2017, Año de las bibliotecas públicas en Castilla-La Mancha
El
fin del año Cervantes nos ha traído la noticia de que la Comisión de Cultura del Congreso
de los Diputados ha aprobado por unanimidad la propuesta del diputado de Compromís
Ignasi Candela para que 2017 se declare “Año Miguel Hernández”.
La iniciativa ha sido presentada por el grupo parlamentario mixto y aprobada
tras una enmienda transaccional de socialistas, populares y Ciudadanos y el
texto recoge "estudiar la posibilidad" de declarar el evento como acontecimiento de excepcional interés público
e incentivar fiscalmente a quienes promuevan actividades económicas en
cumplimiento de los planes y programas que se lleven a cabo. Esta declaración
se enmarcaría en el 75 aniversario de la muerte del poeta e intentaría impulsar
un calendario de iniciativas dedicadas al reconocimiento, estudio y difusión de
la obra de Miguel Hernández.
La
sola noticia de que a nuestros diputados les interese algún aspecto de la
cultura, es todo un acontecimiento y ya por ello hay que aplaudirlo. Ya saben
los lectores que la cultura es una de las prioridades políticas y así se
percibe en los programas electorales, en los debates, en los
presupuestos...Disculpen la ironía. Hace una década me dirigí a todos los
diputados de la Comisión
de Cultura con motivo de la tramitación de la Ley del Libro, la lectura y las Bibliotecas y
salvo una diputada conocida todos siguieron la vía del silencio. Así que nada
que objetar a difundir la vida y obra del poeta que, como expresó Pablo Neruda,
“desapareció en la oscuridad” y debemos “recordarlo a plena luz”. Pero es
cierto que esta efemérides se une a otras muchas, también por distintas razones
significativas: cincuentenario de la muerte de Azorín, centenario del
nacimiento de autores como José Luis Sampedro o Gloria Fuertes; 150 años del
nacimiento de Vicente Blasco Ibáñez; bicentenario del nacimiento del poeta y
dramaturgo José Zorrilla... Y muchos más nombres. Por ello concentrar ahora los
esfuerzos públicos y los pocos dineros en un autor no me parece razonable, por
mucho que me guste la poesía de Miguel Hernández y su propia figura humana y
literaria.
¿Tocará
ahora inventarse propuestas, programas, eventos como en los centenarios que
acabamos de finalizar, y no siempre dentro del sentido común y como una
expresión de una política cultural?
En la Biblioteca de
Castilla-La Mancha claro que tendremos en cuenta a Miguel Hernández. Pero
también a Gloria Fuertes, y a José Luis Sampedro, y a otros autores de nuestro
tiempo o de siglos pasados. Algún autor ha solicitado que el Gobierno de
Castilla-La Mancha se sume a esta conmemoración. Pero yo tengo una propuesta
distinta. Desde hace dos décadas vengo proponiendo que, como expresión del
interés institucional hace este servicio público, se declare un “Año de las
bibliotecas públicas”. Lo he intentado por activa, por pasiva y por
perifrastica, sin ningún éxito, utilizando distintos medios y espacios, a nivel
regional y también nacional. Tal vez como no milito en ningún partido político
no soy una voz a tener en cuenta. Pero voy a seguir insistiendo. Recordaré
oportunamente cuantas iniciativas en ese sentido he realizado, pero ahora
citaré las últimas:
Con
motivo del IV Centenario de la edición de la primera parte del Quijote propuse
que el Gobierno Regional declarase 2005 “Año de las Bibliotecas”, y
que anunciase una serie de medidas para consolidar y desarrollar la Red de Bibliotecas Públicas de
Castilla-La Mancha. Fue predicar en el desierto. Y me parecía tan
necesario que, mediante un recurso literario, tuve que imaginarme que el
Gobierno de España, que celebró su primera sesión de Consejo de Ministros el 23
de abril de 2004, tras el triunfo electoral del PSOE, tomaba una serie de
medidas sobre el libro, la lectura y las bibliotecas. Y una de las medidas del
gobierno socialista sería solicitar a la UNESCO que el 2005 fuese declarado “Año de la Biblioteca Pública ”.
Fue un modo de soñar y de clamar a favor de las bibliotecas públicas.
Una ficción literaria para defender a las bibliotecas.
En
2015 celebramos el IV Centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote;
y en 2016, los 400 años del fallecimiento de su autor, Miguel de Cervantes. Sin
duda serían dos años de referencias a la obra cumbre de la literatura española
y al considerado “máxima figura de la literatura española”. Conciertos,
exposiciones, publicaciones, encuentros literarios se sucederían con motivo de
estos centenarios. Propuse, para centrar estos grandes eventos culturales, que
estos años de etiqueta cervantina y quijotesca sirviesen de marco para la
declaración de un Bienio de la
Lectura y de las Bibliotecas Públicas. Sugerí que la
declaración la formulase el Gobierno de Castilla-La Mancha, tras un pleno de
las Cortes regionales en la que se aprobase una propuesta en ese sentido. El
objetivo de esta declaración sería “proclamar su confianza en el libro, la
lectura, la información y, especialmente, en los centros que en nuestro tiempo
están llamados realmente a democratizar el acceso de todos los ciudadanos a
estos medios: las bibliotecas públicas.” He reiterado estas propuestas pero ha
habido un Gobierno que ha sido consciente de la importancia de una declaración
de ese tipo: El Gobierno de Cataluña declaró el año 2015 como “Año de las
Bibliotecas, aunque con un motivo distinto al que yo propongo: el centenario de
la creación de la Red
de Bibliotecas Populares de la
Mancomunidad de Cataluña. Cataluña tiene en sus bibliotecas
públicas uno de los servicios más importantes y al que están dedicando
cuantiosos recursos las distintas Administraciones Públicas.
He
alzado mi voz muchas veces en favor de que exista una política de Estado en
materia de bibliotecas públicas, porque es injusto que los ciudadanos padezcan
las desigualdades que se están produciendo por vivir en unas o en otras
regiones o localidades. Como las competencias en bibliotecas, junto a las de
coordinación en materia cultural que conserva la Administración General
del Estado, son compartidas por las Administraciones Autonómicas y Locales, mi
aspiración es que los políticos asuman un trabajo a favor de esa política
nacional de bibliotecas. Esa sería una labor necesaria del Congreso. Porque la
confianza en la educación, la información y la cultura como factores de
desarrollo personal y social, así como los derechos constitucionales para
garantizar estos valores, deben llevar al Gobierno de España a desarrollar
medidas que garanticen que las bibliotecas públicas son un derecho de todos los
españoles.
Pero
veo más factible una declaración de este tipo en el caso de Castilla-La Mancha.
Aún no se han aprobado los presupuestos generales de la Junta y, con el acuerdo de
los tres grupos parlamentarios, deberían crearse las bases para la recuperación
de unos programas de apoyo a la red de bibliotecas públicas de la comunidad
autónoma. Con tres millones de euros se podrían recuperar algunos de los
programas que fueron desapareciendo. Desde luego sería más productivo en la generación
de actividades el trabajo de los bibliotecarios, verdadero ejército a favor de
la cultura y de la palabra, que con pocos recursos crearía múltiples
actividades sobre Miguel Hernández y sobre otros tantos escritores. La
convocatoria de nuevo del programa “Biblioteca Abierta”, que apoyaba programas
culturales de las bibliotecas y se suspendió hace seis años, supondría un
compromiso del Gobierno regional con las bibliotecas públicas. Por otro lado,
junto a las ayudas a la contratación de bibliotecarios, es urgente que las
bibliotecas recuperen parte de su capacidad presupuestaria para adquirir
colecciones bibliotecarias.
Como
he dicho en otras ocasiones, el mejor homenaje que podemos hacer a la obra de
Cervantes, de Miguel Hernández y de tantos escritores es defender los valores
de las bibliotecas públicas como centros de encuentro, de creatividad y de
debate, en los que las personas tengan a su disposición todos los registros de
la palabra y de la información. Esta propuesta de declaración tendría un
carácter estratégico y de marco para conseguir una política de Estado en el
ámbito de las bibliotecas públicas. Desde luego me ofrezco, si fuera necesario,
para explicar en las Cortes de Castilla-La Mancha o donde sea necesario una
iniciativa de este carácter.
No hay comentarios:
Publicar un comentario