Pasión por leer*
Las
estadísticas sobre hábitos lectores reflejan el largo camino que queda por
andar en España para conseguir una sociedad lectora. Pero existen otros muchos
indicadores por los que podríamos entonar un canto de esperanza. Sin duda, las
bibliotecas públicas, todavía con carencias importantes, significan un buen
espejo para demostrar que los castellano-manchegos, los españoles en general,
quieren leer, desean entrar en la
Sociedad de la Información y del
Conocimiento que caracteriza el comienzo del siglo XXI.
En 1934, el bibliotecario Javier
Lasso de la Vega
escribió un artículo titulado “Política
bibliotecaria” en el que decía:
“Para que un pueblo pueda vivir en un régimen democrático y, por tanto,
decidir su destino, elegir sus representantes, etc., necesita estar capacitado para pensar por sí mismo. Sin
libros, sin prensa, sin bibliotecas, España no podrá ser un país democrático
jamás.” Y esta opinión, que mostramos como un ejemplo, pero que es mantenida
por otros muchos autores y por prestigiosas instituciones, parece que empieza a
calar en la sociedad española. Pero los resultados son lentos, y los frutos de
la cosecha tardan en vislumbrarse; lo importante es que la sembradura sea
correcta y que los “cuidados” sean permanentes y adecuados.
El Gobierno de Castilla-La Mancha se
ha caracterizado en política bibliotecaria por un gran reto: la
universalización de servicios bibliotecarios para el conjunto de la población
regional y para la totalidad de municipios.
Y esa utopía, única en nuestro país, va siendo una hermosa
realidad. Si en 1984, prácticamente al iniciarse la vida autonómica
de nuestra región, disponíamos de 154 bibliotecas públicas, además de 12
bibliobuses, en 2003 existían un total de 510 bibliotecas, de las cuales 501
eran de gestión municipal. Teniendo en cuenta que en Castilla-La Mancha de los
919 municipios sólo hay 62 mayores de 5.000 habitantes, es fácil reconocer el
esfuerzo que han hecho los ayuntamientos, que han creado bibliotecas públicas
(436) y salas de lectura pública (65) en municipios menores de esa población y
que, consiguientemente, no tenían obligación legal de hacerlo. Esta poderosa realidad bibliotecaria, no
exenta de carencias y de problemas, ha
tenido indudablemente dos protagonistas: la Consejería de Cultura, que ha estimulado a los ayuntamientos
a crear y desarrollar bibliotecas públicas, con apoyo técnico y financiero; y
los propios ayuntamientos, que han aceptado el reto de crear y financiar
servicios bibliotecarios, a pesar de sus exiguos presupuestos municipales.
Los
principios esenciales para el desarrollo de Bibliotecas Municipales han sido
la cofinanciación y la
corresponsabilidad. Pero sin duda ha
sido factor determinante para este proceso que la Consejería haya tenido
entre sus prioridades políticas el desarrollo de servicios bibliotecarios en
los municipios y lo haya hecho con exigencias progresivas para asegurar la
dignificación, creciente calidad y estabilidad de la biblioteca pública. Esta política
ha tenido muchas consecuencias positivas, y
una de ellas es que se
han incrementado de forma constante los recursos públicos para bibliotecas,
hasta el punto que Castilla-La Mancha está a la cabeza, junto con Cataluña, en
gasto bibliotecario: frente a una media nacional de 8,15 euros por habitante,
nuestra región destina 14,37 euros por habitante. Y otros indicadores confirman
que nuestra Comunidad sí tiene pasión por leer:
en las bibliotecas públicas disponemos de 2,32 libros u otros soportes
por habitante (1,21 es la media nacional); se realizan 2,62 visitas a la
biblioteca por habitante (la media española es de 1,8); y el número de obras
prestadas a domicilio es de 2,10 por habitante (media en España 1,0).
Estos datos, que no alcanzan los
niveles de los países más desarrollados en Europa, son, sin embargo, un buen signo de que la
mejor campaña de animación a la lectura consiste en disponer de servicios
bibliotecarios dignos, estables, con personal especializado y suficiente,
colecciones actualizadas y edificios adecuados para acoger confortablemente a
la comunidad local. Mientras que en
España hay una biblioteca pública por cada 9.164 habitantes, en Castilla-La
Mancha ese tremendo esfuerzo del Gobierno Regional y de las Administraciones
Locales ha hecho posible que tengamos una biblioteca por cada 3.560 habitantes,
indicador que nos equipara en este caso a los países de la Unión Europea más
avanzados bibliotecariamente.
Es cierto que todavía quedan muchos
pequeños municipios sin servicios bibliotecarios, pero el Plan de Bibliotecas
Móviles actualmente en desarrollo servirá para, progresivamente, acercar el
libro y la información a los ciudadanos de esas zonas rurales.
En definitiva, el horizonte de la universalización se ve
posible, siempre que se mantenga la cultura de planificación que se viene
desarrollando desde mediados de la década de los noventa y que ha propiciado
unas políticas estables de bibliotecas públicas. Sucesivamente, el Plan Estratégico de Cultura, el Plan de Desarrollo Bibliotecario Bibliotecas
Públicas Siglo XXI, y en el anunciado Plan
Regional de Lectura han sido los documentos del Gobierno de Castilla-La
Mancha que han contribuido a crear una Red de Bibliotecas Públicas que hoy es
un valor indudable de nuestra región y espejo para otras tierras de España.
Queda mucho camino por recorrer,
muchos lugares en los que los ciudadanos todavía no pueden acceder
democráticamente al libro y la información a través de servicios
bibliotecarios. Pero lo importante es que la biblioteca pública en Castilla-La
Mancha ha ido incrementado su presencia, y la sociedad regional (tanto las
administraciones públicas como los propios ciudadanos) tienen un mayor
conocimiento y aprecio por este servicio público.
Derecho a leer, derecho a disponer
de biblioteca pública. Para todos y para todas. Sin discriminación por razón de
vivir en un barrio o en un alejado o pequeño municipio. Sigamos en Castilla-La
Mancha creyendo en la biblioteca pública, que es, según la UNESCO “el principal medio
de dar, a todo el mundo, libre acceso a la suma de los conocimientos y de las
ideas del hombre, y a las expresiones de su imaginación creativa”. Prosigamos
sembrando, y dentro de un tiempo habremos conseguido una sociedad que tenga,
realmente, pasión por leer.
*
La Tribuna
de Toledo (15 de septiembre de 2005), pág. 3. Este artículo se publicó
también, en la misma fecha, en las otras seis ediciones de este medio de
comunicación en Castilla-La Mancha (La Tribuna de Albacete, La Tribuna de Ciudad Real, La Tribuna de Cuenca, La Tribuna de
Guadalajara, La Tribuna de Puertollano y
La Tribuna
de Talavera).
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