Toledano,
¡ven a vivir al casco histórico!
En
la presentación del libro “Toledo, luz y color”, el alcalde de
la ciudad, Emiliano García Page, habló con entusiasmo de que
nuestro casco histórico está vivo, repleto de gente, revitalizado.
Y mencionó la teoría de que es tal la belleza, y además iluminado,
de nuestro casco, que ya de por sí se vende solo. La gente, los
turistas, quieren venir a Toledo porque es el casco mejor iluminado y
porque su sola contemplación ya es un aliciente turístico para el
viajero. En suma, que como diría el refrán, “el buen paño en el
arca se vende”. Llegó a decir, incluso, que no era preciso
organizar grandes eventos culturales para atraer turistas. Y, por
supuesto, en ese panorama idílico, dijo también que los toledanos
acuden al casco como lugar de ocio de forma habitual.
Reconozco
las dificultades para actuar en los cascos históricos. Pero esa
actitud, entendible desde una óptica partidista y de gobernante, no
ayuda a resolver los problemas, pues, como dice otro refrán, “no
hay peor ciego que el que no quiere ver”. Ahora, en plena recta
hacia unas elecciones municipales espero y deseo que los distintos
candidatos se tomen Toledo en serio, en todos sus aspectos, y sean
claros en sus propuestas. De antemano, expreso mi amor por Toledo,
donde nací y vivo. Y desde hace cinco años resido además en el
corazón de la ciudad, en pleno casco histórico. Es decir, vivo en
el casco, recorro el casco, amo el riquísimo patrimonio de nuestro
casco histórico, me alegro por la proliferación turística que vive
nuestro casco…Pero también conozco las sombras de nuestro casco:
el comercio que abandona y deja paso sólo a establecimientos
pensando en el turismo, centenares de casas en un estado de abandono
lamentable, el problema del modelo de recogida de basuras sin
resolver y, sobre todo, la falta de vecinos en el casco.
Si
en Toledo vivieron 60.000 habitantes, e incluso según otras fuentes,
algunos miles más, el declive continuado del viejo casco histórico
le ha llevado a los 10.000 habitantes; y se da la paradoja de que a
mayor aumento de la población de la ciudad continúa el descenso de
residentes en el casco. Paralelamente a la residencia en los nuevos
barrios y en los que después surgirían (Vistahermosa y tantos
núcleos residenciales en la zona de la carretera de Ávila, como
Valparaiso y La Legua; en la Olivilla y zona de Cigarrales…) muchos
toledanos optaron por vivir en las localidades más próximas a
Toledo, que ofrecieron viviendas con unos precios infinitamente más
accesibles que en la capital.
La
despoblación del casco histórico es uno de los mayores dramas de
nuestra ciudad. Si en 1940 vivía en el casco el 90% de la población,
actualmente de los 83.788 habitantes que recoge el padrón municipal
de 1-1-2013, sólo 10.786 residen en el casco histórico (dentro del
recinto amurallado), es decir el 12,8% del total de la población.
Aunque en los primeros años del siglo XXI parecía que la población
del casco no sólo se estabilizaba sino que incluso se incrementó,
los últimos años vuelven a ser de descenso.
¿Qué
hacer? Es la pregunta del millón. Lo importante es que los toledanos
y no toledanos seamos conscientes del problema. Es estupendo traer
FARCAMA al casco, programar grandes exposiciones, cualquier actividad
que otorgue vida al casco…Pero hay una cuestión indudable: un
casco histórico vivo necesita residentes, familias que vivan y
sueñen en el Casco. Ventajas fiscales, ayudas en cuantías no casi
simbólicas como ahora se otorgan; facilidades para las actuaciones
de rehabilitación y, sobre todo, convicción: animemos a los
toledanos a vivir en el casco, con ventajas y con una campaña de
comunicación que ayude a los toledanos a enamorarse del casco y
querer vivir entre sus calles. Hay ayuntamientos españoles con
importantes cascos históricos que incluso estuvieron denegando
licencias para edificar en barrios nuevos. No es fácil, pero lo
esencial es querer resolver el problema: si queremos y estamos
convencidos de que nuestro casco no debe convertirse en un parque
temático encontraremos fórmulas, con la ayuda de los expertos. Tal
vez, alguno de los candidatos a presidir el ayuntamiento podría
entre sus propuestas incluir un eslogan parecido a éste: “Toledano:
¡Ven a vivir al casco histórico!”. Pero,
claro, si lo hace debe estar dispuesto a poner en marcha algunas
medidas que conviertan en realidad ese reto, casi utopía. Pero sin
esperanza el casco terminará siendo sólo atractivo para los
turistas. Yo al menos no me resigno a ello.
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