lunes, 9 de abril de 2007

La Ley que no se aprobó*



La Ley que no se aprobó*
             

El último Pleno de las Cortes de Castilla-La Mancha ha sido muy singular. Finaliza formalmente esta Legislatura, se aprueban de forma controvertida tres leyes y estalla de nuevo la polémica por la presencia de los familiares de los fallecidos en el incendio de Guadalajara. Pero hubo una Ley que no se aprobó: la Ley de Bibliotecas de Castilla-La Mancha.
            Y en esta ocasión no podía aprobarse, porque la Consejería de Cultura, responsable de haber materializado este Proyecto, no ha presentado al Consejo de Gobierno de la Región esta prometida propuesta legislativa.
            Nuestra Región cuenta con la  Ley 1/1989, de Bibliotecas. Una Ley que tuvo entonces el consenso de los distintos grupos parlamentarios de la Cámara y que ha cumplido su misión inicial. Pero desde finales de la década de los noventa se vislumbró claramente que había que dar nuevos pasos legislativos para materializar los importantes proyectos de política bibliotecaria del Gobierno regional. El Plan Director de Promoción del Libro, Archivos y Bibliotecas no contempló la nueva Ley, pero sí un Decreto de organización y funcionamiento de la Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha. Los servicios jurídicos de la Consejería estimaron que los avances que se planteaban en el Decreto excedían las previsiones de desarrollo reglamentario de la Ley vigente, por lo que a finales de los años noventa se empezó a trabajar en la Consejería en borradores de una nueva Ley de Bibliotecas. Incluso este proyecto llegó a figurar en las previsiones de algún período de sesiones de las Cortes regionales. Pero los numerosos cambios de los equipos políticos de la Consejería de Cultura influyeron para una falta de decisiones al respecto.
            En el Plan de Desarrollo Bibliotecario de Castilla-La Mancha “Bibliotecas Públicas Siglo XXI” se planteó “disponer de una nueva legislación bibliotecaria en la región que permita el desarrollo, la transformación y modernización de estos centros para adecuarlos a las necesidades del siglo XXI” y se asumió el compromiso de promulgar una nueva Ley de Bibliotecas de Castilla-La Mancha. Así en 2003 se incluye formalmente esta iniciativa y se comienza inmediatamente a trabajar, creándose grupos de trabajo y llegándose incluso a producir contactos con diversas instituciones. Finalmente, por las fechas de fin de legislatura en las que nos encontrábamos, se decidió posponer este importante proyecto legislativo para el comienzo de la actual legislatura, porque desde la Consejería de Cultura se deseaba propiciar una Ley que naciese del consenso de los grupos políticos, como ya ocurriera en la de 1989. Pero los nuevos y rápidos cambios en los titulares de la Consejería y de la Dirección General impidieron la continuidad de los trabajos, hasta el punto de que puede afirmarse que en la legislatura que ahora se cierra no se han dado nuevos pasos políticos para hacer posible esta nueva Ley de Bibliotecas.
            En las II Jornadas Bibliotecarias de Castilla-La Mancha que tuvieron lugar en noviembre de 2005, el equipo técnico del Servicio Regional del Libro, Archivos y Bibliotecas (SERLAB) presentó una ponencia titulada “Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha: diez propuestas de futuro”;  y dentro de un conjunto de 32 medidas concretas para el desarrollo de los servicios públicos de bibliotecas en  nuestra región, se volvió a incidir en la necesidad de aprobar esta Ley.
            Se decía entonces que debería ser una Ley de segunda  generación, que diese respuesta a las necesidades de la sociedad regional del siglo XXI, a los ciudadanos de nuestro tiempo. Una Ley que sirviese de  cauce legal para canalizar el necesario avance de las bibliotecas, para dar respuesta a los nuevos retos que ha de afrontar la región en materia de bibliotecas.
            Otra de las características es que fuese una Ley integral, que atendiese las necesidades de la Comunidad Autónoma, por encima de las administraciones o instituciones titulares de cada tipo de biblioteca.
La nueva Ley tendría que  continuar refiriéndose al Sistema Bibliotecario de Castilla-La Mancha, pero introduciendo realidades tan importantes como la propia Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha o la Red de Bibliotecas Escolares.
Y entre los objetivos para los que debería servir se citaban la garantía del acceso de todos los castellano-manchegos a servicios bibliotecarios de calidad, el compromiso de la gratuidad de los servicios básicos, el desarrollo de estándares de calidad en todas las bibliotecas de la Red… Además, la Ley debería  asignar nítidamente a las distintas administraciones públicas su papel y compromisos financieros en este servicio público que es esencial para avanzar en el desarrollo de la Sociedad de la Información y del Conocimiento que caracteriza nuestro siglo.
      También deberían fijarse las bases para resolver uno de los problemas históricos que ha caracterizado el servicio bibliotecario en nuestro país y en nuestra Comunidad Autónoma: el personal de las bibliotecas públicas. Castilla-La Mancha ha sido desde mediados de los años noventa un referente nacional en cuanto a políticas autonómicas de apoyo a las bibliotecas municipales, y en materia de personal puso en marcha programas que aún hoy son mirados con respeto desde el conjunto del país. Desde el Grupo del SERLAB se planteaban en dichas Jornadas unas propuestas que de haberse puesto en práctica por la Consejería de Cultura hubiesen supuesto un avance singular en este ámbito.
Con una prestigiosa bibliotecaria al frente de la Consejería de Cultura y dos bibliotecarias municipales como titulares de direcciones generales, se pensaba que esta legislatura sería la de la lectura y de las bibliotecas públicas. Pero nos equivocamos: la Legislatura ha finalizado y el proyecto de nueva Ley de Bibliotecas duerme, como tantos otros por los que habíamos trabajado muchos profesionales en Castilla-La Mancha y que incomprensiblemente están paralizados.
Al parecer se quiere ofrecer como excusa la actual tramitación del Proyecto de Ley de la Lectura, del Libro y de las Bibliotecas, que presentó la Ministra de Cultura el pasado año y que ahora inicia su singladura en el Senado. Pero en nada afecta este Proyecto, que no debe importar mucho a la Consejería de Cultura cuando no ha presentado propuesta pública alguna sobre los contenidos de esa importante Ley estatal.
En definitiva, una Legislatura perdida en materia de bibliotecas públicas, que hace a Castilla-La Mancha reducir su papel de “Locomotora del Sistema Español de Bibliotecas”, en palabras de Antonio Basanta, Director General de la prestigiosa  Fundación Germán Sánchez Ruipérez.  Y vemos con preocupación cómo la congelación de los más importantes proyectos políticos y técnicos del ámbito bibliotecario que se habían emprendido apartan a nuestra Región de los caminos de desarrollo bibliotecario más avanzados. 


* Artículo de opinión. Publicado en:
- ABC, Edición Toledo (9-4-2007). Edición impresa, pág.  Edición digital: http://www.abc.es/20070409/toledo-toledo/aprobo_200704090316.html
-  La Crónica de Guadalajara (9-4-2007). Edición digital. http://www.lacronica.net/lanoticia.htm
- El Digital de Castilla-La Mancha. (10-04-2007).
- Guadalajara Dos Mil Nº 2139 (16-04-2007).mero 2139    16 de abril de 2007
- El Día de Toledo (16-04-2007), pág.
- Cegal.es


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