viernes, 28 de septiembre de 2007

El corazón de la lectura



El corazón de la lectura*

            Nadie pensaba que Matías sobreviviese a su empeño más de unos meses. Conseguir una sociedad lectora en este pequeño pueblo de 563 habitantes estaba condenado al fracaso. Los bares, el pequeño polideportivo, los viajes a la capital, la gran televisión de 50 pulgadas que agrupaba a los vecinos en los grandes partidos, el centro de Internet que habían instalado los de Ciencia y Tecnología y que se había convertido en un ciber, como los que había de pago en las ciudades…Todo esto sí que eran actividades de ocio con etiqueta garantizada de éxito. Por eso cuando el Ayuntamiento, desafiando legislaciones e incluso criterios de profesionales avanzados, decidió abrir una biblioteca pública, todos, casi sin excepción, vaticinaron que antes de un mes cerraría sus puertas.

            Pero los agoreros se equivocaron. Aquella colección de libros amplia y actualizada, para todos los públicos, como las grandes películas, atrajo ya en la primera semana a los vecinos y en la estadística de esos 6 días Matías contabilizó 177 socios de carnet y 915 préstamos. Además, la sección de música, las películas en DVD y el lote muy selectivo de 100 CD-ROM,  todo ello aportado por el Servicio Regional de Bibliotecas, consiguió que personas que tradicionalmente padecían una considerable alergia al libro, no tuvieran reparo en acceder a las salas de la biblioteca. Claro que la cuidada campaña de publicidad hacía difícil resistirse al indudable encanto de la biblioteca: Matías, el joven bibliotecario, había visitado una a una todas las casas de la localidad e invitado a cada residente a conocer los servicios de la biblioteca pública. Y esta cercanía supuso un dato que al Alcalde le emocionó y le llenó de escalofríos: “¿Qué ya hay 378 socios, Matías?”, preguntó la máxima autoridad municipal con un gesto de alegre sorpresa. Pero lo importante no eran los fríos datos estadísticos.

            Durante el segundo mes, el horario de la biblioteca, que había comenzado a abrir sus puertas en jornada de tarde, se aumentó e inició sus actividades a las 10 de la mañana. Primero eran los jubilados, que leían la prensa que por primera vez llegaba al pueblo, porque el quiosco o la librería nunca fueron negocios rentables en tan pequeña localidad.  A las 12 un grupo de 15 mujeres formaban el primer club de lectoras de la biblioteca, y alguna llevaba a su bebé, que abría sus ojos de alegría cuando Matías, el bibliotecario, ponía entre sus manos pequeñas un libro de imágenes que arrancaba sonoras exclamaciones en esas criaturas.

            Matías fue convirtiéndose en asesor,  cómplice,  confidente, en amigo…Había escuchado en una conferencia de otro bibliotecario un verso profético: “estás llamado a ser un dirigente”, escritas hace décadas por el poeta Bertolt Brecht, en alusión al papel neurálgico que un bibliotecario tenía en la comunidad local, especialmente en tan pequeños municipios. Y creyó que el libro, como en general la cultura, era “un arma de futuro expansivo”, en palabras de Celaya, y que la biblioteca estaba llamada a ser la puerta democrática de acceso a la lectura y a la información. Pero las sombras alargadas, las carencias de las políticas bibliotecarias de nuestro país, incluso el desánimo de muchos profesionales habían propiciado en él una inicial actitud de recelo, de estar a la defensiva, dudando tal vez si esta profesión tan especial se introduciría, como algunos decían, en lo más hondo de su ser.

            Las colecciones pronto fueron ampliadas y toda la actividad cultural, de ocio y de participación, comenzó a generarse desde la biblioteca. Todavía guardo en la retina de mis ojos la imagen de aquel pueblo que en masa acudió a la plaza del Ayuntamiento para contemplar la obra de teatro que el grupo de jóvenes de la biblioteca representó  bajo el aliento de Matías, el bibliotecario, y la ayuda de un autor amigo que había conocido el creciente precio de la fama de esta  biblioteca.

            Los ojos de los pueblos vecinos se posaban, con cierta envidia, en este pequeño pueblo de los Montes de Toledo. Pronto la Biblioteca amplió sus instalaciones, y allí los ordenadores del fracasado Centro de Internet, constituyeron el núcleo para nuevos servicios. Ahora sí que aprovechaban las gentes los modernos equipos informáticos, y descubrían que el bibliotecario era un mediador de la información, alguien que les ayudaba a no utilizar las nuevas tecnologías para juegos y barridos rápidos por la Red y a descubrir día a día cómo buscar y utilizar esa ingente información para no perecer en el intento. También cobró nueva vida el viejo Centro de Turismo Rural que, como los ojos del Guadiana, funcionaba y dejaba de funcionar, a merced de la dichosa subvención; la biblioteca, se convirtió en un verdadero centro de información local y la vertiente turística sirvió para que los centenares de personas que, sobre todo en verano, pasaban por el municipio conocieran una biblioteca que les sorprendía y que veían como una gozosa y deslumbrante realidad cultural, educativa y de información.

            El Alcalde, Genaro Martínez, se convirtió en un verdadero abanderado de la causa de la biblioteca pública. En el nuevo presupuesto municipal no sólo incrementó espectacularmente la partida destinada a fondos bibliotecarios y a actividades de difusión. Consiguió el apoyo del Pleno, incluso del grupo de la oposición que había criticado la creación de un servicio público como la biblioteca porque este Ayuntamiento no tenía obligación legal de ponerla en marcha. Pero si la biblioteca se estaba convirtiendo en un verdadero ejemplo y objeto de deseo, no dudó el Alcalde en plantear una medida que causó, nuevamente, una sorpresa infinita: “Pero esta proyección social y cultural de la biblioteca no sólo precisa de esfuerzos financieros. Para no morir de éxito, necesitamos un segundo bibliotecario…” El debate fue muy fuerte, a veces tenso, por lo que el Alcalde llamó a sus mejores aliados: Matías, el bibliotecario, hizo una sosegada pero apasionada  intervención, en defensa del papel de la biblioteca en tan pequeño municipio; luego habló Juana, la coordinadora del Club de Lectoras, de forma deslumbrante, citando incluso a unos cuantos  autores que habían escrito sobre el importante papel del libro, la lectura y la información en el desarrollo de la persona, y que terminó diciendo: “Pero el bibliotecario es el corazón de la biblioteca. Y si hay dos corazones, tenemos muchas más garantías de que la cosecha sea más fructífera. Sr. Alcalde, señoras y señores concejales: que otros pueblos se gasten el dinero en fuegos de artificio; pero que el nuestro destaque para que el libro esté en el corazón de la gente”. Y, al terminar, un nudo ató su voz, y unas lágrimas de emoción sembraron de luz la sala de plenos. Finalmente fue un niño de 7 años, Moisés, quien leyó la carta que había mandado al Rey y al Presidente del Gobierno preguntándole porqué los pueblos pequeños no podían tener biblioteca, porqué las leyes que hacen en las Cortes no obligan a que en todas las localidades de España haya una biblioteca pública. Moisés, el niño defensor de las bibliotecas, todavía cuenta a sus amigos, y una vez lo contó en un periódico provincial, que no entendía la respuesta que le había dado el Presidente: “Es cuestión de presupuesto; no se puede gastar tanto dinero en un servicio público para tan pocos vecinos”. Y el inteligente niño lanzaba siempre una pregunta: “¿Entonces, los  que vivimos en los pueblos pequeños no tenemos derecho a leer?”

            Y claro, no se habló más: toda la Corporación aprobó la moción del alcalde. Y en el pueblo, ya con 599 habitantes, al poco tiempo hubo una gran fiesta en la biblioteca: una nueva y también joven bibliotecaria había llegado para poder ampliar y mejorar los servicios bibliotecarios. Y los indicadores estadísticos siguieron marcando retos que llenaban de admiración a tanto político que jamás creyó en la fuerza transformadora de la biblioteca pública. Y pronto una librería abrió sus puertas y los índices de lectura de prensa del municipio asombraban a los expertos de la universidad regional que esos días hacían un estudio sobre hábitos de promoción lectora. Y en sus conclusiones una frase llenaba de interrogantes a quienes todavía no estaban convencidos del papel esencial de la biblioteca en la comunidad: “Promover lectores, hacer lectores, es sinónimo de hacer personas, de educar de forma permanente. Y para esta tarea, no bastan los Planes nacionales o regionales de Lectura; son inútiles las costosas campañas publicitarias en medios de comunicación. La lectura debe de nacer en el corazón, y para que ese hábito sea permanente y genere el placer de leer, ningún instrumento mejor que la biblioteca pública. La biblioteca es el corazón de la lectura.”·

            Pero ni el Presidente, ni el nuevo ministro de Cultura, ni la Federación de Municipios y Provincias, ni el Director General del Libro y Bibliotecas del Gobierno de España escucharon ese clamor que se extendía por pueblos y ciudades de todo el país: “La biblioteca pública es el corazón de la lectura”. Y siguieron sin legislar para que leer fuera un derecho de todos, para que las bibliotecas estuvieran en la vida de todas las personas. De todos los pueblos. De todas las regiones. Sin desigualdades.

            Mientras tanto, en los Montes de Toledo, un pueblo significaba y representaba  el mejor ejemplo de fusión de la biblioteca con la comunidad local. Y Genaro, el alcalde, y Matías, el bibliotecario, comenzaron su labor de apóstoles de la lectura y las bibliotecas: eran llamados a Congresos, Jornadas Técnicas, Ferias del Libro e incluso al Parlamento regional para que contaran su experiencia bibliotecaria. Son los nuevos sembradores de semillas lectoras que generan en la sociedad frescas esperanzas. Y siempre terminan su intervención con una frase que un grupo de bibliotecarios pronunció hace varios años con emocionada pasión: “Una biblioteca es como una estrella en su municipio. Por eso,  nos consideramos sembradores de estrellas”. Y sienten que, en esta carrera de relevos a favor de la biblioteca y la lectura, ellos han cogido el testigo.



* Escrito en septiembre de 2007, fue publicado en Noticias Toledo. Año II, núm. 40 (28-9-2007), p. 2.   

viernes, 7 de septiembre de 2007

La crisis de la independencia



La crisis de la independencia

            Frecuentemente se ha utilizado en política  la etiqueta de “independencia” o de “independiente”, cuando en unas elecciones o en el nombramiento para un puesto concreto figuraba una persona sin militancia política partidista. Muchas veces esas personas acabaron integradas en los aparatos de los partidos, aunque casos hay, entre los que me cuento, que tras un período de colaboración intensa, se prefiere abandonar la vida pública en las instituciones por razones de conciencia,  por no compartir aspectos determinados de las políticas a desarrollar o simplemente por haber cumplido una etapa de tu vida.
            Pero hay ocasiones en las que hay que ser especialmente cuidadosos. Una de ellas, y probablemente de las más singulares, es la Institución del Defensor o Defensora del Pueblo. Como vamos siendo mayores, uno tiene que hacer esfuerzos todos los días para guardar silencio ante declaraciones políticas e institucionales que son verdaderas tomaduras de pelo. Recuerdo aquellos versos de León Felipe, nacido precisamente a la poesía en tierras de la actual Castilla-La Mancha, que decían: “Me han contado todos los cuentos y sé todos los cuentos”. O aquellos otros de Gloria Fuertes, poeta y bibliotecaria, que exclamaba: “…trabajo como si fuera tonta… pero Dios y el botones saben que no lo soy”. Pues efectivamente, para no molestar, con frecuencia muchos ciudadanos, nos vemos obligados a hacernos el tonto o a creernos los nuevos cuentos que nos narran desde los altavoces mediáticos. Pero la propuesta de nombramiento de  José Manuel Martínez Cenzano como Defensor del Pueblo excede todas las previsiones.
            Me resistía a escribir, porque conozco a Cenzano y me parece una persona valiosa, en lo personal y en lo político. Consiguientemente, expreso mi respeto hacia él, más tras un fracaso electoral que pocos esperaban. Y si se le quiere recuperar o agradecer su dedicación política y pública, búsquese otra vía. Como indica la propia web del Defensor del Pueblo de Castilla-La Mancha, se trata de una Institución que tiene por misión la defensa de los derechos y libertades de los ciudadanos frente a los posibles abusos de la Administración pública” y debe ser  “políticamente independiente”, no recibir “instrucciones de ninguna autoridad”  y desempeñar  “sus funciones con absoluta autonomía”.
            Probablemente Cenzano tratase de ejercer su misión con esa “independencia”  y “autonomía” que debe caracterizar la Institución del Defensor del Pueblo. Pero las sombras  de partidismos caerían como una losa sobre él y la Institución. Una persona que ha sido Consejero Adjunto al Presidente del Gobierno Regional, Presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha y Alcalde de Cuenca en varias legislaturas, siempre perteneciendo al PSOE, no encaja en el perfil necesario para ser Defensor del Pueblo bajo las premisas de independencia, autonomía y libertad.
            Empaña, además, la propuesta la circunstancia de que el PSOE haya hecho pública esta proposición sin ningún tipo de consenso con las restantes fuerzas políticas, al menos con las que tienen presencia en las Cortes regionales.
            Puedo entender que José Manuel Cenzano se sienta “conmovido”, según ha declarado él mismo, porque siempre es un honor recibir una propuesta de este tipo. Pero espero que luego, más en frío, entienda que no debería aceptar que se presente formalmente la propuesta en las Cortes. Escuchar también al vicepresidente y portavoz del Gobierno, Fernando  Lamata,  de que Cenzano "reúne condiciones excepcionales para poder desarrollar la importante labor de ser el Defensor del Pueblo de Castilla-La Mancha” me llena de perplejidad. ¿Cómo una persona inteligente y con fuerte experiencia política como Lamata no es capaz  de pensar en el significado de ese nombramiento? ¿Puede el Poder dejarnos tan ciegos  o hacernos olvidar principios democráticos tan básicos? Coincido con el Vicepresidente en que Cenzano ha contribuido al “desarrollo de Castilla-La Mancha” y tiene una "trayectoria política acreditada". Pero no puedo compartir su opinión de que es magnífica “la propuesta del Grupo Parlamentario Socialista para que Cenzano sea el nuevo Defensor del Pueblo de la región".
            La oposición política tampoco aparece muy coherente. Un representante del PP ha dicho que puestos a pensar en un José Manuel, “por qué no nombrar a José Manuel Molina, que además ganó las elecciones municipales aunque luego no sea alcalde de Toledo por el pacto entre PSOE e IU”.  Estas propuestas, que lógicamente adolecen del mismo problema, dicen muy poco a favor de los Populares. Seamos serios señores y señoras: a una propuesta desajustada no se puede salir con idénticos guiones.
            Por cierto, que el nombramiento del Defensor del Pueblo precisa del consenso político. Por lo que, al menos en las tres primeras elecciones que se hagan para elegir al Defensor, Cenzano necesitará las tres quintas partes de los votos de las Cortes. Es decir, como actualmente hay 47 diputados regionales, se precisan 28 votos, mientras que el grupo Socialista sólo dispone de 26.  Y me cuesta creer que el Gobierno Regional nombre a Cenzano en cuarta votación por mayoría simple; y me cuesta creer que el propio Cenzano acepte un nombramiento en esas condiciones para un puesto que precisa del consenso desde el primer día.
            Regenerar la vida pública es una asignatura pendiente, y a ello hemos de contribuir todos. Pero el Gobierno Regional, y el partido que lo sustenta, debería ser más cuidadoso. No sólo hacen daño a las instituciones: es que son una bofetada a la esencia del sistema democrático.  Pero confío en que las aguas vuelvan a su cauce y que el Presidente Barreda corrija un error cuyas consecuencias tal vez no calcularon.

martes, 22 de mayo de 2007

Decálogo para políticos



Decálogo para políticos*


            Preguntaron a Don Miguel de Unamuno a qué partido pertenecía, y contestó: “Yo soy unamuniano, y el día que se apunte alguien a mi partido yo me borro”. Y es que resulta difícil encontrar un partido que responda a tus ideas y a tu modo de conformar la sociedad. Yo mismo en muchas ocasiones he reiterado mi no adscripción a un partido político, y paralelamente la necesidad de contribuir  como ciudadano a la construcción de la vida pública. Pero, a pesar de las crecientes críticas a la clase política, siempre expreso mi respeto hacia quienes deciden dedicarse a la noble tarea de la política, al servicio de los demás. No soy de los que desprecian y ponen una etiqueta genérica negativa hacia políticos de todas las tendencias y de todos los ámbitos territoriales, pero sí reclamo la necesidad de una libertad de expresión real, de compartir mis opiniones desde la sociedad civil.
            Estos días de campaña electoral muchos buenos amigos se han animado a convertirse en candidatos. Son amigos que participan en todos los partidos políticos, y a la mayoría de ellos les votaría, pues sé que son personas íntegras, que renuncian a la comodidad de ser espectadores de la vida pública y están dispuestos a dar lo mejor que tienen dentro. Unos llegan con la ingenuidad del recién aterrizado en una lista, y otros llevan años dedicados a diseñar políticas de servicio a nuestra región y a nuestra gente. Pero todos ellos deberían tener presentes algunos principios básicos.

            1. Se gobierna para todos. La pertenencia a un partido no puede olvidar al conjunto de la sociedad y, específicamente, a quienes piensan de forma distinta. El gobernante debe ejecutar una política para todos los ciudadanos.

            2. Buscar el bien común. En general, es válido el principio de que se gobierna de acuerdo con la mayoría, aunque no siempre una decisión mayoritaria equivale a justa y necesaria. Gobernar al servicio de la sociedad pensando en la construcción de la persona, desde una dimensión ética y moral. Esto vale tanto para grandes decisiones conceptuales como para cuestiones cotidianas en un municipio o una región. Un político que busca el bien común deberá a veces tener en cuenta las propuestas de la oposición, y apoyarlas si considera que son buenas para construir ese bien común que afirman buscar.

            3. Respetar al adversario. Las descalificaciones, los insultos, la falta de respeto al adversario político son muestra de la poca calidad humana de quien asía actúa. Tiene además un alto coste: el conjunto de la sociedad capta e imita ese proceder, y así se construye un clima social de confrontación y de demagogia insultante que no beneficia en nada una cierta armonía social. Estas actitudes influyen, además, muy negativamente en los jóvenes. El político, aun con sus errores, es un espejo en el que mucha gente se mira. Lo contrario significa el fracaso de la política.

            4. No es lícito aprovechar la comunicación institucional con fines partidistas. Utilizar la publicidad institucional con carácter partidista es un modo de malversación de fondos. La comunicación y publicidad institucional debe constituir un servicio público, y no ha de emplearse con fines de difusión y exaltación de un partido. Es cierto que la campaña electoral dura en realidad toda la legislatura, es decir cuatro años. Por ello es ilícito que desde el poder se empleen cuantiosos recursos de última hora para intentar arrancar el voto del indeciso.

            5. Aceptar la crítica. Quien gestiona lo público debe saber que está expuesto al análisis y la crítica del conjunto de la sociedad. En un régimen democrático como el nuestro una de las alarmas que se encienden a menudo es el de la autocensura: es decir, un sistema formalmente de libertades pero que luego no acepta las opiniones discrepantes. Personas, instituciones, medios de comunicación, e inclusos partidos políticos son descalificados duramente, y a veces represaliados, cuando expresan opiniones que no gustan al Poder de turno. Estas situaciones, propias de dictaduras, desactivan la participación real de sectores de  la llamada sociedad civil en la construcción de la sociedad.  La participación en democracia no finaliza el día de las elecciones, sino que ha de ser permanente; y los políticos han de tener una actitud sinceramente abierta a la opinión de los ciudadanos.

            6. El programa electoral es el contrato. Los candidatos, con sus equipos de partido, han de diseñar unos programas electorales que sean realizables y hacerlos públicos al comienzo de la campaña electoral. Demasiadas veces comprobamos cómo los candidatos van desgranando sus ocurrencias durante el tiempo de campaña, aprovechándose del seguimiento que de las caravanas electorales realizan los medios de comunicación. Da la sensación de que más que un programa que refleje la filosofía del candidato o del partido en cuestión, se van soltando ideas que puedan impresionar a los votantes. Me parece lamentable que un partido político de tanto peso como el PSOE de Castilla-La Mancha  no haya hecho público el Programa Electoral para las Elecciones Autonómicas del próximo día 27, y que cuando se le ha solicitado guarde un extraño silencio. Tampoco resulta fácil conocer a fondo el programa del PP, pues en la página web de este partido se recogen una serie de Compromisos Cospedal, pero no un programa articulado para la región. Los partidos han de comprometerse también a hacer pública la evaluación del cumplimiento de sus programas.

            7. Las inversiones en servicios públicos no pueden ser partidistas. Escuchando las promesas de muchos candidatos se observa cómo hay Gobiernos y Administraciones que se ponen al servicio de los intereses de un partido. Se oyen frases parecidas a éstas: “Si ganamos en (nombre de una localidad) la Junta hará….”, dando a entender que si no gana su partido la Administración regional no construirá tal servicio…Las inversiones deben ser programadas con parámetros geográficos, demográficos, etc., pero nunca se puede utilizar la llave partidista como criterio de actuación. Es verdad que no es siempre así, y pueden citarse casos verdaderamente ejemplares, y que deben seguirse por otros gestores. Lo importante es que el político tenga claro este principio, y lo aplique.

            8. La política debe atender preferentemente a los sectores más necesitados. Gestionar dineros públicos;  dirigir gobiernos regionales, provinciales o municipales ha de hacerse desde un planteamiento de servicio al conjunto de la sociedad, pero especialmente a los más pobres. Por ello se debe tener una visión de conjunto de la acción de gobierno y, si es preciso, llevar recursos de áreas a veces con mayores presupuestos a aquellas otras en las que no llegan para paliar verdaderas situaciones de necesidad. Ya sabemos que los gobiernos no tienen una máquina de fabricar euros, pero precisamente porque se gestionan fondos procedentes de los ciudadanos se ha de ser muy cuidadoso en el gasto. No quiero poner ejemplos para no herir la sensibilidad de nadie, pero creo que todos somos conscientes de cómo a veces se despilfarra el dinero público en lugar de emplearlo en programas sociales realmente imprescindibles.

            9. Todo político ha de velar por los derechos fundamentales de la persona. Tener presente la ley natural resulta obligatorio, y debe  considerarse esencial en toda acción política proteger el derecho a la vida, la libertad de conciencia,  la formación integral de las personas, el apoyo a la familia, la necesidad y el respeto de la educación moral de la juventud. En estos ámbitos es crucial que los candidatos expresen  realmente sus opiniones, porque los ciudadanos tenemos derecho a conocer realmente qué piensa cada político, cada candidato. Y el político ha de ser fiel a sus ideas y no abjurar de ellas sólo porque estime que sus ideas pueden perjudicarle electoralmente. Es en estos campos donde los partidos en muchas ocasiones impiden a sus miembros actuar con libertad de conciencia, exigiéndole incluso el apoyo a decisiones y normas que chocan con sus ideas. Éste es un déficit democrático que padecemos, y se hace un gran daño al propio ejercicio democrático pues muchas personas que podrían realizar importantes servicios a la vida pública se apartan voluntariamente del escenario político.

            10. El ejercicio de la política debe ser temporal. Toda la vida estamos llamados a contribuir a la vida pública, pero la dedicación política debe ser temporal. No es buena la profesionalización de los cargos públicos, que puede influir en un alejamiento de la realidad social. Pero junto al tiempo de servicio público, ha de tenerse en cuenta para qué puestos se está capacitado y renunciar a aquellos que, a priori, no puedan ser desempeñados con dignidad. La mayor corrupción es ocupar cargos públicos sin tener una formación o aptitudes adecuadas. Relacionar temporalidad en el cargo y aptitud facilitará el éxito de la gestión y el desempeño del cargo o servicio a desempeñar. Y transcurrido ese tiempo está bien contar con las personas que más han contribuido a la cosa pública para que la sociedad pueda beneficiarse de su rica experiencia a través de órganos de consulta y otros instrumentos. Y siempre les quedará su derecho, y también deber, a opinar y a seguir construyendo la sociedad en la que vivan a través de artículos periodísticos, participación en asociaciones y entidades, conferencias, etc.

            Este decálogo intenta servir de reflexión no sólo para tantos candidatos que estos días se mueven en la campaña electoral sin apenas un minuto para la reflexión, sino también para otras personas que tal vez renunciaron a participar en la vida pública y tienen talentos de los que podría beneficiarse la sociedad. En política deben estar las personas más capacitadas y mejor dispuestas a servir a los demás. La política no debe ser un refugio de mediocres y de aduladores dispuestos sólo a ratificar la voluntad y los deseos de los líderes. Finalmente, el decálogo intenta que los ciudadanos seamos concientes de que tenemos una alta responsabilidad: participar cada día en la vida pública. La comodidad y los riesgos de censura no pueden servirnos de excusa.





* El Digital de Castilla-La Mancha. Nº 475 (22-5-2007). http://www.eldigitalcastillalamancha.es/articulos.asp?idarticulo=15486

La Crónica de Guadalajara (24-5-2007).

Cosas de Alcázar de San Juan  (Elecciones mayo 2007). http://cosasdealcazardesanjuan.wordpress.com/2007/05/23/decalogo-para-politicos/
Lanza digital. Diario digital de La Mancha. Año VI, nº 2.274 (25-5-2007) http://www.lanzadigital.com/diariolanza/pb/periodico/periodicodetalle.asp?REG=8670&sec=OPINION
Noticias Toledo Año I, nº 26 (25-5-2007), pág. 2.

sábado, 28 de abril de 2007

Bibliotecas, talante y escenificación democrática




Bibliotecas, talante y escenificación democrática*


En 1982, en los días de campaña “Por el Cambio”, el PSOE hizo la promesa de una “Ley de Bibliotecas” que luego no tuvo voluntad de promover. Y esa misma postura siguieron los distintos gobiernos de España. Esta carencia de una ley-marco de bibliotecas propició un desarrollo desigual de los servicios bibliotecarios en las comunidades autónomas. De hecho, entre la primera ley autonómica de bibliotecas (Cataluña en 1981) y la última (Baleares en 2006)  han transcurrido  25 años de distancia. Puede pensarse  que las leyes no lo son todo, pero constituyen  la premisa para diseñar unas políticas bibliotecarias que garanticen a todas las personas el acceso a unos servicios de lectura pública adecuados a la Sociedad de la  Información y del Conocimiento que aspiramos a construir.
En mayo de 2006 la ministra de Cultura, Carmen Calvo, presentó al Consejo de Ministros un Proyecto de Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas que no había consensuado ni con los sectores profesionales ni con las Comunidades Autónomas. Y formalmente intentó corregir esa falta de participación de la sociedad civil y de los gobiernos regionales. Especialmente era patético, e inútil, el capítulo V del Proyecto, dedicado a las bibliotecas, hasta el punto de que en los informes y alegaciones presentadas por instituciones tan representativas como la Federación Española de Municipios y Provincias o FESABID, que agrupa al conjunto de asociaciones bibliotecarias de todo el país, se pidió nítidamente una Ley específica dedicada a las bibliotecas o una reforma total del texto inicialmente propuesto.
Pero el gobierno de Rodríguez Zapatero, siempre fiel pregonero del talante y la participación, no defraudó sus dotes teatrales  y, sin modificar ningún aspecto del citado capítulo dedicado a las bibliotecas, dijo a los cuatro vientos en los inicios de noviembre de 2006 que el Consejo de Ministros había aprobado el Proyecto de Ley, que enviaba al Parlamento y que recogía las sugerencias aportadas por los sectores profesionales, sociales y políticos. Una gran mentira que ningún medio de comunicación denunció. Pueden compararse los textos y podrá comprobarse cómo el Gobierno de España no recogió ni una sola de las propuestas presentadas.
Y así pasó al Congreso de los Diputados. Nuevamente informes con alegaciones, e incluso bastantes comparecencias de los representantes de los sectores profesionales. Contactos con los grupos parlamentarios y muy buenas palabras. Los grupos políticos del Congreso presentaron 211 enmiendas, con singular presencia de Izquierda Unida, Esquerra Republicana y Partido Popular. Y la Comisión de Cultura, en un trabajo arduo,  introdujo buena parte de las enmiendas, incluso algunas de cierto calado que acogían propuestas de las asociaciones bibliotecarias. Y llegó el momento decisivo: la ministra de Cultura, maestra de la imagen, resaltó el gran consenso en su intervención ante el Pleno del Congreso de los Diputados del día 29 de marzo de 2007. Claro que, como ya estaba previsto, por un voto particular del Grupo Socialista, se modificó el texto que había sido aprobado en la Comisión de Cultura  y que había recogido las propuestas más significativas, por ejemplo, de Izquierda Unida.
Resultado: se ha aprobado un texto, ahora en el Senado, que es perfectamente inútil para resolver los problemas de las bibliotecas españolas. Finalmente, el Proyecto de Ley no regula los servicios básicos que debe prestar toda biblioteca pública ni resuelve el problema de falta de servicios bibliotecarios en los pequeños municipios,  que son unos 3.000 actualmente. Tampoco aclara las competencias de las distintas Administraciones Públicas ni se aborda el problema de la financiación de este servicio público. De igual modo, el texto no indica a quién corresponde la responsabilidad de prestar el servicio de biblioteca pública ni se configura como debe ser básicamente este servicio en función de los niveles de población de los municipios. Paradójicamente, y aunque es un Proyecto con referencias continuas a promover planes de lectura, el Proyecto no puede considerarse una ley integral en políticas de lectura pública, y no aporta tampoco ninguna característica mínima de las bibliotecas escolares. Y, lo más grave, omite totalmente la obligatoriedad de la coordinación bibliotecaria entre el Ministerio, las Comunidades Autónomas y las Administraciones Locales,  y sólo alude a la cooperación como algo voluntario de las distintas administraciones y sectores implicados.
La mayoría de los grupos políticos reconoció que este Proyecto no era una Ley de Bibliotecas. Por ello, Izquierda Unida defendió la denominación de Ley de la Lectura, del Libro y de la Coordinación Bibliotecaria, mientras que Esquerra Republicana y el Partido Popular optaron por la conversión del proyecto en una Ley de la Lectura, del Libro y de la Cooperación  Bibliotecaria.  Pero sólo el Partido Popular ha planteado en sus enmiendas la promulgación de una futura LEY DE BIBLIOTECAS.
El resultado es que se pierde la oportunidad de una Ley que garantice a todos los españoles el derecho a acceder a servicios bibliotecarios de calidad, dignos de nuestro tiempo. Más de dos décadas de espera merecían un Proyecto de Ley que afrontase y resolviese problemas. Pero la ministra Calvo sólo ha resuelto su particular problema político: ha modificado la Ley de Propiedad Intelectual, para que las bibliotecas paguen un canon por cada libro prestado y España pueda cumplir la directiva comunitaria.
Y lo peor es que no se vislumbra que el  Ministerio de Cultura esté dispuesto a convocar a debatir la  situación de las bibliotecas públicas en nuestro país y, mediante el consenso con las Comunidades Autónomas, impulsar una verdadera Política de Estado en materia de lectura y bibliotecas.
Pero si denuncio que el Gobierno y el Congreso de los Diputados no han querido afrontar el problema histórico de la biblioteca pública en España, tengo que reconocer que ambas instituciones merecen una nota de sobresaliente en su calidad de actores: han realizado una brillante representación escénica de un estéril juego democrático. Tal vez así tienen la conciencia tranquila de que sirven al pueblo que les otorgó el privilegio de convertirlos en representantes de los ciudadanos españoles. Pero se equivocan.




* ABC Año CIV, núm. 33.372 (28-04-2007), pág. 54. Edición nacional. Sección  Tribuna abierta. http://www.abc.es/hemeroteca/historico-28-04-2007/abc/Opinion/bibliotecas-talante-y-escenificacion-democratica_1632798178123.html
El Digital de Castilla-La Mancha. Nº 458  (3-05-2007). http://www.eldigitalcastillalamancha.es/articulos.asp?idarticulo=14534

martes, 24 de abril de 2007

Día del Libro y decálogo de propuestas para las Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha




Día del Libro y decálogo de propuestas para las  Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha*

Cada año, por estas fechas, muchas plazas y calles se llenan de libros y los medios de comunicación recogen bellas palabras sobre la lectura, los libros y las bibliotecas. Y es un ritual que hay que seguir cumpliendo, aunque sepamos que Días del Libro deben ser los 365 del año, y dediquemos el 23 de abril a celebrar su fiesta.
Pero este año tiene algo de especial. Se celebra prácticamente a un mes vista de la cita electoral. Ya los partidos políticos van desgranando algunas de sus propuestas-estrellas, se celebran actos con colectivos sociales e imagino que los partidos terminan de pulir los programas electorales que mostrarán como compromiso con los ciudadanos, tanto para las elecciones autonómicas como para los municipios de Castilla-La Mancha.
En los últimos años Castilla-La Mancha ha sido un referente para el conjunto del país en materia de bibliotecas públicas, y sería bueno que quienes tienen actualmente responsabilidades políticas supiesen que la sociedad castellano-manchega no va a conformarse con el pasado: los bibliotecarios siempre fueron un colectivo dinámico, implicado socialmente y exigente con los dirigentes públicos. E imagino que van a pedir cuentas a quien genere incumplimientos y desesperanzas.
Insisto en ideas que he repetido hasta la saciedad: crear o mejorar bibliotecas es el mejor instrumento para democratizar el acceso a la lectura y la información. Pero como todo servicio público exige importantes recursos financieros, humanos y técnicos es  más complejo desarrollar servicios bibliotecarios estables que organizar actividades de animación. Por ello hay políticos que en lugar de comprometerse a realizar políticas bibliotecarias planificadas y progresistas, prefiere iniciativas mediáticas.
Como ha ocurrido en anteriores citas electorales, no abundan las palabras dedicadas a las bibliotecas. Es más, hasta el momento no he escuchado a ningún político castellano-manchego una propuesta para las bibliotecas. Tal vez constituya el secreto mejor guardado y algún día los medios de comunicación nos sorprendan gratamente. Si me lo permiten, este año, como ciudadano amante de los libros y las bibliotecas, no voy a hacer el Elogio de la biblioteca pública sino algo más prosaico: enumerar algunas propuestas que prestaré, gratuitamente y sin percibir canon alguno, al partido que esté dispuesto a asumirlas. La mayoría de estas iniciativas forman parte de planes que, tal vez por no estar en los programas electorales de ningún partido, fueron incumplidos o abandonados por responsables culturales que optaron por los fuegos de artificio más que por continuar la consolidación de la Red de Bibliotecas Publicas de Castilla-La Mancha.

  
1. Desarrollo de un Pacto Regional por la Lectura y las Bibliotecas. Esta propuesta debe resumir la filosofía de trabajo público por las bibliotecas y la lectura en la región,   con la participación de todas las instituciones políticas, sociales, educativas y culturales, así como los sectores profesionales (bibliotecarios, editores, libreros,...) y las asociaciones de  madres y padres, las federaciones de alumnos y del resto de organizaciones implicadas en el fomento de la lectura. Desde ese Pacto deberían abordarse las medidas que enuncio a continuación, y otras muchas que durante los últimos años hemos defendido buena parte de los bibliotecarios de Castilla-La Mancha.
2. La universalización de los servicios bibliotecarios para el conjunto de municipios y población de la región. Desde mediados de los años noventa se luchó por este  objetivo, que fue asumido políticamente. Pero esta utopía puede convertirse en realidad, y para ello  la inclusión de este objetivo en los programas electorales sería la mejor forma de tener la certeza de que se aborde desde las instituciones un plan que realmente permita un reto que sólo Castilla-La Mancha ha planteado en España.  Según el Censo de Bibliotecas de 2005, todavía 366 municipios (un 40% del total) no tienen acceso alguno a servicios bibliotecarios.

3. Plan de Bibliotecas Móviles. Es preciso completar la flota de bibliobuses para asegurar poder dar cobertura a toda la región. Dado que la mayoría de los municipios sin servicio son localidades de población inferior a 400 habitantes, la solución pasa por bibliotecas móviles que lleguen semanalmente a esos municipios.  Las carencias son especialmente graves en las provincias de Cuenca y Guadalajara, donde los servicios bibliotecarios sólo llegan  al 92%  y al 86% de la población, respectivamente.


4. Plan de redes urbanas de bibliotecas en municipios con población superior a 25.000 habitantes. Pocas ciudades y localidades de la región cuentan con una red bibliotecaria que ofrezca servicio cercano, continuado y de calidad a sus distintos barrios. Frente al desarrollo de Albacete, es lamentable que la ciudad de Guadalajara siga sin abrir una biblioteca pública municipal y sólo cuente con la biblioteca pública del Estado. Y ciudades como Talavera de la Reina o Toledo tienen aún graves déficits para garantizar el servicio bibliotecario a todos los barrios. En la capital regional zonas como  Santa Teresa o Antequeruela-Covachuelas necesitan una Biblioteca; Santa María de Benquerencia no puede seguir sólo con los actuales servicios y en urbanizaciones como Valparaíso nadie habla de bibliotecas… Estos servicios no pueden ser exclusivamente responsabilidad municipal. Desde otras administraciones hay que diseñar estrategias que permitan a los municipios apostar por estos servicios públicos.
5. Plan Regional de Infraestructuras Bibliotecarias. Es básico para abordar las graves carencias de espacio, la modernización de los edificios y la apertura de nuevas bibliotecas. Según el  citado Censo de Bibliotecas un 45% de las bibliotecas tienen una superficie inferior a los 100 m² y un 40% oscila entre los 100 y los 249 m². Y lo peor es que los datos están estancados, por la carencia de planes. Si comparásemos los metros cuadrados nuevos o las bibliotecas construidas con otro tipo de servicios públicos, como centros de salud o centros docentes, veríamos cómo las bibliotecas no han constituido últimamente una prioridad en la región.
6. Una nueva Ley de Bibliotecas de Castilla-La Mancha. Tampoco este clásico compromiso figuró nunca en los programas electorales autonómicos, aunque en el parlamento regional sí están recogidas las palabras de políticos que prometieron esta ley. Es urgente para delimitar con claridad las competencias y financiación de las distintas Administraciones Públicas y desarrollar la Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha con parámetros de calidad y servicio público adecuados al siglo XXI.
7. Plan de recursos humanos de las Bibliotecas Públicas Municipales.. Castilla-La Mancha ha afrontado el problema histórico de los bibliotecarios municipales, y se ha comenzado a resolver su situación, ahora más digna. Pero es preciso poner en marcha nuevas medidas que garanticen la consolidación y normalización de estos puestos de trabajo, verdaderos mediadores sociales. Para ello, la Junta debe asumir la cofinanciación permanente de los bibliotecarios municipales de localidades con población inferior a 3.000 habitantes. Y hay que proseguir, mediante ayudas por tiempo limitado, la transformación de los contratos hacia jornadas completas y categorías de técnicos, más acordes con el trabajo especializado que realizan.
  8. Puesta en marcha del Catálogo Colectivo de la Red. Tampoco esta propuesta fue recogida en ningún Programa Electoral, aunque sí en planes de bibliotecas y convocatorias.  Ya no admite demoras este proyecto, y no abordarlo significa que nuestra Región  se aleja de las regiones más avanzadas en políticas bibliotecarias.  
9. Aprobación de Pautas para Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha, unos estándares que determinen los niveles de servicio que han de cumplir las bibliotecas de la región en cuanto a colecciones, espacios, horarios de apertura, personal, etc.
10. Desarrollo  de la Biblioteca Digital de Castilla-La Mancha. Vivimos tiempos en los que, aunque existen sectores sociales sin acceso a la información y la lectura pública, cada vez más se ponen a disposición de la sociedad bibliotecas virtuales o digitales a cuyos fondos se puede acceder libremente a través de las redes de comunicación. Castilla-La Mancha tiene unos espléndidos tesoros bibliográficos y unas fuentes bibliográficas que muestran la riqueza humana, cultural, espiritual y artística de esta Comunidad Autónoma. Sin embargo, aunque se diseñaron y prometieron iniciativas que ayuden a difundir Castilla-La Mancha, como en otros casos los proyectos están paralizados. Que los partidos políticos presenten compromisos electorales en este ámbito es una indudable necesidad.
            En definitiva, sigo defendiendo que la mejor celebración cotidiana del Día del Libro sería la consolidación de la Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha, con medidas como las enumeradas y que permitirían  unas políticas bibliotecarias que  otorgaron a nuestra Región un liderazgo ideológico en este ámbito en España. Pero, para esto, es la hora de los partidos políticos: tienen en sus manos comprometerse con la sociedad regional para que la Sociedad de la Información y del Conocimiento pueda llegar democráticamente a todos los sectores sociales a través de un servicio público esencial: la biblioteca pública. Los partidos políticos tienen la palabra.







* Artículo de opinión, publicado en los siguientes medios:
El Digital de Castilla-La Mancha.  Nº 450 (25-04-2007) http://www.eldigitalcastillalamancha.es/articulos.asp?idarticulo=14134
Noticias Toledo. Nº 22 (27-04-2007). Pág. 2.  http://www.noticiastoledo.com/semanal/upload/22/opinion.pdf
Noticias Digital. (27-04-2007)  
El Bibliotecario conquense.  Espacio de encuentro de la Asociación de Bibliotecarios de Cuenca (26-4-2007)




























lunes, 9 de abril de 2007

La Ley que no se aprobó*



La Ley que no se aprobó*
             

El último Pleno de las Cortes de Castilla-La Mancha ha sido muy singular. Finaliza formalmente esta Legislatura, se aprueban de forma controvertida tres leyes y estalla de nuevo la polémica por la presencia de los familiares de los fallecidos en el incendio de Guadalajara. Pero hubo una Ley que no se aprobó: la Ley de Bibliotecas de Castilla-La Mancha.
            Y en esta ocasión no podía aprobarse, porque la Consejería de Cultura, responsable de haber materializado este Proyecto, no ha presentado al Consejo de Gobierno de la Región esta prometida propuesta legislativa.
            Nuestra Región cuenta con la  Ley 1/1989, de Bibliotecas. Una Ley que tuvo entonces el consenso de los distintos grupos parlamentarios de la Cámara y que ha cumplido su misión inicial. Pero desde finales de la década de los noventa se vislumbró claramente que había que dar nuevos pasos legislativos para materializar los importantes proyectos de política bibliotecaria del Gobierno regional. El Plan Director de Promoción del Libro, Archivos y Bibliotecas no contempló la nueva Ley, pero sí un Decreto de organización y funcionamiento de la Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha. Los servicios jurídicos de la Consejería estimaron que los avances que se planteaban en el Decreto excedían las previsiones de desarrollo reglamentario de la Ley vigente, por lo que a finales de los años noventa se empezó a trabajar en la Consejería en borradores de una nueva Ley de Bibliotecas. Incluso este proyecto llegó a figurar en las previsiones de algún período de sesiones de las Cortes regionales. Pero los numerosos cambios de los equipos políticos de la Consejería de Cultura influyeron para una falta de decisiones al respecto.
            En el Plan de Desarrollo Bibliotecario de Castilla-La Mancha “Bibliotecas Públicas Siglo XXI” se planteó “disponer de una nueva legislación bibliotecaria en la región que permita el desarrollo, la transformación y modernización de estos centros para adecuarlos a las necesidades del siglo XXI” y se asumió el compromiso de promulgar una nueva Ley de Bibliotecas de Castilla-La Mancha. Así en 2003 se incluye formalmente esta iniciativa y se comienza inmediatamente a trabajar, creándose grupos de trabajo y llegándose incluso a producir contactos con diversas instituciones. Finalmente, por las fechas de fin de legislatura en las que nos encontrábamos, se decidió posponer este importante proyecto legislativo para el comienzo de la actual legislatura, porque desde la Consejería de Cultura se deseaba propiciar una Ley que naciese del consenso de los grupos políticos, como ya ocurriera en la de 1989. Pero los nuevos y rápidos cambios en los titulares de la Consejería y de la Dirección General impidieron la continuidad de los trabajos, hasta el punto de que puede afirmarse que en la legislatura que ahora se cierra no se han dado nuevos pasos políticos para hacer posible esta nueva Ley de Bibliotecas.
            En las II Jornadas Bibliotecarias de Castilla-La Mancha que tuvieron lugar en noviembre de 2005, el equipo técnico del Servicio Regional del Libro, Archivos y Bibliotecas (SERLAB) presentó una ponencia titulada “Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha: diez propuestas de futuro”;  y dentro de un conjunto de 32 medidas concretas para el desarrollo de los servicios públicos de bibliotecas en  nuestra región, se volvió a incidir en la necesidad de aprobar esta Ley.
            Se decía entonces que debería ser una Ley de segunda  generación, que diese respuesta a las necesidades de la sociedad regional del siglo XXI, a los ciudadanos de nuestro tiempo. Una Ley que sirviese de  cauce legal para canalizar el necesario avance de las bibliotecas, para dar respuesta a los nuevos retos que ha de afrontar la región en materia de bibliotecas.
            Otra de las características es que fuese una Ley integral, que atendiese las necesidades de la Comunidad Autónoma, por encima de las administraciones o instituciones titulares de cada tipo de biblioteca.
La nueva Ley tendría que  continuar refiriéndose al Sistema Bibliotecario de Castilla-La Mancha, pero introduciendo realidades tan importantes como la propia Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha o la Red de Bibliotecas Escolares.
Y entre los objetivos para los que debería servir se citaban la garantía del acceso de todos los castellano-manchegos a servicios bibliotecarios de calidad, el compromiso de la gratuidad de los servicios básicos, el desarrollo de estándares de calidad en todas las bibliotecas de la Red… Además, la Ley debería  asignar nítidamente a las distintas administraciones públicas su papel y compromisos financieros en este servicio público que es esencial para avanzar en el desarrollo de la Sociedad de la Información y del Conocimiento que caracteriza nuestro siglo.
      También deberían fijarse las bases para resolver uno de los problemas históricos que ha caracterizado el servicio bibliotecario en nuestro país y en nuestra Comunidad Autónoma: el personal de las bibliotecas públicas. Castilla-La Mancha ha sido desde mediados de los años noventa un referente nacional en cuanto a políticas autonómicas de apoyo a las bibliotecas municipales, y en materia de personal puso en marcha programas que aún hoy son mirados con respeto desde el conjunto del país. Desde el Grupo del SERLAB se planteaban en dichas Jornadas unas propuestas que de haberse puesto en práctica por la Consejería de Cultura hubiesen supuesto un avance singular en este ámbito.
Con una prestigiosa bibliotecaria al frente de la Consejería de Cultura y dos bibliotecarias municipales como titulares de direcciones generales, se pensaba que esta legislatura sería la de la lectura y de las bibliotecas públicas. Pero nos equivocamos: la Legislatura ha finalizado y el proyecto de nueva Ley de Bibliotecas duerme, como tantos otros por los que habíamos trabajado muchos profesionales en Castilla-La Mancha y que incomprensiblemente están paralizados.
Al parecer se quiere ofrecer como excusa la actual tramitación del Proyecto de Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas, que presentó la Ministra de Cultura el pasado año y que ahora inicia su singladura en el Senado. Pero en nada afecta este Proyecto, que no debe importar mucho a la Consejería de Cultura cuando no ha presentado propuesta pública alguna sobre los contenidos de esa importante Ley estatal.
En definitiva, una Legislatura perdida en materia de bibliotecas públicas, que hace a Castilla-La Mancha reducir su papel de “Locomotora del Sistema Español de Bibliotecas”, en palabras de Antonio Basanta, Director General de la prestigiosa  Fundación Germán Sánchez Ruipérez.  Y vemos con preocupación cómo la congelación de los más importantes proyectos políticos y técnicos del ámbito bibliotecario que se habían emprendido apartan a nuestra Región de los caminos de desarrollo bibliotecario más avanzados. 


* Artículo de opinión. Publicado en:
- ABC, Edición Toledo (9-4-2007). Edición impresa, pág.  Edición digital: http://www.abc.es/20070409/toledo-toledo/aprobo_200704090316.html
-  La Crónica de Guadalajara (9-4-2007). Edición digital. http://www.lacronica.net/lanoticia.htm
- El Digital de Castilla-La Mancha. (10-04-2007).
- Guadalajara Dos Mil Nº 2139 (16-04-2007).mero 2139    16 de abril de 2007
- El Día de Toledo (16-04-2007), pág.
- Cegal.es