¡Qué
error, qué inmenso error!*
Uno de mis primeros artículos
periodísticos, publicado hace ya tres décadas, se titulaba igual a éste que hoy
escribo. Entonces me refería a la salomónica decisión del Ministerio de Cultura
de dividir el convento de Santa Fe para ampliación de la biblioteca pública de
Toledo y del museo de Santa Cruz. Han pasado muchas cosas desde entonces. Pero
quiero recordar que, ante la protesta ciudadana que desencadenó aquella
discutida decisión de los responsables ministeriales de Archivos y Bibliotecas,
el siguiente director general, Jaime Salinas, primero que ocupó el cargo con el
gobierno socialista, decidió archivar aquel polémico proyecto de división de
Santa Fe, muy sorprendido por la polvareda y los ríos de tinta que provocó en
la ciudad de Toledo en los años de la transición política. Y, ya se sabe, el
Gobierno Regional supo buscar una buena sede para la Biblioteca: el Alcázar
de Toledo.
Ahora aplico el título al ya
consumado cese de Joaquín Selgas como director de la Biblioteca Regional
de Castilla-La Mancha. Escribir de un amigo te lleva a hacerlo con el corazón,
pero intentaré que sea la razón la que mueva mis palabras. Conocí a Joaquín a
mediados de los años noventa, y desde entonces tuvimos la posibilidad de
colaborar en nuestros sueños de democratización del acceso a las bibliotecas
públicas en Castilla-La Mancha y en el conjunto país. Por nuestra región y en
otras tierras, en congresos y reuniones técnicas, defendimos la misma bandera:
que todos los ciudadanos, vivan donde vivan, tienen derecho a disfrutar de
servicios bibliotecarios de calidad. Creo que contribuí a su formación
profesional, pero luego he reconocido que mi compañero de viaje, de sueños,
estaba llamado a convertirse en uno de los grandes profesionales españoles y
del mundo en el ámbito bibliotecario. Y quienes hemos tenido la oportunidad de
ver su calidad humana y profesional no dudamos en proyectarle. Uno de los más emblemáticos encargos que la Consejería de Cultura
le hizo fue que asumiese la dirección de la Biblioteca Regional,
tras la marcha de quien la había puesto en funcionamiento en 1998: Carmen
Sañudo, otra espléndida profesional y persona, que dejó profunda huella entre
nosotros y que todavía nos honra con su amistad.
Los seis años que Joaquín Selgas ha
estado al frente de la
Biblioteca han sido muy fecundos, con una gran proyección
internacional de la
Biblioteca gracias a su nombramiento como miembro de la Junta Directiva de la IFLA, el organismo
internacional más importante en materia bibliotecaria. Ahí están sus memorias,
los indicadores de calidad, el creciente número de lectores que acuden con
avidez a disfrutar de los ejemplares servicios de esta biblioteca. La Biblioteca Regional
es hoy un referente ciudadano, social y cultural para la ciudad de Toledo y
para el conjunto de la Comunidad Autónoma.
La Biblioteca
ha ido superando todos los problemas y creo que es uno de los centros que más
satisfacciones ha dado a la ciudad de Toledo, a la región y al propio Gobierno
Regional. Y es verdad que ha sido labor de equipo, pero mucha parte del éxito
se debe a la maestría, al cariño, a la dedicación, a la profesionalidad
envidiable mostrada por sus dos directores en esta década de vida.
Quiero afirmar, también, que los
proyectos que ahora se dice van a ponerse en marcha, como grandes novedades, no
lo son: están descritos en los planes estratégicos que la Junta de Comunidades de
Castilla-La Mancha, con gran acierto, supo iniciar. El Plan de Desarrollo Bibliotecario “Bibliotecas Públicas Siglo XXI” y
el nonnato (en el ámbito de la Consejería de Cultura) Plan de Lectura contenían ya proyectos
como el Catálogo Colectivo de la
Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha o la Biblioteca Digital
de Castilla-La Mancha y si no se desarrollaron fue por razones ajenas a la Biblioteca: la
incapacidad de algunos responsables políticos del área de la cultura y las
bibliotecas, que por cierto fueron cesados muy pronto de sus cargos, como
muestra de su inoperancia. Estas cosas las he repetido en sucesivos artículos
periodísticos publicados en los últimos años, y no son pues consecuencia de la
indignación que el cese de Joaquín Selgas me produce.
Me alegra mucho que las asociaciones
profesionales de toda España estén reconociendo la valía intelectual,
profesional y humana de Joaquín. Y me produce mucha satisfacción ver que los
propios protagonistas cotidianos de la vida de la biblioteca regional, que son
los usuarios, hayan elevado su voz pidiendo a las autoridades que se rectifique
y que Joaquín Selgas vuelva a dirigir la Biblioteca.
No sobra nadie en Castilla-La Mancha. Pero, desde luego, me
parece un lujo aberrante prescindir de una persona tan valiosa, que tanto ha
dado y tanto puede dar aún a nuestra joven región y a sus gentes. Espero que
haya grandeza de miras y se rectifique. Estamos a tiempo. Rectificar es de sabios, dice el refranero castellano. Ojalá que, como hiciera el Ministerio de
Cultura del primer gobierno socialista con el proyecto de división de Santa Fe,
se archive este cese y se le reponga en un puesto del que nunca debió salir. No
pongo en tela de juicio las capacidades de quien se dice va a asumir la
dirección pero, sinceramente, Castilla-La Mancha, que ha cumplido 25 años, y la Biblioteca Regional,
que cumple 10 años de fructífera vida, no pueden prescindir de quien ha sido
uno de sus grandes artífices: Joaquín Selgas.
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