viernes, 21 de octubre de 2016

Ante el VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas 2) La desigualdad en los espacios bibliotecarios


Ante el VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas:
2) La desigualdad en los espacios bibliotecarios



El lunes 24 de octubre celebramos el Día de la Biblioteca. En la Biblioteca de Castilla-La Mancha acabamos de festejar nuestro XVIII Aniversario y unos días antes hemos congregado a las mujeres escritoras de nuestra región y han escrito textos bellísimos sobre los libros, la lectura y las bibliotecas para celebrar por primera vez el Día de las Escritoras. Está bien homenajear al libro, a las bibliotecas y a los bibliotecarios con carácter festivo. Pero también es preciso hacerlo de forma reivindicativa. Y estamos a un mes del VIII Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas que este año tendrá lugar en Toledo, en mi ciudad. Por ello, si en mi primer comentario previo al Congreso, me refería a la falta de servicios bibliotecarios en tres millares de localidades españolas sin que al parecer nadie se preocupe por ello, voy a escribir hoy sobre los espacios, que son el tema nuclear del Congreso.

 Desde hace décadas, vengo criticando la enorme brecha que existe en el desarrollo de los servicios bibliotecarios por la razón de que nuestro país carezca de una política de Estado en materia de bibliotecas públicas.  Ahora me centraré en aquellos indicadores  que tienen que ver directamente con los espacios bibliotecarios. La Estadística “Bibliotecas Españolas en Cifras”, elaborada conjuntamente por las comunidades autónomas y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, recoge tres indicadores distintos sobre los espacios. No voy a hacer en esta ocasión ninguna relación entre espacios, eficiencia y presencia pública de las bibliotecas, que haré en otro momento; me limitaré a  describir la desigualdad que expresan las cifras.

 Si tomamos el indicador “Superficie útil bibliotecaria (m2) por biblioteca”, la media nacional en 2014 es de 335 m2. Los mejores datos se refieren a Cataluña (818 m2), Madrid (742), Navarra (510), Murcia (451), La Rioja (404), Cantabria (362) y País Vasco (340). Son indicadores bastantes lógicos pues normalmente corresponden a poblaciones con bastante población. Por debajo de la media estarían Comunidad Valenciana (320), Castilla y León (314), Principado de Asturias (269), Canarias (268), Andalucía (266), Castilla-La Mancha (229), Islas Baleares (222), Galicia (216), Aragón (186) y Extremadura (124), también bastante lógico pues son poblaciones en general son de menor población.




Pero cambia la situación cuando analizamos el indicador “Puestos de lectura por 1.000 habitantes”, en el que figura a la cabeza Castilla-La Mancha (con 13,35 puestos por cada 1.000 habitantes), seguido por Extremadura (12,13) y Navarra (8,90). En los peores puestos en este indicador están Cataluña (3,80), Madrid (4,11) y Canarias (4,16).
En un indicador similar, “Superficie útil bibliotecaria (m2) por 1.000 habitantes”, Cantabria está a la cabeza, con 74 m2 y la segunda posición la ocupa Castilla-La Mancha, con 55 m2, seguidas de Extremadura (44),  País Vasco (43) y Castilla y León y Cataluña (ambas con 42 m2. En la parte baja de la tabla están Canarias (20), Baleares (24) y Madrid y Andalucía (ambas con 26).

Pero, incluso sin analizar esos indicadores en relación a otros, hay varias evidencias: buena parte de las comunidades autónomas carece en estos momentos de planes regionales de infraestructuras bibliotecarias. Me lamento frecuentemente de que por la crisis el Gobierno de Castilla-La Mancha paralizara hace más de un quinquenio las inversiones en nuevas bibliotecas o en la ampliación, remodelación o modernización de las bibliotecas municipales. Si en planes estratégicos de los años noventa del siglo XX y primera década del siglo XXI, las inversiones en espacios culturales en general y específicamente también en bibliotecas resultaban una cierta prioridad políticas, ahora los políticos han condenado en mi región al olvido estos planes. Y creo que así ocurre en buena parte del país. Me gustaría que los profesionales de otras regiones comentaran su situación actual.  Se necesitan planes para  desarrollar proyectos de nuevas bibliotecas (que sí tienen algunas comunidades y grandes ciudades), la paulatina modificación en los espacios para adecuarlos a nuevas necesidades y la reforma de aquellos edificios obsoletos, dentro de una estrategia de planificación.
En el VIII Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas veremos ejemplos de nuevos espacios bibliotecarios, magníficas remodelaciones y reformas para adecuar bibliotecas a las nuevas necesidades, reflexiones sobre el nuevo concepto de las bibliotecas y sus espacios…Pero, mientras tanto, la mayoría de los municipios españoles intentan sobrevivir a la crisis con edificios bibliotecarios que no cuentan con las más imprescindibles instalaciones. ¿Se planteará en el Congreso un documento de conclusiones que abogue por un Plan Nacional de infraestructuras bibliotecarias realizado con la coordinación y la cooperación del conjunto de Administraciones Públicas? ¿Está dispuesto a liderar el Ministerio una iniciativa política de mejorar las redes bibliotecarias de nuestro país? Puesto que en el Congreso asistiremos técnicos y no políticos, ¿se está dispuesto a llevar al Consejo de Cooperación Bibliotecaria un documento de estrategias a desarrollar en España para modernizar los edificios bibliotecarios? ¿Alguien se atreve a buscar fórmulas para que la brecha en los espacios bibliotecarios disminuya? Me gustaría que otros compañeros participen con sus ideas y sus propuestas.

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