LECTURA PÚBLICA Y BIBLIOTECAS
EN ESPAÑA
Informe de Juan Sánchez Sánchez.
La nueva situación política española está
propiciando el debate sobre la política cultural que precisa nuestro país. La
forzada dimisión del ministro Maxim Huerta y el nombramiento de José Guirao,
con un perfil de gestor cultural, reabre el debate sobre el modelo de cultura
de España en una configuración como la actual de Estado de las Autonomías.
Por mi formación y experiencia deseo
insistir en la necesidad de que la lectura pública y las bibliotecas no
permanezcan en el olvido del actual Gobierno. Nuestro país presenta un mosaico
de grandes desigualdades que jamás se han afrontado. Más de tres mil municipios
españoles carecen de cualquier tipo de acceso a servicios de biblioteca pública,
y la biblioteca escolar es hoy la gran asignatura pendiente de los sistemas
educativos.
Mediante el Real Decreto 817/2018, de 6 de julio, se ha desarrollado la estructura orgánica básica del nuevo Ministerio, que recoge las competencias de la Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura, que asume las competencias de bibliotecas.
LA HOJA DE RUTA: LAS BIBLIOTECAS, EJE DE
LAS POLÍTICAS DE LECTURA.
La biblioteca
pública es la puerta democrática de acceso al conocimiento, la cultura, la
información, la educación permanente y el ocio positivo. Frente a
quienes piensan que las bibliotecas en la era de Internet no son tan
necesarias, se equivocan. Cada vez más las bibliotecas tienen un compromiso
social que amplía nítidamente sus actividades: junto a los tradicionales
servicios de lectura en salas, préstamo, preservación de las colecciones,
cuentacuentos, presentaciones de libros…. Las bibliotecas constituyen un lugar
de encuentro y convivencia, un centro de debate y propuestas ciudadanas, un
servicio para la solidaridad y la integración sin barreras de ningún tipo…
Pese al
gran avance experimentado en España durante la época democrática en el servicio
bibliotecario no se han corregido algunas de las carencias y desigualdades más
graves. Y lo que es peor, no existen iniciativas para eliminar esas
desigualdades. Los años de crisis económica en España han propiciado el
descenso de presupuestos para las bibliotecas, la parálisis de planes
inversores, el descenso en las adquisiciones de obras e incluso el descenso de
horario de atención al público y el cierre de bibliotecas municipales.
Pero la
lectura se conforma desde un trípode: familia, centro educativo y biblioteca
pública. Consiguientemente, es precisa la coordinación entre los ministerios de
Cultura y de Educación para diseñar planes de futuro que consigan desarrollar
en España una verdadera SOCIEDAD LECTORA.
La hoja
de ruta que pienso debe trazarse es la siguiente:
1) Se precisa la actuación del Gobierno de España para promover un PACTO
DE ESTADO que permita desarrollar una verdadera POLÍTICA DE ESTADO en materia
de Lectura y Bibliotecas. Ese Pacto debe implicar al conjunto de las
Administraciones Públicas.
2) Con la separación de las competencias de Educación y de Cultura es
absolutamente necesaria una coordinación entre los ministerios de Educación
y Formación Profesional y de Cultura y Deportes. La relación y el
trabajo conjunto, con visión de Estado, es imprescindible para promover la
lectura en la infancia y adolescencia a través de los centros educativos y en
estrecho contacto con las redes de bibliotecas públicas.
3) Si la Lectura
pública se convierte en una de las prioridades de la política cultural del
Gobierno de España, parecería necesario que en
la primera Conferencia de Presidentes que se celebre se incluya un informe
sobre la situación del servicio de biblioteca pública en el conjunto del país
así como de las bibliotecas escolares en los distintos sistemas educativos
autonómicos. De no llevarse a cabo la inclusión de la cuestión de la lectura y
las bibliotecas en esta Conferencia, debería garantizarse tratar el asunto en
las dos conferencias sectoriales (Educación y Cultura), pero de forma
coordinada. El tratamiento de la lectura pública ha de ser integral, por lo que
al haberse separado los ministerios ha de plantearse la política general
bibliotecaria en la Conferencia Sectorial de Cultura y tratarse la cuestión de las bibliotecas
escolares y las políticas de fomento de la lectura en los diversos niveles
educativos en la Conferencia Sectorial de Educación.
4) Nombramiento de dos grupos
de expertos para elaborar sendos
informes que contengan las bases sobre las que deberá redactarse la
necesaria Ley de Coordinación de Bibliotecas y Lectura pública.
Lógicamente, esta Ley sólo podrá plantearse desde el Pacto de Estado que he
mencionado anteriormente. Uno de los grupos analizará la situación de las
bibliotecas públicas y las claves básicas para incluir en la Ley y el segundo
grupo estudiará la Biblioteca escolar en el sistema educativo en sus niveles de
educación infantil, primaria y secundaria y la paulatina incorporación de
bibliotecarios profesionales.
5) Impulso a la promulgación de una Ley
de Coordinación de Bibliotecas y Lectura pública, de
carácter estatal. Es cierto que no siempre se garantiza el cumplimiento de las
leyes, pero si existen será más fácil que se desarrollen políticas
bibliotecarias y servicios en todo el país. El grado de desarrollo normativo en
bibliotecas es absolutamente dispar en el conjunto del Estado de las
Autonomías.
6) En las líneas maestras
del Pacto
de Estado se tendrán especialmente en consideración las estrategias a
seguir para resolver la carencia de servicios bibliotecarios en los más de
3.000 municipios españoles que actualmente no disponen de biblioteca o de
servicio de bibliobús.
7) Diseño de un plan que
promueva los valores de la lectura y la información, fundamentalmente desde los
servicios bibliotecarios, utilizando los medios de comunicación audiovisuales
públicos.
EL MARCO
LEGAL: LA NECESARIA COORDINACIÓN INSTITUCIONAL.
El conjunto de Administraciones
Públicas tienen competencias en este servicio público esencial para la sociedad
española, no siempre correctamente asumidas. Desde el inicio de la década de
los años ochenta del siglo XX, clamé por una Ley de
Coordinación Bibliotecaria estatal, que sirviese de Ley-marco para el conjunto
del país. La promulgación, por fin, de la Ley 10/2007, de 22 de junio, de la lectura,
del libro y de las bibliotecas, no sirvió para corregir los muchos
aspectos que precisaban una regulación nacional. Por otro lado, las
legislaciones autonómicas, distintas y distantes en forma, tiempo y
características de los servicios de biblioteca pública, no han resuelto en
muchos de los casos la pregunta crucial de quién tiene la obligación de crear y
sostener una biblioteca pública. En muchas regiones el listón para crear
bibliotecas públicas se situó en los 5.000 habitantes que marcó la Ley de Bases
de Régimen Local. Otras optaron por los 3.000 habitantes que tradicionalmente
recomendaba la UNESCO. Hay regiones que han sido más democratizadoras de este
derecho y situaron en 2.000 e incluso en 1.000 habitantes la frontera para que
el municipio contase con biblioteca pública, que es el caso de Castilla-La
Mancha. Estas legislaciones, junto al desarrollo de planes bibliotecarios más
progresistas o a programas regionales que han venido apoyando financiera y
técnicamente el desarrollo de bibliotecas públicas municipales, han
colaborado en articular un mosaico bibliotecario verdaderamente desigual de
unas regiones a otras y entre unos municipios y otros. Por ello
entiendo que se precisa legislar una nueva Ley en el sentido ya expuesto.
El Plan Cultura 2020,
aprobado por el Ministerio, no incluye medida alguna que corrija la situación
de desigualdad de las bibliotecas públicas en España y que intente una
verdadera Política de Estado en materia de bibliotecas públicas. La excusa
siempre es que las comunidades autónomas y las Administraciones Locales tienen
las competencias de gestión sobre el servicio bibliotecario, olvidando el papel
coordinador de la Administración General del Estado que consagra la
Constitución de 1978. Sólo hay que ver que en otros ámbitos, como el educativo,
incluye medidas relativas a los planes de lectura en centros docentes mediante
clubes de lectura.
Las regiones o ciudades con
políticas bibliotecarias más avanzadas dicen frecuentemente que esto no es cosa
del Estado. Yo afirmo la necesidad de que el Gobierno de España impulse una
verdadera política de Estado en materia de lectura pública y bibliotecas y lo
haga mediante un Pacto en el que participen el conjunto de Administraciones
Públicas, todas con competencias en estas materias. Las comunidades autónomas
son competentes en Educación pero desde hace años se insiste en la necesidad de
contar con una política educativa que se base en el Pacto y no en imposiciones;
en ese contexto habría que articular los mecanismos para hacer realidad el
viejo sueño de la biblioteca escolar gestionada por profesionales, con el
perfil que se determine. Igual ocurre con las competencias para desarrollar
políticas bibliotecarias, que es de las comunidades autónomas, aunque en
general la creación de bibliotecas lo es de los ayuntamientos. También las
diputaciones provinciales tienen competencias en bibliotecas, especialmente para los municipios más
pequeños. Y el Estado, como titular,
conserva competencias sobre las llamadas Bibliotecas Públicas del Estado, gestionadas por las comunidades
autónomas. En este panorama entendemos que la Administración General del Estado
tiene competencias de coordinación para asegurar que los servicios
bibliotecarios lleguen a todos los españoles. La Constitución Española de 1978
sigue siendo el marco de convivencia política y ciudadana: Hace meses parece
que los españoles descubrimos el artículo 155, aplicado en Cataluña; pero hay
otros artículos que parecen olvidados por el Estado. Así, por ejemplo, el artículo 149.1.1º) resulta esencial para
valorar el papel ministerial en la resolución de estas desigualdades: “El Estado tiene competencia exclusiva sobre…la
regulación de las condiciones básicas que garanticen la igualdad de todos los
españoles en el ejercicio de los derechos y en el incumplimiento de los deberes
constitucionales.” Y el artículo 150.3 prevé incluso que “… podrá dictar leyes que establezcan los
principios necesarios para armonizar las disposiciones normativas de las
Comunidades Autónomas, aun en el caso de materias atribuidas a la competencia
de éstas, cuando así lo exija el interés general…”
INFORME: LAS CLAVES DE LAS BIBLIOTECAS PÚBLICAS
El
presente informe se realiza teniendo en cuenta la Estadística de Bibliotecas correspondiente al año 2015, realizada
por el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes en colaboración con las
comunidades autónomas: Las Bibliotecas Públicas Españolas en cifras,
en el enlace: http://www.mecd.gob.es/cultura/areas/bibliotecas/mc/ebp/presentacion.html
Se comentan algunos de los indicadores que consideramos más
importantes. Aunque la estadística y los gráficos incluyen las ciudades
autónomas de Ceuta y Melilla, sólo se valoran los datos de las 17 comunidades
autónomas.
1) UNOS
INDICADORES ESPECTACULARES.
Existen en España 4.610 bibliotecas públicas, que se conforman como el servicio cultural más accesible
al ciudadano, con un 96,6%
de la población
con servicio bibliotecario en su localidad.
El conjunto de bibliotecas
españolas recibió en 2015 un total de 109,8 millones de visitantes (usuarios). Las bibliotecas públicas disponían ese año de una
colección de más de 86 millones
de documentos (libros, audiovisuales y otros soportes),
realizándose en ese año 51,7
millones de préstamos de
obras a domicilio.
Un indicador importante es
conocer las visitas que realizan los ciudadanos de cada región a sus
bibliotecas. La media española en 2015 es de 3,01 visita por habitante,
habiéndose incrementado desde 2011. El mejor dato lo tiene Galicia, con 6,74
visitas por habitante, seguida de Castilla-La Mancha y Cataluña, ambas con 4,16
visitas por habitante. El peor registro corresponde a Andalucía, que tiene sólo
1,60 (no tengo en cuenta las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla en ningún
cuadro).
2) CON
LA CRISIS CRECEN LOS SOCIOS DE LAS BIBLIOTECAS.
Con la
crisis económica, se ha incrementado el número de socios de las bibliotecas
públicas: más de 16,8 millones
de ciudadanos (un 36,23 % de la población). Sin duda no hay ningún otro servicio
no obligatorio que atraiga a más de un tercio de la población española. Es un
dato singular: aunque los presupuestos que se dedican a las bibliotecas
disminuyen, el número de socios aumenta poderosamente: en 2010 el porcentaje de
socios era de 28,72 %, por lo que se ha incrementado en cerca de ocho puntos.
Con la crisis, los ciudadanos utilizan más los servicios bibliotecarios, que
son gratuitos, en lugar de acceder a otro tipo de servicios de pago.
3)
LOS
RECURSOS: LAS BIBLIOTECAS SON BARATAS.
Las
bibliotecas precisan recursos tecnológicos, colecciones en todos los soportes y de unos
profesionales que son esenciales para el trabajo mediador y experto en cada una
de estos ámbitos. Los bibliotecarios son la piedra angular de las bibliotecas
y, junto a los usuarios, constituyen el doble corazón de una biblioteca
pública. Pero, por lo que se ve, las bibliotecas
públicas son baratas, o al menos así resultan: El año 2015, el conjunto de
Administraciones Públicas de nuestro país apenas gastaron una media de 9,53
€ por habitante, mientras que, por ejemplo, el gasto sanitario
por habitante ha sido en 2015 de 1.232 € por habitante. Pero, en esencia, la consideración política
que se tiene sobre el servicio de biblioteca pública se vislumbra en el
descenso presupuestario que desde 2011 aqueja a las bibliotecas públicas
españolas: en 2015 el gasto total ascendía a 499,5 millones de euros (443,4 en gastos corrientes y 56 millones en
inversiones). Aunque se había recuperado
algo, los presupuestos estaban lejos de las cifras del año 2010: un total
de 601 millones de euros.
4) BIBLIOTECARIOS, MOTOR DE LAS
BIBLIOTECAS.
Sin duda, los
profesionales constituyen la piedra angular de las bibliotecas y son su motor.
Según las estadísticas, en el año 2015 continúa el descenso del número de
empleados y se contabilizan en España un total de 12.532
trabajadores, mientras que en el año 2010 había 12.807. Pero
si hacemos la equivalencia a personal a tiempo completo, el total de empleados
es de sólo 10.724 Muy significativo me parece la relación entre número de bibliotecarios
con habitantes: Según este indicador “Habitantes por trabajador ETC”
(Equivalente a Tiempo Completo), en España había un
trabajador en bibliotecas por cada 4.341 habitantes. En la cabeza de esta tabla, está Castilla-La Mancha, que cuenta con un
bibliotecario cada 2.774 habitantes, seguida de Extremadura con 2.948 y
Castilla y León con 3.422 habitantes por trabajador.
Pero el análisis pormenorizado de la situación del personal
bibliotecario añade muchos problemas. En buena parte de las bibliotecas
municipales el bibliotecario no es contratado con el carácter de personal
técnico que desempeña sino con categorías auxiliares. Incluso las bibliotecas
de localidades pequeñas necesitan bibliotecarios con una jornada y tipo de
contrato que garantice su prestación de servicios de calidad a la comunidad
local.
5) ESPAÑA, PAÍS CON DESIGUALDAD
EN EL SERVICIO BIBLIOTECARIO.
España, un país con desigualdad en centros bibliotecarios. Por las distintas legislaciones y las diversas políticas bibliotecarias
desarrolladas, España hoy es un mosaico de desigualdad en la prestación de este
servicio público. En 2015 existe una biblioteca pública
por cada 10.099
habitantes. Si tenemos en cuenta este indicador
“Habitantes por biblioteca”, resulta que las comunidades autónomas con mejor
situación y que están a la cabeza en el país son Extremadura (que tiene una
biblioteca por cada 2.848 habitantes) y Castilla-La Mancha (una biblioteca por
cada 4.100 habitantes). Una política adecuada
de los gobiernos regionales consiguió estimular a los ayuntamientos a
establecer bibliotecas municipales y a mantenerlas pues se dieron cuenta de la
importancia que una biblioteca tenía para sus comunidades. En el polo opuesto
están Madrid (una biblioteca por 28.117 habitantes), Cataluña (una biblioteca
por 19.239 habitantes), Murcia (una biblioteca por 14.503 habitantes), Canarias
(una biblioteca por 13.388 habitantes) y La Rioja (una biblioteca por 13.158
habitantes). No sólo influye la población sino las políticas bibliotecarias más
democratizadoras de este servicio que se han seguido en las comunidades
autónomas.
6)
LAS COLECCIONES BIBLIOTECARIAS.
También hay desigualdad en las colecciones
bibliotecarias: la media nacional de libros u otros soportes
por habitante es de 1,85, con graves
diferencias: frente a la ratio de 3,43 que tiene Navarra o 3,18 Castilla-La
Mancha, que constituyen los mejores datos españoles, están Canarias con 1,15,
Madrid con 1,22, Andalucía con 1,27 y Murcia
con 1,29. El gasto en adquisición de colecciones es también significativo, y se
ha reducido considerablemente en los últimos años: con una media lamentable de
0,63 euros/habitante, País Vasco figura a la cabeza con 1,22 frente a 0,18 de
Andalucía y Canarias o 0,23 de Murcia.
7)
LAS BIBLIOTECAS PÚBLICAS, MUCHO MÁS QUE LIBROS
Indudablemente, las bibliotecas son hoy mucho más que libros.
Son espacios para el encuentro, la convivencia, la creatividad, el debate…Las
bibliotecas que no tienen la obligación de conservar (sí la tienen las
bibliotecas nacionales, regionales y provinciales) serán cada vez más espacios
diáfanos para que los ciudadanos construyan su propia cultura. Las bibliotecas
incrementan su vertiente social y cada vez más deben trabajar en coalición con
la sociedad, con todo tipo de colectivos y entidades. Sin duda, un indicador en
este sentido son las actividades culturales de las bibliotecas. En las
estadísticas de 2015, el indicador “Actividades
organizadas por las bibliotecas por 1.000 habitantes”, ofrece una media
nacional de 4,64 actividades. En los
puestos más altos están las bibliotecas de Castilla-La Mancha (17,16), Cataluña
(8,16), Asturias (4,97) y Castilla y León (3,83) frente a Comunidad Valenciana
(0,17), Canarias (con 1,65), La Rioja (con 2,15), Murcia (2,25), Madrid (2,26)
y País Vasco (2,48). Es decir, una comunidad como Castilla-La Mancha, con unos
espacios pequeños, se sitúa a la cabeza de España en el número de actividades
organizadas por 1.000 habitantes. Indudablemente, junto al factor del espacio o
de las colecciones, hay otros ingredientes que tienen que ver en un mejor y más
eficaz servicio bibliotecario. Y ahí sin duda está el tema del personal
bibliotecario: a pesar de políticos que se empeñan en no apoyar nítidamente las
políticas bibliotecarias en los presupuestos públicos, la calidad y la entrega
de los profesionales que trabajan en las bibliotecas obra este gran milagro.
8) LAS BIBLIOTECAS, BALUARTES
DE LIBERTAD
Con
la crisis económica y los recortes, en la mayoría de las regiones y en
numerosas localidades, las bibliotecas sobreviven a pesar de los escasos
recursos gracias a unos profesionales muy comprometidos con su actividad.
Además, las bibliotecas están muy bien valoradas por la sociedad. Y otra
cuestión: las bibliotecas son centros de libertad: a un centro educativo los
ciudadanos van obligados (en estudios obligatorios) e igual ocurre con los
usuarios de la sanidad. Pero a las bibliotecas los ciudadanos llegan
libremente, gozosamente libres. Por eso, que un tercio de la población española
sea socio de una biblioteca pública es un dato esperanzador y que debería hacer
reflexionar a los políticos españoles. Son datos mucho más relevantes que los
aportados por las distintas encuestas de hábitos culturales sobre lectura de
libros, visitas a las bibliotecas…
9)
LAS BIBLIOTECAS ESCOLARES, FUNDAMENTALES PARA PROMOVER UNA SOCIEDAD
LECTORA.
Leer es fundamental en la formación de una persona. La lectura
construye ciudadanos libres y críticos, participativos y tolerantes. Y se
desarrolla mediante un trípode: familia, centro educativo y biblioteca pública. Los sistemas educativos
tienen como asignatura pendiente la biblioteca escolar, una biblioteca que
actúe como eje de formación para los distintos actores de la comunidad
educativa: alumnos, profesores y padres. Pero como cualquier servicio público,
la biblioteca escolar, no funciona si carece de profesionales. La figura del
bibliotecario escolar, con capacidades docentes y dotado de técnicas de
animación a la lectura e impulsor del conocimiento y la información, es
absolutamente necesaria.
10)
MÁS DE TRES MILLARES DE
LOCALIDADES ESPAÑOLAS SIN SERVICIO BIBLIOTECARIO.
En 2015 hay un dato verdaderamente escalofriante: 3.106 municipios españoles carecen de cualquier tipo de acceso a
servicios de biblioteca pública. Es cierto que ese altísimo porcentaje de
los municipios españoles que no tienen biblioteca o no reciben servicios de
biblioteca móvil se corresponde globalmente con un 3,4 % de la población, pero
los españoles no pueden sufrir discriminación alguna en razón de su residencia.
Además, aunque las estadísticas consideren que una ciudad determinada tiene
cubierto el servicio porque exista una biblioteca para 50.000, 70.000 o incluso
más habitantes, no podemos aceptar esta hipocresía estadística. Muchísimas
ciudades y grandes poblaciones carecen de verdaderas redes de bibliotecas.
Municipios
y población sin servicios bibliotecarios
2015
|
|||
Comunidades
Autónomas
|
Municipios
|
Municipios
sin punto de servicio
|
Habitantes
sin punto de serv. fijo o móvil en su municipio
|
Andalucía
|
778
|
200
|
211.985
|
Aragón
|
731
|
507
|
90.050
|
Canarias
|
88
|
8
|
33.599
|
Cantabria
|
102
|
56
|
71.840
|
Castilla y León
|
2.248
|
771
|
91.610
|
Castilla-La Mancha
|
919
|
229
|
37.092
|
Cataluña
|
947
|
533
|
486.258
|
Ceuta
|
1
|
0
|
0
|
Comunidad de Madrid
|
179
|
29
|
17.348
|
Comunidad Foral de Navarra
|
272
|
189
|
72.709
|
Comunidad Valenciana
|
542
|
206
|
171.627
|
Extremadura
|
388
|
70
|
44.999
|
Galicia
|
314
|
80
|
156.029
|
Illes Balears
|
67
|
5
|
3.300
|
La Rioja
|
174
|
151
|
35.322
|
Melilla
|
1
|
0
|
0
|
País Vasco
|
251
|
62
|
41.849
|
Principado de Asturias
|
78
|
10
|
7.654
|
Región de Murcia
|
45
|
0
|
0
|
TOTAL
|
8.125
|
3.106
|
1.573.271
|
CUARENTA AÑOS
EN DEFENSA DE LAS BIBLIOTECAS PÚBLICAS.
Desde 1978 vengo publicando en los medios de comunicación y a través de
jornadas técnicas, congresos y conferencias mis ideas en defensa de la
biblioteca pública. Coincidiendo con la publicación de mi quinto libro sobre
bibliotecas, Desde la arena de la biblioteca pública he elaborado este informe, un decálogo
con las claves de las bibliotecas públicas en España, que resume la
situación de este servicio público y la necesidad de articular una verdadera
política de Estado en esta materia con la participación de las distintas
administraciones públicas. Se ha puesto al día tras los cambios estructurales y
políticos establecidos en el organigrama de la Administración General del
Estado.
Con esta obra se conforma una verdadera PENTALOGÍA SOBRE LAS BIBLIOTECAS PÚBLICAS EN ESPAÑA. Primero fue el
libro Combates por la biblioteca pública en España (Almud Ediciones
de Castilla-La Mancha, 2006). Después se publicó En defensa de la biblioteca pública (Almud Ediciones de Castilla-La Mancha,
2012). Ambas obras incluyen buena
parte de las investigaciones, conferencias, artículos y otros trabajos escritos por el autor en el
ámbito de las bibliotecas. La tercera obra fue Rebelión por la biblioteca (Ledoria, 2013), una novela corta
dirigida a todos los públicos y especialmente a los jóvenes en la que se resaltan
los valores esenciales de una biblioteca y se conforma todo un manual para
ciudadanos defensores de las bibliotecas. A lo que ya conformaba una trilogía
se añadió una cuarta obra, con formato de ensayo, titulada Elogio de la biblioteca pública (Buenos Aires: Alfagrama, 2017). Y
ahora, el quinto libro: Desde la arena de la biblioteca pública (Almud
Ediciones de Castilla-La Mancha, 2018), que incluye sesenta artículos de
opinión publicados desde 2012 hasta los inicios de 2018, y que recoge la
defensa de las bibliotecas durante el período en el que el autor fue director
de la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha.
Con el presente informe, sigo reivindicando una política de Estado en
materia de bibliotecas públicas y vuelvo a insistir sobre la necesidad de
promulgar una nueva legislación estatal sobre lectura pública y bibliotecas.
Juan Sánchez Sánchez.
Ex Director de la
Biblioteca de Castilla-La Mancha.
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