Ante el VIII
Congreso Nacional de bibliotecas públicas:
2) La desigualdad en los espacios
bibliotecarios
El lunes 24 de octubre celebramos el Día
de la Biblioteca. En la Biblioteca de Castilla-La
Mancha acabamos de festejar nuestro XVIII Aniversario y unos días antes hemos congregado a las mujeres escritoras de nuestra
región y han escrito textos bellísimos sobre los libros, la lectura y las
bibliotecas para celebrar por primera vez el Día de las
Escritoras. Está bien homenajear al libro,
a las bibliotecas y a los bibliotecarios con carácter festivo. Pero también es
preciso hacerlo de forma reivindicativa. Y estamos a un mes del VIII Congreso
Nacional de Bibliotecas Públicas que este año tendrá lugar en Toledo, en mi ciudad.
Por ello, si en mi primer comentario previo al Congreso, me refería a la falta de servicios bibliotecarios
en tres millares de localidades españolas sin que al parecer nadie se
preocupe por ello, voy a escribir hoy sobre los espacios, que son el tema
nuclear del Congreso.
Desde hace
décadas, vengo criticando la enorme brecha que existe en el desarrollo de los
servicios bibliotecarios por la razón de que nuestro país carezca de una
política de Estado en materia de bibliotecas públicas. Ahora me centraré en aquellos indicadores que tienen que ver directamente con los
espacios bibliotecarios. La Estadística “Bibliotecas
Españolas en Cifras”, elaborada conjuntamente por las
comunidades autónomas y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, recoge
tres indicadores distintos sobre los espacios. No voy a hacer en esta ocasión
ninguna relación entre espacios, eficiencia y presencia pública de las bibliotecas,
que haré en otro momento; me limitaré a
describir la desigualdad que expresan las cifras.
Si tomamos el
indicador “Superficie
útil bibliotecaria (m2) por biblioteca”, la media nacional en 2014 es de 335 m2. Los mejores datos se
refieren a Cataluña (818 m2), Madrid (742), Navarra (510), Murcia
(451), La Rioja (404), Cantabria (362) y País Vasco (340). Son indicadores
bastantes lógicos pues normalmente corresponden a poblaciones con bastante
población. Por debajo de la media estarían Comunidad Valenciana (320), Castilla
y León (314), Principado de Asturias (269), Canarias (268), Andalucía (266),
Castilla-La Mancha (229), Islas Baleares (222), Galicia (216), Aragón (186) y
Extremadura (124), también bastante lógico pues son poblaciones en general son
de menor población.
En un
indicador similar, “Superficie útil
bibliotecaria (m2) por 1.000 habitantes”, Cantabria está a la
cabeza, con 74 m2 y la segunda posición la ocupa Castilla-La Mancha,
con 55 m2, seguidas de Extremadura (44), País Vasco (43) y Castilla y León y Cataluña
(ambas con 42 m2. En la parte baja de la tabla están Canarias (20),
Baleares (24) y Madrid y Andalucía (ambas con 26).
Pero, incluso sin analizar esos indicadores en
relación a otros, hay varias evidencias: buena parte de las comunidades
autónomas carece en estos momentos de planes regionales de infraestructuras
bibliotecarias. Me
lamento frecuentemente de que por la crisis el Gobierno de Castilla-La Mancha
paralizara hace más de un quinquenio las inversiones en nuevas bibliotecas o en
la ampliación, remodelación o modernización de las bibliotecas municipales. Si
en planes estratégicos de los años noventa del siglo XX y primera década del
siglo XXI, las inversiones en espacios culturales en general y específicamente
también en bibliotecas resultaban una cierta prioridad políticas, ahora los
políticos han condenado en mi región al olvido estos planes. Y creo que así
ocurre en buena parte del país. Me gustaría que los profesionales de otras
regiones comentaran su situación actual. Se necesitan planes para desarrollar proyectos de nuevas bibliotecas
(que sí tienen algunas comunidades y grandes ciudades), la paulatina
modificación en los espacios para adecuarlos a nuevas necesidades y la reforma
de aquellos edificios obsoletos, dentro de una estrategia de planificación.
En
el VIII
Congreso
Nacional de Bibliotecas Públicas veremos ejemplos de nuevos espacios
bibliotecarios, magníficas remodelaciones y reformas para adecuar bibliotecas a
las nuevas necesidades, reflexiones sobre el nuevo concepto de las bibliotecas
y sus espacios…Pero, mientras tanto, la mayoría de los municipios españoles
intentan sobrevivir a la crisis con edificios bibliotecarios que no cuentan con
las más imprescindibles instalaciones. ¿Se planteará en el Congreso un documento de conclusiones que abogue por un Plan
Nacional de infraestructuras bibliotecarias realizado con la coordinación y la
cooperación del conjunto de Administraciones Públicas? ¿Está dispuesto a
liderar el Ministerio una iniciativa política de mejorar las redes bibliotecarias
de nuestro país? Puesto que en el Congreso asistiremos técnicos y no políticos,
¿se está dispuesto a llevar al Consejo de Cooperación Bibliotecaria un
documento de estrategias a desarrollar en España para modernizar los edificios
bibliotecarios? ¿Alguien se atreve a buscar fórmulas para que la brecha en los
espacios bibliotecarios disminuya? Me gustaría que otros compañeros participen
con sus ideas y sus propuestas.
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