jueves, 7 de mayo de 2015

Bienio de la lectura y de las bibliotecas públicas (2015-2016)

Bienio de la lectura y de las bibliotecas públicas

(2015-2016)

                                
             Finaliza la Legislatura en la mayoría de comunidades autónomas y en los ayuntamientos españoles. Y en unos meses se convocarán las elecciones generales. Estos años de crisis y recortes han afectado mucho a las bibliotecas públicas; podría enumerar los pasos atrás que se han dado en nuestro país en la mayoría de las regiones pero no es tiempo de reproches sino de futuro. En distintas intervenciones he utilizado recursos literarios para reivindicar una política de Estado en materia de bibliotecas públicas para nuestro país. También lo he hecho a través de numerosos artículos periodísticos. En mis libros Combates por la biblioteca pública en España (Ciudad Real: Almud ediciones, 2006) y En defensa de la biblioteca pública (Ciudad Real: Almud ediciones, 2012) se recogen la mayoría  de esos textos.
Este año, 2015, celebramos el IV Centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote; y el próximo, 2016, se cumplirán también 400 años del fallecimiento de su autor, Miguel de Cervantes. Sin duda serán dos años de numerosas referencias a la obra cumbre de la literatura española y al considerado “máxima figura de la literatura española”. De momento, grandes conciertos y exposiciones, publicaciones, encuentros literarios y científicos… van sucediéndose con motivo del primero de los centenarios. En suma, se están desarrollando una serie de eventos culturales para recordar la publicación de la segunda parte de la obra inmortal y tal vez animar a su lectura.
Algo similar ocurrió en 2005, con motivo del IV Centenario de la edición de la primera parte del Quijote. Entonces propuse que, coincidiendo con esa celebración, el Gobierno Regional declarase 2005 “Año de las Bibliotecas”, y que anunciase una serie de medidas para consolidar y desarrollar la Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha.  Fue predicar en el desierto. Y me parecía tan importante que, mediante un recurso literario, tuve que imaginarme que el Gobierno de España, que celebró su primera sesión de Consejo de Ministros el 23 de abril de 2004, tras el triunfo electoral del PSOE, tomaba una serie de medidas sobre, el libro, la lectura y las bibliotecas. Fue un modo de soñar y de clamar a favor de las bibliotecas públicas.
También ahora he llegado a pensar que algún gobierno tomaría medidas para proclamar su fe en el libro, en la información y en las bibliotecas. Pero tampoco en esta ocasión se quiso aprovechar la celebración del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor para hacer un guiño a las bibliotecas y a sus  profesionales y usuarios. Las bibliotecas, dando como siempre muestras de su creatividad, imaginación y complicidad con la sociedad, han desarrollado centenares de actividades culturales y de animación. Pero no ha habido medidas estructurales sobre el sector.
Estoy convencido de que los continuos llamamientos que estamos realizando a los candidatos para las próximas elecciones municipales y autonómicas no caerán esta vez en saco roto. Aunque personalmente ya he realizado públicamente muchas de mis propuestas, hoy me permito, humildemente, lanzar la sugerencia de que estos años de etiqueta cervantina y quijotesca sirvan de marco para la declaración de un Bienio de la Lectura y de las Bibliotecas Públicas. No importa que hayan transcurrido ya unos meses del primero de los acontecimientos celebrados. Por supuesto estoy refiriéndome a que esta medida la tome el gobierno autonómico que salga elegido en las urnas el 24 de mayo.
La declaración podría hacerla el Gobierno de Castilla-La Mancha, tras un pleno de las Cortes regionales en la que se inste en ese sentido. El objeto de esta declaración: proclamar su confianza en el libro, la lectura, la información y, especialmente, en los centros que en nuestro tiempo están llamados realmente a democratizar el acceso de todos los ciudadanos a estos medios: las bibliotecas públicas. Aunque vengo haciendo propuestas en ese sentido, ya ha habido un Gobierno que ha sido consciente de la importancia de una declaración de ese tipo: El Gobierno de Cataluña ha declarado el año 2015 como “Año de las Bibliotecas, aunque con un motivo distinto al que yo propongo: el centenario de la creación de la Red de Bibliotecas Populares de la Mancomunidad de Cataluña. Cataluña tiene en sus bibliotecas públicas uno de los servicios más importantes y al que están dedicando cuantiosos recursos las distintas Administraciones Públicas. Han dado tanto relieve a esta celebración que en su puesta de largo ha participado directamente el presidente de la Generalitat

            Castilla-La Mancha también tiene una amplia Red de Bibliotecas Públicas y viene haciendo grandes esfuerzos para su desarrollo desde hace décadas. Por ello, las conmemoraciones de este Bienio deberían enfocarse sobre todo a afianzar y consolidar esa Red de Bibliotecas Públicas. Junto a las actividades culturales ya programadas, este Bienio debe servir para reivindicar el idealismo del caballero manchego y anunciar una serie de medidas que el Gobierno esté dispuesto a poner en marcha para garantizar el acceso libre y gratuito de todos los ciudadanos de Castilla-La Mancha a la Sociedad de la Información y del Conocimiento a través del mejor cauce que existe para todos los sectores de la población: la biblioteca pública.
En mi artículo Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha: para seguir avanzando, de reciente publicación, he mencionado algunas de las medidas concretas que los nuevos gobernantes deberán llevar a la práctica, y que en su mayor parte son válidas para el resto del país. Sigue siendo totalmente necesario un  gran pacto a nivel regional en el ámbito de la lectura y las bibliotecas. Ese sería uno de los ejes del Bienio.  El Gobierno Regional debería formular una declaración institucional que abogue por  un gran pacto regional de las tres administraciones de Castilla-La Mancha a favor de trabajar planificada y coordinadamente,  aportando todas su apoyo,  que debe ser sostenido en el tiempo. Hay que activar el Consejo de la lectura y bibliotecas, creado por Ley  hace 4 años y todavía no constituido. También es necesario dar luz verde  al Mapa de bibliotecas de Castilla-La Mancha, que sea aceptado por el conjunto de administraciones. Y, como ya he reclamado, es urgente poner en marcha los convenios de financiación que establece la Ley y que vendrían a dar estabilidad a todo el sistema bibliotecario regional
             
            Pero este Bienio no debería reducirse al ámbito geográfico y político de Castilla-La Mancha. Puesto en marcha en nuestra Comunidad Autónoma, por su directa implicación en la conmemoración del Quijote y Cervantes,  se debería trasladar al  Gobierno de España esa petición de declaración nacional. Y aún más: gestionar ante la UNESCO que realizase esa declaración con carácter mundial. He alzado mi voz muchas veces en  favor de que exista una política de Estado en materia de lectura pública y por ello no quiero que los ciudadanos padezcan las desigualdades que se están produciendo por vivir en unas o en otras regiones o localidades. Es cierto que las competencias en bibliotecas, junto a las de coordinación en materia cultural que conserva la Administración General del Estado, son compartidas por las Administraciones Autonómicas y Locales. Pero la confianza en la educación, la información y la cultura como factores de desarrollo personal y social, así como los derechos constitucionales para garantizar estos valores, deben llevar al Gobierno de España  a desarrollar medidas que garanticen que las bibliotecas públicas son un derecho de todos los españoles.
Con la declaración de carácter nacional del Bienio de la Lectura y las Bibliotecas, el Gobierno de España debe impulsar  un Plan Nacional de Fomento de la lectura y las Bibliotecas Públicas. Las bases de este Plan, han de ser consensuadas con las  Comunidades Autónomas y debatidas en una Conferencia Sectorial de Cultura monográfica sobre las bibliotecas públicas. Los trabajos desarrollados en el Plan de Fomento han de contribuir a articular un verdadero Pacto por la Lectura Pública y las Bibliotecas, en el que, partiendo del reconocimiento de la autonomía municipal y de las regiones y nacionalidades españolas, pueda hacerse realidad el acceso igualitario y sin discriminaciones de todos los ciudadanos a este servicio público esencial que es la biblioteca pública. En este Pacto ha de contarse, lógicamente, con la voz de los autores, de los editores, de los bibliotecarios  y de distintos sectores y agentes socioculturales. Lo que planteo  es que el Gobierno de España asuma su papel en la consecución de una política de Estado en materia de promoción del libro y, en general, de servicios de lectura pública; una política bibliotecaria que sea el resultado de coordinar y sumar las políticas ya en marcha o que puedan desarrollarse  en este rico mosaico multicultural que es la  España de las Autonomías.


            Entiendo que el mejor homenaje que podemos hacer a la obra de Cervantes es proclamar los valores de las bibliotecas públicas como centros neurálgicos de encuentro y en los que las personas tengan a su disposición todos los registros de la palabra y de la información. Esta propuesta de declaración tendría un carácter estratégico y de marco para conseguir una política de Estado en el ámbito de las bibliotecas públicas, en el espíritu del Manifiesto de la UNESCO sobre la Biblioteca Pública de 1994, que señala: “Para lograr la coordinación y cooperación bibliotecaria a nivel nacional, la legislación y los planes estratégicos han de definir y promover, también, una red nacional de bibliotecas, basada en normas de servicio convenidas”. 

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