"RELEVANCIA Y FUNCIÓN SOCIAL". Conversación en las XIX Jornadas de Gestión de la Información de SEDIC "Regreso al futuro: Visionarios de Ayer, Hoy y Mañana".
Madrid, Biblioteca Nacional, 15 de noviembre de 2017.
Conversación entre Riansares Serrano Morales, senadora por Guadalajara y exdirectora del Archivo Histórico Provincial de Guadalajara; y Juan Sánchez Sánchez exdirector de la Biblioteca de Castilla-La Mancha. Participó en la preparación de esta conversación Javier Docampo, director del Departamento de Manuscritos, Incunables y Raros de la BN de España. Modera la sesión Teresa Malo de Molina, directora del Servicio de Biblioteca en la Universidad Carlos III de Madrid.
Se incluye el guión para esta conversación correspondiente a bibliotecas, de Juan Sánchez.
Relevancia.
Comenzamos con la imagen
que tienen bibliotecas y archivos y los profesionales de las mismas hoy en día
en la sociedad:
-
- El
conjunto de la sociedad ¿conoce lo que hacen las bibliotecas y los archivos y
cuál es su función?
Desde mi punto de vista
ambas instituciones han mejorado mucho en este aspecto, especialmente las
bibliotecas Cerca de 17 millones de personas son socios de una biblioteca
pública, con un porcentaje del 36,23% sobre el total de la población. Y un dato
que considero muy relevante: a pesar de la crisis, de los recortes, de los
problemas, este indicador ha subido poderosamente en estos años. En 2011 el
porcentaje de habitantes con carnet de usuario de biblioteca era del 28,32%,
con lo que ha subido cerca de seis puntos. Creo que sobran más comentarios.
Otro dato: en 2015 las bibliotecas públicas tuvieron cerca de 110 millones de
visitas.
-
- ¿Siguen
quizá teniendo la imagen anticuada de lugares de silencio que prestan libros y
poco más? ¿Cómo ha podido surgir esta imagen?
En general no. Algunos
políticos han intentado justificar la falta de actuación y de presupuesto en
las bibliotecas porque ya no son necesarias, porque basta con internet y con
google. Pero no es así: ahora precisamente, las bibliotecas son centros mucho
más abiertos y especializados, con muchas tecnologías, y precisan profesionales
de última generación. Las bibliotecas, además de sus funciones tradicionales,
son lugares de encuentro, de convivencia, de creatividad, de propuestas
ciudadanas para la mejora de las ciudades…Aquella imagen surgió de unos centros
con instalaciones, colecciones y servicios muchas veces inadecuadas y con
personal que, sobre todo en centros pequeños carecía de la formación y
experiencia necesarias. Las funciones establecidas por el Manifiesto de la
UNESCO, por citar el documento más clásico, no han variado tanto. Pero creo que
hay una mayor profesionalización del personal que atiende las bibliotecas.
-
- ¿Qué
se puede y se debe hacer para poner en valor la relevancia social de las
bibliotecas, los archivos y sus profesionales?
Las bibliotecas
constituyen un derecho ciudadano, vivan donde vivan. Pero, a pesar de los
innegables avances producidos, creo que aún no tienen en toda España la
consideración como servicio público. Soy defensor del Estado de las Autonomías,
aunque hay gente que dice que ya está superado. Pero se ha creado una España
con distintas velocidades y prioridades. Tenemos un marco normativo y de
programas que induce a la desigualdad. Todo el mundo tiene claro que la
educación y la sanidad, por ejemplo, son servicios a los que todos los
ciudadanos tienen que acceder con bastante igualdad vivan en la región que
vivan. Pero en el caso de las bibliotecas no es así. En 2007 se perdió una gran
oportunidad, cuando finalmente se suprimieron todas las mejoras que los
distintos partidos y las asociaciones profesionales hicieron a la Ley 10/2007, de 22 de junio, de la lectura, del libro y de las bibliotecas.
La
Biblioteca no se regula como servicio público obligatorio, salvo lo previsto en
la ley de bases de régimen local, que habla de los municipios de más de 5.000
habitantes. La Ley se limita a hablar de cooperación, siempre voluntaria y no
de coordinación, que es obligada. Desde hace décadas reclamo una verdadera
política de Estado en materia de bibliotecas públicas, realizada en consenso
entre la Administración General del Estado y las comunidades autónomas, pero no
hay ninguna voluntad política de desarrollarla. Es un grave error, o
simplemente la constatación de que el poder político no quiere que se formen
ciudadanos libres, críticos y participativos. En suma, desde mi punto de vista,
la relevancia social de estos centros se conseguirá cuando exista un verdadero
derecho de acceso, la universalización o democratización de este servicio
público.
-
- ¿Ha
crecido la relevancia social de bibliotecarios y archiveros, o simplemente ha
cambiado?
Ha crecido en el sentido
de que se ha incrementado el número de profesionales. Yo considero que los
bibliotecarios somos verdaderos dirigentes, especialmente en los municipios
pequeños y en ciudades no populosas. Tenemos la posibilidad de influir de forma
diaria en la vida de la ciudad, en la formación de las personas, en los
mensajes que emitamos….Pero creo que, en general, los profesionales estamos
demasiado refugiados en la vertiente profesional y no queremos asumir una
vertiente de persona pública, una presencia en el debate social, en aportar
ideas y propuestas. Por ejemplo, no intentamos influir en la vida pública y
política para que las bibliotecas tengan esa mayor relevancia. Luego hablaremos
más de ello.
Función social.
Vayamos
ahora a la función social de bibliotecas
y archivos:
-
- Bibliotecas y archivos como instrumentos
imprescindibles de la educación continua, en la difusión cultural.
Hay
que partir de los componentes que tienen nuestros centros. Las bibliotecas son
el servicio que garantiza políticas de lectura pública. Son la puerta
democrática para el acceso a la información, la cultura, la educación
permanente… Según autores tan prestigiosos como Antonio Basanta, no hay función
más importante en el desarrollo de la persona que la lectura. Pero resulta que
antes el Ministerio y ahora las comunidades autónomas no han querido asumir el
desarrollo de una verdadera política de bibliotecas escolares en nuestro
sistema educativo, con bibliotecarios profesionales, es cierto que adecuados a
su función transversal en la comunidad educativa: una función para los alumnos,
los propios profesores y los padres. Información y lectura son esenciales en la
educación de la persona, pero aunque se han incrementado los recursos humanos
de los centros educativos, nadie ha considerado imprescindible que haya
profesionales de la información y la lectura, es decir bibliotecarios. Y por otro lado algo similar ocurre en las
bibliotecas públicas. Incluso en las regiones españolas más avanzadas, hay
desigualdades tremendas entre sus distintas provincias. Porque las políticas
bibliotecarias, a pesar de que se va completando el mapa legislativo autonómico
(tras décadas….) son dispares. Las bibliotecas no pueden depender de la buena
voluntad del político gestor de turno ni tampoco de un régimen de subvenciones,
- Servicios
públicos con un fuerte compromiso social. Bibliotecas y archivos
multiculturales con servicios especiales (información, formación…) para
refugiados e inmigrantes, desempleados...
Esa es la bandera de
nuestro tiempo. Nuestros centros tienen una alta función social para personas
afectadas por la crisis, para los ciudadanos que no participan habitualmente de
la cultura. Las bibliotecas ya no son sólo centros de cultura o informativos, ya
no son exclusivamente contenedores de libros o de colecciones audiovisuales.
Ahora se está resaltando el fuerte compromiso social que tienen con el conjunto
de la sociedad y, especialmente, en los sectores más necesitados.
Yo diría que no se trata
de servicios especiales, que están en el corazón de las funciones de las
bibliotecas. En Castilla-La Mancha tenemos el programa “Biblioteca Solidaria”, que fue un invento de la Biblioteca Pública
del Estado en Cuenca, especialmente de esa gran bibliotecaria de guardia que es
Begoña Marlasca, que luego llevamos también a la Biblioteca Regional de CLM. Y
ahí están todas esas funciones que reflejan el compromiso social de las
bibliotecas: las bibliotecas tienen que estar en clave de solidaridad, desde
una actitud de esperanza. En mi último libro, Elogio de la biblioteca pública,
hablo de ello. Las bibliotecas tienen que buscar a personas que habitualmente
no están en los círculos culturales, ayudarles en sus relaciones con las
Administraciones y servicios públicos, colaborar en la integración de los
emigrantes y ofrecerles recursos extraescolares para su adaptación lingüística,
pensar en las personas mayores que están sola en sus hogares o en residencias
que no les ofrecen muchas veces un ocio creativo, basado en la lectura por
ejemplo. Y a mí personalmente no me importa de quién es la competencia. Los
hospitales pueden ser más humanos con servicios bibliotecarios, y las
residencias de mayores y otros centros….Y las bibliotecas pueden colaborar, si
tienen unos recursos humanos suficientes que además opten por integrar en esos
proyectos sociales a voluntarios a los que hay que formar y que nunca
sustituirán a los profesionales. Las tareas son infinitas, pero hace falta que
los bibliotecarios creamos en este modelo de biblioteca.
-
- Bibliotecas
y archivos con una fuerte presencia pública, en contacto con los medios de
comunicación y la sociedad civil. Quiénes, que sectores, ¿deben ser
especialmente los aliados y defensores de bibliotecas y archivos?
Las bibliotecas tienen
que estar integradas en la comunidad a la que sirven. Esto lo hemos intentado
hacer en la Biblioteca de CLM y lo vi más claramente todavía en mi estancia en
Medellín, con unas bibliotecas fuertemente enraizadas en la sociedad,
trabajando codo con codo con la comunidad. Las bibliotecas tienen que trabajar
en coalición con la sociedad, con todo tipo de entidades: con autores,
libreros, editores, centros educativos, instituciones y colectivos
socioculturales, ONGs, con otras bibliotecas, con el conjunto de
Administraciones Públicas…Y por supuesto con los medios de comunicación. Todos
son aliados de las bibliotecas y la biblioteca no debe aislarse. En la Regional
se va a constituir una especie de Consejo que integre a personas y
representantes de algunos sectores para trabajar mejor desde esa dinámica. Las
bibliotecas no son de los gobiernos o las administraciones, tampoco son del
director o de su personal: son de los ciudadanos, que las financian con sus
impuestos. Entonces trabajar colaborando estrechamente con la sociedad, con las
puertas abiertas siempre, no es una moda sino una verdadera obligación. La
biblioteca que no trabaje desde esta órbita perderá el tren. Son importantes
las tecnologías, y las colecciones e instalaciones, y los recursos humanos….
Pero la línea de trabajo para el presente y el futuro va en esta línea.
-
- ¿Deben
bibliotecas y archivos trabajar en coalición con la sociedad, afrontando las
necesidades de colectivos especiales, participando en la vida de su comunidad
local, ofreciendo respuestas a los problemas locales?
Ya lo he dicho. Desde
luego, las bibliotecas públicas no tienen otra fórmula. Las bibliotecas, además
de su fuerte compromiso social y por lo tanto la atención a colectivos especiales,
tienen que ser un cauce de participación en la vida pública, especialmente en
la vida local. Nosotros en la BCLM hemos organizado distintos ciclos para
propiciar el debate público sobre nuestra ciudad, llamando a intelectuales y
profesionales a que reflexiones y aporten sus propuestas. Un ciclo se llamó “El
Toledo que queremos, el Toledo que soñamos”, o más recientemente uno muy
provocado: “Toledo dentro de cien años”, en el que intentamos buscar soluciones
al problema del casco histórico, en temas que llevan anclados porque las
administraciones públicas están siempre en la inmediatez de las legislaturas.
Las bibliotecas no podemos trabajar con cortedad de miras. Igual que fomentamos
la creatividad, el emprendimiento, el desarrollo de unas culturas que surgen de
la propia sociedad, de la gente, tenemos la obligación de participar en la
construcción de la ciudad y de su sociedad.
-
- ¿Se
deben exigir más recursos, o quizá dejar de ofrecer ciertos servicios porque no
corresponden con las funciones que debe cumplir una biblioteca o un archivo?
Este
es un tema esencial. Las bibliotecas, como cualquier servicio público, precisa
recursos. Pero las crisis y la falta de presupuestos no nos pueden dejar con
los brazos cruzados, en una actitud de crítica y justificando nuestra falta de
acciones. Probablemente soy de los bibliotecarios que tenga una actitud más
beligerante pidiendo a los políticos que sitúen a las bibliotecas en su agenda
y lo demuestren con aportaciones presupuestarias. Pero personalmente he
intentado actual incluso sin recursos, por un lado buscando mecenazgo para
programas (nunca para personal ni para el mantenimiento de los centros) y
también propiciando la participación de la sociedad y de todo tipo de
colectivos en nuestros programas. Les he invitado a que devuelvan a la
sociedad, gratuitamente, lo que la sociedad les dio. Claro que la actividad
cultural merece un salario, pero lo que indico es que no podemos justificar la
inacción en la falta de recursos. Las bibliotecas de municipales de CLM han obtenido
el 25% de los premios María Moliner sin tener recursos para sus programas, y mi
región está a la cabeza de las actividades bibliotecarias en España: hacemos 17,16 actividades por 1.000 habitantes, muy por
delante de la segunda (Cataluña, 8,16) y las demás comunidades: Asturias, 4,97;
Extremadura, 4,77. La media de actividades organizadas por las bibliotecas
españolas por 1.000 habitantes es de 4,64. ¿Qué harían estos bibliotecarios
maravillosos si el Gobierno regional colaborara, como estamos reclamando de
forma insistente?
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