Por un gran Museo de
Santa Cruz
Agosto
caluroso en Toledo. Con un buen amigo, empleo la mañana en realizar una
tranquila visita al Museo de Santa Cruz.
Comienzo expresando mi cariño a este centro. Quien fuera su directora durante
tantos años, Matilde Revuelta, me
decía que por qué no apoyaba al Museo y sí a la Biblioteca. Eran los inicios de
los años ochenta y había una lucha fratricida entre dos grandes centros
culturales de la ciudad: Biblioteca Provincial y Museo de Santa Cruz. Julia Méndez había luchado para que el
estado adquiriese el edificio del antiguo convento
de Santa Fe para ampliar las instalaciones de la Biblioteca. Luego el
Ministerio decidió repartir el inmueble entre ambos centros y yo me posicioné
claramente, creando el Comité Permanente de apoyo a la Biblioteca
Pública. Pero he clamado muchas veces por la falta de una política de
museos en la Junta, que tiene a los museos de su competencia en una situación
alarmante. Tengo que reconocer que en bibliotecas hemos crecido mucho más,
aunque nadie nos ha regalado nada.
Que
me perdonen mis amigos Fernando Fontes, actual director del Museo, y los
anteriores, Rafael García Serrano y Alfonso Caballero. Todos se han dejado la
piel y han luchado contra un muro: el Gobierno regional, que ha utilizado y
utiliza este gran centro museístico a su antojo. Se le llamaba “Salones Santa Cruz”, porque perdió la
presencia esencial de un gran museo y se convirtió en organizadora de eventos,
culturales o sociales.
Mi visita de estos días no puede ser más
desalentadora: prácticamente la grandeza del antiguo Museo de Santa Cruz,
creado en 1961, se ha evaporado. En su web se recuerda que es “considerado uno de los museos provinciales
más importantes de España, no sólo por la singularidad del edificio que le
sirve de sede y le da el nombre, el antiguo Hospital de Santa Cruz, sino
también por la riqueza y variedad de sus colecciones…reúne los fondos del
antiguo Museo Arqueológico Provincial… así como otros procedentes de depósitos
de la Catedral Primada, parroquias de Toledo y otras entidades y particulares,
de adquisiciones y donaciones.” El Estado conserva la titularidad pero la
gestión, como los demás archivos, bibliotecas y museos provinciales, fue
transferida en 1984 a la Junta de
Comunidades de Castilla-La Mancha. Por ello, el Estado asume las
inversiones y la Junta la conservación y mantenimiento de estos centros así
como la dotación de personal y los programas a desarrollar para mantener la
necesaria presencia en la sociedad y su importante misión.
Desde
mi opinión, la Junta fue bajando la guardia y aunque su presencia en Santa Cruz
es bastante importante, normalmente se limita a inaugurar exposiciones, entregas
de premios, presentaciones, algunas reuniones… Pero ¿cómo ha crecido la
plantilla de personal técnico del Museo? ¿Se pueden materializar sus proyectos?
¿Qué pasa con los gabinetes pedagógicos, imprescindibles para que el Museo sea
un centro de atracción continuo para la sociedad y especialmente para los
escolares y jóvenes? Es de todos conocidos que las salas dedicadas a la
arqueología, prehistoria, historia antigua y medieval…fueron desapareciendo, y
sus contenidos yacen hoy guardados en sus almacenes. Prácticamente la
exposición permanente del Museo se limita al crucero inferior del Hospital de
Santa Cruz, dedicada a la España de los Austrias, y que se
describe así en la web oficial: “un
prólogo con piezas del XV que plantea el origen de la Casa de Austria con la unión de
los Reyes Católicos, dos salas dedicadas a Carlos V y a Felipe II y una síntesis final que marca
el declive
de la Corona.” En el crucero superior, que normalmente se dedica a
exposiciones temporales, no hay ahora nada y está cerrado al público. Como
también lo está la sala que generalmente se dedica a otras exposiciones
temporales en el claustro, y que últimamente ha acogido la magnífica exposición
del artista toledano Luis Pablo Gómez Vidales, “Arte entre dos siglos”. La otra exposición permanente del Museo es
la “Colección Carranza”, que fue donada a la
Junta en los inicios del siglo XXI y que contiene una valiosa y diversa muestra
de cerámica. Pero cuando la intentamos visitar está cerrada; un cartel explica
las causas: “Sala Carranza cerrada por
exceso de temperatura”. Sin comentarios…
La solución de trasladar al Alcázar la sede principal de
la Biblioteca
Pública del Estado, organizada con
la Biblioteca
Regional, liberó por fin al Ministerio de
Cultura y a la Junta sobre las posibilidades de ampliar Santa Cruz utilizando
los espacios rehabilitados del antiguo convento de Santa Fe. Pero la Junta ha sido incapaz de hacer un proyecto para estos espacios
y hasta el presente se han dedicado también a eventos y algunas exposiciones,
con contenidos muy distintos. Ahora mismo, Santa Fe contiene dos exposiciones
temporales: “Miguel de Cervantes o el
deseo de vivir”, que permanecerá hasta finales de septiembre; y "De puertas para adentro". Vida y
distribución de espacios en la arquitectura doméstica (siglos XV-XVI), que
puede contemplarse hasta mediados de septiembre. Por lo visto y experimentado en los últimos años, el Museo en
ningún momento ha utilizado Santa Fe como ampliación de espacios para sus
colecciones. Las colecciones temporales son importantes en los museos, pero
Santa Cruz tiene a buen recaudo buena parte de sus fondos y se dedica a
organizar exposiciones en Santa Fe, en el crucero superior y en las salas junto
al claustro.
Ya no es un museo arqueológico y no puede reconocerse
como un museo provincial de bellas artes pues el arte y la historia de buena
parte de las épocas no está representando. ¿Qué pasa con el arte contemporáneo?
¿Dónde están los ricos fondos que conformaron un extraordinario y bellísimo Museo de Arte Contemporáneo en la Casa de las Cadenas? ¿Por qué se hurta a los ciudadanos la
contemplación de ese patrimonio? El
Museo de Santa Cruz precisa recursos, especialmente de personal. Y necesita
nuevos espacios. Pero, sobre todo, necesita que los políticos dejen en libertad
a los profesionales, que tienen el conocimiento, la experiencia y las claves
para situar al Museo en la sociedad. Desde hace años he propuesto que, a pesar
de no haberse aprovechado adecuadamente los espacios de Santa Fe, pasen al
Museo de Santa Cruz la totalidad de salas del edificio del Miradero, siempre
que se construya un nuevo Depósito Bibliográfico en Santa María de
Benquerencia; y no trasladar unos fondos a Ciudad Real u otro lugar, que no
podrá ser la solución definitiva. Debe ser innegociable: primer paso, que el
Ministerio asuma la construcción del Depósito en Benquerencia; y cuando esté
construido se trasladen al nuevo edificio los actuales fondos bibliográficos
depositados en el Miradero, que quedará listo para ser reconvertido en salas o
depósitos del gran Museo de Santa Cruz. Son cerca de dos mil metros cuadrados,
con salas magníficas para acoger y contemplar obras de arte y al mismo tiempo
visualizar las riberas del río Tajo. En especial las plantas segunda y cuarta, que acogieron salas de lectura e investigación
con estanterías del siglo XVIII y que se conservar instaladas y constituirían
un marco bellísimo para acoger obras de arte.
Nuestros políticos son maestros en ocurrencias. Ahora
dicen que van a dedicar Santa Fe y en el futuro el Miradero a la colección
Polo. ¿Pero hay proyecto de gran Museo de Santa Cruz? ¿Han contado nuestros ilustrados
gobernantes con los técnicos, con artistas, con intelectuales? Me temo que, una
vez más, como hicieron con otros proyectos, como el “Quixote Crea”, quieren salir en los medios nacionales y mostrar su
apertura al arte y a la cultura. Pero no se dan cuenta de que lo que están
haciendo es el ridículo más espantoso. Personalmente, desapruebo la gestión
cultural de estos políticos que son marchantes del arte y la cultura pero no
pensando en los ciudadanos y en la sociedad sino sólo en sus intereses electorales
y clientelistas, en políticas a corto plazo en lugar de en planificar
adecuadamente los esfuerzos y las necesidades de recursos.
Realícese un plan estratégico para el Museo de Santas Cruz. Abórdense un proyecto museográfico y museológico de este gran centro
cultural. Y abandonen la política de grandes ocurrencias a la que nos tienen
acostumbrados. Los ciudadanos les pagamos para que realicen su labor con
calidad y garantías, y no para que destruyan los sueños de la gente.
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