El Centro Territorial en Castilla-La Mancha de RTVE me ha invitado, como
director de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, a felicitar el Año
Nuevo 2017 a la sociedad regional. El mensaje se ha grabado en la sala
general de lectura de la Biblioteca y ha sido emitido el viernes 30 de
enero de 2016, en el informativo regional, en varios horarios.
Palabras de Juan Sánchez Sánchez: Libros, artículos, conferencias, ponencias y poemas.
viernes, 30 de diciembre de 2016
sábado, 17 de diciembre de 2016
Presidente García-Page, defienda a las bibliotecas públicas
Presidente García-Page,
defienda a las bibliotecas públicas
El presidente García-Page
ha dicho en el desayuno informativo que ha mantenido en Madrid que “en la próxima Conferencia de Presidentes, que tiene previsto
celebrarse en enero de 2017, vamos a establecer mínimos de financiación que
tienen que ver con las necesidades y los derechos básicos de los ciudadanos,
aquellos que estamos dispuestos a reconocerles también a aquellos ciudadanos
que vengan a vivir a España.” Esto es esencial en un Estado con estructura
autonómica: la igualdad de los ciudadanos en el acceso a servicios públicos,
con independencia de la región o de la localidad donde residan. Vengo
manteniendo esta tesis desde hace décadas: no puede haber desigualdad entre los
ciudadanos y he escrito numerosos artículos en esa línea, especialmente
referidos al ámbito de las bibliotecas públicas. Me reitero defensor del Estado
de las Autonomías diseñado por la Constitución de 1978, pero es preciso incidir en
los criterios de igualdad que la Carta Magna
establece.
No es nuevo que la cultura no es una prioridad política. Ningún partido, ningún
gobierno abandera una política cultural. En el propio acto al que me refiero, y
al que fui invitado, faltaban los creadores y representantes del mundo de la
cultura. La propia nota informativa del gobierno regional expresa que “han asistido más de
trescientos invitados, representantes de asociaciones empresariales, dirigentes
sindicales de Castilla-La Mancha y responsables del mundo de la banca y la
empresa”. Algunos medios de comunicación limitan la participación en el acto a
los sectores de la vida política y medios de comunicación. Quiero expresar,
pues, mi agradecimiento por la consideración que se hace a la Biblioteca de
Castilla-La Mancha de estar presente en un acto de tanta importancia mediática.
Pero volviendo a la intervención del presidente García-Page,
expresó la certeza de que de que “sea el
Estado quien establezca el criterio de trato igualitario” en servicios
esenciales como la Sanidad, Educación y
Servicios Sociales, acordándose cómo deben prestarse esos servicios y la
financiación que para ello precisan las Administraciones Autonómicas. Esto es
lo que vengo manteniendo para un servicio público que es absolutamente fundamental para la sociedad:
la biblioteca pública, puerta
democrática de acceso a la
Sociedad de la
Información y el Conocimiento.
Las bibliotecas son lugares para la libertad, el encuentro, el debate,
la convivencia ciudadana, la solidaridad, la cultura, la información, la
educación permanente y la creatividad. Los libros y las tecnologías de la
información, con la complicidad de la sociedad,
se unen para que las bibliotecas sean “laboratorios de la ciudad soñada” (José Antonio Marina). Los
ciudadanos son su mayor fortaleza: en 2014 eran socios de una biblioteca
pública en España 16.080.515 personas, el
34,49 % de los españoles. A pesar de los recortes presupuestarios y de personal,
desde 2010 ha
crecido este indicador en casi un 6%, que muestra la necesidad de este servicio
público que es esencial y además gratuito para los ciudadanos, porque se
financia con los impuestos de todos. Las bibliotecas españolas recibieron ese
año un total de 109.061.703 visitantes. Al
contrario de lo que sucede con nuestra visita a un hospital o un centro de
educación obligatoria, vamos libremente. Por ello estas cifras son realmente
espectaculares.
Pero a
pesar de los indudables avances experimentados en España, las bibliotecas españolas
no acaban de ser considerados servicios esenciales y necesarios para todos los
ciudadanos. Si la lectura no es lujo y sí una necesidad de la población, las
bibliotecas constituyen el marco democrático que ofrece sus servicios a todo tipo
de personas y colectivos, sin barreras de ningún tipo. Desde los inicios de los
años ochenta del siglo XX clamé por una Ley
de Coordinación Bibliotecaria que sirviese de marco para el desarrollo de
los servicios públicos de lectura e información en todo el país. Cuando,
por fin, se planteó esa Ley estatal, mostré una esperanza que luego derivaría
en frustración: se aprobó la Ley 10/2007, de 22 de junio,
de la lectura, del libro y de las bibliotecas, pero no resolvió los problemas
prácticos que nos preocupaban a los que habíamos clamado por esa Ley. Es una norma
que señala vías de cooperación, a través fundamentalmente del Consejo de
Cooperación Bibliotecaria, pero no
aborda la imprescindible y obligada coordinación en la que debieran
trabajar los sistemas bibliotecarios de
nuestro país. Es una Ley que recogió principios pero no concretó estándares de servicio público ni
responsabilidades de financiación. Fue una oportunidad perdida. Lo
que ahora dice el presidente regional: a un máximo de cuánto tiempo del lugar
de residencia tiene que haber un hospital, qué institutos o centros de salud
tiene que haber en las poblaciones…
Una
década después de promulgarse esa ley, no sólo no ha mejorado la situación sino
que la crisis económica ha motivado una parálisis de muchas
bibliotecas y un importante descenso presupuestario que no tiene parangón con
el que han tenido otros ámbitos de los servicios públicos. A las
desigualdades padecidas por los ciudadanos por razón de su localidad o región
de residencia, se han sumado el cierre de algunas bibliotecas, la falta de
presupuestos para adquisiciones de libros y audiovisuales en las bibliotecas,
la paralización de las inversiones y la preocupante situación de buena parte de
los profesionales, especialmente en bibliotecas de municipios pequeños. No se
ha resuelto tampoco el problema histórico de los ciudadanos que carecen de
servicios bibliotecarios por vivir en localidades menores de 5.000 habitantes,
aunque en regiones como Castilla-La Mancha se trabajó con la idea de universalizar
este servicio a todos los habitantes en la línea de que dispongan de biblioteca
pública todos los pueblos mayores de 1.000 habitantes dispuestos a financiar
ese servicio.
España ofrece un dato realmente preocupante: en 2014,
un total de 2.995 municipios españoles carecen de cualquier tipo de acceso a
servicios de biblioteca pública, que supone sólo un 3,22% de la población pero
que corresponde al 37% de los municipios españoles. Es decir, que apenas el 63%
de los municipios de nuestro país cuenta con un algún servicio de biblioteca
pública. Aunque los españoles no pueden sufrir discriminación en razón de su
residencia, no hay un plan nacional para ofrecer servicios bibliotecarios a los
municipios pequeños. La alternativa son los bibliobuses, pero no todas las
regiones están dispuestos a asumir un servicio pensado para esas localidades
que no pueden disponen de biblioteca fija. Podemos afirmar que a los
españoles de los pequeños municipios se les niega el derecho a leer y a la información.
Y no
podemos olvidar que aunque se considere que una ciudad tiene cubierto el
servicio porque exista una biblioteca para 50.000, 70.000 o incluso más
habitantes, no podemos aceptar esta hipocresía estadística. Nadie acepta que
una localidad de esa población disponga sólo de un único Instituto de Bachillerato,
un único Centro de Salud…cosa que en bibliotecas es bastante corriente. Estas localidades deben tener una verdadera Red de Lectura
Pública que atienda a los ciudadanos de los distintos barrios, con horarios
amplios y una plantilla suficiente y adecuada de profesionales, y muchas veces
cuentan sólo con una biblioteca. Al faltar las obligaciones legales precisas,
encontramos ciudades con planes modélicos de desarrollo del servicio de
biblioteca pública junto a casos verdaderamente dramáticos en bastantes
ciudades españolas.
Los indicadores estadísticos expresan perfectamente la
desigualdad: colecciones, número de habitantes por biblioteca, puestos de
lectura, actividades culturales, gasto por habitante, inversiones
realizadas…Las comunidades autónomas y los municipios son un mosaico de
desigualdades que afectan a los ciudadanos, porque tanto la legislación
nacional como la autonómica no concluyen con las obligaciones a cumplir por
este servicio público. Es cierto que, junto a los presupuestos, el mayor factor
de éxito y dinamismo de una biblioteca lo consiguen los profesionales. Y
sorprende la capacidad de los bibliotecarios de tantas pequeñas bibliotecas que
con su dedicación, imaginación y complicidad con la sociedad consiguen que esos
centros sean verdaderamente ejemplares.
Sin duda ha habido regiones que han sido más
democratizadoras de este derecho y situaron en 2.000 e incluso en 1.000
habitantes la frontera para que el municipio contase con biblioteca pública.
Leyes autonómicas más avanzadas, planes bibliotecarios más progresistas y
programas regionales de apoyo financiero o técnico para el desarrollo de bibliotecas públicas
municipales, han sido los factores
diferenciadores que han articulado un mapa
bibliotecario muy desigual de unas regiones a otras y entre unos municipios y
otros.
No es momento de citar datos. En
realidad la gravedad de la situación procede de la falta de una política de Estado en materia
de bibliotecas públicas. De momento las bibliotecas no están en las agendas
públicas, pero el problema compete conjuntamente al Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte, a las Comunidades
Autónomas y a las Administraciones Locales. La biblioteca pública es un derecho de todos
los ciudadanos, y al Estado corresponde abordar un plan coordinado que
garantice este derecho al conjunto de la población española.
En algunas intervenciones públicas
he escuchado a Emiliano García-Page elogiar la cultura y la necesidad de
invertir en cultura. Y yo le animo a ello, especialmente en un ámbito que
construye personas: las bibliotecas públicas. En 2008 escribí un artículo que publicaron
numerosos medios de comunicación de la región y que concluía con estas palabras: “Confiamos en nuestro presidente para conseguir
que Castilla-La Mancha vuelva a tener el liderazgo ideológico en materia de
bibliotecas públicas en nuestro país y le hacemos un ruego: presidente Barreda:
¡Invierta en bibliotecas!” Ahora expreso esta petición al actual presidente
de Castilla-La Mancha: Presidente García-Page, ¡apoye a las bibliotecas;
defienda a las bibliotecas, intente conseguir articular una política de Estado
en materia de bibliotecas públicas! Los españoles se lo agradeceremos.
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Ubicación:
Toledo, España
domingo, 27 de noviembre de 2016
El Congreso de Bibliotecas que se nos fue
El
Congreso de Bibliotecas que se nos fue
Finalizó el VIII Congreso Nacional
de Bibliotecas Públicas, que por primera vez se ha desarrollado en Castilla-La
Mancha, en concreto, en la capital regional: Toledo. Un gran Congreso, sin
duda, a pesar de su corta duración de dos días por los problemas económicos que
adujo el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; un Congreso que desde la Biblioteca de
Castilla-La Mancha y el Servicio del Libro y Bibliotecas intentamos prolongar
con un día de post congreso dedicado fundamentalmente a conocer la
impresionante experiencia del Sistema de Bibliotecas Públicas de la ciudad de
Medellín (Colombia), a visitar la Biblioteca Regional
y a hacer turismo por la ciudad toledana. Por cierto, según muchos de los
asistentes, junto a la intervención del filósofo José Antonio Marina, lo mejor
del Congreso ocurrió el viernes en la Biblioteca de Castilla-La Mancha con la
presentación de las bibliotecas de Medellín. Una pena para quienes no pudieron
estar porque el Congreso oficialmente ya había sido clausurado.
He expuesto a distintos medios de
comunicación los rasgos positivos del Congreso: gran participación (520
congresistas inscritos y por primera vez en un congreso de este tipo hubo que
poner el cartel de “no hay billetes”), una oportunidad para que profesionales
de todo el país nos congregásemos y abriéramos a la sociedad las ventanas de
las bibliotecas en nuestra época y también un medio estupendo para conocer y
compartir experiencias. Convivencia magnífica y una elección para sede, Toledo,
muy acertada por los comentarios que
hemos escuchado.
El Congreso ha dado una ajustada
visión de las bibliotecas que yo vengo denominando del primer mundo. Las propuestas desarrolladas en el Congreso, tanto en
el espacio físico como en el virtual, corresponden a unas bibliotecas
generalmente muy bien dotadas de recursos humanos y tecnológicos, con apoyo
institucional, con presupuestos importantes y normalmente situadas en ciudades.
Siempre es positivo ver por dónde y cómo caminan esas bibliotecas de grandes
ciudades, universidades, bibliotecas públicas regionales o provinciales… Pero
no estuvieron representadas tantos centenares de bibliotecas que disponen de un
bibliotecario a media jornada y con escaso sueldo, que no cuentan con proyectos
para ampliar o mejorar sus espacios y no disponen apenas de presupuesto para
ampliar sus colecciones o realizar sus actividades. He recibido un largo
escrito de una bibliotecaria municipal de Castilla-La Mancha que califica al
Congreso de “Espacio sideral”, concluyendo con estas palabras: “Tras este
Congreso Espacial, señores bibliotecarios, tendremos que volver a la terrenalidad
de nuestras bibliotecas y seguir ofreciendo nuestros servicios con la misma
ilusión, dedicación y profesionalidad; aunque sigamos contando con los
precarios recursos habituales que hacen azuzar esa gran creatividad que nos
caracteriza. Regalándonos elogios con la dosis de autoestima corporativa que nunca
nos ha faltado, y no se nos olvide, reclamando lo que sea necesario para
nuestra profesión.” He animado a esta bibliotecaria a que haga pública su
reflexión, que autocalifica de “políticamente incorrecta”.
En el Congreso quedaron establecidas
y consagradas ideas que venimos defendiendo muchos profesionales: las
bibliotecas son laboratorios para las ciudades, motores de cambio, lugares para
trabajar en complicidad con la sociedad, centros de encuentro y debate,
instalaciones para la creatividad, ámbitos para la construcción de las
personas, un medio para expresar la solidaridad y para ayudar a los sectores
más vulnerables… La ciudad de Medellín, que asistía invitada por la Biblioteca de
Castilla-La Mancha gracias al proyecto que estamos realizando juntos “Leyendas
que conectan jóvenes y territorios”, estuvo presente en el Congreso desde la
intervención de Marina, la de la presidenta electa de IFLA Gloria Pérez
Salmerón y otros bibliotecarios, e incluso en las conclusiones del Congreso.
Pero nadie, ni políticos ni profesionales, asumió con firmeza que las
bibliotecas públicas precisan de unas instituciones que conviertan a las
bibliotecas en centros neurálgicos de la vida cotidiana y lo apoyen con el
importantísimo esfuerzo presupuestario que realiza el Ayuntamiento de Medellín.
Ahora, además de motores para dinamizar el territorio y trabajar con la
comunidad, las bibliotecas de Medellín se declaran esenciales para el proceso
de paz que acaba de abrirse en aquel país. Y son todo eso no por la simple
voluntad de los profesionales que trabajan en las bibliotecas sino porque
institucionalmente las bibliotecas son el servicio público de referencia en aquella
ciudad. Ya dijo Marina que la lectura (y todo lo que conllevan las bibliotecas)
no es un lujo sino que es una misión esencial, unas funciones que no tienen
otros centros y servicios culturales, aunque nos parezcan muy importantes.
Quedó claro también que las bibliotecas públicas, sin dejar de ser centros
culturales, educativos e informativos, adquieren cada vez más un compromiso
social que convierte a las bibliotecas en verdaderos pilares básicos de la
sociedad, en centros totalmente imprescindibles en nuestro tiempo y que deben
llegar a la totalidad de ciudadanos y localidades del país.
Las bibliotecas del primer mundo estuvieron muy presentes en
el Congreso. Incluso las del segundo,
con sus dificultades y recortes. La mayoría del paupérrimo tercer mundo de las bibliotecas no se pudieron ni plantear la
asistencia, aunque afortunadamente algunos tal vez pudieran seguirlo por
internet con sus obsoletos equipos informáticos. Pero no hubo ni una alusión a los
barrios de las ciudades que carecen de biblioteca ni a los tres mil municipios
españoles que no pueden acceder a servicios bibliotecarios de ningún tipo: no
tienen ni espacio físico ni virtual, y sus ciudadanos al parecer no tienen
derecho a la lectura ni a la información democrática que ofrecen las
bibliotecas públicas.
Ni en el acto de apertura ni en las conclusiones hubo un solo guiño, al
margen de las bonitas pero teóricas y retóricas palabras, a lo que el
Ministerio, la comunidad autónoma o incluso el ayuntamiento de Toledo piensan
hacer para convertir en derecho ciudadano lo que ahora es un lujo que depende
del voluntarismo del político o profesional de turno. Me identifico con todas y
cada una de las palabras de las conclusiones pero faltan otras: una fuerte
llamada a las instituciones, la reivindicación de una política de Estado en
materia de bibliotecas públicas y una petición expresa de que los recortes
presupuestarios que están ahogando a tantas bibliotecas finalicen ya. Es tiempo
de negociaciones para redactar los presupuestos generales del Estado y de las
comunidades autónomas. ¿Alguien piensa pedir públicamente que los gobernantes
pongan las bibliotecas en el corazón de la vida ciudadana y dispongan de
presupuestos decentes? Yo ya he dicho que los presupuestos de Castilla-La
Mancha deberían recuperar al menos 3 millones de euros para conseguir que sigan
viviendo las bibliotecas municipales. Pero las bibliotecas no pedimos sólo
presupuestos: pedimos a nuestros políticos que consideren a las bibliotecas
públicas la gran fortaleza democrática para servir a los ciudadanos y para
trabajar con ellos. Si pensasen esto tal vez los próximos presupuestos generales
tuvieran un poco presente a las bibliotecas.
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VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas
Ubicación:
Toledo, España
jueves, 24 de noviembre de 2016
Juan Sánchez, director de la Biblioteca Regional: "Somos el tuerto en el país de los ciegos"
Entrevista en DCLM.ES Juan Sánchez, director de la Biblioteca Regional: "Somos el tuerto en el país de los ciegos"
La crisis económica se ha cebado con las bibliotecas, mucho más que con otros servicios de primera necesidad, como la sanidad o la educación. Lo señala Juan Sánchez en esta entrevista, que reivindica la conversión de las bibliotecas en grandes centros culturales, en lugares de encuentro, creatividad y socialización; en catalizadores de propuestas para mejorar la sociedad. Al mismo tiempo reclama una política de Estado para que los ciudadanos no estén discriminados en el acceso a la cultura en función del lugar en el que vivan, y en el ámbito regional volver a ser referencia como experiencia democratizadora. (Entrevista DCLM.ES)
-Cuál es el balance del VIII Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas que se acaba de celebrar en Toledo y qué enseñanzas ha extraído de él?
- Desde el punto de vista de la participación, muy positivo. Primero, porque es la primera vez que en este Congreso se ha cerrado el aforo y ha habido personas que no se han podido inscribir. Segundo, y muy importante para la región: habíamos pujado para que viniese a Toledo y esta es la primera vez que se celebraba en Castilla-La Mancha, lo que es muy positivo porque concentra a muchos bibliotecarios españoles. Y tercera faceta positiva: creo que las bibliotecas están cambiando y ha sido un escaparate de por dónde tienen que ir y también para saber qué estamos haciendo. La de Castilla-La Mancha tiene muy claro que debe avanzar en complicidad con la sociedad. Era bueno mostrar la importancia de los edificios, de los profesionales y de las tecnologías.
HOY LAS BIBLIOTECAS SON UN LUGAR DE ENCUENTRO, DE CREATIVIDAD, DE SOCIALIZACIÓN
-Uno de los objetivos del Congreso era analizar el espacio físico de las bibliotecas. ¿Ha quedado obsoleto el concepto tradicional de biblioteca? ¿Qué nuevas necesidades tienen los usuarios?
-Las bibliotecas tienen tradicionalmente cuatro fortalezas. El espacio y las instalaciones, las colecciones, los profesionales y los usuarios. Para mi las más importantes son los profesionales y los usuarios, pero no hay duda de que se necesitan espacios, que están cambiando. Hasta ahora su función era la conservación y difusión de los libros. Hoy se está implantado más un modelo de biblioteca social, como lugar de encuentro, de creatividad, de socialización, como lugar donde se hacen propuestas para mejorar la sociedad. Lo dijo el profesor Marina en su intervención inicial: las bibliotecas son laboratorios para construir una nueva sociedad. También dijo de la Biblioteca de Castilla-La Mancha hace años, cuando le nombramos socio de honor, que esta biblioteca era un laboratorio para la ciudad soñada. Eso es muy importante y compartimos plenamente esa visión social de las bibliotecas.
EL VALOR PRINCIPAL DE LAS BIBLIOTECAS SIGUEN SIENDO LOS PROFESIONALES, LOS BIBLIOTECARIOS
-¿En qué medida se ha habilitado el espacio virtual que los nuevos tiempos demandan a la biblioteca pública?
-Las grandes bibliotecas tienen grandes espacios, cada vez más diáfanos, con más lugares de encuentro y menos espacio exclusivo para depositar libros, aunque esta ha de tenerlo porque es de conservación, además de pública. Cada vez más tenemos un catálogo colectivo, libros electrónicos, aplicaciones con las ‘tablets’ y los móviles. Entonces, en las bibliotecas grandes el uso de las tecnologías se está convirtiendo en un gran valor; sin embargo, en las más pequeñas su uso es más limitado. Es verdad que tenemos un catálogo informatizado que se va utilizando, pero el valor principal es el bibliotecario, aunque muchas veces esté sólo a media jornada. En este Congreso se ha dicho que es muy importante el espacio físico, pero no sólo, porque las bibliotecas tienen que utilizar un espacio virtual a través de los nuevos soportes. Cada vez más se habla de la importancia de las tecnologías, pero estas van asociadas a tener buenísimos bibliotecarios, muy profesionales. Y la conclusión que yo he sacado es que en una red de bibliotecas como, por ejemplo, la regional, que tiene quinientas, el valor principal siguen siendo los profesionales, los bibliotecarios. Porque, además, se han abandonado las construcciones. Castilla-La Mancha necesita remodelar espacios, necesita nuevos espacios. Pero, claro, viendo en el Congreso grandísimas bibliotecas, con inversiones enormes, eso nos parece inalcanzable porque nosotros estamos trabajando con algo muy básico.
HACE FALTA QUE EL AYUNTAMIENTO TENGA UNA POLÍTICA BIBLIOTECARIA COMO TIENEN OTRAS CIUDADES
-Volviendo al espacio físico, ¿se ha quedado pequeño el emplazamiento de la Biblioteca Regional en el Alcázar? Hay usuarios que así lo entienden y reclaman alternativas, como el edificio “Quixote Crea”, cuya construcción lleva años paralizada.
El primer proyecto que se hizo era todo el Alcázar. Luego, finalmente, quedamos en una planta. Tenemos cerca de 6.000m2 y un depósito en el Miradero, que tiene problemas ahora mismo y necesita una remodelación. Estamos intentando resolverlo con el ministerio. Pero esta biblioteca no se ha quedado pequeña; es una biblioteca magnífica. Lo que pasa es que las ciudades necesitan tener redes de bibliotecas. El problema es que esta ciudad no tiene una buena red. Tiene una biblioteca que es regional y al mismo tiempo provincial y municipal. Hay cuatro municipales: Benquerencia, Azucaica, Buenavista y Santa Bárbara, pero no tienen ni el horario ni los profesionales que necesitan. Porque sólo tienen horario de tarde, y no abren los sábados. Por eso aquí se acumula. Albacete tiene cerca de 20 bibliotecas, por ejemplo. Lo ideal sería que aquí, de acuerdo el Ayuntamiento con la Junta, hiciésemos un consorcio de bibliotecas que, con independencia de la titularidad, demos servicio a los ciudadanos. Entonces, esta biblioteca, como tiene mucha vida, todo se nos quedará pequeño. Tenemos 40 clubes de lectura, un fondo 450.000 ejemplares y estamos haciendo 1.500 actividades al año. Hace falta que el ayuntamiento tenga una política bibliotecaria como tienen otras ciudades. En Medellín, Colombia, el 20% del presupuesto municipal es para el sistema de bibliotecas. ¡El 20%¡. Porque allí se han creído las bibliotecas. El Qixote Crea no es solución porque no ha sido diseñado para biblioteca, para esta biblioteca. Sería fantástico para hacer una biblioteca municipal para toda la zona nueva, que tenga espacios más diáfanos, espacios para exposiciones, muchas salas para encuentros, etc. Pero esa sería una biblioteca municipal complementaria. Esta es una biblioteca regional que hace de provincial, porque lo es, y de local. Pero no debemos estar solos. Porque aquí no sólo tenemos las colecciones. Es como un museo. Tenemos una sala del siglo XVIII y otra del XIX. Todo eso está ajustado a este espacio. En el Quixote Crea no está ajustado. Allí debería hacerse una gran biblioteca municipal, un gran centro cultural con muchas salas donde los vecinos puedan crear su propia cultura. Podría ser la gran biblioteca de Santa Teresa, de toda la avenida de Portugal, de la avenida de Europa, de los Bloques. Hace falta una gran biblioteca para esa zona y yo, humildemente, creo que es una buena propuesta.
LOS AYUNTAMIENTOS ESTÁN SACANDO ADELANTE SUS BIBLIOTECAS SIN APENAS PRESUPUESTO
-Usted ha denunciado seis años de abandono de una política bibliotecaria que situó a nuestra región en la vanguardia del país en este ámbito. ¿A qué atribuye este abandono?
-La crisis económica hizo que se abandonara esa política. No fue sólo cuando el cambio de gobierno. Lo digo, y no quiero entrar en temas políticos, porque la crisis en las bibliotecas empezó en 2010. La Junta siempre hizo de punta de lanza. Aprovechando la biblioteca regional, enseñaba lo que era una biblioteca y los ayuntamientos asumieron el reto. Entonces la Junta dio subvenciones para contratar bibliotecarios, comprar fondos, para equipar las bibliotecas, hacer actividades de animación, incluir soportes electrónicos e informatizar. Todo eso se abandonó y luego vinieron los cuatro años con gobierno del PP. Ahora la Junta, por primera vez en tantos años, ha vuelto a sacar el programa de contratación de bibliotecarios con una cantidad de 600.000€, que es pequeña -menos es nada- y ojalá sea el principio para que la Junta recupere su protagonismo, porque los ayuntamientos tienen muchas dificultades económicas y están sacando adelante sus bibliotecas sin apenas presupuesto; prácticamente pagando el gasto del bibliotecario, sin dinero para adquisiciones bibliográficas, actividades, etc. Creo que la crisis se ha cebado más con las bibliotecas que con otros sectores. Yo critico sobre todo la situación de las municipales, pero en esta biblioteca, que tiene una plantilla magnífica, trabajamos con el 25% del presupuesto que teníamos para la compra de libros y audiovisuales Teníamos 240.000€ y ahora tenemos 50.000€. Estamos con un presupuestos para actividades también pequeño, las plazas que se quedan vacantes no se cubren. Este es un servicio que está avalado por AENOR, somos la única biblioteca de Castilla-La Mancha que tiene un reconocimiento de servicios de calidad, y lo estamos haciendo con un gran esfuerzo, a pesar de disponer de menos recursos, menos personal, con una gran implicación del equipo profesional. Pero esos porcentajes de descenso no se están produciendo en otros servicios públicos. Yo lo que reclamo es mayor atención. He pedido públicamente que el gobierno destine a las bibliotecas municipales tres millones de euros en sus presupuestos. Antes teníamos en torno a 8 millones. Y estoy pidiendo sobre todo para las bibliotecas pequeñas.
QUE TIENE QUE HABER UNA POLÍTICA NACIONAL, UNA POLÍTICA DE ESTADO
-Pese a todo esto, la región figura entre las primeras comunidades por ratios como número de bibliotecas por habitantes, socios, actividades, fondos, etc.
-Tiene su explicación en que la Junta hizo un esfuerzo tan grande, tan grande tan grande, que nos pusimos en la cresta de la ola. Estábamos arriba con Cataluña y éramos referencia para muchas comunidades como experiencia democratizadora. Pero el descenso no sólo se ha producido en Castilla-La Mancha sino en todas las comunidades. Yo critico que el servicio público de bibliotecas está abandonado porque no hay una política de Estado, que vengo décadas reclamando. Entonces, crecimos tanto, que a pesar de los descensos somos el tuerto en el país de los ciegos. Pero, en seis años no se ha puesto un ladrillo en bibliotecas, no se hacen compras en las municipales ni se ha contratado más personal. Pero esto mismo pasa en todas las regiones. Por eso estamos en los primeros puestos de un montón de indicadores. Hasta el punto que yo he hecho un análisis de 22 indicadores bibliotecarios y con esos indicadores Castilla-La Mancha está a la cabeza de este país. Lo que ocurre también es que tenemos una población muy pequeña y eso es un poco trampa. Porque aquí tenemos tres libros por habitante, mientras que en Madrid tienen uno y pico. Pero, claro, es que son muchos más habitantes. Y así pasa con todos los indicadores. En este caso nos beneficia. Por eso no quiero lanzar las campanas al vuelo. No puedo decir que estemos a la cabeza de las bibliotecas en España porque no es verdad. Porque la provincia de Barcelona, gracias a la Generalitat y a la diputación, están haciendo una labor fantástica. Y Navarra está invirtiendo muchísimo. Pero es que tienen más recursos que Castilla-La Mancha. Lo que yo digo es que tiene que haber una política nacional, una política de Estado para que los ciudadanos no estén discriminados en el acceso a servicios bibliotecarios porque vivan en Castilla-La Mancha, en Andalucía o Extremadura.
GUADALAJARA ES LA ÚNICA CAPITAL DE PROVINCIA QUE NO TIENE BIBLIOTECA MUNICIPAL
-¿Cuáles serían las líneas maestras de esa política de Estado?
-Primero, que se fije la biblioteca pública como un servicio. Ahora mismo lo único que hay en el ámbito nacional es que han de tener biblioteca pública, obligatoriamente, las localidades de más de 5.000 habitantes. Pero no dice nada más. No se dice cómo tiene que ser el servicio. La legislación de Castilla-La Mancha exige que haya biblioteca en localidades de más de mil habitantes. En ese sentido, estamos en una función más democratizadora. Pero se hizo una ley que no sirve para nada, porque se hicieron un montón de propuestas en la época del PSOE que en el último suspiro se quedaron en nada, pues la ley no dice dónde tiene que haber biblioteca, cómo tiene que ser o qué personal ha de tener. Sin embargo, con la educación sí se dice y con los centros de salud también. Lo que pido es que las bibliotecas sean un servicio público de primera, porque es la puerta democrática de acceso a la información, y que sean como en Medellín, que la cultura y las bibliotecas sean motor de desarrollo personal, de desarrollo económico. En el Congreso se ha puesto de relieve que por cada euro que se gasta en una biblioteca tiene un retorno de entre tres, cinco o más euros. Porque dan servicios gratuitamente y eso se mide. Yo creo que las bibliotecas no pueden ser un servicio voluntario, no pueden depender de lo que cada político piense. Las políticas tienen que ser estables. No se ha venido abajo el edificio de la red de bibliotecas gracias, fundamentalmente, a los profesionales. Las cinco de la Junta, lógicamente, se siguen manteniendo, y las municipales gracias a la fuerza, a la imaginación, a la creatividad y a la entrega que ponen los bibliotecarios. Y porque hay también muchos ayuntamientos que están haciendo un esfuerzo ímprobo, aunque tengan pocos recursos. Por ejemplo, la biblioteca municipal de Talavera tiene más dinero para adquisiciones que la biblioteca regional. Hay ayuntamientos que han visto que son muy importantes y las están apoyando, mientras que Guadalajara es la única capital de provincia que no tiene biblioteca municipal. Está muy claro que tiene que haber un centro educativo, un centro de salud para equis población, y en ningún sitio dice qué tiene que haber de biblioteca. Esa es mi reclamación.
LAS BIBLIOTECAS DEBEN SER UN INSTRUMENTO DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL Y DE ENCUENTRO.
-También reclama la vuelta a unas políticas bibliotecarias progresistas en la región. ¿Es sólo cuestión de dinero?
-No. Hay que creérselo. Yo estoy impresionado con el fenómeno Medellín. Es una ciudad que tiene muchos problemas sociales, como todo el mundo sabe. Están invirtiendo dinero, pero antes han tenido que creer que las bibliotecas son realmente motores para el desarrollo cultural, económico y educativo, para el desarrollo de la gente, de las personas. Dijo Marina que la lectura no es un lujo y que hay otros servicios culturales que no son tan importantes como las bibliotecas. Las bibliotecas fomentan la lectura y la información, y eso, dice Merina, es fundamental en las personas. Una persona sin información es una persona sin opinión. Necesitamos ciudadanos críticos, constructores de desarrollo, solidarios, que no tengan actitud pasiva en la sociedad, que colaboren. En Medellín la sociedad es participativa. Todo el mundo quiere colaborar. Mientras, aquí, la gente está en sus cuarteles de invierno, con sus diversiones. Dejamos que los jóvenes hagan botellón en lugar de que hagan un tipo de cultura participativa, de encuentro, imaginativa. Necesitamos bibliotecas abiertas más horas para que los jóvenes no estén en la calle y estén haciendo talleres, música, teatro. Pero para eso hace falta que sean servicios públicos abiertos más horas. Aquí ha habido dinero en las buenas épocas, pero no ha habido cabeza. Y ahora hace falta ir racionalizando esto. En lugar de casas de la juventud u hogares de ancianos, necesitamos nuevas bibliotecas que sean cada vez menos lugares donde están físicamente los libros y sean más lugares donde estén las personas de todas las edades y que ahí ayuden a crear un modelo de sociedad. Los políticos tienen que creerse que necesitamos bibliotecas, que son necesarias como el pan de cada día y que son un instrumento de de transformación social y de encuentro. Los políticos tienen que creerse que necesitamos bibliotecas, que son necesarias como el pan de cada día, aunque leer nos lleve a construir ciudadanos críticos, y los ciudadanos críticos van a criticar a cualquier poder. Pero de lo contrario no viviremos en una democracia. Creo que una política progresista para las bibliotecas sería invertir –sé que tenemos problemas económicos- un poco más para que vuelvan a ser motor de la educación, la cultura y la información.
- Desde el punto de vista de la participación, muy positivo. Primero, porque es la primera vez que en este Congreso se ha cerrado el aforo y ha habido personas que no se han podido inscribir. Segundo, y muy importante para la región: habíamos pujado para que viniese a Toledo y esta es la primera vez que se celebraba en Castilla-La Mancha, lo que es muy positivo porque concentra a muchos bibliotecarios españoles. Y tercera faceta positiva: creo que las bibliotecas están cambiando y ha sido un escaparate de por dónde tienen que ir y también para saber qué estamos haciendo. La de Castilla-La Mancha tiene muy claro que debe avanzar en complicidad con la sociedad. Era bueno mostrar la importancia de los edificios, de los profesionales y de las tecnologías.
HOY LAS BIBLIOTECAS SON UN LUGAR DE ENCUENTRO, DE CREATIVIDAD, DE SOCIALIZACIÓN
-Uno de los objetivos del Congreso era analizar el espacio físico de las bibliotecas. ¿Ha quedado obsoleto el concepto tradicional de biblioteca? ¿Qué nuevas necesidades tienen los usuarios?
-Las bibliotecas tienen tradicionalmente cuatro fortalezas. El espacio y las instalaciones, las colecciones, los profesionales y los usuarios. Para mi las más importantes son los profesionales y los usuarios, pero no hay duda de que se necesitan espacios, que están cambiando. Hasta ahora su función era la conservación y difusión de los libros. Hoy se está implantado más un modelo de biblioteca social, como lugar de encuentro, de creatividad, de socialización, como lugar donde se hacen propuestas para mejorar la sociedad. Lo dijo el profesor Marina en su intervención inicial: las bibliotecas son laboratorios para construir una nueva sociedad. También dijo de la Biblioteca de Castilla-La Mancha hace años, cuando le nombramos socio de honor, que esta biblioteca era un laboratorio para la ciudad soñada. Eso es muy importante y compartimos plenamente esa visión social de las bibliotecas.
EL VALOR PRINCIPAL DE LAS BIBLIOTECAS SIGUEN SIENDO LOS PROFESIONALES, LOS BIBLIOTECARIOS
-¿En qué medida se ha habilitado el espacio virtual que los nuevos tiempos demandan a la biblioteca pública?
-Las grandes bibliotecas tienen grandes espacios, cada vez más diáfanos, con más lugares de encuentro y menos espacio exclusivo para depositar libros, aunque esta ha de tenerlo porque es de conservación, además de pública. Cada vez más tenemos un catálogo colectivo, libros electrónicos, aplicaciones con las ‘tablets’ y los móviles. Entonces, en las bibliotecas grandes el uso de las tecnologías se está convirtiendo en un gran valor; sin embargo, en las más pequeñas su uso es más limitado. Es verdad que tenemos un catálogo informatizado que se va utilizando, pero el valor principal es el bibliotecario, aunque muchas veces esté sólo a media jornada. En este Congreso se ha dicho que es muy importante el espacio físico, pero no sólo, porque las bibliotecas tienen que utilizar un espacio virtual a través de los nuevos soportes. Cada vez más se habla de la importancia de las tecnologías, pero estas van asociadas a tener buenísimos bibliotecarios, muy profesionales. Y la conclusión que yo he sacado es que en una red de bibliotecas como, por ejemplo, la regional, que tiene quinientas, el valor principal siguen siendo los profesionales, los bibliotecarios. Porque, además, se han abandonado las construcciones. Castilla-La Mancha necesita remodelar espacios, necesita nuevos espacios. Pero, claro, viendo en el Congreso grandísimas bibliotecas, con inversiones enormes, eso nos parece inalcanzable porque nosotros estamos trabajando con algo muy básico.
HACE FALTA QUE EL AYUNTAMIENTO TENGA UNA POLÍTICA BIBLIOTECARIA COMO TIENEN OTRAS CIUDADES
-Volviendo al espacio físico, ¿se ha quedado pequeño el emplazamiento de la Biblioteca Regional en el Alcázar? Hay usuarios que así lo entienden y reclaman alternativas, como el edificio “Quixote Crea”, cuya construcción lleva años paralizada.
El primer proyecto que se hizo era todo el Alcázar. Luego, finalmente, quedamos en una planta. Tenemos cerca de 6.000m2 y un depósito en el Miradero, que tiene problemas ahora mismo y necesita una remodelación. Estamos intentando resolverlo con el ministerio. Pero esta biblioteca no se ha quedado pequeña; es una biblioteca magnífica. Lo que pasa es que las ciudades necesitan tener redes de bibliotecas. El problema es que esta ciudad no tiene una buena red. Tiene una biblioteca que es regional y al mismo tiempo provincial y municipal. Hay cuatro municipales: Benquerencia, Azucaica, Buenavista y Santa Bárbara, pero no tienen ni el horario ni los profesionales que necesitan. Porque sólo tienen horario de tarde, y no abren los sábados. Por eso aquí se acumula. Albacete tiene cerca de 20 bibliotecas, por ejemplo. Lo ideal sería que aquí, de acuerdo el Ayuntamiento con la Junta, hiciésemos un consorcio de bibliotecas que, con independencia de la titularidad, demos servicio a los ciudadanos. Entonces, esta biblioteca, como tiene mucha vida, todo se nos quedará pequeño. Tenemos 40 clubes de lectura, un fondo 450.000 ejemplares y estamos haciendo 1.500 actividades al año. Hace falta que el ayuntamiento tenga una política bibliotecaria como tienen otras ciudades. En Medellín, Colombia, el 20% del presupuesto municipal es para el sistema de bibliotecas. ¡El 20%¡. Porque allí se han creído las bibliotecas. El Qixote Crea no es solución porque no ha sido diseñado para biblioteca, para esta biblioteca. Sería fantástico para hacer una biblioteca municipal para toda la zona nueva, que tenga espacios más diáfanos, espacios para exposiciones, muchas salas para encuentros, etc. Pero esa sería una biblioteca municipal complementaria. Esta es una biblioteca regional que hace de provincial, porque lo es, y de local. Pero no debemos estar solos. Porque aquí no sólo tenemos las colecciones. Es como un museo. Tenemos una sala del siglo XVIII y otra del XIX. Todo eso está ajustado a este espacio. En el Quixote Crea no está ajustado. Allí debería hacerse una gran biblioteca municipal, un gran centro cultural con muchas salas donde los vecinos puedan crear su propia cultura. Podría ser la gran biblioteca de Santa Teresa, de toda la avenida de Portugal, de la avenida de Europa, de los Bloques. Hace falta una gran biblioteca para esa zona y yo, humildemente, creo que es una buena propuesta.
LOS AYUNTAMIENTOS ESTÁN SACANDO ADELANTE SUS BIBLIOTECAS SIN APENAS PRESUPUESTO
-Usted ha denunciado seis años de abandono de una política bibliotecaria que situó a nuestra región en la vanguardia del país en este ámbito. ¿A qué atribuye este abandono?
-La crisis económica hizo que se abandonara esa política. No fue sólo cuando el cambio de gobierno. Lo digo, y no quiero entrar en temas políticos, porque la crisis en las bibliotecas empezó en 2010. La Junta siempre hizo de punta de lanza. Aprovechando la biblioteca regional, enseñaba lo que era una biblioteca y los ayuntamientos asumieron el reto. Entonces la Junta dio subvenciones para contratar bibliotecarios, comprar fondos, para equipar las bibliotecas, hacer actividades de animación, incluir soportes electrónicos e informatizar. Todo eso se abandonó y luego vinieron los cuatro años con gobierno del PP. Ahora la Junta, por primera vez en tantos años, ha vuelto a sacar el programa de contratación de bibliotecarios con una cantidad de 600.000€, que es pequeña -menos es nada- y ojalá sea el principio para que la Junta recupere su protagonismo, porque los ayuntamientos tienen muchas dificultades económicas y están sacando adelante sus bibliotecas sin apenas presupuesto; prácticamente pagando el gasto del bibliotecario, sin dinero para adquisiciones bibliográficas, actividades, etc. Creo que la crisis se ha cebado más con las bibliotecas que con otros sectores. Yo critico sobre todo la situación de las municipales, pero en esta biblioteca, que tiene una plantilla magnífica, trabajamos con el 25% del presupuesto que teníamos para la compra de libros y audiovisuales Teníamos 240.000€ y ahora tenemos 50.000€. Estamos con un presupuestos para actividades también pequeño, las plazas que se quedan vacantes no se cubren. Este es un servicio que está avalado por AENOR, somos la única biblioteca de Castilla-La Mancha que tiene un reconocimiento de servicios de calidad, y lo estamos haciendo con un gran esfuerzo, a pesar de disponer de menos recursos, menos personal, con una gran implicación del equipo profesional. Pero esos porcentajes de descenso no se están produciendo en otros servicios públicos. Yo lo que reclamo es mayor atención. He pedido públicamente que el gobierno destine a las bibliotecas municipales tres millones de euros en sus presupuestos. Antes teníamos en torno a 8 millones. Y estoy pidiendo sobre todo para las bibliotecas pequeñas.
QUE TIENE QUE HABER UNA POLÍTICA NACIONAL, UNA POLÍTICA DE ESTADO
-Pese a todo esto, la región figura entre las primeras comunidades por ratios como número de bibliotecas por habitantes, socios, actividades, fondos, etc.
-Tiene su explicación en que la Junta hizo un esfuerzo tan grande, tan grande tan grande, que nos pusimos en la cresta de la ola. Estábamos arriba con Cataluña y éramos referencia para muchas comunidades como experiencia democratizadora. Pero el descenso no sólo se ha producido en Castilla-La Mancha sino en todas las comunidades. Yo critico que el servicio público de bibliotecas está abandonado porque no hay una política de Estado, que vengo décadas reclamando. Entonces, crecimos tanto, que a pesar de los descensos somos el tuerto en el país de los ciegos. Pero, en seis años no se ha puesto un ladrillo en bibliotecas, no se hacen compras en las municipales ni se ha contratado más personal. Pero esto mismo pasa en todas las regiones. Por eso estamos en los primeros puestos de un montón de indicadores. Hasta el punto que yo he hecho un análisis de 22 indicadores bibliotecarios y con esos indicadores Castilla-La Mancha está a la cabeza de este país. Lo que ocurre también es que tenemos una población muy pequeña y eso es un poco trampa. Porque aquí tenemos tres libros por habitante, mientras que en Madrid tienen uno y pico. Pero, claro, es que son muchos más habitantes. Y así pasa con todos los indicadores. En este caso nos beneficia. Por eso no quiero lanzar las campanas al vuelo. No puedo decir que estemos a la cabeza de las bibliotecas en España porque no es verdad. Porque la provincia de Barcelona, gracias a la Generalitat y a la diputación, están haciendo una labor fantástica. Y Navarra está invirtiendo muchísimo. Pero es que tienen más recursos que Castilla-La Mancha. Lo que yo digo es que tiene que haber una política nacional, una política de Estado para que los ciudadanos no estén discriminados en el acceso a servicios bibliotecarios porque vivan en Castilla-La Mancha, en Andalucía o Extremadura.
GUADALAJARA ES LA ÚNICA CAPITAL DE PROVINCIA QUE NO TIENE BIBLIOTECA MUNICIPAL
-¿Cuáles serían las líneas maestras de esa política de Estado?
-Primero, que se fije la biblioteca pública como un servicio. Ahora mismo lo único que hay en el ámbito nacional es que han de tener biblioteca pública, obligatoriamente, las localidades de más de 5.000 habitantes. Pero no dice nada más. No se dice cómo tiene que ser el servicio. La legislación de Castilla-La Mancha exige que haya biblioteca en localidades de más de mil habitantes. En ese sentido, estamos en una función más democratizadora. Pero se hizo una ley que no sirve para nada, porque se hicieron un montón de propuestas en la época del PSOE que en el último suspiro se quedaron en nada, pues la ley no dice dónde tiene que haber biblioteca, cómo tiene que ser o qué personal ha de tener. Sin embargo, con la educación sí se dice y con los centros de salud también. Lo que pido es que las bibliotecas sean un servicio público de primera, porque es la puerta democrática de acceso a la información, y que sean como en Medellín, que la cultura y las bibliotecas sean motor de desarrollo personal, de desarrollo económico. En el Congreso se ha puesto de relieve que por cada euro que se gasta en una biblioteca tiene un retorno de entre tres, cinco o más euros. Porque dan servicios gratuitamente y eso se mide. Yo creo que las bibliotecas no pueden ser un servicio voluntario, no pueden depender de lo que cada político piense. Las políticas tienen que ser estables. No se ha venido abajo el edificio de la red de bibliotecas gracias, fundamentalmente, a los profesionales. Las cinco de la Junta, lógicamente, se siguen manteniendo, y las municipales gracias a la fuerza, a la imaginación, a la creatividad y a la entrega que ponen los bibliotecarios. Y porque hay también muchos ayuntamientos que están haciendo un esfuerzo ímprobo, aunque tengan pocos recursos. Por ejemplo, la biblioteca municipal de Talavera tiene más dinero para adquisiciones que la biblioteca regional. Hay ayuntamientos que han visto que son muy importantes y las están apoyando, mientras que Guadalajara es la única capital de provincia que no tiene biblioteca municipal. Está muy claro que tiene que haber un centro educativo, un centro de salud para equis población, y en ningún sitio dice qué tiene que haber de biblioteca. Esa es mi reclamación.
LAS BIBLIOTECAS DEBEN SER UN INSTRUMENTO DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL Y DE ENCUENTRO.
-También reclama la vuelta a unas políticas bibliotecarias progresistas en la región. ¿Es sólo cuestión de dinero?
-No. Hay que creérselo. Yo estoy impresionado con el fenómeno Medellín. Es una ciudad que tiene muchos problemas sociales, como todo el mundo sabe. Están invirtiendo dinero, pero antes han tenido que creer que las bibliotecas son realmente motores para el desarrollo cultural, económico y educativo, para el desarrollo de la gente, de las personas. Dijo Marina que la lectura no es un lujo y que hay otros servicios culturales que no son tan importantes como las bibliotecas. Las bibliotecas fomentan la lectura y la información, y eso, dice Merina, es fundamental en las personas. Una persona sin información es una persona sin opinión. Necesitamos ciudadanos críticos, constructores de desarrollo, solidarios, que no tengan actitud pasiva en la sociedad, que colaboren. En Medellín la sociedad es participativa. Todo el mundo quiere colaborar. Mientras, aquí, la gente está en sus cuarteles de invierno, con sus diversiones. Dejamos que los jóvenes hagan botellón en lugar de que hagan un tipo de cultura participativa, de encuentro, imaginativa. Necesitamos bibliotecas abiertas más horas para que los jóvenes no estén en la calle y estén haciendo talleres, música, teatro. Pero para eso hace falta que sean servicios públicos abiertos más horas. Aquí ha habido dinero en las buenas épocas, pero no ha habido cabeza. Y ahora hace falta ir racionalizando esto. En lugar de casas de la juventud u hogares de ancianos, necesitamos nuevas bibliotecas que sean cada vez menos lugares donde están físicamente los libros y sean más lugares donde estén las personas de todas las edades y que ahí ayuden a crear un modelo de sociedad. Los políticos tienen que creerse que necesitamos bibliotecas, que son necesarias como el pan de cada día y que son un instrumento de de transformación social y de encuentro. Los políticos tienen que creerse que necesitamos bibliotecas, que son necesarias como el pan de cada día, aunque leer nos lleve a construir ciudadanos críticos, y los ciudadanos críticos van a criticar a cualquier poder. Pero de lo contrario no viviremos en una democracia. Creo que una política progresista para las bibliotecas sería invertir –sé que tenemos problemas económicos- un poco más para que vuelvan a ser motor de la educación, la cultura y la información.
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VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas
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Toledo, España
Dolor por las bibliotecas públicas de Andalucía
Dolor por las bibliotecas públicas de Andalucía
Me duele Andalucía. En concreto me
duelen las bibliotecas de esa comunidad autónoma. Con motivo del VIII
Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas que acaba de celebrarse en
Toledo, he realizado análisis sobre las estadísticas de las bibliotecas
españolas, y los indicadores de esa hermosa región no son nada buenos. En
realidad son muy malos, los peores de nuestro país. Cuando el 28 de octubre
pasado estuve en Sevilla, invitado por la Asociación Andaluza de Profesionales de
la Información y la Documentación (AAPID), pronuncié la ponencia inaugural del IX Foro de
Especialistas en Información y Documentación de Andalucía con el lema
"Bibliotecas y compromiso social". Mi intervención tuvo un titulo
similar al del encuentro: “El compromiso social de la biblioteca”. Pero antes
fue el acto de inauguración, y participó el director general responsable de las
políticas de libro y bibliotecas de la Junta de Andalucía. Inicié mi
intervención comentando que no entendía por qué si Andalucía tenía un
responsable institucional que tenía tan claras las cosas sobre la importancia
de las bibliotecas, su función social, los cambios que deberían operar, la
necesidad de un trabajo en complicidad con la sociedad…luego no se veía
reflejado ese interés en los presupuestos de las bibliotecas andaluzas.
Las bibliotecas de
Andalucía tienen unos magníficos profesionales pero los políticos no están a su
altura, al menos en el caso de las políticas bibliotecarias. No se
entienda, por tanto, este dolor profundo que siento por las bibliotecas
públicas de esa región hermana y vecina como una crítica a los bibliotecarios
sino como un lanzazo a los mediocres políticos andaluces que no quieren poner a
las bibliotecas en su agenda ni dotarlas de los recursos humanos y
presupuestarios que precisan. Y ahora la noticia, como un verdadero
mazazo, del cese “por pérdida de confianza” del director de la Biblioteca
Pública del Estado en Huelva, mi amigo y compañero Antonio Gómez, uno de los
grandes profesionales de nuestro país en bibliotecas públicas. Es un
nuevo despropósito. Su enorme “delito” ha sido pedir medios para su biblioteca.
Eso es lo que yo vengo haciendo históricamente, así que sé lo difícil y lo
arriesgado que resulta clamar por el derecho a la lectura, la información y las
bibliotecas de los españoles (de los castellano-manchegos, de los andaluces…de
todos los ciudadanos, vivan donde vivan). Pero no pueden silenciarnos.
En realidad quienes
deberían dimitir, por vergüenza, son la delegada provincial que ha cesado a
Antonio, el director general que tiene entre sus competencias las políticas
bibliotecarias, la consejera de Cultura y la propia Presidenta de Andalucía.
Ellos cesan a un bibliotecario magnífico y ejemplar, y los ciudadanos, incluso
yo, que vivo en Castilla-La Mancha, pido el cese de estos políticos porque no
merecen el sueldo público que reciben de los ciudadanos andaluces, porque al
menos los bibliotecarios no tenemos confianza alguna en ellos.
Me voy a permitir hoy
enseñar algunos indicadores estadísticos, que afectan sin duda a Andalucía, con
datos oficiales del año 2014: En un estudio que realicé para el citado
Congreso Nacional y que titulo “Espacios bibliotecarios llenos de ciudadanos, plenos de vida”, en el
análisis de 22 indicadores estadísticos Andalucía tiene el problema de situarse
en el último lugar de las 17 comunidades autónomas. De acuerdo con el
lugar que ocupan en la Estadística de 2014, he asignado el máximo de 17 puntos
a la comunidad mejor situada y así hasta 1 punto a la región que ocupa el
último lugar en cada indicador. Estos 22 indicadores creo son los más
significativos para evaluar un servicio público de estas características en las
comunidades autónomas. Los he agrupado en los siguientes apartados: instalaciones
(habitantes por biblioteca, puestos de lectura por 1.000 habitantes, superficie
útil bibliotecaria por 1.000 habitantes, superficie útil bibliotecaria
por biblioteca, horas semanales de apertura por biblioteca , ordenadores de uso
público por 10.000 habitantes y ordenadores del servicio de acceso a internet
por 10.000 habitantes); colección (documentos por habitante,
adquisiciones por 1.000 habitantes, adquisición de libros y folletos por
1.000 habitantes y adquisición de documentos audiovisuales por 1.000
habitantes ); uso de la colección (préstamos por habitante,
préstamos por usuario inscrito y préstamos por visita); uso y servicio de la
biblioteca (visitas por habitante, población inscrita %, nuevos usuarios
inscritos por 1.000 habitantes, y actividades organizadas por las bibliotecas
por 1.000 habitantes ); eficiencia (gasto corriente por habitante, gasto
corriente por visita y gasto de personal por habitante) y recursos humanos
(habitantes por trabajador ETC -Equivalente Tiempo Completo-). La comunidad
autónoma que lidera la tabla suma un total de 307 puntos mientras que en el
furgón de cola está Andalucía con sólo 86 puntos. ¿De quién es la
responsabilidad de que Andalucía tenga el poco honroso honor de situarse el
último lugar de las bibliotecas españolas según este estudio? Desde luego no de
los bibliotecarios andaluces.
Puedo ofrecer numerosos
ejemplos: gasto corriente total en bibliotecas por habitante: con una
media de 9,32 €/habitante, Andalucía ocupa el penúltimo lugar con 5,63
€/habitante; gasto en adquisición de colecciones: con una media
lamentable de 0,56 €/habitante, Andalucía ocupa el último lugar con 0,16
€/habitante. En cuanto a
colecciones, la media nacional de libros u otros soportes por habitante es
de 1,81, siendo Andalucía la tercera por la cola con sólo 1,29. En el
indicador de número de socios (población inscrita), con una media nacional del
34,49%, Andalucía está en el puesto 15 con el 24,09% En el indicador
habitantes por trabajador equivalente a tiempo completo. La media española es
de un trabajador por cada 4.277 habitantes figurando Andalucía en el puesto
penúltimo con un trabajador cada 5.402 habitantes….Y así hasta el infinito. Las
Estadísticas son públicas y están disponibles para todos los ciudadanos,
incluso para los políticos andaluces. En la web del Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte: http://www.mecd.gob.es/cultura-mecd/areas-cultura/bibliotecas/mc/ebp/portada.html
Desde Toledo, capital de Castilla-La Mancha, me solidarizo con Antonio Gómez y
con toda la comunidad bibliotecaria andaluza y exijo el cese inmediato de cuantos
políticos hayan tenido algo que ver con este cese que es un ataque a la
libertad de expresión y a las bibliotecas andaluzas. Hoy soy andaluz, me siento
andaluz y expreso mi dolor porque, una vez más, las bibliotecas públicas
reciben el ataque de unos políticos que tienen la obligación de defenderlas, de
desarrollar una política bibliotecaria acorde con la sociedad de la información
y el conocimiento en la que vivimos y de creer que realmente las bibliotecas
son un lugar de encuentro y debate para los ciudadanos y precisan unos recursos
que se nos niegan. Como dijo el filósofo José Antonio Marina en su ponencia
inaugural del Congreso, la lectura no es un lujo. Las bibliotecas no son un
lujo ni un adorno, son necesarias como el aire que todos respiramos. Y Antonio
Gómez tiene que seguir construyendo desde su biblioteca de Huelva.
miércoles, 16 de noviembre de 2016
Presentación del programa "Leyendas que conectan jóvenes y territorios"
Presentación del programa "Leyendas que conectan jóvenes y territorios"
Durante las sesiones del VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas (más información en: http://congresobibliotecaspublicas.es/), se presentó, a las 18 horas, el proyecto Leyendas que conectan jóvenes y territorios, financiado por IBERBIBLIOTECAS y desarrollado por la Biblioteca de Castilla-La Mancha y el Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín (Colombia). Fue en el Auditorio del Palacio de congresos de Toledo Auditorio. La presentación la realizaremos el director de la BCLM, Juan Sánchez Sánchez; el presidente de la Asociación de Amigos de la Biblioteca de CLM, Jesús Fuentes Lázaro; la líder de proyecto del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín (Colombia), Luz Estela Peña Gallego; y la directora del Parque Biblioteca "La Ladera" León de Greiff de Medellín, Patricia Giraldo Mora.
El video está disponible en:
https://www.youtube.com/watch?v=f-IUArJYH-4
domingo, 13 de noviembre de 2016
La oportunidad del Congreso Nacional de bibliotecas públicas
La
oportunidad del Congreso Nacional de
bibliotecas públicas
Durante los días 16 al 18 de
noviembre se va a celebrar en Toledo el VIII
Congreso Nacional de bibliotecas públicas. Esta serie de encuentros
profesionales, que organizan conjuntamente el Ministerio de Educación, Cultura
y Deporte y las comunidades autónomas, se inició en Valencia, en 2002, y nunca
antes de había celebrado en Castilla-La Mancha. Además colaboran la FEMP y fundaciones y
asociaciones profesionales de bibliotecas. Más de 500 profesionales se darán
cita en el Palacio de Congresos y Exposiciones y, en el caso de algunas
actividades, en la propia Biblioteca de Castilla-La Mancha, con un tema
central: los espacios bibliotecarios. Se trata de analizar las nuevas
tendencias en bibliotecas públicas en relación a los espacios, físicos y
virtuales, prestando especial atención a los nuevos usos y servicios que
demanda una sociedad cada vez más tecnológica.
Durante el último mes, utilizando
foros profesionales y las redes sociales, he analizado los distintos aspectos
bibliotecarios en nuestro país reiterando algo que vengo proclamando desde hace
décadas: en España existe una grave desigualdad en el acceso a servicios
bibliotecarios entre las distintas regiones y localidades al no existir una
política de Estado en materia de bibliotecas públicas.
Con la crisis económica y los recortes, en la mayoría de las regiones y
en numerosas localidades, las
bibliotecas sobreviven a pesar de los escasos recursos gracias a unos
profesionales muy comprometidos con su actividad. El conjunto de bibliotecas
españolas recibió en 2014 cerca de 109 millones de visitantes (usuarios) y
contaban con un número de socios superior a los 16 millones de ciudadanos (un
34,49 % de la población). Sin duda no hay ningún otro servicio que atraiga a un
tercio de la población española. Es un dato singular: aunque los presupuestos
que se dedican a las bibliotecas disminuyen, sin embargo el número de socios
aumenta poderosamente: en 2010 el porcentaje de socios era de 28,72 %, por lo
que se ha incrementado en más de cinco puntos. Con la crisis, los ciudadanos
utilizan más los servicios bibliotecarios, que son gratuitos, en lugar de
acceder a otro tipo de servicios de pago. Además, las bibliotecas están muy
bien valoradas por la sociedad. Y otra cuestión: las bibliotecas son centros de
libertad: a un centro educativo los ciudadanos van obligados (en estudios
obligatorios) e igual ocurre con los usuarios de la sanidad. Pero a las
bibliotecas los ciudadanos llegan libremente, gozosamente libres. Por eso, que
un tercio de la población española sea socio de una biblioteca pública es un
dato esperanzador y que debería hacer reflexionar a los políticos españoles.
Son datos mucho más relevantes que los aportados por las distintas encuestas de
hábitos culturales sobre lectura de libros, visitas a las bibliotecas… La Biblioteca de Castilla-La
Mancha, que desarrolla cerca de 1.500 actividades culturales al año, recibió en
2015 a
un total de 315.000 visitantes y cuenta con cerca de 45.000 socios, es decir
prácticamente la mitad de la población de la ciudad toledana.
Frente a quienes piensan que las bibliotecas en la era de Internet no son
tan necesarias, se equivocan. Cada vez más las bibliotecas tienen un compromiso
social que amplía nítidamente sus actividades: junto a los tradicionales
servicios de lectura en salas, préstamo, preservación de las colecciones,
cuentacuentos, presentaciones de libros…. las bibliotecas constituyen hoy un
lugar de encuentro y convivencia, un centro de debate y propuestas ciudadanas,
un servicio para la solidaridad y la integración sin barreras de ningún tipo…En
suma, las bibliotecas son ahora la puerta democrática para que los ciudadanos accedan
a la sociedad del conocimiento, a la cultura, a la educación permanente y a un
ocio positivo. Por ello, precisan de recursos tecnológicos, de colecciones en
todos los soportes y de unos profesionales que son esenciales para el trabajo
mediador y experto en cada una de estos ámbitos. Los bibliotecarios son la
piedra angular de las bibliotecas y, junto a los usuarios, constituyen el doble
corazón de una biblioteca pública.
El Congreso va a contar en su ponencia inaugural con la intervención del
filósofo toledano José Antonio Marina y sin duda van a ser muchos los
bibliotecarios de nuestra región que acudan al Congreso. En Castilla-La Mancha,
que fue calificada hace una década como “motor de las bibliotecas españolas”
por un experto, llevamos seis años de abandono de una política bibliotecaria
que dio muchos frutos y situó a nuestra región en la vanguardia del país en
materia de servicios bibliotecarios, junto a comunidades mucho más ricas como
Cataluña, Navarra o País Vasco. Hubo apoyos para contratar bibliotecarios
municipales o mejorar sus puestos, para desarrollar programas culturales y de
animación a la lectura, para incrementar y modernizar las colecciones, para
dotar a las bibliotecas de recursos tecnológicos y propiciar su trabajo en red,
para construir bibliotecas y mejorar sus instalaciones y equipamiento…De ese
ambicioso plan nada ha quedado, aunque ahora tenemos la promesa del Gobierno de
Castilla-La Mancha de iniciar alguna de estas convocatorias.
Vamos a asistir a un Congreso sobre los espacios físicos y virtuales en
una región donde actualmente no se cuenta con ningún instrumento para
actualizar las bibliotecas y sus edificios de acuerdo a las nuevas tendencias.
A pesar de ello, Castilla-La Mancha no tiene mucho que envidiar a la mayoría de
las regiones españolas, que tienen similar parálisis que la nuestra, pero
estamos ante una gran oportunidad. En el solemne acto de apertura las
autoridades regionales deberían comprometerse nítidamente con la sociedad
regional y con los profesionales que día
a día otorgan vida y esperanza a las bibliotecas: anunciar algún compromiso
concreto en lugar de simples palabras que demuestran que conocen la importancia
de este servicio público pero que luego no sitúan a las bibliotecas públicas en
la agenda política o en las prioridades presupuestarias. Las bibliotecas son
baratas, o al menos así resultan. El año 2014, apenas gastaron el conjunto de
Administraciones Públicas de nuestro país una media de 9,32 € por habitante,
mientras que, por ejemplo, el gasto sanitario por habitante ha sido en 2015 de
1.232 € por habitante. La
Administración Autonómica dedicó recursos
importantes a la Red
de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha, y lo sigue haciendo, aunque de
forma recortada con las cinco bibliotecas que gestiona; pero en cuanto a las
bibliotecas municipales, sería necesario que los presupuestos regionales del
año 2017 tuvieran una partida de al menos 3 millones de euros para intentar
volver a las políticas democratizadoras del servicio de bibliotecas públicas que
identificó como una gran fortaleza a las bibliotecas de nuestra región.
sábado, 12 de noviembre de 2016
Ante el VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas. 9) La necesidad de Planes regionales de infraestructuras bibliotecarias.
Ante el VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas.
9) La necesidad de Planes regionales de infraestructuras bibliotecarias.

He hablado del compromiso social de las bibliotecas, de bibliotecarios y
usuarios, de trabajar en complicidad con la sociedad, de contar con una
colección actualizada... Todo ello son fortalezas en una biblioteca.
Pero, por supuesto, no desdeño la importancia de los edificios
bibliotecarios. Me lamento frecuentemente de que por la crisis el
Gobierno de Castilla-La Mancha paralizara hace más de un quinquenio las
inversiones en nuevas bibliotecas o en la ampliación, remodelación o
modernización de las bibliotecas municipales. Si en planes estratégicos
de los años noventa del siglo XX y primera década del siglo XXI, las
inversiones en espacios culturales en general y específicamente también
en bibliotecas resultaban una cierta prioridad política, ahora los
políticos han condenado en mi región al olvido de esas actuaciones. Y
creo que así ocurre en buena parte del país. Por ello, es preciso que se
articule un plan nacional con participación de la Administración
General del Estado, las Comunidades Autónomas y las Administraciones
Locales que permitan el desarrollo de servicios, la paulatina
modificación en los espacios para adecuarlos a nuevas necesidades y la
reforma de aquellos edificios obsoletos, dentro de una estrategia de
planificación que se plantee con cooperación y coordinación. En
definitivo, ese Plan Nacional permitiría el desarrollo de Planes
regionales de infraestructuras bibliotecarias.
Las bibliotecas son un servicio público que precisa de un desarrollo armónico para el conjunto del país y una política nacional de bibliotecas coordinada y que trabaje bajo criterios de cooperación entre todas las Administraciones Públicas. El Consejo de Cooperación Bibliotecaria, eficaz medio de cooperación, no está resultando un instrumento suficiente para posibilitar ese trabajo institucional coordinado que permita desarrollar una verdadera y ambiciosa política nacional de bibliotecas públicas que facilite la democratización del acceso a servicios bibliotecarios para todos los ciudadanos.
No soy un ingenuo. Sé que estamos en una profunda crisis económica: pero pienso que, en el caso de las bibliotecas públicas, se está contando con una verdadera excusa institucional para no afrontar los nuevos retos que precisa la sociedad española en materia de bibliotecas públicas y de acceso a la Sociedad de la Información. Exijo que las bibliotecas sean consideradas por los políticos una prioridad nacional, como lo son los servicios educativos, sanitarios y sociales. Las bibliotecas no son un adorno cultural sino la puerta democrática del acceso a la información y a un tipo de sociedad más justa, solidaria y comprometida.
Espero y deseo que los más de 500 profesionales que se darán cita en Toledo durante el Congreso puedan venir a la Biblioteca de Castilla-La Mancha a conocer este centro lleno de vida. Su Enclave Joven , la maravillosa sala general de lectura que proyectó el arquitecto y periodista gráfico Peridis, las salas de los siglos XVIII y XIX que conformaron los arzobispos Lorenzana y Borbón...La Biblioteca de Castilla-La Mancha no es sólo un lugar mágico y atractivo: también es un museo de los espacios bibliotecarios. Os esperamos.
9) La necesidad de Planes regionales de infraestructuras bibliotecarias.


Las bibliotecas son un servicio público que precisa de un desarrollo armónico para el conjunto del país y una política nacional de bibliotecas coordinada y que trabaje bajo criterios de cooperación entre todas las Administraciones Públicas. El Consejo de Cooperación Bibliotecaria, eficaz medio de cooperación, no está resultando un instrumento suficiente para posibilitar ese trabajo institucional coordinado que permita desarrollar una verdadera y ambiciosa política nacional de bibliotecas públicas que facilite la democratización del acceso a servicios bibliotecarios para todos los ciudadanos.
No soy un ingenuo. Sé que estamos en una profunda crisis económica: pero pienso que, en el caso de las bibliotecas públicas, se está contando con una verdadera excusa institucional para no afrontar los nuevos retos que precisa la sociedad española en materia de bibliotecas públicas y de acceso a la Sociedad de la Información. Exijo que las bibliotecas sean consideradas por los políticos una prioridad nacional, como lo son los servicios educativos, sanitarios y sociales. Las bibliotecas no son un adorno cultural sino la puerta democrática del acceso a la información y a un tipo de sociedad más justa, solidaria y comprometida.
Espero y deseo que los más de 500 profesionales que se darán cita en Toledo durante el Congreso puedan venir a la Biblioteca de Castilla-La Mancha a conocer este centro lleno de vida. Su Enclave Joven , la maravillosa sala general de lectura que proyectó el arquitecto y periodista gráfico Peridis, las salas de los siglos XVIII y XIX que conformaron los arzobispos Lorenzana y Borbón...La Biblioteca de Castilla-La Mancha no es sólo un lugar mágico y atractivo: también es un museo de los espacios bibliotecarios. Os esperamos.
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VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas
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Toledo, España
viernes, 11 de noviembre de 2016
Ante el VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas: 8) Bibliotecarios, un ejército de defensores de las bibliotecas públicas, la cultura democrática, las palabras, la información y la educación permanente.
Ante el VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas:
8) Bibliotecarios, un ejército de defensores de las bibliotecas públicas, la cultura democrática, las palabras, la información y la educación permanente.
Sin duda, los profesionales constituyen la piedra angular de las bibliotecas. Junto a los usuarios, son el doble corazón de una biblioteca y, desde luego, su motor. Según las estadísticas que estamos manejando, en el año 2014 se contabilizan en España un total de 12.718 trabajadores, ligeramente inferior al año 2010 que había 12.807. En el gráfico de personas empleadas en las bibliotecas puede verse la distribución por comunidades autónomas, aunque ese dato no me parece muy relevante debido a que hay que tener en cuenta el factor de la población, el tipo de localidad, la existencia de grandes ciudades, etc.
Más significativo me parece el dato de
relacionar el número de bibliotecarios con los habitantes. En este
segundo gráfico se ve, una vez más, el tipo de política más
democratizadora sobre el servicio bibliotecario que se ha seguido en las
distintas comunidades autónomas. Según este indicador “Habitantes por
trabajador ETC” (Equivalente a Tiempo Completo), en España había un
trabajador en bibliotecas por cada 4.277 habitantes. En la cabeza de
esta tabla, vuelve a estar Castilla-La Mancha, que cuenta con un
bibliotecario cada 2.813 habitantes, seguida de Extremadura con 3.010 y
Castilla y León con 3.326 habitantes por trabajador. Los peores lugares
en la tabla los ocupan Canarias (6.111), Andalucía (5.402) y Comunidad
Valenciana (5.345). Como es lógico, en esta tabla y gráfico, cuanto
menor es la cifra de habitantes mejor es la posición relativa de la
correspondiente comunidad autónoma.
Muy importante, esencial sin duda, el papel de los bibliotecarios. Ya hemos visto cómo bibliotecas sin apenas presupuesto tienen una presencia pública y una relación con la sociedad fundamental y constituyen bibliotecas verdaderamente vivas y dinámicas: y es que la gracia está en el bibliotecario. Por ello yo sigo reclamando bibliotecarios en condiciones dignas, con una jornada completa para ofrecer un servicio más amplio y eficaz incluso en pequeños municipios, que sean seleccionados por sistemas realmente profesionales y que cuenten con el apoyo de sus administraciones. Escribí hace más de una década un poema que titulé Tengo la voz ronca de clamar y en el que aludía al papel de los profesionales, y del que copio algunos versos:
8) Bibliotecarios, un ejército de defensores de las bibliotecas públicas, la cultura democrática, las palabras, la información y la educación permanente.
Sin duda, los profesionales constituyen la piedra angular de las bibliotecas. Junto a los usuarios, son el doble corazón de una biblioteca y, desde luego, su motor. Según las estadísticas que estamos manejando, en el año 2014 se contabilizan en España un total de 12.718 trabajadores, ligeramente inferior al año 2010 que había 12.807. En el gráfico de personas empleadas en las bibliotecas puede verse la distribución por comunidades autónomas, aunque ese dato no me parece muy relevante debido a que hay que tener en cuenta el factor de la población, el tipo de localidad, la existencia de grandes ciudades, etc.

Muy importante, esencial sin duda, el papel de los bibliotecarios. Ya hemos visto cómo bibliotecas sin apenas presupuesto tienen una presencia pública y una relación con la sociedad fundamental y constituyen bibliotecas verdaderamente vivas y dinámicas: y es que la gracia está en el bibliotecario. Por ello yo sigo reclamando bibliotecarios en condiciones dignas, con una jornada completa para ofrecer un servicio más amplio y eficaz incluso en pequeños municipios, que sean seleccionados por sistemas realmente profesionales y que cuenten con el apoyo de sus administraciones. Escribí hace más de una década un poema que titulé Tengo la voz ronca de clamar y en el que aludía al papel de los profesionales, y del que copio algunos versos:
Tengo la voz ronca de clamar
“Tengo la voz ronca de clamar….
Son ya muchos años de gritar,
como un profeta en el desierto.
como un profeta en el desierto.
Palabras, palabras, palabras lanzadas al viento
defendiendo un derecho que se niega
como el pan y el agua se niega en tantos países de la tierra.
defendiendo un derecho que se niega
como el pan y el agua se niega en tantos países de la tierra.
Y sigo caminando.
A veces soy un peregrino de esperanza,
pero tantas veces siento el deseo de quedarme quieto…
y callado,… en silencio….
A veces soy un peregrino de esperanza,
pero tantas veces siento el deseo de quedarme quieto…
y callado,… en silencio….
Es cierto
que ya somos un verdadero ejército
que lucha a favor del libro,
que sueña con que algún día
todos puedan acceder a bibliotecas repletas de palabras y pensamientos,
todos puedan disfrutar
de información en libertad y en convivencia.
Y, sin embargo, renacen gigantes que muestran sus dientes afilados,
que pretenden segar la cosecha de un trigo
que aún no tiene el tiempo necesario.
que ya somos un verdadero ejército
que lucha a favor del libro,
que sueña con que algún día
todos puedan acceder a bibliotecas repletas de palabras y pensamientos,
todos puedan disfrutar
de información en libertad y en convivencia.
Y, sin embargo, renacen gigantes que muestran sus dientes afilados,
que pretenden segar la cosecha de un trigo
que aún no tiene el tiempo necesario.
Si, en verdad somos un ejército inmenso,
bibliotecarios para un servicio público esencial,
cada uno en su barrio, en su ciudad, en su pueblo,
ofreciendo exquisitos manjares a quienes los demandan,
a quienes los aceptan, a tantos que aman las palabras…”
bibliotecarios para un servicio público esencial,
cada uno en su barrio, en su ciudad, en su pueblo,
ofreciendo exquisitos manjares a quienes los demandan,
a quienes los aceptan, a tantos que aman las palabras…”
Etiquetas:
bibliotecarios,
bibliotecas públicas,
politicas bibliotecarias,
VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas
Ubicación:
Toledo, España
jueves, 10 de noviembre de 2016
Ante el VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas: 7) Las bibliotecas, además de necesarias, resultan baratas: 9,32 € por habitante al año.
Ante el VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas:
7) Las
bibliotecas, además de necesarias, resultan baratas: 9,32 € por habitante al
año.
El conjunto de
Administraciones Públicas españolas dedica un presupuesto medio de 9,32 € por
habitante en gasto corriente para las bibliotecas públicas. Esta
cantidad, comenzó a bajar con el inicio de la crisis y ahí seguimos. El dato
incluye las aportaciones de las administraciones autonómicas; los
ayuntamientos, diputaciones provinciales y otros entes de la Administración
Local, los consejos insulares y las aportaciones del Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte, además de algunas cantidades de entidades privadas y
fundaciones. En este indicador de gasto corriente total en
bibliotecas por habitante, con esa media de 9,32 euros/habitante, figuran a la
cabeza País Vasco con 17,23 €, Cataluña con 13,53 € y Castilla-La
Mancha con 12,87 €, frente a los 4,14 de Baleares, 5,63 de Andalucía y 6,25
euros de Murcia Este desigual gasto, que sitúa a regiones
tradicionalmente ricas junto a otras clásicamente pobres como Castilla-La
Mancha a la cabeza en muchos de los indicadores, refleja las políticas estables
y de decidido apoyo a las bibliotecas municipales, frente a Comunidades en las
que los municipios no han gozado de similares apoyos de su correspondiente
Administración Autonómica. El mayor gasto en bibliotecas se corresponde
con unas bibliotecas más dinámicas y con mejores servicios.
Sin duda,
estamos ante una cifre ridícula, sobre todo si la comparamos con otros
servicios públicos esenciales. No pretendo comparar la importancia de los
servicios bibliotecarios frente a, por ejemplo, los servicios sanitarios pero
sí es conveniente citar el gasto en ese ámbito para ver que las bibliotecas,
que son imprescindibles, resultan muy económicas a la sociedad. En su memoria socioeconómica y laboral, el Consejo
Económico y Social (CES) señala que el pasado año el gasto medio
sanitario por habitante aumentó un 1,82 por 100 de media en España, hasta los
1.232 €, con una previsión de incremento de 3,8 por 100 para 2016.
Castilla-La Mancha, que hemos dicho dedica 12,87 € por habitante al año a
bibliotecas, tiene un gasto sanitario anual por habitante de 1.176 €
Es muy importante recordar
que el conjunto de bibliotecas española recibió 108.866.068 de
visitantes (usuarios) y que en 2014 el número de socios de las bibliotecas
españolas era de 16.080.452 (un
34,49 % de la población). Pero hay otro dato: si los presupuestos que
se dedican a las bibliotecas disminuyen, sin embargo el número de socios se
incrementa poderosamente: en 2010 el porcentaje de socios era de 28,72 %, por
lo que se ha incrementado en más de cinco puntos. ¿Lecturas de este dato? Muy
sencillo: con la crisis, los ciudadanos utilizan más los servicios
bibliotecarios, que son gratuitos, en lugar de acceder a otro tipo de servicios
de pago. Además, las bibliotecas están muy bien valoradas por la sociedad. Y
otra cuestión: las bibliotecas son centros de libertad: a un centro educativo
los ciudadanos van obligados (en estudios obligatorios) e igual ocurre con los
usuarios de la sanidad. Pero a las bibliotecas los ciudadanos llegan
libremente, gozosamente libres. Por eso, que un tercio de la población
española sea socio de una biblioteca pública es un dato esperanzador y que
debería hacer reflexionar a los políticos españoles. Son datos mucho más
relevante que aportados por las distintas encuestas de hábitos culturales sobre
lectura de libros, visitas a las bibliotecas…
No comparto el modelo de cultura de
escaparate, no porque no sea necesaria sino porque consume cuantiosos
recursos públicos o de mecenazgo para eventos que benefician fundamentalmente a
un sector de la sociedad. Por el contrario, el gasto en bibliotecas, que es
siempre una inversión en el desarrollo de las personas, beneficia al conjunto
de la sociedad y con recursos mucho menores se consigue desarrollar una
política cultural más creativa, más democrática y más participativa. El
gráfico, elaborado por el Ministerio, que incluye también las ciudades
autónomas, visibiliza muy bien la consideración que las distintas regiones dan
a sus servicios bibliotecarios.
martes, 8 de noviembre de 2016
Ante el VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas: 6) El valor de las bibliotecas públicas como lugar de encuentro y creatividad.
Ante el VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas:
6) El valor de las bibliotecas públicas como lugar de encuentro y creatividad.
La Biblioteca de Castilla-La Mancha trabaja en coalición con la sociedad.


La estrategia seguida por la BCLM de trabajar en coalición con la sociedad se ha basado en estos pilares:
- Potenciar el contacto con creadores en distintos ámbitos y con usuarios para desarrollar programas con su participación activa.
- Diálogo con la Asociación de Amigos de la BCLM, elaborando programas conjuntos y potenciando las iniciativas de cada una de las instituciones.
- Ofrecimiento a entidades socioculturales, deportivas, centros educativos, ONGs... de instalaciones y servicios de la BCLM para realizar programas conjuntos.
- Coordinación y colaboración con Fundaciones, Instituciones y Administraciones Públicas.
- Intensificar la presencia pública de la biblioteca, desarrollando un plan de comunicación, buscando la alianza especial con medios, el trabajo en las redes sociales…
Junto a la línea de potenciar la participación ciudadana y de colectivos, la BCLM está trabajando también desde un método de búsqueda de mecenazgo que permita la articulación de programas con financiación público-privada. En los últimos cuatro años la Biblioteca ha conseguido ayudas mediante convocatorias públicas y la firma de convenios y otros acuerdos con fundaciones como La Caixa y la Fundación de Caja Rural de Castilla-La Mancha, con la Unión Europea, con Iberbibliotecas, con la Red de Albergues Juveniles de España…
Por otro lado, se está trabajando en la vía de optimizar al máximo los espacios disponibles. Una reorganización de la Sala Infantil ha permitido un mejor desarrollo de sus actividades, tanto las de lectura y préstamo en sala como el desarrollo de cuentacuentos, talleres y sesiones de los 9 clubes de lectura infantil que ahora mismo mantiene esta Biblioteca. Respecto a la remodelación de la que antiguamente fue sala de mediateca y después sala de ordenadores, se ha convertido en la sala juvenil, con la denominación Enclave Joven. Biblioteca de Castilla-La Mancha y acoge también (además de la colección de literatura juvenil, la comiteca, videojuegos, música joven etc.), las actividades y talleres para jóvenes así como las sesiones de los clubes juveniles de lectura. Finalmente, la sala de conferencias y un aula de encuentro y varias pequeñas salas de reuniones están totalmente optimizadas para acoger reuniones de grupos, talleres y las sesiones de los más de veinte clubes de lectura para adultos que funcionan en la BCLM. Aproximadamente 1.500 actividades culturales de todo tipo se celebran anualmente en la Biblioteca.
En definitiva, se han desarrollado vías de trabajo en la línea de transformar los espacios bibliotecarios y promover su utilización por la sociedad. Las instalaciones y colecciones de la BCLM son muy importantes pero entendemos que la mayor riqueza de esta biblioteca es que sea un centro vivo de creatividad, debate y participación social y ciudadana. La Biblioteca es un lugar casi mágico, lleno de ciudadanos de todas las edades, pleno de vida, con salas de distintas épocas que convierten a este centro en un verdadero museo de las bibliotecas pero que ha conseguido que su riqueza patrimonial sea utilizada masivamente por los usuarios.
De esta Biblioteca dijo el filósofo José Antonio Marina, encargado de la conferencia inaugural del VIII Congreso: “La Biblioteca es el laboratorio para la ciudad soñada” . ¿Puede decirse algo más bonito de una biblioteca?
Os esperamos a todos en Toledo. Y en especial en la Biblioteca de Castilla-La Mancha.
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