Señorías, con el debido respeto…
En
mi lucha en defensa de las bibliotecas públicas confieso que no he sido nada
ortodoxo. Especialmente el segundo libro de mi tetralogía sobre bibliotecas,
titulado En defensa de la biblioteca pública (2012) recoge algunas de
las “aventuras” literarias y profesionales llevadas a cabo solo o con otros
bibliotecarios amigos. He sido rey, defensor del pueblo, bibliotecario
prestigioso residente en un país nórdico, portavoz del Gobierno de España,
comisionado por el Gobierno regional… De forma ficticia, literaria, he hablado
ante el Congreso de los Diputados, en una sesión conjunta de las Cortes, ante
los periodistas que asistían a la primera reunión del Consejo de Ministros del
Gobierno socialista tras los atentados de 2004….No puedo contar ahora todas
estas historias, pero están escritas. Pero la mayoría de las veces hablé o
escribí a cara descubierta, a corazón abierto, clamando en un desierto en el
que mi palabra sabía que no era bien recibida por el político de turno. Desde
1977, es decir los cuarenta años de vida democrática, he batallado en defensa
de las bibliotecas primero siendo un usuario de las bibliotecas o un investigador, después como
Jefe del Servicio Regional del Libro, Archivos y Bibliotecas; cuando fui cesado
en 2006 seguí escribiendo y haciendo propuestas, aunque era un simple
espectador; y cuando asumí la dirección de la Biblioteca de Castilla-La Mancha no
cambié mi discurso de defensa de las bibliotecas. Las hemerotecas y las
fonotecas están llenas de mis palabras, la mayoría recogidas en mis cuatro
libros y en el próximo que publicaré: Palabras por la biblioteca pública. Y
siempre lo hice por defender las bibliotecas.
En los últimos días he
clamado por el olvido de la Cultura en general y específicamente de las
bibliotecas en el pacto que PSOE y PODEMOS han firmado para sacar adelante los
presupuestos generales de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
También me he dirigido a los grupos parlamentarios pidiendo enmiendas,
aportando datos esenciales que justificarían un mayor apoyo a las bibliotecas.
Acabo de revisar el proyecto de presupuestos colgado en la web y toda la
aportación, la “inmensa” y “desmesurada” aportación del Gobierno regional a las
bibliotecas municipales se reduce a los 600.000 euros que en el presupuesto de
Libro y Bibliotecas de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes figuran
como destino a la cooperación con la Administración Local.
Como he dicho públicamente,
estoy a disposición de las Cortes de Castilla-La Mancha, como técnico, para
explicar la importancia de las bibliotecas públicas en nuestro tiempo y en
nuestra sociedad, para hablar de su fuerte compromiso social y de los valores
que aporta la Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha. El Reglamento
de las Cortes regionales prevé que puedan comparecer técnicos en distintos
ámbitos las comisiones. Yo en más de una ocasión lo he planteado, porque estoy
convencido de que si sus señorías escuchasen por boca de un profesional las
fortalezas de las bibliotecas públicas cambiarían y apoyarían una política
bibliotecaria para todos los ciudadanos de nuestra región. A pesar de tantos
años transcurridos yo al menos nunca he recibido una invitación de este tenor,
aunque confieso que mis palabras e informes a veces han servido de apoyo a los
responsables en cada momento de estas políticas.
Ahora sería un buen momento
para incluir una enmienda que garantizase la recuperación de algunos de los
programas de apoyo a las bibliotecas municipales. Con el presupuesto que el
Gobierno regional piensa destinar a las bibliotecas municipales, salvo que sus
señorías rectifiquen, la vida en las bibliotecas públicas seguirá llenándose de
sombras en lugar de luz y los profesionales creeremos un poco menos en las
Administraciones responsables de unas políticas. Recuerdo que las bibliotecas
son cosa del conjunto de las Administraciones Públicas, pero el mayor olvido de
cara a las municipales se está produciendo en el Gobierno Regional. Vuelve a
reiterarse el presupuesto de 600.000 € que apenas servirá para colaborar con
algunos ayuntamientos a mantener algunos contratos de bibliotecarios pero no a
su mejora ni a la creación de nuevos puestos de trabajo.
Las cifras de las bibliotecas de CLM son espectaculares. Pero ¿tan poco
valen para nuestros políticos, para sus señorías, que tienen que aprobar los
presupuestos? Tenemos una red de 498
bibliotecas (una biblioteca para cada 4.100 habitantes), con el mejor resultado
de España en actividades culturales (17,16
actividades por 1.000 habitantes), con cerca de 6 millones de usuarios y un total de 669.596 habitantes inscritos como socios de la Red de Bibliotecas (el 32,80% de la población
regional). Disponemos de 6,5
millones de documentos (libros y audiovisuales especialmente), con 3,18
documentos por habitante. Pero la colección se estanca y se compran pocas
novedades porque los ayuntamientos no reciben ayuda alguna. El gasto ha
descendido en Castilla-La Mancha hasta
12,87 € por habitante al año. Y otra fortaleza son el total de
927 trabajadores
de distintas categorías, una cifra que equivale a 736 personas a tiempo completo. Pero
estupendos profesionales pagados con contratos de inferior categoría a su
experiencia y funciones.
Me permito “convertirme” por un día –hoy- en diputado regional y
presentar una enmienda a esa partida
destinada a la cooperación con la Administración Local, para que pase de los
actuales 600.000 € a 3.000.000 € Es necesario garantizar la creación de nuevos
puestos de bibliotecarios y la mejora de los actuales, volviendo a 1.400.000 €
que normalmente tenía este programa de ayuda a la contratación de
profesionales. Por otro lado, para asegurar la renovación de las colecciones
bibliotecarias, se precisa 1.000.000 €, que puedan sumarse a los aportados por
los ayuntamientos para que las bibliotecas municipales dispongan de colecciones
atractivas y actualizadas. Finalmente, reiniciar el programa “Biblioteca
abierta”, de colaboración en la programación de actividades culturales y de
animación a la lectura, para dignificar el trabajo que se está haciendo en las
bibliotecas y asegurar la continuidad de los exitosos trabajos que se vienen
haciendo a base de la imaginación y el esfuerzo de los bibliotecarios.
Dirán que es un incremento muy grande, pero no es cierto. El Gobierno
Regional, si quiere recuperar su liderazgo ideológico en la democratización y
universalización de los servicios bibliotecarios, debe dar muestras de credibilidad y apoyar a las bibliotecas
porque son el centro cultural, educativo, social e informativo más importante
de las comunidades locales. Las bibliotecas, puerta democrática de acceso a la
información, precisan de recursos que garanticen la prestación de sus servicios
en condiciones dignas.
Veo las declaraciones de distintos representantes del Gobierno y anuncian
continuamente proyectos educativos, sociales y en otros ámbitos y, aunque no me
gustan las comparaciones, me parece vergonzoso el desprecio y el olvido que
gobernantes y diputados de esta región muestran hacia las bibliotecas públicas,
más allá de las pomposas declaraciones a favor de la cultura. ¿Es una muestra del
cinismo y la mentira con la que tratan nuestros gobernantes a los ciudadanos
que ven en las bibliotecas un lugar esencial para su vida cotidiana?
Mientras no se corrijan algunos de estas carencias y se recuperen las
políticas bibliotecarias que establece la legislación regional, con el apoyo
desde el Gobierno y la firma de convenios con los ayuntamientos, cuantas
declaraciones formulen nuestros representantes y gobernantes tendrán sabor a
mentira y a menosprecio de una sociedad que les ha elegido pero que les
retirará su voto si no apoyan a las bibliotecas públicas.
En 2010, todavía con gobierno
socialista, empezaron los recortes en bibliotecas. Se mantuvieron después. Y
teníamos la esperanza de recuperar esos programas, pero se están negando como
la tierra y la sal. Si el Gobierno Regional y las Cortes de CLM quieren
recuperar la credibilidad perdida ante buena parte de la sociedad y desde luego
entre los profesionales bibliotecarios, es hora ya de enmendar y de corregir la
omisión. El Gobierno regional puede
volver a tener el liderazgo ideológico
de la democratización de las bibliotecas en España, pero las simples palabras
no sirven: hacen falta recursos presupuestarios.
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