lunes, 1 de mayo de 2017

PALABRAS DE PRESENTACION DEL LIBRO “ELOGIO DE LA BIBLIOTECA PÚBLICA”





PALABRAS DE PRESENTACION DEL LIBRO
“ELOGIO DE LA BIBLIOTECA PÚBLICA”

Buenas tardes.

Muchísimas gracias a todos por acompañarme en este acto siempre especial de la presentación de un libro, de mi cuarto libro sobre bibliotecas públicas. Tengo cuatro hijos y también cuatro hijos en forma de libro dedicado a defender y extender los valores de la biblioteca pública. No voy a hablar de mi libro, que espero puedan leer. Sobre las razones, las vengo exponiendo desde hace cuarenta años: extender el derecho de los ciudadanos a acceder a servicios bibliotecarios con independencia de donde vivan. Mis palabras, mis ideas, están en estos cuatro libros: Combates por la biblioteca pública (2006), En defensa de la biblioteca pública (2012), Rebelión por la biblioteca (2013) y este Elogio de la biblioteca pública.  Todo lo que pienso, buena parte de mis luchas, a veces de mis enfrentamientos con políticos por defender este derecho a un servicio público que considero tan esencial como la educación y la sanidad, están recogidos en estos cuatro libros, resultado a su vez de  centenares de artículos periodísticos, de intervenciones en congresos, de investigaciones profesionales, de publicaciones científicas, de obras literarias, incluso de poemas y canciones…. Creo que este “Elogio de la biblioteca pública” -un ensayo que considero escrito desde la madurez y también desde la sencillez- es un libro para todos. No he querido que fuese un tratado de biblioteconomía o sólo una obra destinada a los profesionales bibliotecarios. Es un libro para cualquier persona, especialmente para quienes aman los libros, la lectura y las bibliotecas; un libro que refleja mi “enamoramiento” de las bibliotecas, mi pasión por las bibliotecas, y que resume buena parte de mi trayectoria en defensa de las bibliotecas unido con mi propia experiencia como gestor de políticas bibliotecarias para una región a la que amo, Castilla-La Mancha, y también como director de una gran biblioteca, una biblioteca que soñé mucho antes de que naciese la propia región y  sobre la que he tenido la oportunidad de intervenir primero como proyecto ideológico, luego para desarrollar e implantar una biblioteca muy singular en un lugar tan especial como es el Alcázar de Toledo y, finalmente, tras mis tres  negativas a lo largo de los años a dirigir este centro, como director de una Biblioteca que está en el cielo de Toledo y que para muchos ciudadanos es verdaderamente un paraíso en un lugar que ha contemplado historias excepcionales y ahora acoge la Biblioteca más importante de Castilla-La Mancha gracias a sus colecciones, a sus usuarios, a sus profesionales, a las instalaciones y a su trabajo en complicidad con la sociedad.


Es un libro que empezó a nacer en el año 2005, cuando intervenía, junto a otros compañeros del Servicio Regional de Bibliotecas, en las II Jornadas Bibliotecarias de Castilla-La Mancha.  Empezó a bullir en mi cabeza, y lo fui forjando como idea incluso durante el largo período que estuve fuera del trabajo bibliotecario, al menos como ocupación profesional, porque desde luego las bibliotecas están en mi corazón desde hace décadas. Finalmente hace dos años comencé a escribirlo y luego fue aceptado para su publicación por la editorial argentina Alfagrama, especializada en libros de bibliotecas, archivos y documentación. Es un libro escrito desde la propia autobiografía pero intentando que refleje mi idea de lo que debe ser  hoy una biblioteca pública, no de forma teórica sino desde la propia experiencia vivida durante estos más de cuatro años que llevo dirigiendo la Biblioteca Regional.
 

Como quiero ser breve voy a trazar simplemente mi retrato, mi autorretrato, dejando el libro abierto para que cobre vida en sus manos, ante sus ojos, y que sea su lectura la que arranque emociones, si es que surgen.

1) Soy un utópico. Aunque la RAE  define el término utopía como  “Plan, proyecto, doctrina o sistema halagueño, pero irrealizable”, yo creo en las utopías, y afirmo que cuando se pone el tesón, la ilusión, el esfuerzo, los recursos precisos, la voluntad…es posible realizar esos planes que parecían irrealizables. Podría enumerar bastantes utopías concretas; aunque creo que la utopía verdadera en la que he participando con un equipo de soñadores ha sido luchar para conseguir el sueño de la universalización de servicios bibliotecarios para el conjunto de la población y los municipios de la región. Y trasladar ese combate a todo el país.  Éste es uno de los más ambiciosos retos que esta joven Comunidad Autónoma se impuso y si aún no se ha culminado ha sido por la parálisis en la política bibliotecaria, con falta de voluntad política y de recursos presupuestarios para continuar esa ingente labor.  Ojalá el Gobierno Regional recupere aquel protagonismo en unas políticas que situaron a Castilla-La Mancha, a pesar de ser región pobre, a la vanguardia del país.

2) Soy un ingenuo. Hace muchos años que me lo decía mi mujer, Pilar, a quien agradezco toda la comprensión que ha tenido conmigo, aceptando siempre tantos tiempos robados a la vida familiar por las bibliotecas.  Siempre he tenido la fortuna de apasionarme en todos los trabajos que he tenido, aunque me sé de memoria aquellos versos de León Felipe:

“Yo no sé muchas cosas es verdad.

Digo tan sólo lo que he visto.

Y he visto que la cuna del hombre la mecen con cuentos,

que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos…

Yo sé muy pocas cosas, es verdad,

pero me han dormido con todos los cuentos…

y sé todos los cuentos”.



            Muchas veces fui crédulo, y creí con facilidad cuanto me decían. Y participé en proyectos que luego más tarde me desilusionaron. Pero para caminar hay que mancharse con polvo y lodo los zapatos. No hay nada peor que pararse y quedarse quieto, con cualquier pretexto. Yo siempre he preferido hacer camino andando, como enseñó Machado. Y he optado por combatir siempre en la defensa de mis ideas y mis convicciones, aunque no fuese políticamente correcto. He preferido ser ingenuo y buscar la verdad desde esa ingenuidad que atrincherarme en mis cuarteles de invierno por miedo al frío, a las consecuencias o al qué dirán. Aún hoy escucho cómo determinados políticos intentan engañarme y justificar su falta de decisión en determinadas políticas. Otra de las grandes escritoras que en este año 2017 recordamos especialmente, la poeta Gloria Fuertes, escribió en su Autobiografía estos versos:

“Luego me salió una oficina,

donde trabajo como si fuera tonta,

-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.”



            Pues sí, yo también a veces he sido un tonto útil, un ingenuo, que parece que se chupa el dedo para no estar denunciando públicamente a tanto cuentista de la política. Aunque la denuncia profética la he venido ejerciendo con convicción durante cuatro décadas.

            3) Soy hombre esperanzado.  Siempre he militado en la esperanza, y siempre he tenido una actitud esperanzada ante la evolución de la historia, de los acontecimientos. Aunque haya denunciado los problemas de las bibliotecas de nuestra región, como del conjunto del país, he mostrado una actitud de combate pero esperanzada y constructiva. Pero no he caído en la propaganda ni el autobombo, y aunque haya expuesto indicadores positivos siempre he apostado por la verdad como mejor camino para afrontar y resolver los problemas. Exponer los avances junto con los problemas, desde una óptica crítica, pero siempre con esperanza. Y cuando ha surgido el desánimo, cuando yo o mi equipo nos hemos sentido incomprendidos, atacados o marginados, incluso en esos momentos la esperanza ha resurgido, como un arco iris lleno de vida, como una alianza. Nos hemos puesto las pilas, hemos renovado nuestro compromiso con la sociedad en las bibliotecas y hemos proseguido el camino.

            4) Soy un pesado. ¡Exactamente llevo 39 años diciendo las mismas cosas! El primer artículo que escribí sobre bibliotecas fue hace 39 años y he seguido, en unos períodos con mayor o menor intensidad. También en muchos foros profesionales clamé por una Ley estatal de coordinación bibliotecaria, por la celebración de una conferencia sectorial sobre bibliotecas públicas, por una legislación que garantizase las bibliotecas como un derecho de todos los ciudadanos… Y así vengo proclamando mis ideas, desde una defensa que reconozco tiene cierto tono de misión. Y cuando me invitan a impartir una conferencia o a un congreso, insisto: tengo pocas cosas nuevas que contar pues   llevo repitiendo prácticamente cuatro décadas las mismas ideas.  Algunos, sobre todo los políticos con los que me ha tocado vivir en cada tiempo, aún se sorprenden de mi línea de defensa de las bibliotecas públicas. Tal vez leyeron los artículos que en cada momento fui publicando en los medios de comunicación pero no me han leído en las obras de conjunto que acogen mis ideas, artículos, conferencias, ponencias e investigaciones bibliotecarias. Y cada palabra que escribo piensan que es nueva y se dirige como un dardo a los responsables de las políticas bibliotecarias y culturales. Pero no es así: defiendo las cosas en las que creo, y las bibliotecas son una de mis prioridades vitales. Y seguiré siendo un pesado. Como escribió el genial Quevedo al Conde de Olivares:

No he de callar por más que con el dedo,

ya tocando la boca o ya la frente,

silencie avises o amenaces miedo.”



            5) Soy un cómplice. He trabajado siempre con la idea de complicidad. Cuando creé el Comité Permanente de apoyo a la Biblioteca Pública, todavía en la transición democrática, tuve que buscar y trabajar con cómplices. Fue una lucha fantástica, que llegó a Madrid, cuanto todavía el Ministerio de Cultura representaba el centralismo del Estado. Luego trabajé cerca de ocho años al lado de José María Barreda, y le escuchaba diariamente que había que trabajar en coalición con la sociedad. Durante mis 16 años al frente del Servicio Regional del Libro, Archivos y Bibliotecas trabajé con complicidad con los profesionales y con las asociaciones, instituciones y Administraciones Públicas...Cuando eres funcionario público, muchas veces tienes la duda sobre a quién debes servir. ¿Cómo eres más fiel a los ciudadanos que pagan con sus impuestos tu sueldo, aceptando sin más decisiones que ves que claramente perjudican a la sociedad o buscando fórmulas de convergencia o de modificación de planteamientos? El problema es que mostrar la discrepancia tiene sus consecuencias, y siempre tienes que medir en el termómetro ético hasta dónde se puede llegar sin deslealtad a nadie. Mis artículos periodísticos, que reflejaron frecuentemente posiciones distintas a los responsables políticos, siempre los escribí siendo consciente de que tenía que ser fiel a mis principios y que, en la duda, debía optar por los ciudadanos y no por los políticos. Por ello fui decididamente cómplice de las asociaciones profesionales e incluso a veces diseñamos estrategias conjuntamente para buscar soluciones a los problemas. Creo que puedo decir abiertamente que soñamos juntos. En la Biblioteca de Castilla-La Mancha esa es la línea del trabajo que dirijo: trabajar con la gente, con los ciudadanos, con los colectivos, con profesores….en coalición con la sociedad.

 La complicidad tiene sus riesgos, pero estoy contento de haber seguido siempre a mi conciencia, aunque a veces ser cómplice te pueda haber convertido en un guerrillero. Pero ya sabéis, del ejército por la Paz y la Palabra, título con el  que definí a los profesionales bibliotecarios.



6) Soy un hombre creyente. Nunca he escondido mis creencias, mi fe, que es un regalo, un don de Dios.  Por ello mi último libro publicado antes del que hoy presento se titula Hijo de Dios y de la Iglesia. Y hace ya dos décadas que publiqué otro titulado Soy un hombre libre expresaba fundamentalmente mi libertad por ser hijo de Dios. Esto a mí me ha marcado para caminar con libertad en mis ocupaciones profesionales y para defender mis convicciones personales. La fe me ha ayudado siempre a caminar, con esperanza y verdad. Creo en Dios, que me gustaría fuese me pasión principal. Un Dios que es Amor y que ama a la humanidad en cada generación. Y con Él creo en Jesucristo, a quien descubrí cara a cara, enamorado de mí y de mi historia, a quien siento cercano cada día, que me ayuda a amar a los demás, que tienen también a Cristo aunque no le conozcan. Y amo a este Jesús, a este Dios que me ha hecho libre y que he descubierto en la Iglesia, una barca dispuesta a acoger a todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo y a la que he sentido también siempre muy próxima.


7) Soy hombre agradecido. Hace unos días, en un programa de radio me preguntaban por las canciones de mi vida. Y hablé de Patxi Andian, del que me encantan canciones como “El maestro” o  “Rogelio”; también de Ricardo Cantalapiedra,  con canciones como: “En donde están los profetas”, siempre necesarios, también en nuestra época; también para denunciar las desigualdades que se dan en el ámbito de las bibliotecas. Serrat nos marcó a los de mi generación, y recordé su versión de poemas de Antonio Machado como “Españolito…Una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Y Víctor Jara, del que aunque tengo siempre presente su “Te recuerdo Amanda”, me impactó mucho, y la sigo cantando, “A desalambrar”, una versión de la canción que había compuesto el uruguayo Daniel Viglietti. Y finalmente recordé una canción que es todo un símbolo: “Gracias a la vida”, de Violeta Parra, que relata algunas de las razones por las que debemos dar cada día gracias sinceramente a la vida, como:

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abecedario
Con el las palabras que pienso y declaro…”



            Yo tengo muchas razones para dar gracias a la vida, para dar gracias a Dios, para dar gracias a mi familia, a las personas con las que vengo caminando como testigos de la fe en la Iglesia desde hace también cuarenta años, a mis compañeros en los sucesivos trabajos y singularmente con los que he compartido proyectos a favor de las bibliotecas públicas. GRACIAS a todos. Gratitud, agradecimiento, con todos los sinónimos que sea posible…Esto es lo que siente mi corazón en estos momentos hacia todos vosotros y otros muchos amigos que hoy no han podido acompañarme, pero sé que también han estado presentes. MUCHAS GRACIAS.

8) Soy atrevido. Voy  a terminar. Hablaba antes de las canciones de mi vida y omití deliberadamente al cantautor Paco Ibáñez. Todas sus canciones y recitales me gustan. Últimamente he recuperado uno de sus títulos: “La poesía es un arma cargada de futuro”, basada en un poema de Gabriel Celaya. Siempre me gustó especialmente la poesía social y este poema era de mis preferidos. Celaya reivindica la poesía como algo necesario en la vida de las personas, en el discurrir cotidiano de la gente. Y dice en el mismo poema:

“Poesía para el pobre, poesía necesaria

como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.”

Me van a permitir una licencia. Voy a transformar este alegato en un grito a favor de las bibliotecas públicas:

“Bibliotecas para todos,

bibliotecas necesarias
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
exijamos bibliotecas,

defendamos el derecho a las palabras.”



            Ya ven que en verdad soy un tanto atrevido.

            Muchas gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario