Bibliotecas de Castilla-La Mancha,
una constelación de estrellas para nuestro
tiempo.*
He dicho a veces que tengo dos pasiones: Las bibliotecas públicas y mi
tierra, Castilla-La Mancha. En realidad, en los últimos años el binomio se ha
fundido y mi pasión han sido las
bibliotecas de Castilla-La Mancha. A ellas he dedicado buena parte de mis
energías desde hace dieciséis años, aunque mi vinculación personal y en parte
profesional con las bibliotecas ha sobrepasado el listón de las tres décadas,
concretamente desde 1973. Es verdad que
esta pasión escapa ya de los límites geográficos regionales, y que al
menos en la última década he luchado por un objetivo más general: propagar la
idea de que la biblioteca pública es un derecho de todos los españoles.
Desde el año 1991, cuando asumí la
responsabilidad del Servicio Regional del Libro, Archivos y Bibliotecas (SERLAB), he tenido la satisfacción de
colaborar con sucesivos equipos políticos de la Consejería de Cultura
(durante muchos años, de Educación y
Cultura) en el desarrollo de la política bibliotecaria para nuestra región.
Lógicamente el trabajo conjunto de muchas personas, tanto desde la Consejería como desde
los ayuntamientos y las propias bibliotecas, ha dado abundantes frutos, que los
datos estadísticos de que hoy disponemos muestran certeramente.
He utilizado a menudo la imagen de la sembradura para
definir el tipo de trabajo que desde hace dos décadas hemos hecho en
Castilla-La Mancha por las bibliotecas públicas. Y, a pesar de las sequías
propias de nuestra tierra, el trabajo continuado y la lluvia fina han
hecho que poco a poco vayamos viendo los frutos. En las recientes II Jornadas Bibliotecarias de Castilla-La
Mancha el equipo de profesionales del
SERLAB utilizamos una nueva imagen: somos sembradores de estrellas. Si cuando empezamos la andadura
autonómica Castilla-La Manca contaba con 154 bibliotecas públicas, a finales de
2004 el número de bibliotecas y salas de lectura públicas era ya de 515. Cada una de estas bibliotecas es
como una estrella para su municipio, aunque a veces todavía tenga una débil luz
porque sus colecciones bibliográficas o multimedia, sus servicios, la propia
situación del bibliotecario o la proyección de la biblioteca en su comunidad no
sean representativos de un servicio público tan estratégico e importante como
es la biblioteca pública. Pero potencialmente estamos ante una verdadera constelación de estrellas, un conjunto de servicios bibliotecarios que
convierte a Castilla-La Mancha en un referente para el conjunto del país, 515
bibliotecas llamadas a convertirse en una red de servicios integrados que
ofrezcan a la sociedad regional los beneficios de la Sociedad de la Información y del
Conocimiento de forma gratuita y democrática.
Pero hay que proseguir, pues aún queda mucho camino por recorrer. Por ello, recientemente, en las citadas II Jornadas Bibliotecarias de Castilla-La Mancha, presenté, junto con mis compañeros del SERLAB, una ponencia en la que planteamos diez propuestas para el futuro de las bibliotecas públicas de nuestra Comunidad Autónoma: una nueva Ley de Bibliotecas, fomentar la lectura mediante el trípode familia, escuela, biblioteca; impulsar un plan de infraestructuras bibliotecarias; plan de consolidación y desarrollo de los recursos humanos de las bibliotecas públicas; conseguir una verdadera Red de Bibliotecas Públicas en la región; planificación territorial de los servicios bibliotecarios; continuar el Plan de Bibliotecas Móviles, etc. En definitiva, una treintena de medidas agrupadas en diez apartados que en la opinión del equipo técnico del SERLAB pensamos necesita nuestra región.
Escritas quedan las propuestas de
futuro, y publicadas están en revistas especializadas como IDEA-LA MANCHA
o próximamente en las propias actas de las II Jornadas Bibliotecarias .
Pero ya no me toca a mí trabajar para convertir en realidades éstos y otros
sueños; a otras personas corresponde mantener a Castilla-La Mancha en la
vanguardia de las políticas bibliotecarias de nuestro país. Desde que supe que
llegaba la hora de bajar de la nave en la que habíamos hecho la larga travesía,
he visto, aún con más luminosidad, que nunca estuve solo, que esta maratón era
en realidad una carrera de relevos en la que cada uno llevaba el testigo cuando
era necesario. Y confío especialmente que los grandes protagonistas de esta
nueva carrera sean los bibliotecarios y bibliotecarias, que con certeza no
cesarán en su empeño de conseguir unos servicios bibliotecarios dignos de la
sociedad del siglo XXI.
Deseo de esta forma agradecer
públicamente todos los testimonios de amistad que durante los últimos días he
recibido. Muchas palabras han volado hacia mí procedentes de todos los
rincones, de pueblos y ciudades, de localidades de Castilla-La Mancha y de buena
parte de las tierras de España. Palabras cercanas unas veces y la mayoría
venidas a través de las nuevas tecnologías de la información. Muchas llamadas
telefónicas consiguieron que se me hiciera un nudo en la garganta; y centenares
de correos electrónicos me trajeron verdaderas confidencias que rezumaban
amistad. Tengo que confesar que muchos de ellos, procedentes especialmente de
zonas rurales de mi región, venían tan cargados de sentimiento que a menudo han
hecho que mis ojos se humedezcan. En realidad eran correos que no contenían
palabras: a través de las redes llegaba el corazón de quien lo escribía. Muchas
GRACIAS a todos.
* ABC (17-2-2006), edición de Toledo, pág.
40. El Día de Cuenca (18-2-2006),
pág. 2. La Tribuna
de Toledo (12-3-2006), pág. 29, y en las otras seis ediciones de este medio
de comunicación de Castilla-La Mancha. La Verdad.es (20-2-2006). El
Digital Castilla-La Mancha, num. 21 (18-2-2006).
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