Políticos
de Castilla-La Mancha, ¡no apoyen a las bibliotecas!
El debate sobre los presupuestos generales de Castilla-La Mancha está
abierto. Hay un pacto entre el PSOE y PODEMOS, en el que ya denuncié el
lamentable olvido de la Cultura. Pero en el proceso parlamentario sería
deseable que se produjeran enmiendas parciales por parte de los tres grupos
políticos. ¿No somos partidarios del consenso? Espero que ningún grupo dé nada
por perdido y que hagan sus deberes, aunque estemos en agosto.
En todo caso, espero que la alta inteligencia de la clase política sepa
discernir la realidad, los deseos y la ironía con que este artículo está
construido.
Aunque reiteradamente vengo pidiendo al Gobierno y a los partidos
políticos de esta región que dediquen recursos y apoyos de todo tipo a la Red
de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha, he llegado al convencimiento de
que no deben hacerlo. Estas son las diez razones que he encontrado.
1) El “insignificante” número de bibliotecas de nuestra región. Según la
Estadística nacional, en 2015 había 498
bibliotecas, la segunda red autonómica por su número. Sólo Andalucía, que
tiene ocho provincias, nos supera.
2) Castilla-La Mancha tiene una estructura territorial y demográfica muy
compleja y dispersa: 919 municipios, de los que están atendidos por algún tipo
de servicio bibliotecario 690. Pero otros 229 municipios no reciben ningún
servicio, cuando en 2011 se habían reducido a 73. Hay políticos que dicen que
no se pueden ofrecer servicios públicos a municipios tan pequeños, pero en
cuanto a bibliotecas Castilla-La Mancha tuvo el liderazgo ideológico en la democratización y universalización de
este servicio. De hecho, a pesar de los recortes, en 2015 había una biblioteca
para cada 4.100 habitantes, siendo el segundo mejor resultado de todo el país.
Pero estamos perdiendo fuelle. ¿No habrá que dejar que estas bibliotecas de
pueblos pequeños se cierren? Éramos muy democráticos, muy avanzados, pero ¿no
habrá llegado el momento de convertir los pueblos pequeños en vestigios
arqueológicos?
3) Las bibliotecas de nuestra región no tienen vitalidad, y es mejor que
se extingan. Es verdad que nuestras
bibliotecas tienen el mejor resultado de España por
actividades culturales, con 17,16 actividades por 1.000 habitantes, muy por delante de la segunda
(Cataluña, 8,16) y las demás comunidades: Asturias, 4,97; Extremadura, 4,77. La
media de actividades organizadas por las bibliotecas españolas por 1.000
habitantes es de 4,64. El resto de comunidades autónomas tienen cifras por
debajo de la media nacional, que sube gracias a los datos espectaculares de
Castilla-La Mancha. Pero estos datos, que son una trayectoria de nuestra
región, no tienen ninguna importancia. Y si los bibliotecarios, sin recursos,
hacen tanto, sería peligroso que tuvieran recursos como en otros servicios
públicos mejor considerados social y políticamente. Cataluña, que aspira a ser
nación, tiene menos bibliotecas que Castilla-La Mancha, igual que Castilla y
León, aunque muchos municipios son atendidos por bibliobuses.
4) Las bibliotecas están
vacías. Con Internet ya no hacen falta y la sociedad no las demanda. Claro que
las bibliotecas de nuestra región recibieron en 2015 cerca de 6 millones de visitas (2,88 visitas por habitante). La
media de visitas por habitante es de 2,35, y Castilla-La Mancha, como en otros
indicadores figura entre las comunidades con más visitas.
5) El dato anterior se refuerza con el número de socios de las bibliotecas. Un
total de 669.596 habitantes están
inscritos como socios de la Red de
Bibliotecas, lo que supone prácticamente un tercio de la población total
(el 32,80%). En el período de crisis económica, a pesar de los recortes
presupuestarios, el número de socios inscritos en Castilla-La Mancha ha subido
más de cuatro puntos, lo que evidencia que ante las dificultades la sociedad
demanda servicios libres, democráticos y gratuitos como las bibliotecas, que
eliminan la brecha social y económica existente.
6) No se debe modificar la tendencia: mientras que otras regiones
recuperan poco a poco los presupuestos para bibliotecas públicas,
Castilla-La Mancha está estancada, con un descenso del 13% desde 2011 a 2015. Nuestra
comunidad constituyó uno
de los motores del sistema bibliotecario español precisamente porque el
Gobierno Regional actuó como impulsor de unas políticas bibliotecarias que
fueron envidiadas en muchas regiones. Su apoyo a las bibliotecas hizo posible
que los ayuntamientos hicieran también un gran esfuerzo y se logró levantar una
Red de Bibliotecas Públicas verdaderamente ejemplar. La crisis hizo que el
Gobierno regional dejase ese apoyo, esa política basada en cofinanciación y corresponsabilidad
y ello se nota en los presupuestos. Si en 2011 el presupuesto conjunto de las administraciones públicas fue
de 30,2 Millones de euros, en 2015 había descendido a 26,2 Millones; el descenso ha sido fundamentalmente de la
Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que pasó de 9,9 Millones a 7,2
Millones, por cierto un presupuesto que se dedica casi íntegramente a las cinco
bibliotecas de gestión autonómica. En lo que respecta a los
ayuntamientos dedicaron a sus bibliotecas 19,5 Millones de euros en 2011 y bajó
en 2015 a
18,7 Millones. En cuanto a las Diputaciones Provinciales, escasa contribución:
254.336 euros en 2011 y 173.326 euros en 2015.
7) No podemos
permitirnos liderar algunos servicios públicos. Otras regiones ya incrementan
sus presupuestos para bibliotecas en el período 2011/2015: Islas Baleares un
31%, Castilla y León un 14%, Extremadura el 9,6%, Valencia en un
8,9%, País Vasco el 5,64%. Pero en
Castilla-La Mancha, ¿para qué vamos a poner recursos? Tenemos la Ley de
Bibliotecas más democrática y avanzada del país, aprobada en 2011, y en ella
late el compromiso de que el conjunto de Administraciones Públicas financien
este servicio esencial que son las bibliotecas. ¿Para qué va a pensarse en los
ciudadanos?
8) Respecto al gasto
corriente medio en bibliotecas públicas por habitante ascendía en 2015
a 9,55 € por habitante. En este indicador figuran a la cabeza País
Vasco con 17,11 €, Cataluña con 14,31 € y Castilla-La
Mancha con 12,87 €, con numerosas comunidades autónomas con
indicadores realmente preocupantes. Castilla-La Mancha ha descendido de
forma notable pues en 2011 era de 14,23 euros, el segundo en el
país. Este desigual gasto, que sitúa a regiones tradicionalmente
ricas junto a otras clásicamente pobres como Castilla-La Mancha a la cabeza en
muchos de los indicadores, refleja las políticas estables y de decidido apoyo a
las bibliotecas municipales, frente a Comunidades en las que los municipios no
han gozado de similares apoyos de su correspondiente Administración
Autonómica. El mayor gasto en bibliotecas se corresponde con unas bibliotecas
más dinámicas y con mejores servicios. Tras una década de estancamiento y
descenso de recursos, ¿no ha llegado ya la hora de corregir e ir recuperando
los programas y presupuestos para las bibliotecas de la región?
9) Tenemos una
colecciones tan importantes que es mejor que sigan invirtiendo otras regiones.
Con 6,5 millones de documentos (exactamente
6.489.856), con 3,18 documentos por habitante. Castilla-La Mancha ha
tenido una trayectoria envidiable en el período 1990-2009, pero en 2010
llegaron las vacas flacas y desde entonces sobrevivimos como podemos. Como
vivimos de las rentas, de las buenas colecciones que pudimos elaborar en esas
dos décadas, aún tenemos unos indicadores que se sitúan a la cabeza del país
pero con los pocos recursos que están poniendo para colecciones los
ayuntamientos y el olvido del Gobierno regional hacia las bibliotecas
municipales, que constituyó uno de los pilares de su política cultural, no hay
buenos presagios. El estancamiento llevará a que nuestras bibliotecas no
ofrezcan los materiales que los ciudadanos solicitan y necesitan.
Y 10) Castilla-La Mancha dispone de un verdadero ejército de
bibliotecarios, líderes en sus municipios, defensores de la libertad de
expresión y de un servicio fundamental y esencial para la sociedad: las
bibliotecas públicas. Un total de 927
trabajadores de distintas categorías había en nuestras bibliotecas en 2015, una
cifra que equivale a 736 personas a
tiempo completo. Hay muchos dramas personales y sociales en ese conjunto de
excelentes profesionales, la mayoría contratados con una categoría de auxiliar
de bibliotecas que normalmente no corresponde con su titulación, conocimiento,
experiencia y funciones. Lo cierto es que es un colectivo importantísimo que
significa que Castilla-La Mancha lidera estadísticamente este indicador pues
supone que existe un bibliotecario para cada 2.774
habitantes, constituyendo el mejor dato a nivel nacional. Apoyar la mejora
profesional y salarial de estos profesionales y garantizar nuevas
incorporaciones para las bibliotecas que se han ido cerrando tiene que ser
prioritario. Si no se hace será por miedo a que estos bibliotecarios sigan
contribuyendo a mejorar la sociedad y la libertad de expresión, promoviendo la
formación de ciudadanos críticos, tolerantes, participativos y libres. ¿Ven
como es mejor no apoyar a las bibliotecas y a los bibliotecarios?
Las bibliotecas públicas constituyen una
verdadera amenaza para la sociedad y, fundamentalmente, para los poderes
públicos. Apoyan un modelo de convivencia más participativo y democrático y,
sobre todo, generan una coalición entre
la sociedad y las bibliotecas que hacen peligrar los privilegios de quienes hoy
se han convertido en muchos casos en profesionales de la política, demasiadas
veces olvidando que están al servicio real de los ciudadanos.
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