martes, 1 de enero de 2019

Oda a la Biblioteca Pública


Oda a la Biblioteca Pública


            El 5 de diciembre de 2018 ha abierto sus puertas la nueva Biblioteca  Central de Helsinki: la moderna y grandiosa Oodi (que en finés significa “oda”), La ciudad ha hecho una inversión de 98 millones de euros en sus ciudadanos y eligieron esa fecha para la gran inauguración, enlazándola estratégicamente con el Día de la Independencia, que se celebra el 6 de diciembre. Finlandia se toma muy en serio las bibliotecas y, junto a otras infraestructuras culturales tiene un magnífico sistema de bibliotecas. En esas mismas fechas los españoles hemos celebrado los 40 años de la Constitución que nos ha permitido crecer en tantos aspectos durante el régimen democrático. Y los poderes públicos, las distintas Administraciones, han realizado una gran campaña mediática sobre estas cuatro décadas. Pero ¿qué nos queda como infraestructura que simbolice este período de desarrollo democrático?

Como recuerda Katri Vänttinen, directora de los servicios bibliotecarios de la Ciudad de Helsinki, en Finlandia “Desde principios del siglo XIX, cada pueblo tenía su escuela y su biblioteca, por lo que el acceso a la alfabetización y a una educación básica era igualitario.” No hace falta recordar el gran déficit en bibliotecas y otros servicios públicos que ha padecido España, así como el gran avance experimentado durante la época democrática. Pero, por desgracia, el crecimiento de las bibliotecas públicas no ha ido paralelo a otros servicios y, como he criticado reiteradamente, existe una gran desigualdad en servicios bibliotecarios entre regiones, provincias y localidades. La falta de una Política de Estado en materia de bibliotecas está propiciando esa dispar situación. En mi reciente informe “Lectura pública y bibliotecas en España. Por un Pacto de Estado” (revista CLIP de SEDIC, núm. 78, julio-diciembre 1978, https://clip.sedic.es/article/lectura-publica-y-bibliotecas-en-espana-por-un-pacto-de-estado/pueden verse las principales claves del servicio bibliotecario en nuestro país así como propuestas para salir de este injusto panorama.

En noviembre de 2016  se celebró  en Toledo el VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas con un tema central: los espacios bibliotecarios. Se trataba de analizar las nuevas tendencias en bibliotecas públicas en relación a los espacios, físicos y virtuales, prestando especial atención a los nuevos usos y servicios que demanda una sociedad cada vez más tecnológica. En distintos artículos clamé para que se articulase un plan nacional con participación de la Administración General del Estado, las Comunidades Autónomas y las Administraciones Locales que permitiera el desarrollo de servicios, la paulatina modificación en los espacios para adecuarlos a nuevas necesidades y la reforma de los edificios obsoletos, dentro de una estrategia de planificación planteada con cooperación y coordinación. En definitivo, pedí un  Plan Nacional que permitiría el desarrollo de Planes regionales de infraestructuras bibliotecarias. Pero, como siempre, caso omiso por parte del Ministerio y de las comunidades autónomas.

En ese año 2016, el  gasto por habitante de las distintas Administraciones Públicas en servicios bibliotecarios fue de 9,95 €. ¡Enorme! Y el total de inversiones realizadas superaba ligeramente los 24 millones de euros, distribuidos así: 9,7 millones por parte de los Ayuntamientos, 4 millones de Diputaciones y Cabildos, 3,1 millones de administraciones autonómicas y 6,9 millones de la Administración General del Estado, con un descenso espectacular respecto a años y períodos anteriores. ¡En todo un año y en el conjunto de España y por la totalidad de Administraciones Públicas, apenas un tercio de lo que Helsinki se ha gastado en su biblioteca Oodi!

Siento sana envidia de esa biblioteca. Situada frente al Parlamento, quiere significar una interacción entre el Estado y sus ciudadanos, “una nueva vía para promover la libertad de expresión y la democracia”. La directora afirma: “Las bibliotecas de hoy necesitan ser pensadas como un espacio físico, una plataforma para actividades como la lectura, el aprendizaje y el debate público. También deben facilitar el acceso a herramientas, a redes de datos o al conocimiento. Incluso disponemos de instructores de lectura, que trabajan igual que un entrenador personal, pero para ayudarte a leer”.

Como cualquier biblioteca avanzada, los libros no son el factor único. Las bibliotecas hoy son lugares de encuentro, creatividad, participación, debate público….Como biblioteca tradicional, Oodi contiene unos 100.000 libros pero apuesta por promover la cultura digital. Se estructura en tres niveles: la planta superior para  las funciones más tradicionales de la biblioteca a través de un espacio adaptable muy diáfano y con amplias vistas de la ciudad. La planta media está dedicada a fomentar la creatividad, a “aprender haciendo” (makerspace); dispone de estudios, talleres y salas de música, y espacios para el trabajo colaborativo, con impresoras 3D y otros dispositivos. La planta baja sirve como extensión de una plaza pública, un lugar para la convivencia y el encuentro,  con sala polivalente para exposiciones, cafeterías y un cine.

La biblioteca abre los siete días de la semana. Y, lógicamente, no sólo destaca por sus espacios abiertos y modernos. Precisa de unos recursos humanos  muy especializados, que sean capaces de promover la interacción con los usuarios. Está destinada a promover el conocimiento, el aprendizaje y la igualdad en un país considerado el más alfabetizado del mundo.

Mientras tanto, en nuestro país, cayeron las inversiones bibliotecarios, no hay un plan de infraestructuras de carácter nacional, los políticos piensan que con google ya sobran los bibliotecarios y en lugar de considerar la dignificación de los profesionales se les tiene sumidos en unas condiciones que desde luego no son las más adecuadas para la alta misión que tienen en nuestra sociedad de la información y el conocimiento. Pero podemos estar contentos: ¡En España, las bibliotecas van bien!


Enlace a la publicación en Desiderata: Oda a la Biblioteca Pública

           

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