¿Política cultural en Toledo?
Me parece muy positivo que se haya
celebrado un primer debate sobre el estado del municipio toledano, e igualmente
es un logro democrático que el centenar de propuestas aprobadas haya gozado de
consenso y se hayan tenido en cuenta las ideas e iniciativas de los tres grupos
políticos presentes en el ayuntamiento de Toledo.
Pero dicho lo anterior, no puedo
sumarme sin más al coro que ensalza estas propuestas, que pueden tener muchas
lecturas. Personalmente me centraré en un ámbito: la cultura. ¿Tiene política
cultural el ayuntamiento de Toledo? Desde luego si repasamos una a una las
medidas aprobadas tenemos que mostrar una profundísima preocupación: la cultura
es, de nuevo, la gran olvidada de los políticos municipales, del conjunto de
los partidos. Vemos que se mezclan iniciativas de muy distinto calado, pero los
compromisos culturales brillan por su ausencia. Sólo leo dos medidas
culturales, y ambas demuestran la poca ambición cultural del Consistorio: la
número 43, propuesta por el PSOE, habla de difundir al comienzo de cada año las
actividades culturales, y la 63, del PP, se refiere al “préstamo de libros a
domicilio”, tal vez desconociendo que ese préstamo es un servicio ya realizado
por las bibliotecas públicas existentes en la ciudad. Podrían relacionarse, en
parte, la 93, relativa al estudio del “modelo de gestión del Palacio de
Congresos”, y la 100, sobre utilización de nuevas tecnologías. Pero podríamos
ser optimistas respecto a la integración de estas cuatro proposiciones si
percibiésemos que el Ayuntamiento de la capital regional tiene un modelo de
gestión cultural, una política cultural. Pero, lamentablemente, estas medidas forman
parte de una lista como propuestas aisladas, y no aparecen vertebradas en ninguna política
cultural coherente y planificada.
El
alcalde, Emiliano García-Page, habla a menudo de estar pendiente de las cosas
pequeñas, de lo cotidiano. Pero eso, que puede ser un valor en todos los
ámbitos, necesita concreciones y planes estratégicos que permitan tener una
visión del presente y del futuro. Aun a riesgo de ser injusto, porque sé que
buena voluntad no falta, me permito hacer algunas observaciones que sólo
pretenden aportar propuestas como ciudadano. Para ello presentaré tres
artículos: este primero de carácter introductorio, un segundo analizando la
situación de los centros culturales y el tercero que formulará una propuesta de
modelo cultural.
Si
tenemos en cuenta el Programa electoral con el que concurrió el PSOE a las elecciones municipales que dieron paso
a esta legislatura, no hay duda de que en el apartado de cultura la medida
estrella era la celebración del IV Centenario del Greco. La medida 78 expresaba
radicalmente esta previsión: “Como opción
de horizonte de trabajo giraremos en torno a un gran acontecimiento cultural de
alcance internacional: EL GRECO, IV CENTENARIO, que se celebrará en el año
2014, para lo cual instaremos a los Gobiernos de Castilla-La Mancha y, también
al de España, la constitución de la
Sociedad para la celebración de los Actos conmemorativos del
IV Centenario”. Construir el Centro
Regional de Expresión Artística y de la Música, establecer vínculos culturales con las
ciudades y pueblos ribereños del Tajo, materializar el Museo de Escultura al
Aire Libre, recuperar la festividad de San Ildefonso culminando con la “Noche
de la Cultura
de los Premios Ciudad de Toledo e impulsar las fiestas locales, es la rápida
enumeración de todas las medidas prometidas por los socialistas para nuestra
ciudad, junto a propuestas para los
distintos barrios. Es verdad que en el apartado de Turismo, el compromiso de
terminar el Palacio de Congresos y de dotarle de un importante contenido
cultural, de congresos, turístico y social, podría suponer otro eje en la
cultura del municipio.
¿Conforman
estos compromisos la política cultural del ayuntamiento de Toledo? ¿Son
coherentes estas grandes propuestas con la filosofía del alcalde de hacer una
política pegada a los ciudadanos? Me temo que no. No estoy en contra de las
grandes conmemoraciones culturales, y más si sirven para proyectar la imagen de
nuestra ciudad o nuestra región en España y en el mundo. Pero las políticas
culturales no pueden basarse sólo en grandes exposiciones, en conciertos
singulares, en espléndidas publicaciones, en vistosos y propagandísticos
concursos, etc. Una política cultural ha de dar respuesta a la vida cotidiana
de los ciudadanos, contribuir a su formación permanente y constituir una opción
de ocio constructivo. Destinar la mayor parte de los recursos públicos a desarrollar
una política cultural de escaparate
es un error y una muestra de que una institución o Administración carece en
realidad de una política cultural democrática al servicio de toda la comunidad.
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