BIBLIOTECAS:
LEER, PARTICIPAR, DEBATIR Y CAMBIAR NUESTRO MUNDO
XVI
ENCUENTRO PROVINCIAL DE CLUBES DE LECTURA
Liétor, 17 de mayo de 2018.
Buenos días. Gracias por estar aquí.
Y gracias por haberme invitado a compartir mi visión de la lectura.
Supone
para mí un verdadero honor pronunciar mis palabras en este auditorio. Liétor,
con 1.240 habitantes, es un ejemplo de cómo se ha democratizado el acceso al
libro y a la información mediante las bibliotecas públicas en Castilla-La
Mancha y concretamente en la provincia de Albacete. La ciudad de Albacete ha sido sede de estos encuentros provinciales en diversas
ocasiones. Pero además, antes que Liétor, lo fueron Caudete, Chinchilla, La Roda, Tarazona de la Mancha, Almansa,
Fuentealbilla, Villarrobledo, Higueruela,
Casas Ibañez, Munera y Balazote. ¡Honor
a todas esas localidades, que son signo de acogida al libro y a los lectores! Junto
con Higueruela, con 1.196 habitantes, Liétor sirve de ejemplo para una de las
tesis que vengo defendiendo desde hace cuarenta años: que las bibliotecas son
un derecho de todos los ciudadanos, vivan donde vivan. Y estamos construyendo
ese sueño, ese reto, esa utopía. Los encuentros están perfectamente
documentados con sus carteles, imágenes,
videos, palabras…Y me emocionan porque los clubes de lectura significan sin
duda una de las estrategias más importantes para hacer lectores estables,
personas apasionadas por la lectura, ciudadanos críticos y constructivos.
Por
esto no podía negarme a venir a Liétor. Porque tenía que darles a todos
ustedes, a todos vosotros si me lo permitís, las GRACIAS por ser fieles al
libro y a la lectura. Por ser un ejemplo maravilloso de que no existe tanta
alergia a la lectura como a veces quieren hacernos creer. Periódicamente nos
salpican con estadísticas de libros en casa, de títulos comprados, etc…. Y sin
embargo parece que no se valora suficientemente que el 36% de los españoles
sean socios de bibliotecas públicas, socios de unas entidades culturales a las
que se va libremente. Se lo oí a mi
maestra en la iniciación al amor a las bibliotecas públicas, Julia Méndez
Aparicio: que los españoles quieren leer, pero a veces no se les deja porque no
existe biblioteca o no las hay en el
número y con los recursos humanos y bibliotecarios que precisan.
Voy a comenzar
con el recuerdo a un escritor: Gabriel Celaya. Siempre me gustó especialmente la
poesía social y este poema era de mis preferidos. “La poesía es un arma cargada de
futuro”, que reivindica la poesía como algo necesario en la vida de las
personas, en el discurrir cotidiano de la gente. Y dice en el mismo poema:
“Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.”
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.”
Me van a
permitir una licencia. Lo hice hace varios años en el encuentro provincial con
bibliotecarios de Albacete e insisto hoy, como una especie de grito de guerra:
Transformo ese alegato en un canto en favor de las bibliotecas públicas, con
música del genial Paco Ibáñez:
“Bibliotecas para todos,
bibliotecas necesarias
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
exijamos bibliotecas,
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
exijamos bibliotecas,
defendamos el derecho a las palabras.”
Que
existan en nuestra región un millar de
clubes de lectura me parece uno de los datos más significativos de lo que
pueden hacer las bibliotecas públicas en la transformación de la sociedad. Ya
sé que hay otros ámbitos en los que aparecen clubes de lectura: centros
educativos, librerías, centros culturales o sociales…. Pero sin duda, que en la
provincia de Albacete existan cerca de 300 clubes de lectura, con unos 4.000
miembros, y algo similar ocurre en las demás provincias de nuestra comunidad
autónoma, es una verdadera maravilla, es uno de los signos de que la cultura
que realizan los ciudadanos corrientes es la más importante y necesaria, frente
a los grandes eventos que se hacen a golpe de recursos financieros.
El
escritor mexicano Benito Taibo dijo
que “No hay nada más peligroso que un
lector”… y añadió a continuación: “tal
vez sí: un promotor de lecturas”.
Y llego hoy a este encuentro de Clubes de Lectura que desarrollamos en Liétor y me encuentro con un verdadero ejército de peligrosos lectores, de personas normales que tuvieron que correr para conseguir mediante internet ser uno de los selectos 333 que podrían inscribirse a este encuentro. Y junto a una representación de los clubes de lectura, otra representación de los bibliotecarios, que junto a los usuarios de las bibliotecas, conformáis el doble corazón de la biblioteca pública. Los bibliotecarios, junto a los monitores que en muchos casos animáis los clubes, pertenecéis a ese peligroso clan al que aludía Taibo: los promotores de lectura, generadores de sueños, iniciadores de emociones mediante las palabras, inspiradores de convivencia, causantes de grupos que tienen al libro como elemento principal.
Y llego hoy a este encuentro de Clubes de Lectura que desarrollamos en Liétor y me encuentro con un verdadero ejército de peligrosos lectores, de personas normales que tuvieron que correr para conseguir mediante internet ser uno de los selectos 333 que podrían inscribirse a este encuentro. Y junto a una representación de los clubes de lectura, otra representación de los bibliotecarios, que junto a los usuarios de las bibliotecas, conformáis el doble corazón de la biblioteca pública. Los bibliotecarios, junto a los monitores que en muchos casos animáis los clubes, pertenecéis a ese peligroso clan al que aludía Taibo: los promotores de lectura, generadores de sueños, iniciadores de emociones mediante las palabras, inspiradores de convivencia, causantes de grupos que tienen al libro como elemento principal.
Mi
admirado Antonio Basanta, que fue director general de la Fundación
Germán Sánchez Ruipérez, en esa obrita llena de palabras de amor hacia la
lectura, Leer contra la nada (Ediciones Siruela, 2017), dice: “La primera biblioteca que conocí en mi vida
fue mi madre. Ella fue quien antes me desveló el secreto de las palabras, su
capacidad mágica de crear historias…” No siempre se tiene la suerte que
comenta Antonio: su madre fue su primera biblioteca.
Uno de los grandes escritores de nuestro tiempo, Mario
Vargas Llosa, escribe: “Siempre he
dicho que lo más importante que me ha pasado en la vida ha sido aprender a
leer…Recuerdo cómo a los cinco años
mi mundo de pronto se enriqueció de una manera extraordinaria y cómo gracias a
la lectura empecé a vivir, no solo a leer, experiencias extraordinarias, viajes
en el espacio, viajes en el tiempo: unos destinos que estaban fuera del alcance
de la experiencia real, pero que la literatura volvía reales por el hechizo que
me producía la lectura.”
Y otro de los grandes, Jorge
Luis Borges, centró el debate:
"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca".
Y es que las bibliotecas son la garantía del acceso democrático de todos los
ciudadanos a la lectura, la información, la educación permanente y la
participación en la vida pública. Sin duda estoy de acuerdo en esa afirmación
de sociólogos y otros especialistas que nos dicen que la lectura se realiza
mediante un trípode: familia, centro educativo y biblioteca
pública. Y todos son importantes, y los tres han de ser planteados por los
poderes públicos en la idea de fomentar una sociedad más lectora.
Otro poeta, Miguel Hernández, que era cabrero, leía mientras cuidaba su
rebaño, aunque su padre le miraba con cierta preocupación, y escribió sus
primeros poemas. Pero supo valerse de varias estrategias para conseguir libros
que llevarse a su espíritu. Un canónigo le abrió su estupenda biblioteca
personal y otra persona favoreció su acceso a una biblioteca de uno de los
centros culturales de Orihuela en aquellos años treinta del siglo XX. Sin la
biblioteca pública ¿podría haber llegado Miguel Hernández a ser el escritor hoy
admirado?
El título completo de mi intervención es: “Bibliotecas: Leer, participar, debatir y cambiar nuestro mundo”.
Probablemente, demasiado largo. Pero yo, más habituado a dirigirme a los
profesionales de las bibliotecas que al ejército de lectores, no quería dejar de significar la
importancia que entiendo tienen las bibliotecas en la construcción de lectores
y de personas. Voy
a utilizar cuatro verbos, aunque sin duda podría hacerlo con muchos más.
- LEER.
Tengo que empezar hablando de mi
experiencia. Yo viví mi infancia y adolescencia en un pequeño pueblo toledano, Nambroca.
Allí no había biblioteca, como ocurría en la mayoría de localidades de nuestra
región en los años sesenta y setenta del siglo XX. Mis padres tenían una pequeña tienda de todo un poco. Y entre
los artículos que se vendían había tebeos, que llegaban de Logroño, como restos
de ediciones. Cuando abría el paquete, antes de ponerlos a la venta, yo los
leía todos, y disfrutaba con las aventuras del Jabato, Roberto Alcázar y
Pedrin, El Capìtán Trueno… Escribí
un cuento que narra esta experiencia e hizo nacer, sólo como deseo literario,
la biblioteca en mi pueblo: El niño que acumulaba libros, que
leí por primera vez en 1992 en el Maratón
de Cuentos de Guadalajara, tras Buero Vallejo y el alcalde de la ciudad. Mi
padre murió prematuramente, cuando yo tenía 13 años, y trabajé en ese comercio,
que además de productos de limpieza y droguería, mercería, alimentación y
tebeos, los domingos se convertía en el puesto de chuches para todos los niños
del pueblo….Luego llegarían los primeros libros a nuestra casa, y el diccionario Espasa de doce volúmenes,
que según me dijo un importante librero madrileño, amigo de mi hermano
mayor, contenía todo el saber de la
humanidad y que no dudase en leerlo todo… Años después descubrí la Biblioteca
de Toledo, en su antigua sede del paseo del Miradero, donde encontré todos los
libros que jamás pude imaginar; y más tarde mi primer trabajo en un bibliobús
desde el 9 de julio de 1973….Y desde 1978, hace cuarenta años, comencé mi
defensa de las bibliotecas públicas, que hoy no toca contar. Yo soy un defensor
de las bibliotecas, por ello no puedo hablar de lectura sin hacerlo en clave de
bibliotecas. En una intervención mía presentando mi libro Elogio de la biblioteca pública,
aludí a este amor a las bibliotecas y un periódico reseñó el acto con este
titular: “Juan Sánchez Sánchez: de joven enfermé de bibliotecas”. Es un
modo de hablar, pero les aseguro que leer no sólo no perjudica a nadie sino que
abre muchas posibilidades en la vida de cada persona, de cualquier edad.
No concibo la animación a la
lectura sin bibliotecas y sin bibliotecarios. Cuando realizan campañas en los
medios de comunicación para promover la lectura me parecen un modo de dilapidar
el dinero público. Las bibliotecas son lugares mágicos, de encuentro, de
lectura, de convivencia, sin barreras de edad ni de ningún tipo.
La BP es imprescindible en la época de internet y del
desarrollo tecnológico. Que no nos vengan políticos u otros diciendo que las bibliotecas son
prescindibles. La BP no es sólo una colección de libros y otros soportes. Una
BP es lugar de encuentro, un centro que cree y practica
la libertad de expresión, en el que se debate la vida y circunstancias
del propio municipio y se hacen propuestas de mejora. Garantiza el acceso
libre y gratuito al conocimiento, a los recursos informativos, a la
creatividad. Acoge a personas de todas las edades, de todas las ideologías y
creencias, de cualquier nacionalidad. La biblioteca sale al encuentro de
quienes no acuden a sus instalaciones y servicios.
La
biblioteca pasa de constituir un
centro cultural a tener una misión como centro social. Este es uno de los modelos de biblioteca que gana
adeptos. Y más en una época de crisis como la que venimos arrastrando desde
hace siete años. Las
bibliotecas, más que nunca, son lugares de encuentro y creatividad. Y muchos de
nosotros, lectores, hemos crecido a la sombra
de esos lugares llenos de vida. Los libros y las bibliotecas ayudan a que una persona crezca,
son esenciales. Leer ayuda a ser persona, a ser un ciudadano crítico, a
participar en la mejora de la sociedad, a ser tolerante, abierto y respetuoso
con las ideas de los demás.
La
lectura sale a nuestro encuentro y nos tiene que ayudar a entendernos. Nos
ayuda a comprender mejor los textos, a mejorar nuestra gramática, a ampliar
nuestro vocabulario. También nos puede ayudar a concentrarnos: tenemos
tantos ruidos en nuestro entorno, que necesitamos silencio. Igualmente la
lectura puede ayudar a relajarnos, a descansar… Y, paradójicamente, en ese
descanso podemos ser mucho más activos, porque obligamos a nuestro cerebro a
mantenerse activo, a trabajar. Por supuesto, la lectura es esencial para
impulsar nuestro conocimiento: en los estudios, en nuestra relación con el
mundo… Por ello siempre hemos dicho que las bibliotecas atesoran el saber
humano, que eran templos del conocimiento, de las palabras, de las ideas. Leer
es una magnífica ocasión para el encuentro en familia, para compartir. Los
niños necesitan el apoyo de sus familiares, aunque ya sepan leer. No les
dejemos solos: está bien que tengan autonomía; pero leer juntos, leer en
familia, es una ocasión, una oportunidad magnífica para madurar, para que
nuestra familia crezca y conviva.
El
placer de la lectura se contagia leyendo juntos. Leamos cuentos, tebeos,
contemos cuentos. Utilicemos los libros, aprendamos sobre el mundo que nos
rodea. Dejemos libros en los espacios en los que se mueven los niños. Dejemos
libros apetecibles al alcance de los niños. Con la lectura podemos ESTIMULAR,
ALENTAR… Podemos
recomendar nuestras lecturas: los libros que a nosotros nos gustaron más… Es el
éxito actual de los booktubers, que de un modo sencillo,
utilizando las redes sociales, recomiendan libros, especialmente a los jóvenes
y tienen un impacto espectacular. Videos sencillos con palabras directas de un
joven que se dirige a jóvenes desconocidos tienen un poder de convicción
sorprendente.
La
lectura, la palabra, nos ayuda a comunicarnos. También crea sentimientos: la
palabra hace nacer belleza. El trabajo bien hecho nos hace amar las cosas que
creamos, también nuestras relaciones. Pero hace más: nos permite
comprender a los demás, conectar con ellos,
ponernos en la piel de otras personas. Los personajes de un libro nos
ayudan a conocernos a nosotros mismos y a las personas con las que convivimos.
Leer puede alimentar la inspiración, nos aporta ideas. Yo defiendo que una
persona que ama la lectura, que se apasiona por la lectura, termina
apasionándose por escribir. No hay escritura sin lectura. La pasión de leer
lleva a la pasión por escribir. Es un amor profundo al acto de leer, a la
lectura, a los libros. Pero esto no va sólo con los escritores. Lo digo por
todos. La
palabra nos ayuda a expresarnos. Seguro que entre vosotros hay muchas personas
que aman la escritura, que escriben poemas, que dan sus opiniones en las redes
sociales, que mantienen un blog… Vivimos ahora un verdadero fenómeno de
democratización creativa, que me parece una forma de creación cultural muy
importante.
Voy
a terminar este primer apartado con un dato sorprendente. Hay un libro
magnífico, de Angel Esteban, titulado El escritor en su paraíso. Está
dedicado a treinta grandes autores que fueron bibliotecarios. Entre otros, ahí
está la experiencia de escritores como Jorge
Luis Borges, Lewis Carroll, Rubén Darío, Leandro Fernández de Moratín, Gloria
Fuertes, Grimm, Marcelino Menéndez Pelayo, Juan Carlos Onetti, Eugenio D´Ors, Charles
Perrault, Marcel Proust, José Vasconcelos, Mario Vargas Llosa y muchos más, que muestran esa simbiosis que se
crea entre la pasión por leer y el oficio apasionado de escribir, y que la
biblioteca es uno de los espacios esenciales donde puede originarse la creación
literaria en cualquiera de sus géneros.
2. PARTICIPAR.
Sin duda las bibliotecas son una forma
de paraíso. Las llamábamos “templos del saber”, “casas
del conocimiento”, “lugares de los libros”…. Ahora las definimos como la puerta
democrática para acceder al conocimiento y la cultura… Pero no me importan las
definiciones. Las bibliotecas son paraísos normalmente callados, llenos de vida
y de encuentros, de relatos e historias, que están en nuestra sociedad haciendo
el bien, haciendo crecer personas, tejiendo encuentros, favoreciendo la
creatividad, fomentando la solidaridad… Forman parte de la vida cultural pero
sin hacer aspavientos, sin integrarse en los moldes de un tipo de cultura que
yo llamo de escaparate, de
utilización de recursos públicos o incluso privados para conseguir una sociedad
que contemple la cultura, que sea espectadora de la cultura.
En el paraíso de las bibliotecas el
destino de sus usuarios no es que sean contempladores sino protagonistas. Leer,
informarse, estar en talleres, asistir a conferencias y a tantas actividades
socioculturales y de animación a la lectura, hacer propuestas para mejorar la
sociedad, la ciudad en la que residen esos usuarios... Las bibliotecas apuestan
por generar ciudadanos comprometidos con la sociedad, creativos, libres y
partícipes de la propia cultura con sus aportaciones. Los usuarios de una
biblioteca no son espectadores de la cultura ni de la sociedad: sois
constructores, generadores de la cultura
de nuestro tiempo.
He dicho en multitud de ocasiones
que los usuarios de las bibliotecas son los verdaderos protagonistas, el
corazón de estos centros. Los ciudadanos son copropietarios de las bibliotecas
pues las financian con sus impuestos. Por esto es esencial que las bibliotecas
trabajen en coalición con la sociedad, propicien la PARTICIPACIÓN de la gente
en los objetivos y programas de la biblioteca.
Cualquier
ciudadano puede hacerlo, a nivel personal. También mediante la participación en
la Asociación de Amigos de la Biblioteca
de su localidad, que si no existe recomiendo crear. Las bibliotecas tienen
entre sus aliados a los centros educativos, los medios de comunicación, las
asociaciones de todo tipo, los creadores, los libreros, las Organizaciones No
Gubernamentales, los grupos teatrales o poéticos, las entidades deportivas… Son
los aliados de las bibliotecas públicas. Y otra fórmula, en la que hoy nos centramos
especialmente, son los clubes de lectura. En mi libro Elogio de la biblioteca pública, los he definido como “escuelas de desarrollo lector y
convivencia”. La lectura facilita la comunicación, y los clubes de
lectura son un buen ejemplo de que se puede estar años compartiendo opiniones
con personas que tal vez tienen ideas o incluso ideologías distintas. Hace más de veinte años en CLM tuvimos un lema
para el Día del Libro en esta línea: “LEYENDO SE ENTIENDE LA GENTE”. Los clubes
de lectura son pequeños ágoras, parlamentos ciudadanos, en los que un grupo de
personas son capaces de dialogar sin tensiones y con respeto.
Y recuerdo algún párrafo de los que he
dedicado a los clubes: “…esencialmente, un club de lectura es una
forma maravillosa para hacer lectores, para convertir en lectores estables y
apasionados a personas que en su origen no tuvieron la lectura y el libro como
sus grandes objetos de deseo, sus mayores aficiones. Es cierto que en muchos casos nace un club de lectura aprovechando la
existencia de un grupo de personas que están unidas por vínculos de amistad o
por el gusto por una literatura concreta, un autor, un género… También
surgieron muchos clubes de lectura entre los miembros de una asociación de
amigos de una biblioteca u otros colectivos de apoyo a las bibliotecas. El
trabajo diario, las tareas conjuntas, los objetivos comunes… fueron generando
unos lazos que les llevaron a constituir un club de lectura como un medio de
diálogo, de estrechar vínculos, de tener un grupo humano que se encuentra en
torno al libro y la lectura pero que crece e impulsa nuevas actividades (una
excursión, quedar a tomar un café, ver una exposición, visitar un museo…).
En
definitiva, cuando hablamos de PARTICIPAR no nos referimos sólo a propiciar la
participación de ciudadanos de todas las edades en las actividades de la
biblioteca o en utilizar sus servicios. Me refiero a que todo tipo de
colectivos tenga la certeza de que puede contar con la biblioteca en su
estrategia. Tampoco soy partidario de impulsar la participación ciudadana como un
mecanismo simplemente de obtención de recursos, aunque éste pueda ser uno de
los objetivos de la biblioteca. En realidad es algo más profundo: se trata de
estar convencido de que la biblioteca tiene que trabajar en complicidad con la
sociedad civil. Y éste es uno de los grandes retos de los miembros de los
clubes de lectura de cualquier biblioteca. Frecuentemente os resulta
apasionante el encuentro semanal o quincenal, los debates en torno a una obra
que se está leyendo, las actividades culturales que organizáis…. Creo que
formar parte de un club de lectura tiene que llevar también a un cierto
compromiso, cada uno en la medida de sus posibilidades, de participar en la
vida cotidiana de la biblioteca y, a través de ella, de la localidad, de la
sociedad local. Sería el tercer verbo que voy a utilizar en mi intervención.
3.
DEBATIR.
Las bibliotecas tienen que
estar en el corazón de la sociedad. No sólo conservan libros y otros soportes
de información. No sólo se ofrecen servicios a los ciudadanos, garantizando su acceso
a internet y a las tecnologías de la información. No sólo se programan
infinidad de actividades culturales, de animación a la lectura, de apoyo a los
sectores más desfavorecidos… Las ciudades y los pueblos, aunque pertenezcan a
un régimen democrático, no pueden estar gobernadas sólo por políticos e
instituciones. Han de contar con la opinión, la experiencia y las ideas de historiadores, escritores y otros creadores,
urbanistas, pensadores, geógrafos, periodistas, profesores, instituciones
culturales…ciudadanos, en suma. A menudo la participación de este sector,
importantísimo en la vida de cualquier ciudad y comunidad, no es muy alta, tal
vez refugiados en los cuarteles de
invierno de cierta apatía y separación de la vida pública. Y entiendo que
las bibliotecas son una plataforma esencial para reflexionar, debatir y hacer
propuestas a la comunidad local. Las bibliotecas públicas son la mejor fórmula
del espíritu democrático y a ellas acuden muchas de las personas más preparadas
intelectualmente o que tienen algo que aportar desde su especialización o
experiencia. Si creemos en el poder de la lectura, en la función que la lectura
realiza en los ciudadanos, podremos convenir que muchos de los ciudadanos
lectores son usuarios de las bibliotecas y pueden aportar sus ideas.
Los clubes de lectura ya he
dicho que son uno de los vehículos más importantes para debatir. Pero también
pueden organizarse ciclos de conferencias, mesas redondas y otras iniciativas
que sirvan para colaborar en la construcción de la sociedad local en la que se
inserta la biblioteca.
A veces me preguntan sobre
los usuarios de las bibliotecas. ¿Son distintos?, insisten. Y respondo: las bibliotecas son un
reflejo de la sociedad en la que vivimos, acuden ciudadanos de todas las
tendencias, de diversidad de actitudes…Pero no hay duda de que muchos usuarios
son esenciales; son, podríamos decir, usuarios-Vip. Son personas con
inquietudes, que participan en clubes de lectura o en otras actividades, que se
ofrecen como voluntarios para participar en programas sociales y solidarios de
la biblioteca, que imparten generosamente conferencias, cursos o talleres sin
ser retribuidos, que forman parte de la Asociación
de Amigos de la Biblioteca…. Estas son personas en apariencia corrientes
pero están bañadas de una serie de principios que les hacen sentirse al
servicio de la sociedad, de su mejora, de su construcción… Usuarios que veo
reflejados en aquel magnífico poema de Bertolt Brecht “Loa al estudio” (1933),
que anima a no rendirse, a no pensar jamás
que es tarde. Este poema lo he aplicado a veces a los bibliotecarios, que están
llamados sin duda a ser dirigentes desde su puesto profesional en la biblioteca
pública.
¡Estudia lo elemental!
Para aquellos cuya hora ha llegado
no es nunca demasiado tarde.
¡Aprende el “abc”! No basta, pero
estúdialo. ¡No te desanimes!
¡Empieza! ¡Tienes que aprenderlo todo!
Estás llamado a ser un dirigente.
Para aquellos cuya hora ha llegado
no es nunca demasiado tarde.
¡Aprende el “abc”! No basta, pero
estúdialo. ¡No te desanimes!
¡Empieza! ¡Tienes que aprenderlo todo!
Estás llamado a ser un dirigente.
¡Estudia, hombre en el asilo!
¡Estudia, hombre en la cárcel!
¡Estudia, mujer en la cocina!
¡Estudia, sexagenario!
Estás llamado a ser un dirigente.
¡Estudia, hombre en la cárcel!
¡Estudia, mujer en la cocina!
¡Estudia, sexagenario!
Estás llamado a ser un dirigente.
¡Aun sin techo, asiste a la escuela!
¡Persigue el saber, muerto de frío!
¡Empuña el libro, hambriento! ¡Es un arma!
Estás llamado a ser un dirigente.
¡Persigue el saber, muerto de frío!
¡Empuña el libro, hambriento! ¡Es un arma!
Estás llamado a ser un dirigente.
¡No temas preguntar, compañero!
¡No te dejes convencer!
¡Compruébalo tú mismo!
Lo que no aprendas por ti,
no lo sabrás.
¡No te dejes convencer!
¡Compruébalo tú mismo!
Lo que no aprendas por ti,
no lo sabrás.
Comprueba la cuenta:
tú tienes que pagarla.
Apunta con tu dedo a cada cosa
y pregunta: “Y ésto, ¿de qué?”
Estás llamado a ser un dirigente.
tú tienes que pagarla.
Apunta con tu dedo a cada cosa
y pregunta: “Y ésto, ¿de qué?”
Estás llamado a ser un dirigente.
- CAMBIAR EL MUNDO
Recientemente pronuncié una conferencia que titulé “Leer ayuda a construir personas.
Decálogo de la lectura”. Hablaba de vivir, escuchar, compartir, crecer, soñar… un decálogo
esencial de actitudes que se da en los lectores. Voy
a recordar algunas de estas señas de identidad.
Vivir.
Dicen los expertos que no hay ninguna otra actividad más importante que la
lectura. Tan importante que, cuando leemos, el cerebro se dedica enteramente a
la tarea de leer, al cien por cien. La lectura despierta vías
neuronales, activa la memoria… En otras actividades, como ver una
película, conversar, escuchar música… sólo utilizamos una parte de nuestro
cerebro. Pero leer es tan importante que el cerebro requiere todas sus neuronas
para el acto de leer.
Aunque
hoy no se valora tanto, yo les animo a convertirse en promotores de lectura.
Vosotros sois grandes lectores, pero por ética tenéis que convertiros en
constructores de un mundo mejor, precisamente utilizando los libros. Para
construir lectores es fundamental que en la familia exista el hábito lector,
que haya libros, leer en familia. Luego están los centros educativos: deberían
ser esenciales para afianzar ese hábito lector. Hay que apasionar a los niños y
jóvenes por la lectura. No se ayuda obligando a leer, sino motivando, haciendo
descubrir a los escolares que leer puede ser una aventura apasionante y
necesaria. Las personas mayores somos un modelo de lectura para los niños.
Leamos delante de ellos, disfrutemos leyendo. VIVE LEYENDO. Recordemos aquella
película de dibujos animados, La Bella y la Bestia, que sirve realmente como
campaña de animación a la lectura y en la que
Bella camina leyendo. Utilicemos el lema que queramos: “Más libros, más libres”; “Leer estimula tu imaginación”; “Salva un libro, lee un libro”; “Un libro puede cambiar la historia de tu
vida”; “Leer te hace interesante”;
“Cuando un niño no lee, la imaginación
desaparece” Y tantos otros… Aunque insisto que la mejor campaña de
animación a la lectura es una buena red de bibliotecas públicas, también
podemos coger ideas de otros para promover la lectura.
Escuchar.
En las preguntas de los niños está su camino para seguir aprendiendo. Estemos
pendiente de sus dudas. La lectura nos tiene que ayudar a CRECER, a RESPETAR.
Leer nos permite conocernos mejor a nosotros mismos. Hay un pequeño libro que
es admirable y siempre recomiendo a todos: El principito, de Saint-Exupéry. El
zorro dice al pequeño príncipe: “Mi
secreto es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es
invisible a los ojos” La sencillez de las ideas a veces coincide con la
sencillez de las palabras, que invitan a la profundidad.
Crecer.
Crecer con la lectura es crecer como persona. Los libros nos ayudarán a tener
criterio propio, a pensar, a ser ciudadanos libres y críticos, a ser tolerantes
y solidarios. Si los libros no nos ayudan a ser mejores personas, es mejor no
leer. Y la lectura es algo cotidiano,
como el aire que respiramos: todos los días hay que reservar un tiempo para
leer. En casa y en el colegio. Hay que respetar los gustos de los lectores, que
tienen derecho a elegir los libros que desean leer. El pluralismo en la lectura
nos ayudará a aceptar al otro, al que piensa distinto. Nos ayudará a ser
pluralistas y respetuosos. Con los libros se crece. Nuestro pensamiento va
profundizando, se construye, hasta llegar a tener una opinión propia.
Soñar.
Las personas tenemos necesidad de ser positivas, de soñar. Tener proyectos,
tener sueños, acariciar utopías, nos permite participar más activamente en
nuestra sociedad. En nuestro tiempo tenemos necesidad de la esperanza, de tener
ánimo. Colaborar en el colegio, en la asociación, en la biblioteca… con todos:
hemos de tener siempre tendida una mano
al otro, especialmente al que lo necesita. Si hay que cantar, cantemos; si hay
que hacer teatro, participemos; si hay campañas contra el hambre, colaboremos.
Y actuar desde nuestras convicciones: si tenemos fe, no tengamos miedo en
expresar y comunicar el mensaje de la Buena Noticia del Amor de Dios. Todos
estamos necesitados de recibir buenas noticias.
Leer,
un derecho; no leer, también. Lo dijo Pennac en un
libro que les recomiendo si es que aún no lo han leído: Como una novela (última
edición en Anagrama, 2017). Debemos intentar evitar tratar la lectura como una
obligación. Podemos sugerir lecturas, pero no imponer. Es verdad que niños y
jóvenes precisan una educación en el esfuerzo, en la responsabilidad. Pero
tenemos que ayudarles a disfrutar la lectura. Tener pasión por leer, puede
llevarles a la pasión por escribir. Obligar a leer determinadas lecturas les
aparta del libro y de la información. Educadores, bibliotecarios, profesionales
del libro hemos de intentar con todas nuestras fuerzas que los escolares sean
apasionados del libro, se enamoren de la lectura. Pero la lectura obligada no
construye lectores. Por eso es tan
fundamental que los centros educativos cuenten con bibliotecarios, una carencia
que es la gran asignatura pendiente de los sistemas educativos.
Para finalizar, algunos consejos de un bibliotecario jubilado:
Hablaba de que las bibliotecas nos pueden ayudar a cambiar el mundo, a
mejorarlo, con nuestra ayuda y colaboración activa.
- Una de las estrategias que considero muy importante: La biblioteca tiene que estar en clave de
solidaridad. El fuerte compromiso social de la biblioteca nos obliga a
pensar siempre en los sectores de la sociedad más excluidos o marginados.
- Otra actitud esencial: Las bibliotecas deben ser “un faro de esperanza”. Así concluí
mi ponencia en el VII Congreso de Bibliotecas Móviles. La esperanza es una
virtud que no debe faltar en bibliotecarios y tampoco en unos usuarios tan
especiales como los que formáis parte de un club de lectura. Ya sé que a veces
las condiciones del trabajo, el tipo de contrato, el sueldo, etc. parece que
son ingredientes que condicionan nuestro buen ánimo y tal vez nos lleven a una
presencia y una actividad profesional que no estén barnizadas de esperanza. Y
respecto a los usuarios, cada día nos salpican problemas que nos turban y nos
llenan de inquietud. Sin embargo, animo a militar en la ESPERANZA. Ver las
condiciones en las que trabajan personas en pequeñas bibliotecas comunitarias,
en muchos países, y que sin embargo obtienen unos resultados espectaculares,
invita a imitarles. Las bibliotecas son un motor de desarrollo, de encuentro,
de socialización, de participación y quienes trabajamos en bibliotecas de
países considerados desarrollados no podemos estar ajenos a la bandera de la
esperanza. Contemplando, escuchando o leyendo los medios de
comunicación nos sentimos abrumados por las malas noticias y a veces, como una
brisa suave, una buena noticia llega hasta nosotros y nos arranca una sonrisa,
una esperanza. Nosotros, lectores, podemos colaborar en ser una luz que irradie
esperanza.
- Y no perdamos de vista
otra cuestión: hay que atraer a los
alejados mediante estrategias innovadoras y de cercanía. Tenemos que echar
las redes en mar adentro y no sólo en pecera. Buscar a los jóvenes, a los
mayores, a aquellos que aún no descubrieron la magia y la grandeza democrática
de la biblioteca pública. La experiencia de quienes militáis en los clubes de
lectura puede ser una ayuda importantísima para contagiar vuestra vivencia,
vuestra experiencia, y animar a los más jóvenes a apasionarse por la lectura.
- La biblioteca, que está en el corazón de la vida
democrática, tiene que respirar libertad. Las bibliotecas públicas no son
sólo lugares de estudio, depósitos de libros y audiovisuales, de conservación
del conocimiento y las ideas, templos del saber…, según se escucha. En nuestra
época, como he dicho, las bibliotecas son esenciales para el desarrollo de la
cultura democrática y constituyen lugares de encuentro, debate y convivencia,
centros de propuestas para la comunidad local, lugares donde se respira
libertad y donde se forman ciudadanos libres y críticos. Por ello las
Administraciones Públicas tienen que invertir en bibliotecas, porque en ellas
se crece como personas, se construyen ciudadanos que tienen como base la
lectura y la información.
Confieso que me emociona que los ciudadanos vengan libremente a las
bibliotecas. Acudimos por fuerza a un hospital, incluso a un centro educativo
en sus etapas de estudios obligatorios…Pero
las bibliotecas públicas son paraísos de libertad, y además accesibles
para cualquier ciudadano, aunque carezca de recursos. Otros centros culturales
de carácter público (los museos, por ejemplo) tienen determinados días que
ofrecen sus puertas abiertas de forma gratuita; también determinados colectivos
tienen ventajas para asistir, mediante descuentos o entradas especiales. Por
supuesto, el acceso a teatro, cines, auditorios...., tanto si es de iniciativa
privada como de entidades públicas, normalmente es preciso adquirir una
entrada, pagar pues por el acceso. Probablemente tiene que ser así, para que se
valore como actividad esencial. Pero lo que quiero poner en valor es que las
bibliotecas públicas son centros a los que cualquier persona pueda acceder sin
limitación alguna y de forma totalmente gratuita. Esta es la grandeza
democrática de las bibliotecas públicas: que no hay barrera alguna y que
cualquier ciudadano puede entrar, disfrutar y utilizar todos los servicios que
prestan estos santuarios del conocimiento, la información, la cultura, la
educación permanente y la libertad que son las bibliotecas públicas.
Finalizo. Hoy
he venido a este salón para hablar de la lectura, pero quiero dejar claro que veo
difícil que una persona se enamore de los libros, de la lectura, si no tiene la
posibilidad de disfrutar de una biblioteca. Hay tres mil municipios en España
que carecen de acceso a cualquier modo de servicio bibliotecario. Y desde hace
cerca de una década el Gobierno Regional ha negado recursos a las bibliotecas
públicas, a pesar de cosechar éxitos en sus programas y de estar trabajando en
estrecho contacto con la sociedad. En nuestra casa podemos tener libros, una
pequeña biblioteca familiar; pero nunca podremos disponer de todos los libros
que ofrece una biblioteca pública, por pequeña que sea.
Vosotros sois apasionados usuarios de una biblioteca pública. Las bibliotecas trabajan
en coalición con la sociedad. Y, lógicamente, esta estrategia está directamente
vinculada a los ciudadanos, bien de forma individual o a través de colectivos
muy diversos. Las bibliotecas son un servicio público esencial, básico, en una
comunidad local. Y se está produciendo en los últimos tiempos un cambio
conceptual: las bibliotecas no sólo son “para” los ciudadanos; las bibliotecas
públicas son “de” los ciudadanos. Cuando
dirigía la Biblioteca Regional siempre invitaba a los ciudadanos a que
sintiesen que la biblioteca es su segunda casa, su segundo hogar; a los
estudiantes les decía que ya sabía que pasan muchas horas en el centro
educativo, pero que a él van de forma obligada, como parte de la formación que
el sistema educativo tiene previsto para todas las personas. Pero que a la
biblioteca vienen libremente, como un acto de libertad, como una elección libre
porque consideran que es un centro esencial en su vida. E insistía en el hecho
de que todos los servicios son gratuitos porque ya pagamos mediante los
impuestos ese servicio público. Y, como pagamos de forma permanente este
servicio, podemos admitir que los ciudadanos somos copropietarios de la
biblioteca.
Aunque
las bibliotecas no han estado muy presentes en las campañas que, por ejemplo,
realiza la Agencia Tributaria para resaltar el valor y necesidad de pagar
nuestros impuestos, porque “Hacienda
somos todos”, recuerdo que a mediados de los años noventa, la campaña
incluyó el edificio de una biblioteca y el siguiente texto que pronunciaba un
ciudadano: “¡Esa biblioteca es mía!”
En todo esto, los bibliotecarios no pueden estar solos. Vosotros, los
usuarios, los lectores, tenéis un papel prioritario. No sois convidados de
piedra de la biblioteca pública, sino que formáis parte de un verdadero motor
de transformación de la sociedad en la que las bibliotecas son el centro
verdaderamente neurálgico.
Los
ciudadanos, los usuarios, son, junto con los bibliotecarios, el corazón de la
biblioteca pública. En efecto, la biblioteca pública tiene ese doble corazón
que he citado repetidamente: bibliotecarios y usuarios constituyen el doble
corazón de la biblioteca pública, que debe latir al ritmo de la vida y en la
sociedad local a la que la biblioteca sirve.
Por
ello, vosotros que sois miembros de un club de lectura, podéis convertiros en cómplices
de una causa por la que llevo luchando cuarenta años: os propongo seáis
defensores de las bibliotecas públicas, como el
arma más fructífera para conseguir una sociedad más lectora y
participativa. Si defendéis las bibliotecas, si apoyáis su creación y
desarrollo, estaréis participando de una manera maravillosa en cambiar el
mundo.
Y
como soy un poco osado, voy a terminar mi intervención cantando. Una canción
que hizo el cantautor toledano José Miguel Seguido, inspirada en dos poemas
míos que escribí en defensa de las bibliotecas. Se titula “Tengo la voz ronca de clamar”.
TENGO LA VOZ RONCA DE CLAMAR
Tengo la voz ronca de clamar como un profeta en el desierto.
Palabras y más palabras que son lanzadas al fuego.
Un derecho que se niega; biblioteca es cultura, es encuentro.
Peregrino de esperanza, un libro será mi lanza.
Sólo tengo a Dios y al viento.
A QUIÉN LE IMPORTA QUE LAS LETRAS NO PUEDAN LLEGAR A TRES MILLARES DE
PUEBLOS.
A QUIÉN LE IMPORTA QUE LOS JÓVENES EN VEZ DE LEER GASTEN BEBIENDO SU
TIEMPO.
A QUIÉN LE IMPORTAN LOS CIENTOS DE NIÑOS QUE ESPERAN EL BIBLIOBÚS CON
ANHELO.
A QUIÉN LE IMPORTA QUE GIGANTES PUEDAN DEMOLER IMPUNEMENTE LOS SUEÑOS.
Tengo la voz ronca de clamar; la tentación de quedarme quieto.
La meta está tan lejana que cesaría en mi empeño.
Pero somos un ejército; bibliotecarios que entregan su tiempo:
Peregrinos de esperanza; un libro en la lontananza.
Tenemos a Dios y al viento.
A QUIÉN LE IMPORTA QUE LAS LETRAS NO PUEDAN LLEGAR A TRES MILLARES DE
PUEBLOS.
A QUIÉN LE IMPORTA QUE LOS JÓVENES EN VEZ DE LEER GASTEN BEBIENDO SU
TIEMPO.
A QUIÉN LE IMPORTAN LOS CIENTOS DE NIÑOS QUE ESPERAN EL BIBLIOBÚS CON
ANHELO.
A QUIÉN LE IMPORTA QUE GIGANTES PUEDAN DEMOLER IMPUNEMENTE LOS SUEÑOS.
Tengo la voz ronca de clamar……….
LETRA Y MÚSICA : JOSÉ MIGUEL SEGUIDO
(INSPIRADA EN LOS POEMAS “TENGO LA VOZ RONCA DE CLAMAR” Y “A QUIÉN LE
IMPORTA” DE JUAN SÁNCHEZ EXDIRECTOR DE LA BIBLIOTECA DE CASTILLA- LA MANCHA)
Qué palabras más acertadas, me emocionan de nuevo. Un placer y un privilegio haberlas escuchado de tu boca en el Encuentro, Juan.
ResponderEliminarSaludos
A mí si que me emociona percibir el cariño con el que fui tratado. Ver vuestro empeño es una gran ayuda para continuar la labor que intento: propagar a los cuatro vientos la necesidad de bibliotecas y de profesionales que puedan realizar su labor en mejores condiciones. Estoy a tu disposición. Te dejo mi correo: juanssanchez1@hotmail.com También puedes seguirme en facebook. Saludos
EliminarUn gran discurso.Muy acertado y sin tapujos.Personas como tú,defensoras de las bibliotecas públicas y con tanto amor por los libros,son las que hacen que no caigamos en la incultura.GRACIAS por tus palabras,tus canciones y a disfrutar mucho de tu merecido descanso laboral.
ResponderEliminarMuchas gracias. Como acabo de escribir, volvi a Toledo contentísimo de ver vuestra acogida y vuestro cariño. Hay que seguir, cada uno en su sitio. Los clubes de lectura son magníficos y quienes hemos tenido la suerte de disfrutar de las bibliotecas y ver lo que hacen en las personas estamos obligados a defenderlas y a seguir pidiendo recursos para estos centros. Un abrazo. Mi correo es juanssanchez1@hotmail.com
EliminarTuve el privilegio de escucharlo en directo y hacia mucho tiempo que la palabra no me emocionaba tanto , hasta el punto de ponerme los pelos de punta y levantarme del asiento como un rayo al final, para ser el primero en aplaudir (creo que lo consegui, a pesar de mi discapacidad -57%-)MUCHAS GRACIAS D.JUAN
ResponderEliminarMuchas gracias por tus cariñosas palabras, que sé están escritas con lo que llamo "tinta del corazón". Para mí fue un verdadero honor y placer estar en el Encuentro de Clubes de Lectura. Y, sinceramente, todo el cariño que recibi por vuestra parte no se puede pagar con nada. Sí, de un modo: siguiendo la labor en defensa de las bibliotecas y la lectura. Estoy a tu disposición. Te dejo mi correo: juanssanchez1@hotmail.com Saludos cordiales.
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