martes, 18 de julio de 2017

Bibliotecas españolas en 2015: Segunda mirada.



Bibliotecas españolas en 2015: Segunda mirada.
4.606 bibliotecas públicas, con un presupuesto de 444,6 millones de euros y 109 millones de usuarios.
El conjunto de Administraciones Públicas españolas dedicó un presupuesto para bibliotecas públicas de 444,6 millones de euros en el año 2015, último año del que se tienen estadísticas nacionales. El dato incluye las aportaciones de las administraciones autonómicas; los ayuntamientos, diputaciones provinciales y otros entes de la Administración Local, los consejos insulares y las aportaciones del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, además de algunas cantidades de entidades privadas y fundaciones.   Esta cantidad, comenzó a bajar con el inicio de la crisis y ahí seguimos. Claro que no es posible comparar los datos generales de gasto porque la comunidad de Cataluña no ofreció datos durante el trienio 2011-2013, y dado que son los más altos del país no podemos comparar las cifras totales.
Algunas comunidades están paulatinamente recuperándose, y en la comparativa 2011/2015 regiones como Islas Baleares incrementa su presupuesto en un 31%, Castilla y León en un 14%, Extremadura en un 9,6%,  Valencia en un 8,9% y País Vasco en un 5,64%.  En el polo opuesto, el diferencial sigue siendo negativo en la mayoría de regiones, con disminuciones presupuestarias que siguen sin corregirse: Murcia ha perdido el 27,2%, Cantabria el 17,2%, Navarra el 14,4%, Castilla-La Mancha el 13%, Canarias el 7,8% y así otras comunidades autónomas.

Mientras que otras regiones recuperan poco a poco los presupuestos para bibliotecas públicas, Castilla-La Mancha está estancada, con un descenso del 13% desde 2011 a 2015.
El caso de Castilla-La Mancha es emblemático: fue una comunidad que constituyó uno de los motores del sistema bibliotecario español precisamente porque el Gobierno Regional actuó como impulsor de unas políticas bibliotecarias que fueron envidiadas en muchas regiones. Su apoyo a las bibliotecas hizo posible que los ayuntamientos hicieran también un gran esfuerzo y se logró levantar una Red de Bibliotecas Públicas verdaderamente ejemplar. Pero la crisis hizo que el Gobierno regional dejase ese apoyo, esa política basada en cofinanciación y corresponsabilidad y ello se nota en los presupuestos. Si en 2011 el presupuesto conjunto de las administraciones públicas fue de 30,2 Millones de euros, en 2015 había descendido a 26,2 Millones.  Pero en realidad el descenso ha sido fundamentalmente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que pasó de 9,9 Millones a 7,2 Millones, por cierto un presupuesto que se dedica casi íntegramente a las cinco bibliotecas de gestión autonómica. En lo que respecta a los ayuntamientos dedicaron a sus bibliotecas 19,5 Millones de euros en 2011 y bajó en 2015 a 18,7 Millones. En cuanto a las Diputaciones Provinciales, escasa contribución: 254.336 euros en 2011 y 173.326 euros en 2015.
Las bibliotecas son baratas: los españoles gastamos 9,55 € por habitante sumando los presupuestos de todas las administraciones públicas
Respecto al gasto corriente medio en bibliotecas públicas por habitante ascendía en 2015 a  9,55 € por habitante. En este indicador figuran a la cabeza País Vasco con 17,11 €, Cataluña con 14,31 € y Castilla-La Mancha con 12,87 €, con numerosas comunidades autónomas con indicadores realmente preocupantes.  Castilla-La Mancha ha descendido de forma notable pues en 2011 era de 14,23 euros, el segundo en el país.  Este desigual gasto, que sitúa a regiones tradicionalmente ricas junto a otras clásicamente pobres como Castilla-La Mancha a la cabeza en muchos de los indicadores, refleja las políticas estables y de decidido apoyo a las bibliotecas municipales, frente a Comunidades en las que los municipios no han gozado de similares apoyos de su correspondiente Administración Autonómica.  El mayor gasto en bibliotecas se corresponde con unas bibliotecas más dinámicas y con mejores servicios.

Sin duda, estamos ante una cifre ridícula, sobre todo si la comparamos con otros servicios públicos esenciales. No pretendo comparar la importancia de los servicios bibliotecarios frente a, por ejemplo, los servicios sanitarios pero sí es conveniente citar el gasto en ese ámbito para ver que las bibliotecas, que son imprescindibles, resultan muy económicas a la sociedad. En su memoria socioeconómica y laboral, el Consejo Económico y Social (CES) señala que el pasado año el gasto medio sanitario por habitante aumentó un 1,82 por 100 de media en España, hasta los 1.232 €, con una previsión de incremento de 3,8 por 100 para 2016. Castilla-La Mancha, que hemos dicho dedica 12,87 € por habitante al año a bibliotecas, tiene un gasto sanitario anual por habitante de 1.176 €
A pesar de la crisis y los descensos presupuestarios, se ha incrementado en cerca de 8 puntos el porcentaje de socios de las bibliotecas, que en 2015 era de un 36,23%.
Es muy importante recordar que el conjunto de bibliotecas española recibió en 2015 un total de 109.799.888 de visitantes (usuarios) y que en ese año el número de socios de las bibliotecas españolas era de  16.869.585 (un 36,23 % de la población).  Pero hay otro dato: si los presupuestos que se dedican a las bibliotecas disminuyen, sin embargo el número de socios se incrementa poderosamente: en 2011 el porcentaje de socios era de 28,32 %, por lo que se ha incrementado en cerca de ocho puntos. ¿Lecturas de este dato? Muy sencillo: con la crisis, los ciudadanos utilizan más los servicios bibliotecarios, que son gratuitos, en lugar de acceder a otro tipo de servicios de pago. Además, las bibliotecas están muy bien valoradas por la sociedad. Y otra cuestión: las bibliotecas son centros de libertad: a un centro educativo los ciudadanos van obligados (en estudios obligatorios) e igual ocurre con los usuarios de la sanidad. Pero a las bibliotecas los ciudadanos llegan libremente, gozosamente libres.  Por eso, que más de un tercio de la población española sea socio de una biblioteca pública es un dato esperanzador y que debería hacer reflexionar a los políticos españoles. Son datos mucho más relevante que aportados por las distintas encuestas de hábitos culturales sobre lectura de libros, visitas a las bibliotecas…


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