Los toledanos pueden
esperar
¡Me encanta el
Ayuntamiento de Toledo! Cuando Zocodover, corazón de la ciudad, se pone de
obra, siempre queda Gerardo Lobo. Esta calle, en la zona baja del Miradero, con
entrada por la “Bola del Miradero” y el propio aparcamiento, toma su nombre del
militar y poeta monteño Eugenio Gerardo
Lobo Huerta, conocido también como el capitán coplero, nacido en
Cuerva, Toledo, en 1679 y fallecido en
Barcelona en 1750. A pesar de
haber nacido en una localidad toledana, probablemente para la mayoría de los
toledanos, sobre todo en estos días, Gerardo Lobo es donde el Ayuntamiento ha vuelvo
a situar las paradas de salida y entrada de las líneas urbanas de autobús. ¡Es
magnífico lo que hace el Ayuntamiento para que los toledanos conozcan a los
personajes de su historia! Un lugar apartado y oscuro recupera el brillo de su
historia por las decisiones municipales.
Claro que la campaña
pedagógica de difusión de este autor se está volviendo en contra. Gerardo Lobo
es hoy un lugar maldito al que los toledanos tienen que acudir de la mejor
forma que puedan para coger el autobús o para acceder a Zocodover desde
cualquier barrio. Lo compruebo esta noche. Diluvia en Toledo y en Gerardo Lobo
hay una ristra de autobuses adormecidos, esperando que les llegue el turno de
situarse frente al lugar de salida. A
veces el autobús deja a los pasajeros en zona lejana al punto de llegada y las
gentes dudan entre subir a Zocodover por la Bola del Miradero o hacerlo por el
acceso al remonte mecánico. Es elegir entre lo malo y lo peor. Personas de
todas las edades dan vida al paraje: ancianos, madres con niños en su carrito,
simples ciudadanos…se disponen a subir la treintena de peldaños hasta llegar a
la zona de los remontes, siempre tan inestables. ¡Y que luego funcionen todas
las escaleras! Se nos llena la boca de accesibilidad, de eliminar barreras,
pero en una acción necesaria de movilidad como es utilizar los autobuses,
obligamos a los ciudadanos a hacer un recorrido verdaderamente dantesco, sobre
todo por la noche y con lluvia, pero perverso siempre. Claro que al final,
tendrán premio: otros cuantos escalones que tendrán que afrontar para salir
definitivamente del Miradero y llegar a la calle Armas y luego a Zocodover. El
recorrido inverso no es más cómodo…
Llueve en Toledo, a
cántaros. La lluvia es una bendición y nos da esperanza. Pero, mientras que los
soportales de Zocodover están vacíos, en Gerardo Lobo no se instaló ninguna
marquesina que proteja a los ciudadanos. ¡El cielo puede esperar! Total será un
mes. ¡Esa gran obra de ingeniería que es
hacer accesible el paso de peatones entre los soportales de Zocodover y la
propia plaza bien merece el sacrificio de los toledanos! La plaza lleva en
obras desde que pasaron las festividades navideñas. Antes se hizo una
iluminación artística que al parecer va a ser inaugurada el 22 de marzo. Por
cierto ahora la fachada brillará con más esplendor. Pero se trataba de poner
bombillas no de tratar la fachada; y así se quedó la zona del reloj de
Zocodover lleno de desconchones y grietas. Son intervenciones integrales… Ahora
damos luz a esas fachadas de Zocodover y como quedarán a descubierto otras
necesidades ya tendremos otro motivo para hacer un nuevo expediente de gasto
municipal. Pero volvemos a la plaza: se
talaron árboles, se levantaron viejas losas de piedra, se plantaron delgados
almeces, se quitaron luego porque no daban la talla, se agrandaron y disminuyeron
los alcorques, volvieron a plantarse otros almeces… Y por fin llegó el turno a
la obra faraónica de algunos metros cuadrados en el paso de peatones…. El
Ayuntamiento anunció a bombo y platillo que Zocodover se cortaba al tráfico
tres semanas. Como ocurre en toda obra pública, la cosa ha ido despacio. El
corte originaba muchos trastornos pero especialmente complicaba a quienes son
usuarios del servicio público de autobuses. Una obra de este tipo debería
hacerse en varios días, pero el pliego de condiciones se hace pensando –quiero
creer- en economizar y no en quitar inconvenientes a los ciudadanos, a la
ciudad…Todos hemos comprobado los muchos momentos en los que en la zona no se
trabajaba. Claro que podemos echar la culpa a las inclemencias meteorológicas.
Cuando las cosas no se hacen bien, siempre podemos encontrar culpables…
Pero las sorpresas
nunca vienen solas. El paso de peatones lleva terminado días y Zocodover no se
abre al tráfico. Las malas lenguas dicen que como la iluminación se inaugura
oficialmente el jueves 22 de marzo, el acto será completo. ¡A mayor gloria de
los munícipes! Toledo va a tener una plaza de Zocodover con árboles vigorosos y
de talla adecuada, se han eliminado las desigualdades de las losas de piedra,
un mejor acceso pensando en todas las personas y una fachada de la zona de la
Delegación del Gobierno y resto de viviendas tan plenas de luz que serán el elogio
general del mundo.
Acabo de contactar con
UNAUTO. Me indican que el Ayuntamiento les ha advertido que les avisará un día
antes de que las paradas de autobús vuelvan a Zocodover. “Probablemente el día
22”, me dicen… Tengo la tentación de escribir el discurso que ese día
pronunciará la autoridad pertinente. Seguro que acertaré en las ideas y casi en
las palabras que utilizará: Toledo mejora un poco más, se ha pensado en los
ciudadanos, tenemos un casco tan hermoso y tan iluminado que somos la envidia
de occidente…
Por cierto, los
autobuses turísticos han seguido accediendo a traer a los turistas a sus
hoteles. Otros viajeros, como los que vienen en AVE, y que cogen autobuses a la
estación en Zocodover, tuvieron menos suerte y también son obligados a conocer
ese rincón toledano que es Gerardo Lobo, haciendo honor a su apellido, un
verdadero “lobo” para los ciudadanos sencillos que tienen la necesidad de
utilizar el servicio público de transporte.
No es el primer corte
de tráfico de Zocodover. Ni será el último. Pero, quienes tienen
responsabilidades ¿buscarán otras fórmulas que originen menos problemas a la
gente? ¿No hay otras soluciones? Sabemos que Toledo tiene una cierta
complejidad urbana, pero hacer las cosas tan mal y, sobre todo, con tanto
olvido de los ciudadanos, no está justificado. Desde mi punto de vista, que
sólo soy un ciudadano.
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