Palabras pronunciadas en el Paraninfo del Palacio Lorenzana de Toledo, en el homenaje organizado por ANABAD el 27 de abril de 2006.
10 palabras, 10 principios.
Confesiones en voz baja.
Buenas tardes.
Me
dicen mis amigos que puedo sentirme un
hombre afortunado. Y lo soy. Ellos se refieren al hecho, un tanto insólito, de
que apenas cruzado el umbral de los cincuenta años estoy recibiendo el apoyo,
el cariño, el homenaje de los profesionales, las asociaciones e instituciones.
Sí, debo sentirme un privilegiado por recibir reconocimientos públicos todavía
en vida y en activo. Empiezo, pues, por agradecer todos estos detalles de mis amigos
y de las asociaciones amigas que, como ANABAD, me muestran su amistad en forma
de distinciones. Ser el primer Socio de Honor de ANABAD/Castilla-La Mancha es
sin duda un privilegio, un gran detalle hacia mi persona por parte de los
compañeros y compañeras que han tomado esa decisión. Y recibir la Medalla de Honor al Mérito
Profesional de ANABAD es otro gran detalle que evidencia que quienes han tomado
esta otra decisión son personas de bien
que intentan transmitirme una palabra de ánimo en unos momentos que saben que
han resultado duros para quien les habla, que ha dejado un puesto de trabajo
apasionante y que he vivido de forma apasionada durante 16 años.
Pero yo añadiría antes de comenzar
mi intervención que puedo sentirme un hombre afortunado por muchas más razones.
Muchos de vosotros sabéis que está a punto de aparecer un libro mío titulado Combates
por la Biblioteca
Pública en España (1978-2006), que recogerá mis trabajos
científicos y periodísticos publicados de temática bibliotecaria, así como algunos
textos inéditos de conferencias y otras intervenciones públicas sobre la misma
materia. Al hilo de este hecho, un amigo me preguntaba: ¿Son tus obras
completas? Y, lógicamente, le dije que no, que aún aspiraba a seguir
reflexionando, a seguir opinando, a seguir escribiendo. De hecho, este libro
estaba en imprenta cuando se produjo mi cese como Jefe del Servicio Regional
del Libro, Archivos y Bibliotecas, y no aparecen buena parte de las
intervenciones en congresos realizadas durante el año 2005, porque el libro era
ya demasiado extenso.
Pero
atravesado el pórtico del medio siglo, con un obligado cambio de destino, y
sabiendo que hay que seguir caminando y aportando a la sociedad, aprovecho la
oportunidad de este discurso para reflexionar sobre mi experiencia en estos
años, mi trayectoria humana y profesional. Como podéis comprender no voy a
realizar aquí mi semblanza biográfica, ni a mencionar las iniciativas
desarrolladas durante este período largo de mi vida. Es algo más sencillo, que
hago sabiendo que aquí estáis mis amigos. Son unas confesiones, unas
reflexiones que deben imaginarse en voz baja, como si estuviésemos tomando un
café, y que por las exigencias del guión de este acto han de ser pronunciadas
en voz alta. Con esta confianza me atrevo hoy a expresar estas ideas. Voy a
comentar 10 PALABRAS, que podrían significar 10 principios. Pueden ser más sin
duda, pero he querido significar con este decálogo de palabras o
principios toda una simbología: para mí estos principios han sido como unos diez
mandamientos éticos para mi vida profesional que he intentado seguir de
forma cotidiana.
1) HISTORIA.
Señala la Real Academia
de la Lengua
en su Diccionario de la
Lengua Española que “hacer historia”, “historiar”,
es “escribir historias y exponer las vicisitudes por que ha pasado una
persona”. Pero calma, que ya he dicho que renuncio a exponer aquí mi
autobiografía. Pero sí deseo ofrecer unas pinceladas que pueden hacer más
entendible mi historia personal en lo que hoy viene al caso: mi trayectoria
relacionada con los libros, los archivos y bibliotecas. Si tuviese que agrupar
en períodos esta historia, hablaríamos de cinco etapas:
1ª) Usuario de
bibliotecas (1970-1973). Mi residencia en un pequeño y cercano
pueblo de la capital, Nambroca, me hizo pasar muchas horas todos los días en la Biblioteca Pública
Provincial de Toledo, en el paseo de Miradero. Estudiante de bachillerato y de
C.O.U, la mayoría de las tardes mi casa era la impresionante sala de lectura
del siglo XVIII, y yo era frecuentemente uno de los privilegiados 48 lectores
que conseguía un puesto de lectura. Confieso que leí mucho: novela, ensayo,
poesía, revistas literarias,…Un momento de gran influencia en mi vida de los
existencialistas Sastre, Camus, Marcel,…Allí leí sus obras.
2ª) Trabajo en
bibliotecas (1973-1976). Al finalizar el Curso de Orientación
Universitaria, inicié mi primer aprendizaje en tareas bibliotecarias,
especialmente de catalogación. Modesto Treviño, tuvo la paciencia infinita de
trasladarnos sus conocimientos. Y comencé a escuchar de labios de Julia Méndez
la importancia para la formación, la cultura y la educación permanente que
tenía la biblioteca pública. Apenas un mes después inicié mi primer trabajo con
contrato: el servicio de bibliobuses en la provincia de Toledo, una experiencia
irrepetible que me marcó profundamente. Eran largas jornadas, de 8 de la mañana
a veces hasta las 11 de la noche; un encuentro profundo con los libros, con los
lectores, con las personas, con nuestra tierra,….Problemas internos entre el
Centro Coordinador de Bibliotecas y la Diputación nos llevó a los dos encargados de
bibliobús a una situación de huelga que finalizó con nuestro despido, declarado
improcedente por la
Magistratura de Trabajo. Una pequeña indemnización nos llevó
de todos modos a la calle y cortó esa vital experiencia.
3ª) Usuario de
archivos y bibliotecas y defensor de la Biblioteca de Toledo (1977-1983).
Mis estudios de Geografía e Historia, junto con mi actividad profesional desde
octubre de 1976 como funcionario público, me posibilitaron un inicial y
bastante profundo contacto con los archivos, materializado en las primeras
investigaciones históricas y mis primeros libros. También se iniciaron largas
estancias en la
Biblioteca Nacional, la Biblioteca de la Universidad Complutense
y la Biblioteca
de Toledo, para materializar una Bibliografía de temática Toledana nunca
concluida pero que para mí supuso también un nuevo paso en el conocimiento y el
amor hacia estos centros. De esta etapa fueron mis primeros contactos con el
Archivo Histórico Provincial, con Charo García Aser y su pequeño equipo como
amables anfitriones y casi formadores de investigadores. Pero sin duda, me
marcó el hecho de que por caminos del destino o de la historia yo me viera de
defensor de la causa de la
Biblioteca ante el Ministerio de Cultura y los dos partidos sucesivamente gobernantes,
protagonizando polémicas en la prensa con verdaderos ríos de tinta y culminando
en la constitución del Comité Permanente de Apoyo a la Biblioteca Pública,
que yo coordiné y que aglutinó a buena
parte de la sociedad toledana. También es de estos momentos preautonómicos mi
primera reivindicación de la Biblioteca Regional, del derecho de todos a
disfrutar de servicios bibliotecarios, de mejorar los archivos toledanos, etc.
He de confesar que Julia Méndez, tal vez a base de reiterar su idea, me marcó,
me introdujo su semilla relativa a la biblioteca pública y me convertí en un
ingenuo defensor de este servicio público. Buena parte de mis artículos se
recogieron en un proyectado libro, Combates por la Cultura en Toledo,
cuya edición paralicé al incorporarme al Gabinete del Consejero de Educación y
Cultura a finales de 1983.
Recuerdo que en el
simposio Toledo ¿ciudad viva?
¿ciudad muerta?, que tuvo lugar
del 26 al 30 de abril de 1983 presenté una comunicación titulada “Toledo en el
siglo XVII, una ciudad en crisis: historiografía, influjo y persistencia de la
crisis en la historia de la ciudad”. Pues bien, aunque con este tema, incluí un
apartado denominado: “Toledo, un rico archivo que hay que desempolvar”, y allí
formulé un duro diagnóstico de la situación de los archivos y bibliotecas
toledanos y formulé propuestas concretas de actuación. Igual ocurrió en muchos
de mis artículos periodísticos de esos años, donde los archivos y las
bibliotecas eran tema clave en mis intervenciones.
4ª) Política
cultural y otras políticas (1984-1990). De este período, en el que fui
director del Gabinete del Consejero de Educación y Cultura, del Consejero de
Relaciones Institucionales y del Vicepresidente del Gobierno Regional y tuve
otros ofrecimientos que rechacé, tengo que agradecer que si inicialmente mi
ámbito fue el de las políticas culturales, incluidas las relativas a archivos y
bibliotecas en un momento absolutamente de pues en marcha del camino
autonómico, luego tuve la oportunidad y la suerte de poder conocer de cerca
políticas de administraciones públicas, económicas, del medio ambiente, etc.,
desde una óptica de estudio, análisis y propuestas realizadas con un magnífico
equipo de colaboradores que me aportaron mucho.
5ª) Responsable
del Servicio Regional del Libro, Archivos y Bibliotecas (1991-2006).
Primero hubo que crear el Servicio, articularlo, potenciarlo,…y luego trabajar
y soñar e impulsar. Sólo recordar que cuando presenté mi dimisión como director
del Gabinete del Vicepresidente y volví a mi puesto de funcionario en Cultura,
se me ofreció muy pronto la
Jefatura del Servicio, y lo rechacé pues conocía las
carencias, todo lo que quedaba por hacer y me sentía cansado, quería remar tranquilo
en las aguas de la
Administración. Habían
ofrecido el puesto a profesionales como Charo García Aser y Blanca Calvo, que
no lo asumieron, aunque durante un tiempo ambas habían estado colaborando con la Consejería en esas
tareas. Finalmente accedí, en gran parte porque las citadas compañeras me lo
pidieron. Yo rehusaba, porque les decía que no era Facultativo, y ellas me
decían que conocía a la perfección la realidad y necesidades de los archivos y
bibliotecas y que la gran experiencia que tenía en la Administración me
serviría para hacer muy bien mi trabajo. Recuerdo que pocos años después
devolví a Charo la jugada, y me dijo que
se veía moralmente obligada a aceptar dirigir el proyecto del Archivo Regional,
y efectivamente ella fue la primera directora. No voy a contar la historia de
este período, lleno de sorpresas que alguna vez revelaré, de luchas para sacar
adelante los proyectos, de silencios y de silenciamientos, de duras realidades
que fueron cambiando, de sueños que fueron haciéndose gozosa realidad.
En definitiva, la HISTORIA está repleta de
recodos, de caminos que nunca imaginamos recorrer y de recorridos que jamás
hubiéramos pensado que iban a ser nuestra senda. Toda historia es un inmenso
puzzle, y sólo al final de la vida tenemos la certeza de si todas las piezas
encajaron bien. Y, al mismo tiempo, desde la perspectiva del creyente,
podríamos decir, recordando a Santa Teresa que “Dios escribe derecho con
renglones torcidos”. O con renglones que a nosotros nos parecen torcidos, pues
la vida, la historia está plagada de acontecimientos que no entendemos o que no
aceptamos. Y sin embargo tengo la certeza que nada ocurre por casualidad, y hay
que estar abierto siempre a descubrir con Sabiduría que hay detrás de cada
paso, de cada decisión que salpica nuestra vida.
2) COMPLICIDAD.
La complicidad es tener “cualidad de cómplice”, que
según la R.A.E.
en su primera acepción significa: “Que
manifiesta o siente solidaridad o camaradería”. Sí, yo he trabajado estos años con complicidad. Con ANABAD, con los
bibliotecarios y archiveros; con otras asociaciones , instituciones y
Administraciones Públicas,...Cuando eres funcionario público, muchas veces
tienes la duda sobre a quién debes servir. ¿Cómo eres más fiel a los ciudadanos
que pagan con sus impuestos tu sueldo, aceptando sin más decisiones que ves que
claramente perjudican a la sociedad o buscando fórmulas de convergencia o de
modificación de planteamientos? El problema es que mostrar la discrepancia
tiene sus consecuencias, y siempre tienes que medir en el termómetro ético
hasta dónde se puede llegar sin deslealtad a nadie.
Pero la complicidad
muchas veces no ha tenido necesidad de grandes principios. Yo, por ejemplo,
socio de ANABAD, nunca negué que desde la Consejería de Educación y Cultura y a través de
iniciativas del Servicio Regional del Libro, Archivos y Bibliotecas, estábamos
apoyando claramente el asociacionismo y sus programas. Y firmamos convenios que
permitieron un gran desarrollo de ANABAD y de su número de socios. Y a veces
buscamos, en secreto, estrategias para que determinados programas pudiesen ver
la luz. Me siento realmente satisfecho de haber sido cómplice de ANABAD y de otras asociaciones y colectivos. Y puedo decir que siempre busqué soluciones a
problemas que se planteaban, y soñamos juntos. No debo decir públicamente casos
de complicidad que hicieron posible el cambio de rumbo
incluso en temas muy importantes. La complicidad tiene sus riesgos, pero hoy,
con la perspectiva del tiempo pasado, puedo afirmar que estoy contento de haber
seguido siempre a mi conciencia, aunque a veces ser cómplice te pueda haber
convertido en un guerrillero. Pero ya sabéis, del ejército por la Paz y la Palabra.
3) LEALTAD. La lealtad es definida por la RAE
como “cumplimiento de lo que
exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien”. Introduzco en tercer lugar el término lealtad para vincularlo al anterior, complicidad. Siempre he pretendido ser leal a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, pero
esa lealtad había que armonizarla con la lealtad y fidelidad a los archivos y
bibliotecas y, lo que es más importante, a los propios ciudadanos. Y ha sido
una aventura compleja, porque mi postura fue siempre hacer la crítica donde hay
que hacerla, en el debate con los propios responsables políticos que
sucesivamente asumieron los cargos directivos competentes en el ámbito de los
archivos y las bibliotecas. Y no siempre se entendió. A veces, interpreté la lealtad como una necesidad de tener una presencia pública, fundamentalmente en
los medios de comunicación y encuentros científicos, en los que defendí
principios que tal vez los responsables políticos no defendían. Y en ocasiones
se impusieron silencios y censuras, a veces barnizados de amenaza, que
generaban incluso la peor de las censuras: la autocensura. Tener claros los principios, las ideas, y no
poder desarrollarlos suma a veces en el desasosiego, más incluso cuando
escuchas a compañeros que reivindican lo mismo y casi te acusan a ti; y tienes
que guardar silencio...
En todo caso, me
siento satisfecho de haber dicho a mis superiores siempre lo que he pensado,
llegando incluso a realizar informes exponiendo mis posiciones antagónicas, a
pesar de que esa postura sabía no iba a ser bien vista. Cuando vez que los
proyectos se paran, que los planes estratégicos se arrinconan y cuando incluso
te condenan al silencio, tienes que buscar refugio en los brazos de Dios y en
la poesía. Hoy hago público un poema que escribí el 13 de junio del año 2005.
A quién le importa
“A quién le
importa
que en más
de dos mil pueblos de España
no puedan
alimentarse de palabras.
A quién le
importa
que en
tantos barrios de grandes y medianas ciudades
la
biblioteca pública sea todavía un manjar inalcanzable.
A quién le
importa
que oleadas
de jóvenes destinen su tiempo de ocio a
beber en la calle,
sin
invitarles a descubrir todos los mundos que facilita un libro.
A quién le
importa
que
centenares de bibliotecarios municipales sigan suspirando
por un
trabajo digno y estable.
A quién le
importa
que haya
políticos que sigan pensando que el libro
debe ser
artículo de lujo y que desean decidir hasta
los títulos
que deben comprarse con dinero público.
A quién le
importa
la cara de
tristeza de los niños que esperan
un
bibliobús que tal vez nunca les llegará,
porque
algún poderoso decidió que era un servicio muy caro
para tan
escasos y alejados habitantes.
A quién le
importa
que una
biblioteca pueda cerrar sus puertas
porque
alguien decidió libremente que no era un servicio necesario.
A quién le
importa
que todavía
en nuestro tiempo puedan inaugurarse
bibliotecas
sin bibliotecario, y casi sin libros,
y tal vez
sin soportes multimedia,
aunque
dotada de fantásticos ordenadores para navegantes.
A quién le
importa
que los
Gigantes puedan demoler impunemente los sueños
de quienes
trabajamos para que el libro sea compañero cercano
y cotidiano
de las gentes que viven en todos los lugares.
A quién le
importa
que
tengamos que ahogar nuestras palabras,
que nos
obliguen a silenciar nuestros retos,
y que hasta
el aliento haya que contenerlo
por el
miedo impuesto por tanto demócrata
advenedizo.
A quién le
importa
que
desciendan los presupuestos para bibliotecas
y se
despilfarre el dinero público en espectáculos
que no son
un servicio esencial comunitario.
A quién le importa
que tengas
que sufrir en silencio,
que no
puedas acudir al Defensor del Pueblo,
que tus
ideas no puedas expresarlas en un medio,
que los
planes estratégicos sean archivados sin respeto.
Y, sin
embargo, siento esta tarde un susurro muy próximo.
Siento esta
tarde el aliento cercano,
la mano
tendida que me invita a seguir caminando.
Claro que a
ti te importa, Señor.
Y ya
percibo tu esfuerzo para mantener los corazones
repletos de
esperanza.”
4) EQUIPO.
Refine la RAE el
término equipo como “un grupo de personas, profesionales o
científicas, organizado para una investigación o servicio determinado”.
Aunque creo que se entiende, podría decir que esta cuarta palabra, ese cuarto
principio de actuación sería TRABAJO EN EQUIPO. No voy a detallar ahora cómo
fuimos formando el equipo, pero sí puedo recordar que durante bastante tiempo
el personal del SERLAB se redujo al Jefe del Servicio y una auxiliar
administrativa. Claro que poco a poco, con tesón, convicción y poniendo
proyectos sobre la mesa, conseguimos crecer y estructurar unos servicios
técnicos y administrativos en la
Consejería y después en las Delegaciones Provinciales para
gestionar las políticas archivísticas y bibliotecarias. Desde el principio se
trabajó también en equipo con los propios centros, Bibliotecas Públicas del Estado y Archivos Históricos
Provinciales. Y se tendieron cables de colaboración a los archivos de las
diputaciones y los municipios, las bibliotecas y archivos de la Iglesia, las bibliotecas
municipales y universitarias, etc. Trabajar en equipo no ha sido algo retórico,
como muchas veces se lleva; fue una firme convicción, una necesidad, una
vocación, un estilo de vida, de implicar a los demás, de ilusionarse juntos, de
crear proyectos, de hacer autocrítica, de compartir sueños,… Especialmente en
los últimos años he viajado bastante, invitado por numerosas Instituciones y
Administraciones, y he contado nuestra experiencia, nuestros proyectos,
nuestras realidades, nuestras carencias,… pero sólo he presumido de una cosa:
de equipo. He repetido hasta la saciedad que lo que estaba ocurriendo en
Castilla-La Mancha era fruto del trabajo conjunto y coordinado de muchas
personas, de muchos profesionales. Y que los frutos que estábamos recogiendo,
consiguientemente, eran mérito de todos.
Por eso hoy,
que recibo este Título de Socio de Honor de ANABAD/Castilla-La Mancha, el
primero que se concede, y esta Medalla de Honor al Mérito Profesional, entiendo
que ambos símbolos no son sólo para mí. ANABAD se ha fijado en mí para recoger
estos galardones, pero en realidad en mi nombre están otros muchos, cientos de
compañeros y compañeras que en estos años han luchado en sus ayuntamientos, en
sus centros, para hacer de su archivo o de su biblioteca un centro esencial
para la comunidad; y en el combate que hayamos podido librar a nivel regional
un grupo de personas a los que nos ha tocado mirar más lejos, planificar con
mayor profundidad, siempre nos hemos sentido apoyados. Por eso me gustaría que
esta noche todos imaginásemos que recibimos este título y esta medalla. Os lo
merecéis. ¿Qué podía haber hecho yo sin vuestra ayuda, sin vuestras sugerencias
y críticas, sin vuestro ánimo, sin vuestro trabajo apasionado a pie de obra?
Pero perdonad
si, dentro de este reconocimiento generalizado a los profesionales de
Castilla-La Mancha, tenga un recuerdo especial para mis más cercanos
colaboradores, que han sido alma, corazón, arterias, que han participado de los
más utópicos sueños que fueron naciendo. Permitidme, mis mejores cómplices, que
no mencione ningún nombre, que todos queden en mi corazón y en silencio mis
labios….
He dicho que
renuncio a narrar cómo fuimos construyendo el gran equipo. Pero sí quiero hacer
público hoy una gran noticia. De Anónimo Toledano, se ha escrito una narración
titulada Las aventuras del Osito pardo, de
la que sólo se conservan tres ejemplares, uno de ellos en la Biblioteca Regional,
y que al parecer cuenta cómo fue formándose el equipo del SERLAB. Distintos
investigadores, filólogos, bibliotecarios y archiveros están trabajando en la
edición crítica de esta obra metafórica. De momento no se ponen de acuerdo en
que la GRAN LAGUNA
sea el SERLAB. De la lectura del prólogo tampoco puede constatarse la
identificación entre lo narrado en este relato y el origen y desarrollo del SERLAB.
Dice el prólogo, también anónimo:
“Querido lector. Voy a contarte una historia
que ocurrió hace muchísimos años, en el país de la ilusión, donde existía un
ser amado por muchos, y por algunos otros no tanto, que dedicó su vida a luchar
por la justicia y la igualdad, que se caracterizó por su gran profesionalidad,
pero, sobre todo, por su gran corazón.
Permanece atento, lector, porque estos
hechos podrían estar sucediendo ahora, aunque advierto a todo avispado y/o mal
pensado que leyere este cuento, que cualquier parecido de esta historia con la
realidad es pura coincidencia….”
5)
SOLEDAD.
Dice la RAE que soledad es “Carencia voluntaria o involuntaria de compañía”. Como introducción
a la conferencia “La
Biblioteca Pública, derecho de los ciudadanos”, pronunciada
en Murcia el día 14 de octubre de 2004, dentro del Foro Bibliotecas y Sociedad, organizado por
ANABAD, escribí el poema “Tengo la voz ronca de clamar”.
“Son ya muchos años de gritar,
como un profeta en el desierto.
Palabras, palabras, palabras
lanzadas al viento
defendiendo un derecho que se
niega
como el pan y el agua se niega
en tantos países de la tierra.
Y sigo caminando.
A veces soy un peregrino de
esperanza,
pero tantas veces siento el
deseo de quedarme quieto…
y callado,… en silencio….
Es cierto
que ya somos un verdadero
ejército
que lucha a favor del libro,
que sueña con que algún día
todos puedan acceder a
bibliotecas repletas de palabras y pensamientos,
todos puedan disfrutar
de información en libertad. y
en convivencia.
Y, sin embargo, renacen
gigantes que muestran sus dientes afilados,
que pretenden segar la cosecha
de un trigo
que aún no tiene el tiempo
necesario.
Si, en verdad somos un ejército
inmenso,
bibliotecarios para un servicio
público esencial,
cada uno en su barrio, en su
ciudad, en su pueblo,
ofreciendo exquisitos manjares
a quienes los demandan,
a quienes los aceptan, a tantos
que aman las palabras.
Somos un ejército de paz y de
palabras,
pero demasiadas veces yo siento
que soy un corredor de fondo y
voy solo corriendo,
sin nadie a mi lado,
y la meta se me antoja lejana,
infinitamente lejos,
y entonces me siento sin
fuerzas,
y cesaría en mi empeño
si no fuera por Dios y por el
Viento...”
Es
cierto que a veces me he sentido solo, que a menudo era yo el blanco al que se
dirigían las flechas y me sentía incomprendido por todos lados: por los
políticos y por los compañeros. Los políticos porque yo era tal vez demasiado
exigente, demasiado utópico; y los compañeros porque veían, probablemente ven,
que todo iba demasiado despacio. Mi cese me ha servido sólo para recibir una
inmensa oleada de cariño y de apoyo, que hizo que en el homenaje que se me
tributó el pasado 11 de febrero en la sede de la Real Academia de
Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, pronunciara estas palabras: “Hoy
quiero pedir perdón públicamente. Tal vez yo creí que iba siempre en
vanguardia, cada vez aportando nuevas ideas y soluciones, pensando que yo
portaba el estandarte en el que enunciábamos la utopía de la universalización
del acceso a bibliotecas públicas para todos los ciudadanos. En realidad yo era
el pregonero, el encargado de difundir vuestros sueños y anhelos, vuestras
necesidades; yo era el gestor que en los despachos y en los foros técnicos y
científicos llevaba vuestras palabras. Yo erraba, estaba equivocado
radicalmente cuando me veía a mí mismo como un atleta que en la larga carrera
establecería nuevas marcas, indicadores magníficos que teníamos que mostrar
para que los presupuestos creciesen y pudiésemos construir entre todos el gran
edificio bibliotecario de nuestra Comunidad Autónoma. En realidad, vosotros,
amigos y amigas, poníais ladrillo a ladrillo, piedra a piedra, el edificio de la Red de Bibliotecas Públicas de
Castilla-La Mancha. Y yo, que siempre he hablado de equipo y me he sentido
totalmente orgulloso de mi equipo, tal vez no vislumbré nítidamente que el
equipo era inmenso, un verdadero ejército
de paz y de palabras.
Y en este año
2006, desde que supe que llegaba la hora de bajar de la nave en la que habíamos
hecho la larga travesía, he visto, aún con más luminosidad, que nunca estuve
solo, que esta maratón era en realidad una carrera de relevos en la que cada
uno llevaba el testigo cuando era necesario”.
A
veces tuve la sensación de no ser profeta en mi tierra, de que se valoraba
mucho más fuera de nuestra región lo que estábamos haciendo aquí que por
nosotros mismos. Pero tal vez lo que ocurrió es que habíamos construido un
inmenso equipo, casi una gran familia, y ya se sabe lo que dice el refranero: “Donde hay confianza….” Y pensaba, si
estaba equivocado, si no estuve solo, ¿debería erradicar esta palabra de este
discurso? Creo que no, que hoy no soy yo quien se siente solo, pero muchos
compañeros y compañeras de nuestra tierra sienten ahora un cúmulo de soledad
que les inquieta… Pero tampoco vosotros estáis solos.
6)
UTOPÍA. No estoy de acuerdo, en este caso, con la RAE, que define el término utopía como “Plan,
proyecto, doctrina o sistema halagueño, pero irrealizable”. Yo creo en las
utopías, y afirmo que cuando se pone el tesón, la ilusión, el esfuerzo, los
recursos precisos, la voluntad, …es posible realizar esos planes que parecían
irrealizables. Y muchos de vosotros habéis sido testigos de que es posible
convertir en realidad los sueños y las utopías, aunque el camino esté sembrado
de dificultades. Yo podría enumerar bastantes utopías concretas; aunque creo que la utopía verdadera es la que
estábamos construyendo, por ejemplo, en bibliotecas: conseguir el sueño de la
universalización de servicios bibliotecarios para el conjunto de la población y
los municipios de la región. Éste es uno de los más ambiciosos retos que esta
joven Comunidad Autónoma se había impuesto y es posible que se culmine con
éxito si se prosiguen e intensifican las políticas bibliotecarias desarrolladas
hasta el momento. No me hagáis decir por qué no se ha terminado este sueño, que
se inició hace una década y que hoy se ve más posible, siempre que los actuales
responsables de la
Consejería estén dispuestos a seguir esta línea de trabajo.
Pero
si lo preferís, enumeraré algunas de las utopías por las que trabajamos en los
últimos años:
-
Poner en marcha la Biblioteca de
Castilla-La Mancha, que conseguimos integrara tanto a la Biblioteca Regional
como a la Pública
del Estado. Y todo tras un proceso muy complejo para que no se realizara la
aberración de dividir los fondos de la biblioteca de Toledo y llevar sólo al
Alcázar la colección histórica. Recuerdo un momento muy delicado: el 29 de
noviembre de 1992 ingresé como académico numerario en la Real Academia de
Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Mi discurso de ingreso versó
sobre la “Historiografía del Toledo contemporáneo”, pero me las arreglé para
que saliesen en las conclusiones algunos
de los problemas que me preocupaban siendo como era ya entonces Jefe del
Servicio. Entre las cosas que dije, cito estas palabras:
“Resulta,
por ejemplo, una sombra la inexistencia todavía de la Biblioteca Regional,…
Pero este centro no debe partir de cero: ha de fundarse tomando como base las
ricas colecciones de la
Biblioteca Pública toledana, que no deben fragmentarse.
Por
cierto que resulta asimismo preocupante que una década después la Biblioteca Pública
del Estado, biblioteca de función y ámbito provinciales por excelencia,
permanezca en una situación similar a la denunciada en aquel momento: falta de
espacio, inexistencia de recursos tecnológicos adecuados y carencia de personal
técnico suficiente….
…Y
formulo estas deficiencias con conocimiento de causa y con dolor, por las
responsabilidades técnicas que en este momento tengo sobre los archivos y
bibliotecas…”
Al
día siguiente, algunos periódicos toledanos titulaban: “El Jefe del Servicio Regional de Bibliotecas contra la división de los
fondos de la Biblioteca
de Toledo”. Se ha escrito mucho, en la literatura oficial, sobre la puesta
en marcha de este importante proyecto del Gobierno Regional, en el que
participé desde su génesis en 1984, y aún hoy existen claves desconocidas. Sí
puedo afirmar que en este tema, lealtad, complicidad, trabajo en equipo,
utopía…la mayoría de los términos de nuestro particular diccionario de
principios éticos tuvieron que aliarse para conseguir que la Biblioteca Regional
fuese una realidad y respondiese a los criterios técnicos que entendíamos eran
imprescindibles para asegurar el éxito que luego ha tenido.
- Articular el sistema de archivos de la Junta y construir el
edificio del Archivo Regional. Hoy también es una realidad, pero a mediados
de los noventa cuando apostamos por un edificio de estas características, nadie
daba credibilidad a proyecto tan ambicioso. Recuerdo que Angeles Díaz Vieco,
sin duda cómplice y coartífice de muchos sueños utópicos en sus tiempos de
Directora General, se impresionó bastante en la visita que ambos hicimos al
Archivo Nacional de Cataluña, cuyo modelo estudiamos. También extrañó que
apostáramos por archiveros del grupo A para las consejerías, y desde luego,
cuando lo que se demandaba era una nave para contener la creciente
documentación de la Junta,
apostar por la construcción de un edificio singular de las características que
pretendíamos, era una verdadera utopía. En Cultura realizamos el proyecto,
convocamos y resolvimos el concurso,….aunque luego la culminación de este reto
correspondiese a otra consejería.
- Iniciar una política de planificación
estratégica en archivos y bibliotecas. Cuando Angeles Díaz Vieco asumió la Dirección General
de Cultura preparamos en el SERLAB un largo informe, que era un plan de
actuación para los próximos años. Ella, que no procedía del mundo de la
cultura, sí aportó una dinámica de trabajo en equipo y diseñó, con algunos
expertos externos, una metodología para impulsar la planificación estratégica
de las políticas culturales. Tampoco es momento ahora de recordar las fases que
atravesamos, y los momentos de desierto que
hicieron que esta política fuese abandonada. Luego en el propio SERLAB, con la
bicefalia que se produjo en las políticas archivísticas, nos centramos bastante
en el impulso de las políticas de bibliotecas públicas, articulando el Plan de
Desarrollo Bibliotecario Bibliotecas
Públicas Siglo XXI, que fue un verdadero revulsivo a nivel nacional y ha
inspirado algunos de los más importantes planes bibliotecarios y de promoción
de la lectura en diversas regiones. Y hace un año que se presentó el Plan de Lectura, que lamentablemente
todavía no es una realidad. Y también iniciamos el Plan de Bibliotecas Móviles y diseñamos el Plan de Infraestructuras Bibliotecarias, al que tampoco han dejado
nacer…Bien. Podríamos decir que es bueno ser utópico, y que todas estas utopías
son posibles; pero para ella se necesita una complicidad absoluta entre los
equipos técnicos y los equipos políticos, confianza recíproca, ser generosos y
diseñar políticas que tal vez fructifiquen en el largo plazo y otros recojan
los frutos, mirar en la misma dirección y con similar ilusión…Si todo esto no
se da, las utopías no será posible realizarlas, al menos en el ámbito de los
órganos gestores responsables. Y ahí es donde entonces le toca ser responsable
a las asociaciones, a los propios profesionales, a los medios de comunicación,
con la denuncia profética, con la presión constante a las autoridades… Cuando
los responsables políticos no quieren planificación estratégica y sí fuegos
artificiales, es hora de exigir que servicios públicos tan importantes y
esenciales como los archivos y bibliotecas sean gestionados por otros políticos
que tengan mayor altura de miras y visión de servicio a la sociedad.
-
La creación y desarrollo de políticas de
apoyo a las bibliotecas y archivos municipales, en especial del programa de
ayudas para la contratación de bibliotecarios y archiveros municipales. Los
programas de ayudas para las bibliotecas municipales han sido uno de los
referentes de este país: apoyo para colecciones, informatización, actividades
culturales, equipamiento,..y, lo más importante: el personal. Y en el caso de
los archivos, la articulación del Programa de Archivos de la Administración Local,
luego en parte paralizado, ha sido también el germen del desarrollo de los
servicios de archivo en numerosos municipios y mancomunidades. Otra utopía que
ha sido posible, aunque muchas de las iniciativas se hayan quedado por el
camino….
- Potenciar el desarrollo de servicios
bibliotecarios estables en pequeños municipios.
En mi conferencia La biblioteca pública, derecho de los
ciudadanos, me preguntaba: “Pero
en el conjunto de las políticas bibliotecarias desarrolladas por la Consejería de Cultura a
través del SERLAB, ¿no fuimos tal vez excesivamente utópicos o idealistas? Tal
vez, pero necesario. Escuchar los testimonios de bibliotecarios de pequeñas
localidades nos reafirmaba en nuestra opinión de que todos los ciudadanos
tienen derecho a acceder a servicios bibliotecarios. En ocasiones he contado
que hemos sentido la incomprensión incluso de cualificados profesionales,
cuando nos acusan de promover centros bibliotecarios en municipios tan
pequeños. Y contestamos que hemos tenido que diseñar unas políticas
bibliotecarias acordes con nuestra realidad demográfica, social y territorial,
y siempre partiendo de que todas las personas tienen derecho a leer, a
informarse, a educarse en libertad, a poder convertirse en un ciudadano
crítico, a disfrutar de un ocio distinto del que le ofrecen sectores económicos
e incluso ideológicos que sólo ayudan a pasar
el tiempo y no a construir una verdadera cultura de la comunidad, la
solidaridad y el respeto”.
Y el tiempo
nos ha dado la razón. Ahora hasta quienes criticaban la existencia de esas
bibliotecas y salas de lectura pública en pequeños municipios, acuden a ellas
en visitas mediáticas y se sorprenden de su implantación en la sociedad local.
Y muchas más
utopías, como la transformación de los espacios de las Bibliotecas Públicas del
Estado, en coordinación con el Ministerio; el Maratón de los Cuentos, los
ambiciosos programas de formación para archiveros y bibliotecarios, las
Jornadas de Castilla-La Mancha de investigación en archivos,… Muchos programas,
que surgieron de diversas iniciativas, pero que siempre recibieron el respaldo y
el apoyo del SERLAB, especialmente en momentos que nuestro apoyo eran lo único
que podían esperar….
7) RETO. Aunque este término casi pudiera ser
sinónimo del anterior, utopía, la
RAE nos aporta la clave diferencial. Si lo utópico
es irrealizable, el término reto
se define en una quinta acepción como “Objetivo o empeño difícil de
llevar a cabo, y que constituye por ello un estímulo y un desafío para quien lo
afronta”. Resulta difícil, por tanto, establecer las fronteras, los
límites, entre ambos términos. Pero he querido reservar esta palabra en mi
particular diccionario a un tema utópico que ha sido verdaderamente bandera,
bandera personal y un de un grupo de compañeros y compañeras que han compartido
este sueño, este reto, y que en este caso me parece justo, imprescindible
mencionar: Oscar Arroyo, Javier Docampo, Joaquín Selgas, Begoña Marlasca,
Alicia Arellano, Chelo García, Dolores Membrillo, Carmen Sañudo y Modesto
Triviño. Este reto tan especial ha sido universalizar el derecho de todos los
castellano-manchegos a servicios bibliotecarios de calidad y, paralelamente,
extender como una inmensa ola por España que la biblioteca pública es un
derecho de todos los ciudadanos. Este ha sido el reto en el que muchas personas
hemos creído, y seguro que con el tiempo y el esfuerzo continuado, lo
lograremos. Y aquí sí que hemos sentido soledad e incomprensión, cada vez que
predicábamos esta teoría y la gente tachaba de utópico (por irrealizable) este
sueño. Y este reto lo asumimos en clave de esperanza, el siguiente
término que comentamos.
8)
ESPERANZA. Siempre he militado en la esperanza, y siempre he tenido una
actitud esperanzada ante la evolución de la historia, de los acontecimientos.
Los problemas de los archivos y bibliotecas de nuestra región, como del
conjunto del país, son muchos, a pesar del gran desarrollo experimentado en las
dos últimas décadas. Pero cada profesional percibe su problema, y quienes hemos
tenido la oportunidad de contemplar desde una atalaya todas las realidades, las
sombras y las luces, los problemas y los indicadores positivos, tal vez hemos
podido enfrentarnos a la situación estructural con una mayor perspectiva. Nunca
he caído en la actitud de que los avances arrinconasen las realidades más
duras; siempre que he acudido a pronunciar una conferencia o a exponer una
ponencia en un congreso, o cuando he escrito un artículo periodístico, he
intentado ser fiel a la realidad, mostrando una actitud experimentada, pero sin
caer en el autobombo . Armonizar avances con problemas, desde una óptica
crítica, pero siempre con esperanza. Y cuando ha surgido el desánimo, cuando
nos hemos sentido incomprendidos, atacados o marginados, incluso en esos
momentos la esperanza ha resurgido, como un arco iris lleno de vida, como una
alianza. Nos hemos puesto las pilas, hemos renovado nuestro compromiso con la
sociedad en los archivos y bibliotecas, y hemos proseguido el camino.
En
un relato inédito, Monólogo de Mateo Gómez, un comisionado al que el
Presidente del Gobierno de Castilla-La Mancha y la Defensora del Pueblo de
nuestra Región, le solicitan recorra la región y redacte un informe sobre la
situación real de los servicios bibliotecarios, aparece esta actitud. Ficción y
autobiografía, idealismo y realidad, se mezclan en esta narración que se
incluirá en mi libro Combates por la Biblioteca Pública
en España. Recuerdo varios fragmentos de este Monólogo:
“No
estoy desilusionado ni desesperanzado, pero sí abrumado. La existencia de una
amplia red de bibliotecas, el esfuerzo que se viene realizando desde hace
décadas, las luces en suma que alumbran esta realidad, conviven con las
carencias, las debilidades del servicio en tantos lugares, las inquietudes de
los profesionales, y todo el camino que resta para conseguir una verdadera red
integrada de servicios....”
“...Me alegra que existan personas que creen
en la fuerza democratizadora y transformadora de la biblioteca pública. Ellos
son los aliados de la biblioteca. Frente a políticos que se convierten en una
amenaza para las bibliotecas, profesionales que cogen la bandera de la
biblioteca y, como nuevos quijotes, proclaman que la biblioteca pública es un
derecho de todos los ciudadanos....”
...”Cojo mi equipaje y
el maletín que guarda el portátil que me
sirve cada noche de lugar de encuentros para verter experiencias, crónicas,
opiniones y propuestas. Ayer, Don Quijote y Sancho partieron de este pueblo con
esa imagen de vencidos. Ahora, la prensa
me otorga ingredientes para marchar a nuevos lugares cargado de esperanza.
En los pueblos de Toledo ya va quedando poco trabajo. Pronto entraré en el
corazón de La Mancha,
y entonces, como el estrafalario caballero andante, proclamaré al viento: “¡La
misma justicia para todos!”. Es decir: ¡Servicios bibliotecarios para todos!”
9) PASIÓN. Entre las
distintas acepciones de este término por la RAE, pasión es
definida como “afición vehemente a algo”. He
mencionado a veces en distintas intervenciones algunas de mis pasiones. Ahora, en esta sistematización que formulo para mi
propio diccionario de principios
podría afirmar que he tenido en estos años tres pasiones:
- La familia. «En la familia se fragua el futuro de la Humanidad», proclamó el
Papa Juan Pablo II, y puedo afirmar que a pesar de todos los problemas
cotidianos que salpican la vida de una familia numerosa como la mía, estoy muy
contento de que mi mujer y mis hijos sean mi primera pasión, aunque se dedique
generalmente más tiempo al trabajo. Pero es el reto que más te vincula, el más
difícil y el de mayor responsabilidad. Educar en valores, transmitir vivencias,
las grandes utopías por las que merece la pena luchar e intentar compartir un
proyecto integral de vida. Yo doy gracias a mi familia, porque siempre ha sido
comprensiva conmigo y no me ha reprochado que otras pasiones les haya restado
mi tiempo y mis energías.
- Los Archivos
y Bibliotecas. Creo que no se precisan comentarios. Durante muchos años de
mi vida, la defensa de los archivos y bibliotecas han sido una constante en mi
actividad personal y profesional. El desdoblamiento de las competencias de archivos
entre dos consejerías de la
Junta, ha supuesto que durante los últimos cuatro años haya
habido una mayor concentración de esfuerzos y de programas en bibliotecas, que
han constituido un verdadero referente nacional.
- Castilla-La Mancha. Me
siento un firme defensor de la autonomía y de la España de las Autonomías,
aunque ahora se estén produciendo desde mi punto de vista desajustes del modelo
que no comparto. Viví la preautonomía de nuestra región y participé
actividamente en la construcción y desarrollo de Castilla-La Mancha como
Comunidad Autónoma, como puede desprenderse de mi actividad profesional durante
el período 1984-1990. Luego, la pasión por Castilla-La Mancha se fundió con la
pasión por los archivos y bibliotecas. Creo que, con los errores y las
omisiones de toda realización humana, he contribuido honestamente a mejorar mi
región, cuyo paisaje y cuyas gentes me apasionan también. Pero defiendo la
igualdad de los ciudadanos ante los derechos que la Constitución y las
legislaciones le otorgan. No puede haber ciudadanos de diversas categorías por
vivir en una región o en otra, por vivir en un pueblo o en una ciudad. Esto lo
afirman muchos políticos, pero los hechos contradicen a menudo sus ideas. Por
ello tengo que reivindicar cada día el valor de la libertad para opinar y para
ayudar a los responsables públicos a construir una sociedad más justa. Y no hay
nada que soporte peor que la censura que a veces quiere imponerse a quien
discrepa de los mensajes oficiales por opinar libremente.
10) DIOS. Hace ya una década
publiqué mi libro Soy un hombre libre. Confesiones
de un espectador con Toledo al fondo, que recogía la
mayor parte de mis artículos periodísticos. Hace unos días, en una entrevista
televisiva, me preguntaban, al hilo del término libertad : Juan, ¿se siente usted un hombre libre? Medité la
respuesta y contesté: No. Es
cierto que me siento, como hijo de Dios, hombre libre, y sigo el consejo
bíblico de que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres; pero la
libertad está frecuentemente amordazada, incluso en una democracia como la
nuestra. He dudado si incluir el término libertad en
este diccionario personal, pero se rompía el número mágico, también bíblico, de
diez. Por ello he
decidido terminar con un término que resume y acoge todos los anteriores: Dios. Y aquí incluyo la libertad. Nunca
he escondido mis creencias, que me han ayudado siempre a caminar, con esperanza
y verdad. Creo en Dios, que me gustaría fuese me pasión principal. Un Dios que
es Amor y que ama a la humanidad en cada generación. Y con Él creo en
Jesucristo, a quien descubrí cara a cara, enamorado de mí y de mi historia, a
quien siento cercano cada día, que me ayuda a amar a los demás, que tienen
también a Cristo aunque no le conozcan. Y amo a este Jesús, a este Dios que me
ha hecho libre y que he descubierto en la Iglesia, una barca dispuesta a acoger a todos los
hombres y mujeres de nuestro tiempo y a la que he sentido también siempre muy
próxima. Entonces, caminar en esta vida resulta más fácil, más hermoso y más
emocionante cuando sabes que no estás solo, que no caminas solo, sino que
avanzas con todo un pueblo que ha experimentado que la felicidad, el amor, la
paz, es posible. Que la
Vida Eterna comienza aquí y es posible vivirla
plenamente.
Dios, en suma, resume y acoge mi
historia, mi complicidad, la lealtad, el trabajo en equipo, la soledad, la
utopía, los retos, la esperanza, la esperanza, las pasiones....Toda mi vida.
Pero también acepta y perdona mis rechazos a mi historia, mi falta de
complicidad con el otro, mi pereza para acompañar al otro en su soledad, el
cansancio ante los retos y las utopías, la desesperanza, la pasividad en los
proyectos que otras veces te apasionan. Esta es la grandeza de Dios, que te
quiere aún en tus debilidades, en tus imperfecciones, en tus infidelidades, en
tu desamor.
Y ésta es mi gran paradoja, que un
hombre imperfecto como yo hoy es reconocido generosamente por vosotros. Y por
eso, debo terminar, a mi pesar, con una última palabra, aunque no cuente en el
diccionario: GRACIAS. Igual que Dios,
finalizo diciendo que todos los términos que he utilizado deben englobarse en
ésta. GRACIAS, con todos sus sinónimos: GRATITUD, AGRADECIMIENTO,.... Esto es
lo que siente mi corazón en estos momentos hacia todos vosotros y otros muchos
amigos que hoy no han podido acompañarnos, pero sé que también han estado
presentes. MUCHAS GRACIAS.
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