Decálogo para políticos*
Preguntaron a Don Miguel de Unamuno
a qué partido pertenecía, y contestó: “Yo soy unamuniano, y el día que se apunte alguien a mi partido yo me
borro”. Y es que resulta difícil encontrar un partido que responda a tus ideas
y a tu modo de conformar la sociedad. Yo mismo en muchas ocasiones he reiterado
mi no adscripción a un partido político, y paralelamente la necesidad de
contribuir como ciudadano a la construcción
de la vida pública. Pero, a pesar de las crecientes críticas a la clase
política, siempre expreso mi respeto hacia quienes deciden dedicarse a la noble
tarea de la política, al servicio de los demás. No soy de los que desprecian y
ponen una etiqueta genérica negativa hacia políticos de todas las tendencias y
de todos los ámbitos territoriales, pero sí reclamo la necesidad de una
libertad de expresión real, de compartir mis opiniones desde la sociedad civil.
Estos días de campaña electoral
muchos buenos amigos se han animado a convertirse en candidatos. Son amigos que
participan en todos los partidos políticos, y a la mayoría de ellos les
votaría, pues sé que son personas íntegras, que renuncian a la comodidad de ser
espectadores de la vida pública y están dispuestos a dar lo mejor que tienen
dentro. Unos llegan con la ingenuidad del recién aterrizado en una lista, y
otros llevan años dedicados a diseñar políticas de servicio a nuestra región y
a nuestra gente. Pero todos ellos deberían tener presentes algunos principios
básicos.
1.
Se gobierna para todos. La pertenencia a un partido no puede olvidar al
conjunto de la sociedad y, específicamente, a quienes piensan de forma
distinta. El gobernante debe ejecutar una política para todos los ciudadanos.
2.
Buscar el bien común. En general, es válido el principio de que se gobierna
de acuerdo con la mayoría, aunque no siempre una decisión mayoritaria equivale
a justa y necesaria. Gobernar al servicio de la sociedad pensando en la
construcción de la persona, desde una dimensión ética y moral. Esto vale tanto
para grandes decisiones conceptuales como para cuestiones cotidianas en un
municipio o una región. Un político que busca el bien común deberá a veces
tener en cuenta las propuestas de la oposición, y apoyarlas si considera que
son buenas para construir ese bien común que afirman buscar.
3.
Respetar al adversario. Las descalificaciones, los insultos, la falta de
respeto al adversario político son muestra de la poca calidad humana de quien
asía actúa. Tiene además un alto coste: el conjunto de la sociedad capta e
imita ese proceder, y así se construye un clima social de confrontación y de
demagogia insultante que no beneficia en nada una cierta armonía social. Estas
actitudes influyen, además, muy negativamente en los jóvenes. El político, aun
con sus errores, es un espejo en el que mucha gente se mira. Lo contrario
significa el fracaso de la política.
4.
No es lícito aprovechar la comunicación institucional con fines partidistas. Utilizar
la publicidad institucional con carácter partidista es un modo de malversación
de fondos. La comunicación y publicidad institucional debe constituir un
servicio público, y no ha de emplearse con fines de difusión y exaltación de un
partido. Es cierto que la campaña electoral
dura en realidad toda la legislatura, es decir cuatro años. Por ello es
ilícito que desde el poder se empleen cuantiosos recursos de última hora para intentar arrancar el voto del indeciso.
5.
Aceptar la crítica. Quien gestiona lo público debe saber que está expuesto
al análisis y la crítica del conjunto de la sociedad. En un régimen democrático
como el nuestro una de las alarmas que se encienden a menudo es el de la
autocensura: es decir, un sistema formalmente de libertades pero que luego no
acepta las opiniones discrepantes. Personas, instituciones, medios de
comunicación, e inclusos partidos políticos son descalificados duramente, y a
veces represaliados, cuando expresan opiniones que no gustan al Poder de turno.
Estas situaciones, propias de dictaduras, desactivan la participación real de
sectores de la llamada sociedad civil en la construcción de la
sociedad. La participación en democracia
no finaliza el día de las elecciones, sino que ha de ser permanente; y los
políticos han de tener una actitud sinceramente abierta a la opinión de los
ciudadanos.
6.
El programa electoral es el contrato. Los candidatos, con sus equipos de
partido, han de diseñar unos programas electorales que sean realizables y
hacerlos públicos al comienzo de la campaña electoral. Demasiadas veces
comprobamos cómo los candidatos van desgranando sus ocurrencias durante el tiempo de campaña, aprovechándose del
seguimiento que de las caravanas electorales realizan los medios de
comunicación. Da la sensación de que más que un programa que refleje la
filosofía del candidato o del partido en cuestión, se van soltando ideas que
puedan impresionar a los votantes. Me
parece lamentable que un partido político de tanto peso como el PSOE de
Castilla-La Mancha no haya hecho público
el Programa Electoral para las Elecciones Autonómicas del próximo día 27, y que
cuando se le ha solicitado guarde un extraño silencio. Tampoco resulta fácil
conocer a fondo el programa del PP, pues en la página web de este partido se
recogen una serie de Compromisos
Cospedal, pero no un programa articulado para la región. Los partidos han
de comprometerse también a hacer pública la evaluación del cumplimiento de sus
programas.
7.
Las inversiones en servicios públicos no
pueden ser partidistas. Escuchando
las promesas de muchos candidatos se observa cómo hay Gobiernos y
Administraciones que se ponen al servicio de los intereses de un partido. Se
oyen frases parecidas a éstas: “Si ganamos en (nombre de una localidad) la Junta hará….”, dando a
entender que si no gana su partido la Administración regional no construirá tal
servicio…Las inversiones deben ser programadas con parámetros geográficos,
demográficos, etc., pero nunca se puede utilizar la llave partidista como
criterio de actuación. Es verdad que no es siempre así, y pueden citarse casos
verdaderamente ejemplares, y que deben seguirse por otros gestores. Lo
importante es que el político tenga claro este principio, y lo aplique.
8.
La política debe atender preferentemente a los sectores más necesitados.
Gestionar dineros públicos; dirigir
gobiernos regionales, provinciales o municipales ha de hacerse desde un
planteamiento de servicio al conjunto de la sociedad, pero especialmente a los
más pobres. Por ello se debe tener una visión de conjunto de la acción de
gobierno y, si es preciso, llevar recursos de áreas a veces con mayores
presupuestos a aquellas otras en las que no llegan para paliar verdaderas
situaciones de necesidad. Ya sabemos que los gobiernos no tienen una máquina de
fabricar euros, pero precisamente porque se gestionan fondos procedentes de los
ciudadanos se ha de ser muy cuidadoso en el gasto. No quiero poner ejemplos
para no herir la sensibilidad de nadie, pero creo que todos somos conscientes
de cómo a veces se despilfarra el dinero público en lugar de emplearlo en
programas sociales realmente imprescindibles.
9.
Todo político ha de velar por los derechos fundamentales de la persona.
Tener presente la ley natural resulta obligatorio, y debe considerarse esencial en toda acción política
proteger el derecho a la vida, la libertad de conciencia, la formación integral de las personas, el
apoyo a la familia, la necesidad y el respeto de la educación moral de la
juventud. En estos ámbitos es crucial que los candidatos expresen realmente sus opiniones, porque los
ciudadanos tenemos derecho a conocer realmente qué piensa cada político, cada
candidato. Y el político ha de ser fiel a sus ideas y no abjurar de ellas sólo
porque estime que sus ideas pueden perjudicarle electoralmente. Es en estos campos
donde los partidos en muchas ocasiones impiden a sus miembros actuar con
libertad de conciencia, exigiéndole incluso el apoyo a decisiones y normas que
chocan con sus ideas. Éste es un déficit democrático que padecemos, y se hace
un gran daño al propio ejercicio democrático pues muchas personas que podrían
realizar importantes servicios a la vida pública se apartan voluntariamente del
escenario político.
10.
El ejercicio de la política debe ser temporal. Toda la vida estamos
llamados a contribuir a la vida pública, pero la dedicación política debe ser
temporal. No es buena la profesionalización de los cargos públicos, que puede
influir en un alejamiento de la realidad social. Pero junto al tiempo de
servicio público, ha de tenerse en cuenta para qué puestos se está capacitado y
renunciar a aquellos que, a priori, no puedan ser desempeñados con dignidad. La
mayor corrupción es ocupar cargos públicos sin tener una formación o aptitudes
adecuadas. Relacionar temporalidad en el cargo y aptitud facilitará el éxito de
la gestión y el desempeño del cargo o servicio a desempeñar. Y transcurrido ese
tiempo está bien contar con las personas que más han contribuido a la cosa pública para que la sociedad pueda
beneficiarse de su rica experiencia a través de órganos de consulta y otros
instrumentos. Y siempre les quedará su derecho, y también deber, a opinar y a
seguir construyendo la sociedad en la que vivan a través de artículos
periodísticos, participación en asociaciones y entidades, conferencias, etc.
Este decálogo intenta servir de reflexión no sólo para tantos candidatos
que estos días se mueven en la campaña electoral sin apenas un minuto para la
reflexión, sino también para otras personas que tal vez renunciaron a
participar en la vida pública y tienen talentos
de los que podría beneficiarse la sociedad. En política deben estar las
personas más capacitadas y mejor dispuestas a servir a los demás. La política
no debe ser un refugio de mediocres y de aduladores dispuestos sólo a ratificar
la voluntad y los deseos de los líderes. Finalmente, el decálogo intenta que los ciudadanos seamos concientes de que
tenemos una alta responsabilidad: participar cada día en la vida pública. La
comodidad y los riesgos de censura no pueden servirnos de excusa.
*
El Digital de Castilla-La Mancha. Nº
475 (22-5-2007). http://www.eldigitalcastillalamancha.es/articulos.asp?idarticulo=15486
La
Crónica de
Guadalajara (24-5-2007).
Cosas de Alcázar de San Juan (Elecciones mayo 2007). http://cosasdealcazardesanjuan.wordpress.com/2007/05/23/decalogo-para-politicos/
Lanza digital. Diario digital de La Mancha. Año VI, nº 2.274 (25-5-2007) http://www.lanzadigital.com/diariolanza/pb/periodico/periodicodetalle.asp?REG=8670&sec=OPINION
Noticias Toledo Año I, nº 26 (25-5-2007), pág. 2.
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