Historia
imaginaria de las bibliotecas públicas en España (2)
1. Las palabras de un Rey (octubre 2002)
Tiempo de otoño. En Valencia, el 29 de octubre de 2002. Se
había anunciado que el Rey Juan Carlos I inauguraría el I Congreso Nacional de
Bibliotecas Públicas, que se iba a desarrollar en Valencia durante los días 29
al 31 de octubre de 2002. Los bibliotecarios pensábamos que, en todo caso, sus
palabras no excederían de las que se utilizan habitualmente en este tipo de
eventos, siempre muy protocolarias. Pero el mensaje del rey fue nítido y
contundente: “Quiero finalizar este acto
expresando mi honda preocupación por el
hecho de que en una época que llamamos Sociedad de la Información aún sean
muchos los españoles que no pueden acceder a este servicio público esencial
para el desarrollo de la sociedad española que es la biblioteca pública. El
acceso a la cultura es un derecho constitucional, y la biblioteca pública es el
servicio que garantiza más amplios
frutos para el acceso democrático a la cultura, la educación, la información y
el ocio positivo. Por ello, deberán intensificarse los esfuerzos de las
distintas Administraciones Públicas para evitar cualquier discriminación en el
disfrute de este servicio entre los ciudadanos de unas y otras regiones, entre
los españoles que viven en las grandes ciudades y los que residen en los más
pequeños municipios...”
El medio millar de profesionales que asistíamos al
Congreso aplaudimos a rabiar, agradeciendo las clarificadoras palabras de Su
Majestad. Si habíamos acudido a Valencia
sin demasiada convicción, ya estas palabras merecían la pena y nos situaban
ante un futuro mejor para las bibliotecas públicas españolas. Seguro que los
políticos asistentes tomaban buena nota y diseñarían una hoja de ruta que acabase con la marginalidad de las políticas
bibliotecarias desarrolladas en nuestro país. ¿Se abría un tiempo de esperanza
para las bibliotecas públicas?
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