones o localidades. Es cierto que las competencias en bibliotecas, junto a las de coordinación en materia cultural que conserva la Administración General del Estado, son compartidas por las Administraciones Autonómicas y Locales. Pero la confianza en la educación, la información y la cultura como factores de desarrollo personal y social, así como los derechos constitucionales para garantizar estos valores, deben llevar al Gobierno de España  a desarrollar medidas que garanticen que las bibliotecas públicas son un derecho de todos los españoles.
Con la declaración de carácter nacional del Bienio de la Lectura y las Bibliotecas, el Gobierno de España debe impulsar  un Plan Nacional de Fomento de la lectura y las Bibliotecas Públicas. Las bases de este Plan, han de ser consensuadas con las  Comunidades Autónomas y debatidas en una Conferencia Sectorial de Cultura monográfica sobre las bibliotecas públicas. Los trabajos desarrollados en el Plan de Fomento han de contribuir a articular un verdadero Pacto por la Lectura Pública y las Bibliotecas, en el que, partiendo del reconocimiento de la autonomía municipal y de las regiones y nacionalidades españolas, pueda hacerse realidad el acceso igualitario y sin discriminaciones de todos los ciudadanos a este servicio público esencial que es la biblioteca pública. En este Pacto ha de contarse, lógicamente, con la voz de los autores, de los editores, de los bibliotecarios  y de distintos sectores y agentes socioculturales. Lo que planteo  es que el Gobierno de España asuma su papel en la consecución de una política de Estado en materia de promoción del libro y, en general, de servicios de lectura pública; una política bibliotecaria que sea el resultado de coordinar y sumar las políticas ya en marcha o que puedan desarrollarse  en este rico mosaico multicultural que es la  España de las Autonomías.


            Entiendo que el mejor homenaje que podemos hacer a la obra de Cervantes es proclamar los valores de las bibliotecas públicas como centros neurálgicos de encuentro y en los que las personas tengan a su disposición todos los registros de la palabra y de la información. Esta propuesta de declaración tendría un carácter estratégico y de marco para conseguir una política de Estado en el ámbito de las bibliotecas públicas, en el espíritu del Manifiesto de la UNESCO sobre la Biblioteca Pública de 1994, que señala: “Para lograr la coordinación y cooperación bibliotecaria a nivel nacional, la legislación y los planes estratégicos han de definir y promover, también, una red nacional de bibliotecas, basada en normas de servicio convenidas”.