Adiós al alma de la Biblioteca
Juan Sánchez, director desde 2012 de la
Biblioteca de Castilla-La Mancha y uno de los artífices del proyecto, se jubila
el 6 de septiembre, al cumplir 65 años
Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad Complutense, aún recuerda sus inicios montado en un bibliobús en 1973 para llevar la cultura a todos los pueblos de la provincia de Toledo, al igual que lo hicieron las Misiones Pedagógicas durante la II República. O también cómo en 1984, cuando entró como jefe de gabinete del entonces consejero de Educación y Cultura, José María Barreda, ambos pagaron una entrada para visitar «de incógnito» el antiguo Museo del Asedio del Alcázar de Toledo para ver las posibilidades que había de albergar allí la Biblioteca de Castilla-La Mancha, tal donde se encuentra hoy.
Recuerdos y más recuerdos que no para de relatar a ABC un hombre al que le gusta hablar mucho y con mucha pasión de todo. Ahora dice dejar todo lo relacionado con la gestión cultural, pese a que el consejero de Educación, Cultura y Deportes, Ángel Felpeto, le ha insistito para que siga. «La vida profesional debe tener un principio y un final por ética. Después de 43 años trabajando creo que he contribuido de forma importante a la sociedad de Castilla-La Mancha y hay que dar paso a gente joven que está deseando trabajar», manifiesta Juan Sánchez. Eso sí, asegura que seguirá apoyando a las bibliotecas, luchando por la cultura y por la participación de los ciudadanos en la vida pública.
Como contaba antes, sus inicios fueron en 1973 en el servicio de bibliobús, cuando aún estudiaba la carrera universitaria. Según reconoce, gracias a la «gran obra» de Julia Méndez Aparicio, directora de la Biblioteca Pública del Estado en Toledo y del Centro Provincial Coordinador de Bibliotecas, se ha pasado de tener entonces 20 bibliotecas públicas a unas 140, que son las que actualmente hay en la provincia de Toledo.
«Hemos conseguido la profesionalización del servicio bibliotecario», destaca Juan Sánchez, quien recuerda que cuando llegó a ser jefe del Servicio Regional del Libro, Archivos y Bibliotecas, en 1991, «más del 30% de los bibliotecarios eran colaboradores voluntarios y no cotizaban a la Seguridad Social». Esto da muestras de lo mucho que ha cambiado el sector, ya que desde entonces y hasta 2007, periodo en el que estuvo en ese cargo, se empezó a contratar a personal profesional, a comprar colecciones de libros, a hacer reformas en bibliotecas o a organizar actividades culturales.
Un espejo donde mirarse
Las bibliotecas son obligatorias en España en pueblos de más de 5.000 habitantes y en Castilla-La Mancha en pueblos de a partir de 1.000 habitantes. Pero, según explica Sánchez, el gran logro de nuestra comunidad autónoma fue la decisión de que «todo aquel ayuntamiento que quisiera tendría su biblioteca, siempre que estuviesen dispuestos a confinanciar el servicio». A ello, en su opinión, contribuyó la creación de la Biblioteca regional, que ha sido «un espejo donde los alcaldes y concejales quisieron mirarse para poner en marcha sus bibliotecas municipales».«El Gobierno regional siempre actuó de punta de lanza», subraya el director de la Biblioteca regional, quien recuerda la Ley de Bibliotecas de Castilla-La Mancha que se puso en marcha, «la más progresista de todo el país», que decía que este servicio debía ser financiado entre la Junta de Comunidades, las diputaciones provinciales y los ayuntamientos.
Por eso, lamenta el retroceso que ha habido en el sector en los últimos años, desde 2010 hasta la actualidad. «Ahora las diputaciones están haciendo lo que pueden, poco; los ayuntamientos, en algunos casos no dan ni un euro, pero mantienen el personal; pero el que no cumple su parte del contrato es el Gobierno regional». El año pasado la Junta sacó una pequeña ayuda de 600.000 euros, que se ha resuelto este año, y Sánchez ha pedido que se amplíe, sin obtener respuesta. «Ahora no parece que el Gobierno sea sensible con la cultura, en general, ni con las bibliotecas en particular», dice.
Aun así, el director de la Biblioteca regional reconoce que el cambio que se ha producido en Castilla-La Mancha ha sido «gigantesco», con la creación de una Red de Bibliotecas de toda la región, un catálogo colectivo y con unos indicadores que ponen a la comunidad autónoma como ejemplo a nivel nacional e internacional.
Castilla-La Mancha es la región que más actividades realiza por cada 1.000 habitantes de toda España. Un tercio de la población castellano-manchega tiene el carnet de la Red de Bibliotecas. Pero, señala Sánchez, «todo ello es gracias a la imaginación de los bibliotecarios, no por el respaldo del Gobierno autonómico, que no se da cuenta de que las bibliotecas son un verdadero tesoro y no lo están cuidando».
Para custodiar este tesoro es por lo que Juan Sánchez aceptó en diciembre de 2012 ser el director de la Bibliteca de Castilla-La Mancha -cargo que le ofrecieron hasta en tres ocasiones anteriores-, a propuesta de Marcial Marín, consejero de Educación, Cultura y Deportes durante el Gobierno de María Dolores de Cospedal. Estos casi cinco años han sido, sin lugar a dudas, la época dorada de él y del centro porque, a pesar de los continuos recortes, ha sido su «etapa más satisfactoria al estar en contacto directo con los usuarios, lo que me ha dado la posibilidad de ver los toros en el ruedo, y no desde la barrera».
«Aun con poco presupuesto y gracias a un excelente equipo de profesionales que son el corazón de este proyecto», subraya el director de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, el centro ha contado con unos 315.000 usuarios cada año y con numerosas actividades y programas culturales. «Me quedo con muy buen sabor de boca de este periodo, pues además fui yo uno de los primeros en defender que tenía que existir una biblioteca regional».
¿Y a partir de ahora, qué?
Pues a partir de ahora, mientras la directora adjunta Carmen Morales se pone al frente de la Biblioteca regional y, aunque se trata de un cargo de libre designación, un concurso de méritos a nivel nacional decidirá quién será el nuevo director del centro, Juan Sánchez intentará recuperar el tiempo perdido con su numerosa familia. «Mi mujer ha sido muy paciente conmigo porque le he dedicado muchas horas a las bibliotecas». Pero, además, seguirá escribiendo y ahora se encuentra terminando su quinto libro en defensa de las bibliotecas, bajo el título Palabras por la biblioteca pública, y está ultimando su segundo poemario, Y Dios en el camino.Aunque, tal y como manifiesta, lo que no dejará es su actitud combativa en defensa de las bibliotecas, de la democracia, de la libertad de expresión y de los movimientos sociales y culturales, que son los principales valores en lo que cree Juan Sánchez. «Seguiré luchando por la vida pública, ya que esto es algo que no es potestad de los políticos. Toledo y Castilla-La Mancha no es algo que pertenece al Ayuntamiento ni al Gobierno regional sino que nos pertenece a todos, pues vemos que no vivimos en una verdadera democracia sino en una partitocracia. Por eso, aunque siempre he sido una persona libre, también he sido y seré un francotirador contra las cosas que no me gustan, siempre desde el respeto». ¡Tranquilos, Juan Sánchez dará guerra para rato!
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