La crisis de la independencia
Frecuentemente
se ha utilizado en política la etiqueta
de “independencia” o de “independiente”, cuando en unas elecciones o en el
nombramiento para un puesto concreto figuraba una persona sin militancia
política partidista. Muchas veces esas personas acabaron integradas en los
aparatos de los partidos, aunque casos hay, entre los que me cuento, que tras
un período de colaboración intensa, se prefiere abandonar la vida pública en
las instituciones por razones de conciencia, por no compartir aspectos determinados de las
políticas a desarrollar o simplemente por haber cumplido una etapa de tu vida.
Pero
hay ocasiones en las que hay que ser especialmente cuidadosos. Una de ellas, y
probablemente de las más singulares, es la Institución del
Defensor o Defensora del Pueblo. Como vamos siendo mayores, uno tiene que hacer
esfuerzos todos los días para guardar silencio ante declaraciones políticas e
institucionales que son verdaderas tomaduras de pelo. Recuerdo aquellos versos
de León Felipe, nacido precisamente a la poesía en tierras de la actual
Castilla-La Mancha, que decían: “Me han
contado todos los cuentos y sé todos los cuentos”. O aquellos otros de
Gloria Fuertes, poeta y bibliotecaria, que exclamaba: “…trabajo como si fuera tonta… pero Dios y el botones saben que no lo
soy”. Pues efectivamente, para no molestar, con frecuencia muchos
ciudadanos, nos vemos obligados a hacernos el tonto o a creernos los nuevos
cuentos que nos narran desde los altavoces mediáticos. Pero la propuesta de
nombramiento de José Manuel Martínez
Cenzano como Defensor del Pueblo excede todas las previsiones.
Me
resistía a escribir, porque conozco a Cenzano y me parece una persona valiosa,
en lo personal y en lo político. Consiguientemente, expreso mi respeto hacia él,
más tras un fracaso electoral que pocos esperaban. Y si se le quiere recuperar
o agradecer su dedicación política y pública, búsquese otra vía. Como indica la
propia web del Defensor del Pueblo de Castilla-La Mancha, se trata de una
Institución que tiene por misión la defensa de los derechos y libertades de los
ciudadanos frente a los posibles abusos de la Administración
pública” y debe ser “políticamente
independiente”, no recibir “instrucciones de ninguna autoridad” y desempeñar
“sus funciones con absoluta autonomía”.
Probablemente
Cenzano tratase de ejercer su misión con esa “independencia” y “autonomía” que debe caracterizar la Institución del
Defensor del Pueblo. Pero las sombras de
partidismos caerían como una losa sobre él y la Institución. Una
persona que ha sido Consejero Adjunto al Presidente del Gobierno Regional,
Presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha y Alcalde de Cuenca en varias
legislaturas, siempre perteneciendo al PSOE, no encaja en el perfil necesario
para ser Defensor del Pueblo bajo las premisas de independencia, autonomía y
libertad.
Empaña,
además, la propuesta la circunstancia de que el PSOE haya hecho pública esta
proposición sin ningún tipo de consenso con las restantes fuerzas políticas, al
menos con las que tienen presencia en las Cortes regionales.
Puedo entender que José Manuel Cenzano se sienta “conmovido”,
según ha declarado él mismo, porque siempre es un honor recibir una propuesta
de este tipo. Pero espero que luego, más en frío, entienda que no debería
aceptar que se presente formalmente la propuesta en las Cortes. Escuchar
también al vicepresidente y portavoz del Gobierno, Fernando Lamata, de que Cenzano "reúne condiciones
excepcionales para poder desarrollar la importante labor de ser el Defensor del
Pueblo de Castilla-La Mancha” me llena de perplejidad. ¿Cómo una persona
inteligente y con fuerte experiencia política como Lamata no es capaz de pensar en el significado de ese
nombramiento? ¿Puede el Poder dejarnos tan ciegos o hacernos olvidar principios democráticos tan
básicos? Coincido con el Vicepresidente en que Cenzano ha contribuido al “desarrollo
de Castilla-La Mancha” y tiene una "trayectoria política acreditada".
Pero no puedo compartir su opinión de que es magnífica “la propuesta del Grupo
Parlamentario Socialista para que Cenzano sea el nuevo Defensor del Pueblo de la región".
La
oposición política tampoco aparece muy coherente. Un representante del PP ha
dicho que puestos a pensar en un José Manuel, “por qué no nombrar a José Manuel
Molina, que además ganó las elecciones municipales aunque luego no sea alcalde
de Toledo por el pacto entre PSOE e IU”.
Estas propuestas, que lógicamente adolecen del mismo problema, dicen muy
poco a favor de los Populares. Seamos serios señores y señoras: a una propuesta
desajustada no se puede salir con idénticos guiones.
Por
cierto, que el nombramiento del Defensor del Pueblo precisa del consenso político.
Por lo que, al menos en las tres primeras elecciones que se hagan para elegir
al Defensor, Cenzano necesitará las tres quintas partes de los votos de las
Cortes. Es decir, como actualmente hay 47 diputados regionales, se precisan 28
votos, mientras que el grupo Socialista sólo dispone de 26. Y me cuesta creer que el Gobierno Regional
nombre a Cenzano en cuarta votación por mayoría simple; y me cuesta creer que
el propio Cenzano acepte un nombramiento en esas condiciones para un puesto que
precisa del consenso desde el primer día.
Regenerar
la vida pública es una asignatura pendiente, y a ello hemos de contribuir
todos. Pero el Gobierno Regional, y el partido que lo sustenta, debería ser más
cuidadoso. No sólo hacen daño a las instituciones: es que son una bofetada a la
esencia del sistema democrático. Pero
confío en que las aguas vuelvan a su cauce y que el Presidente Barreda corrija
un error cuyas consecuencias tal vez no calcularon.
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