miércoles, 16 de agosto de 2017

Señorías, con el debido respeto…



Señorías, con el debido respeto…


            En mi lucha en defensa de las bibliotecas públicas confieso que no he sido nada ortodoxo. Especialmente el segundo libro de mi tetralogía sobre bibliotecas, titulado En defensa de la biblioteca pública (2012) recoge algunas de las “aventuras” literarias y profesionales llevadas a cabo solo o con otros bibliotecarios amigos. He sido rey, defensor del pueblo, bibliotecario prestigioso residente en un país nórdico, portavoz del Gobierno de España, comisionado por el Gobierno regional… De forma ficticia, literaria, he hablado ante el Congreso de los Diputados, en una sesión conjunta de las Cortes, ante los periodistas que asistían a la primera reunión del Consejo de Ministros del Gobierno socialista tras los atentados de 2004….No puedo contar ahora todas estas historias, pero están escritas. Pero la mayoría de las veces hablé o escribí a cara descubierta, a corazón abierto, clamando en un desierto en el que mi palabra sabía que no era bien recibida por el político de turno. Desde 1977, es decir los cuarenta años de vida democrática, he batallado en defensa de las bibliotecas primero siendo un usuario de las  bibliotecas o un investigador, después como Jefe del Servicio Regional del Libro, Archivos y Bibliotecas; cuando fui cesado en 2006 seguí escribiendo y haciendo propuestas, aunque era un simple espectador; y cuando asumí la dirección de la Biblioteca de Castilla-La Mancha no cambié mi discurso de defensa de las bibliotecas. Las hemerotecas y las fonotecas están llenas de mis palabras, la mayoría recogidas en mis cuatro libros y en el próximo que publicaré: Palabras por la biblioteca pública. Y siempre lo hice por defender las bibliotecas.
En los últimos días he clamado por el olvido de la Cultura en general y específicamente de las bibliotecas en el pacto que PSOE y PODEMOS han firmado para sacar adelante los presupuestos generales de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. También me he dirigido a los grupos parlamentarios pidiendo enmiendas, aportando datos esenciales que justificarían un mayor apoyo a las bibliotecas. Acabo de revisar el proyecto de presupuestos colgado en la web y toda la aportación, la “inmensa” y “desmesurada” aportación del Gobierno regional a las bibliotecas municipales se reduce a los 600.000 euros que en el presupuesto de Libro y Bibliotecas de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes figuran como destino a la cooperación con la Administración Local.
Como he dicho públicamente, estoy a disposición de las Cortes de Castilla-La Mancha, como técnico, para explicar la importancia de las bibliotecas públicas en nuestro tiempo y en nuestra sociedad, para hablar de su fuerte compromiso social y de los valores que aporta la Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha. El Reglamento de las Cortes regionales prevé que puedan comparecer técnicos en distintos ámbitos las comisiones. Yo en más de una ocasión lo he planteado, porque estoy convencido de que si sus señorías escuchasen por boca de un profesional las fortalezas de las bibliotecas públicas cambiarían y apoyarían una política bibliotecaria para todos los ciudadanos de nuestra región. A pesar de tantos años transcurridos yo al menos nunca he recibido una invitación de este tenor, aunque confieso que mis palabras e informes a veces han servido de apoyo a los responsables en cada momento de estas políticas.
Ahora sería un buen momento para incluir una enmienda que garantizase la recuperación de algunos de los programas de apoyo a las bibliotecas municipales. Con el presupuesto que el Gobierno regional piensa destinar a las bibliotecas municipales, salvo que sus señorías rectifiquen, la vida en las bibliotecas públicas seguirá llenándose de sombras en lugar de luz y los profesionales creeremos un poco menos en las Administraciones responsables de unas políticas. Recuerdo que las bibliotecas son cosa del conjunto de las Administraciones Públicas, pero el mayor olvido de cara a las municipales se está produciendo en el Gobierno Regional. Vuelve a reiterarse el presupuesto de 600.000 € que apenas servirá para colaborar con algunos ayuntamientos a mantener algunos contratos de bibliotecarios pero no a su mejora ni a la creación de nuevos puestos de trabajo.
Las cifras de las bibliotecas de CLM son espectaculares. Pero ¿tan poco valen para nuestros políticos, para sus señorías, que tienen que aprobar los presupuestos? Tenemos una red de 498 bibliotecas (una biblioteca para cada 4.100 habitantes), con el mejor resultado de España en actividades culturales (17,16 actividades por 1.000 habitantes), con cerca de 6 millones de usuarios y  un total de 669.596 habitantes inscritos como socios de la Red de  Bibliotecas (el 32,80% de la población regional). Disponemos de 6,5 millones de documentos (libros y audiovisuales especialmente), con 3,18 documentos por habitante. Pero la colección se estanca y se compran pocas novedades porque los ayuntamientos no reciben ayuda alguna. El gasto ha descendido  en Castilla-La Mancha hasta 12,87 € por habitante al año. Y otra fortaleza son el total de
927 trabajadores de distintas categorías, una cifra que equivale a  736 personas a tiempo completo. Pero estupendos profesionales pagados con contratos de inferior categoría a su experiencia y funciones.

Me permito “convertirme” por un día –hoy- en diputado regional y presentar una enmienda a esa  partida destinada a la cooperación con la Administración Local, para que pase de los actuales 600.000 € a 3.000.000 € Es necesario garantizar la creación de nuevos puestos de bibliotecarios y la mejora de los actuales, volviendo a 1.400.000 € que normalmente tenía este programa de ayuda a la contratación de profesionales. Por otro lado, para asegurar la renovación de las colecciones bibliotecarias, se precisa 1.000.000 €, que puedan sumarse a los aportados por los ayuntamientos para que las bibliotecas municipales dispongan de colecciones atractivas y actualizadas. Finalmente, reiniciar el programa “Biblioteca abierta”, de colaboración en la programación de actividades culturales y de animación a la lectura, para dignificar el trabajo que se está haciendo en las bibliotecas y asegurar la continuidad de los exitosos trabajos que se vienen haciendo a base de la imaginación y el esfuerzo de los bibliotecarios.
Dirán que es un incremento muy grande, pero no es cierto. El Gobierno Regional, si quiere recuperar su liderazgo ideológico en la democratización y universalización de los servicios bibliotecarios, debe dar muestras  de credibilidad y apoyar a las bibliotecas porque son el centro cultural, educativo, social e informativo más importante de las comunidades locales. Las bibliotecas, puerta democrática de acceso a la información, precisan de recursos que garanticen la prestación de sus servicios en condiciones dignas.
Veo las declaraciones de distintos representantes del Gobierno y anuncian continuamente proyectos educativos, sociales y en otros ámbitos y, aunque no me gustan las comparaciones, me parece vergonzoso el desprecio y el olvido que gobernantes y diputados de esta región muestran hacia las bibliotecas públicas, más allá de las pomposas declaraciones a favor de la cultura. ¿Es una muestra del cinismo y la mentira con la que tratan nuestros gobernantes a los ciudadanos que ven en las bibliotecas un lugar esencial para su vida cotidiana?
Mientras no se corrijan algunos de estas carencias y se recuperen las políticas bibliotecarias que establece la legislación regional, con el apoyo desde el Gobierno y la firma de convenios con los ayuntamientos, cuantas declaraciones formulen nuestros representantes y gobernantes tendrán sabor a mentira y a menosprecio de una sociedad que les ha elegido pero que les retirará su voto si no apoyan a las bibliotecas públicas.
En 2010, todavía con gobierno socialista, empezaron los recortes en bibliotecas. Se mantuvieron después. Y teníamos la esperanza de recuperar esos programas, pero se están negando como la tierra y la sal. Si el Gobierno Regional y las Cortes de CLM quieren recuperar la credibilidad perdida ante buena parte de la sociedad y desde luego entre los profesionales bibliotecarios, es hora ya de enmendar y de corregir la omisión.  El Gobierno regional puede volver a tener  el liderazgo ideológico de la democratización de las bibliotecas en España, pero las simples palabras no sirven: hacen falta recursos presupuestarios.

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