Entrevista en DCLM.ES Juan Sánchez, director de la Biblioteca Regional: "Somos el tuerto en el país de los ciegos"
La crisis económica se ha cebado con las bibliotecas, mucho más que con otros servicios de primera necesidad, como la sanidad o la educación. Lo señala Juan Sánchez en esta entrevista, que reivindica la conversión de las bibliotecas en grandes centros culturales, en lugares de encuentro, creatividad y socialización; en catalizadores de propuestas para mejorar la sociedad. Al mismo tiempo reclama una política de Estado para que los ciudadanos no estén discriminados en el acceso a la cultura en función del lugar en el que vivan, y en el ámbito regional volver a ser referencia como experiencia democratizadora. (Entrevista DCLM.ES)
-Cuál es el balance del VIII Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas que se acaba de celebrar en Toledo y qué enseñanzas ha extraído de él?
- Desde el punto de vista de la participación, muy positivo. Primero, porque es la primera vez que en este Congreso se ha cerrado el aforo y ha habido personas que no se han podido inscribir. Segundo, y muy importante para la región: habíamos pujado para que viniese a Toledo y esta es la primera vez que se celebraba en Castilla-La Mancha, lo que es muy positivo porque concentra a muchos bibliotecarios españoles. Y tercera faceta positiva: creo que las bibliotecas están cambiando y ha sido un escaparate de por dónde tienen que ir y también para saber qué estamos haciendo. La de Castilla-La Mancha tiene muy claro que debe avanzar en complicidad con la sociedad. Era bueno mostrar la importancia de los edificios, de los profesionales y de las tecnologías.
HOY LAS BIBLIOTECAS SON UN LUGAR DE ENCUENTRO, DE CREATIVIDAD, DE SOCIALIZACIÓN
-Uno de los objetivos del Congreso era analizar el espacio físico de las bibliotecas. ¿Ha quedado obsoleto el concepto tradicional de biblioteca? ¿Qué nuevas necesidades tienen los usuarios?
-Las bibliotecas tienen tradicionalmente cuatro fortalezas. El espacio y las instalaciones, las colecciones, los profesionales y los usuarios. Para mi las más importantes son los profesionales y los usuarios, pero no hay duda de que se necesitan espacios, que están cambiando. Hasta ahora su función era la conservación y difusión de los libros. Hoy se está implantado más un modelo de biblioteca social, como lugar de encuentro, de creatividad, de socialización, como lugar donde se hacen propuestas para mejorar la sociedad. Lo dijo el profesor Marina en su intervención inicial: las bibliotecas son laboratorios para construir una nueva sociedad. También dijo de la Biblioteca de Castilla-La Mancha hace años, cuando le nombramos socio de honor, que esta biblioteca era un laboratorio para la ciudad soñada. Eso es muy importante y compartimos plenamente esa visión social de las bibliotecas.
EL VALOR PRINCIPAL DE LAS BIBLIOTECAS SIGUEN SIENDO LOS PROFESIONALES, LOS BIBLIOTECARIOS
-¿En qué medida se ha habilitado el espacio virtual que los nuevos tiempos demandan a la biblioteca pública?
-Las grandes bibliotecas tienen grandes espacios, cada vez más diáfanos, con más lugares de encuentro y menos espacio exclusivo para depositar libros, aunque esta ha de tenerlo porque es de conservación, además de pública. Cada vez más tenemos un catálogo colectivo, libros electrónicos, aplicaciones con las ‘tablets’ y los móviles. Entonces, en las bibliotecas grandes el uso de las tecnologías se está convirtiendo en un gran valor; sin embargo, en las más pequeñas su uso es más limitado. Es verdad que tenemos un catálogo informatizado que se va utilizando, pero el valor principal es el bibliotecario, aunque muchas veces esté sólo a media jornada. En este Congreso se ha dicho que es muy importante el espacio físico, pero no sólo, porque las bibliotecas tienen que utilizar un espacio virtual a través de los nuevos soportes. Cada vez más se habla de la importancia de las tecnologías, pero estas van asociadas a tener buenísimos bibliotecarios, muy profesionales. Y la conclusión que yo he sacado es que en una red de bibliotecas como, por ejemplo, la regional, que tiene quinientas, el valor principal siguen siendo los profesionales, los bibliotecarios. Porque, además, se han abandonado las construcciones. Castilla-La Mancha necesita remodelar espacios, necesita nuevos espacios. Pero, claro, viendo en el Congreso grandísimas bibliotecas, con inversiones enormes, eso nos parece inalcanzable porque nosotros estamos trabajando con algo muy básico.
HACE FALTA QUE EL AYUNTAMIENTO TENGA UNA POLÍTICA BIBLIOTECARIA COMO TIENEN OTRAS CIUDADES
-Volviendo al espacio físico, ¿se ha quedado pequeño el emplazamiento de la Biblioteca Regional en el Alcázar? Hay usuarios que así lo entienden y reclaman alternativas, como el edificio “Quixote Crea”, cuya construcción lleva años paralizada.
El primer proyecto que se hizo era todo el Alcázar. Luego, finalmente, quedamos en una planta. Tenemos cerca de 6.000m2 y un depósito en el Miradero, que tiene problemas ahora mismo y necesita una remodelación. Estamos intentando resolverlo con el ministerio. Pero esta biblioteca no se ha quedado pequeña; es una biblioteca magnífica. Lo que pasa es que las ciudades necesitan tener redes de bibliotecas. El problema es que esta ciudad no tiene una buena red. Tiene una biblioteca que es regional y al mismo tiempo provincial y municipal. Hay cuatro municipales: Benquerencia, Azucaica, Buenavista y Santa Bárbara, pero no tienen ni el horario ni los profesionales que necesitan. Porque sólo tienen horario de tarde, y no abren los sábados. Por eso aquí se acumula. Albacete tiene cerca de 20 bibliotecas, por ejemplo. Lo ideal sería que aquí, de acuerdo el Ayuntamiento con la Junta, hiciésemos un consorcio de bibliotecas que, con independencia de la titularidad, demos servicio a los ciudadanos. Entonces, esta biblioteca, como tiene mucha vida, todo se nos quedará pequeño. Tenemos 40 clubes de lectura, un fondo 450.000 ejemplares y estamos haciendo 1.500 actividades al año. Hace falta que el ayuntamiento tenga una política bibliotecaria como tienen otras ciudades. En Medellín, Colombia, el 20% del presupuesto municipal es para el sistema de bibliotecas. ¡El 20%¡. Porque allí se han creído las bibliotecas. El Qixote Crea no es solución porque no ha sido diseñado para biblioteca, para esta biblioteca. Sería fantástico para hacer una biblioteca municipal para toda la zona nueva, que tenga espacios más diáfanos, espacios para exposiciones, muchas salas para encuentros, etc. Pero esa sería una biblioteca municipal complementaria. Esta es una biblioteca regional que hace de provincial, porque lo es, y de local. Pero no debemos estar solos. Porque aquí no sólo tenemos las colecciones. Es como un museo. Tenemos una sala del siglo XVIII y otra del XIX. Todo eso está ajustado a este espacio. En el Quixote Crea no está ajustado. Allí debería hacerse una gran biblioteca municipal, un gran centro cultural con muchas salas donde los vecinos puedan crear su propia cultura. Podría ser la gran biblioteca de Santa Teresa, de toda la avenida de Portugal, de la avenida de Europa, de los Bloques. Hace falta una gran biblioteca para esa zona y yo, humildemente, creo que es una buena propuesta.
LOS AYUNTAMIENTOS ESTÁN SACANDO ADELANTE SUS BIBLIOTECAS SIN APENAS PRESUPUESTO
-Usted ha denunciado seis años de abandono de una política bibliotecaria que situó a nuestra región en la vanguardia del país en este ámbito. ¿A qué atribuye este abandono?
-La crisis económica hizo que se abandonara esa política. No fue sólo cuando el cambio de gobierno. Lo digo, y no quiero entrar en temas políticos, porque la crisis en las bibliotecas empezó en 2010. La Junta siempre hizo de punta de lanza. Aprovechando la biblioteca regional, enseñaba lo que era una biblioteca y los ayuntamientos asumieron el reto. Entonces la Junta dio subvenciones para contratar bibliotecarios, comprar fondos, para equipar las bibliotecas, hacer actividades de animación, incluir soportes electrónicos e informatizar. Todo eso se abandonó y luego vinieron los cuatro años con gobierno del PP. Ahora la Junta, por primera vez en tantos años, ha vuelto a sacar el programa de contratación de bibliotecarios con una cantidad de 600.000€, que es pequeña -menos es nada- y ojalá sea el principio para que la Junta recupere su protagonismo, porque los ayuntamientos tienen muchas dificultades económicas y están sacando adelante sus bibliotecas sin apenas presupuesto; prácticamente pagando el gasto del bibliotecario, sin dinero para adquisiciones bibliográficas, actividades, etc. Creo que la crisis se ha cebado más con las bibliotecas que con otros sectores. Yo critico sobre todo la situación de las municipales, pero en esta biblioteca, que tiene una plantilla magnífica, trabajamos con el 25% del presupuesto que teníamos para la compra de libros y audiovisuales Teníamos 240.000€ y ahora tenemos 50.000€. Estamos con un presupuestos para actividades también pequeño, las plazas que se quedan vacantes no se cubren. Este es un servicio que está avalado por AENOR, somos la única biblioteca de Castilla-La Mancha que tiene un reconocimiento de servicios de calidad, y lo estamos haciendo con un gran esfuerzo, a pesar de disponer de menos recursos, menos personal, con una gran implicación del equipo profesional. Pero esos porcentajes de descenso no se están produciendo en otros servicios públicos. Yo lo que reclamo es mayor atención. He pedido públicamente que el gobierno destine a las bibliotecas municipales tres millones de euros en sus presupuestos. Antes teníamos en torno a 8 millones. Y estoy pidiendo sobre todo para las bibliotecas pequeñas.
QUE TIENE QUE HABER UNA POLÍTICA NACIONAL, UNA POLÍTICA DE ESTADO
-Pese a todo esto, la región figura entre las primeras comunidades por ratios como número de bibliotecas por habitantes, socios, actividades, fondos, etc.
-Tiene su explicación en que la Junta hizo un esfuerzo tan grande, tan grande tan grande, que nos pusimos en la cresta de la ola. Estábamos arriba con Cataluña y éramos referencia para muchas comunidades como experiencia democratizadora. Pero el descenso no sólo se ha producido en Castilla-La Mancha sino en todas las comunidades. Yo critico que el servicio público de bibliotecas está abandonado porque no hay una política de Estado, que vengo décadas reclamando. Entonces, crecimos tanto, que a pesar de los descensos somos el tuerto en el país de los ciegos. Pero, en seis años no se ha puesto un ladrillo en bibliotecas, no se hacen compras en las municipales ni se ha contratado más personal. Pero esto mismo pasa en todas las regiones. Por eso estamos en los primeros puestos de un montón de indicadores. Hasta el punto que yo he hecho un análisis de 22 indicadores bibliotecarios y con esos indicadores Castilla-La Mancha está a la cabeza de este país. Lo que ocurre también es que tenemos una población muy pequeña y eso es un poco trampa. Porque aquí tenemos tres libros por habitante, mientras que en Madrid tienen uno y pico. Pero, claro, es que son muchos más habitantes. Y así pasa con todos los indicadores. En este caso nos beneficia. Por eso no quiero lanzar las campanas al vuelo. No puedo decir que estemos a la cabeza de las bibliotecas en España porque no es verdad. Porque la provincia de Barcelona, gracias a la Generalitat y a la diputación, están haciendo una labor fantástica. Y Navarra está invirtiendo muchísimo. Pero es que tienen más recursos que Castilla-La Mancha. Lo que yo digo es que tiene que haber una política nacional, una política de Estado para que los ciudadanos no estén discriminados en el acceso a servicios bibliotecarios porque vivan en Castilla-La Mancha, en Andalucía o Extremadura.
GUADALAJARA ES LA ÚNICA CAPITAL DE PROVINCIA QUE NO TIENE BIBLIOTECA MUNICIPAL
-¿Cuáles serían las líneas maestras de esa política de Estado?
-Primero, que se fije la biblioteca pública como un servicio. Ahora mismo lo único que hay en el ámbito nacional es que han de tener biblioteca pública, obligatoriamente, las localidades de más de 5.000 habitantes. Pero no dice nada más. No se dice cómo tiene que ser el servicio. La legislación de Castilla-La Mancha exige que haya biblioteca en localidades de más de mil habitantes. En ese sentido, estamos en una función más democratizadora. Pero se hizo una ley que no sirve para nada, porque se hicieron un montón de propuestas en la época del PSOE que en el último suspiro se quedaron en nada, pues la ley no dice dónde tiene que haber biblioteca, cómo tiene que ser o qué personal ha de tener. Sin embargo, con la educación sí se dice y con los centros de salud también. Lo que pido es que las bibliotecas sean un servicio público de primera, porque es la puerta democrática de acceso a la información, y que sean como en Medellín, que la cultura y las bibliotecas sean motor de desarrollo personal, de desarrollo económico. En el Congreso se ha puesto de relieve que por cada euro que se gasta en una biblioteca tiene un retorno de entre tres, cinco o más euros. Porque dan servicios gratuitamente y eso se mide. Yo creo que las bibliotecas no pueden ser un servicio voluntario, no pueden depender de lo que cada político piense. Las políticas tienen que ser estables. No se ha venido abajo el edificio de la red de bibliotecas gracias, fundamentalmente, a los profesionales. Las cinco de la Junta, lógicamente, se siguen manteniendo, y las municipales gracias a la fuerza, a la imaginación, a la creatividad y a la entrega que ponen los bibliotecarios. Y porque hay también muchos ayuntamientos que están haciendo un esfuerzo ímprobo, aunque tengan pocos recursos. Por ejemplo, la biblioteca municipal de Talavera tiene más dinero para adquisiciones que la biblioteca regional. Hay ayuntamientos que han visto que son muy importantes y las están apoyando, mientras que Guadalajara es la única capital de provincia que no tiene biblioteca municipal. Está muy claro que tiene que haber un centro educativo, un centro de salud para equis población, y en ningún sitio dice qué tiene que haber de biblioteca. Esa es mi reclamación.
LAS BIBLIOTECAS DEBEN SER UN INSTRUMENTO DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL Y DE ENCUENTRO.
-También reclama la vuelta a unas políticas bibliotecarias progresistas en la región. ¿Es sólo cuestión de dinero?
-No. Hay que creérselo. Yo estoy impresionado con el fenómeno Medellín. Es una ciudad que tiene muchos problemas sociales, como todo el mundo sabe. Están invirtiendo dinero, pero antes han tenido que creer que las bibliotecas son realmente motores para el desarrollo cultural, económico y educativo, para el desarrollo de la gente, de las personas. Dijo Marina que la lectura no es un lujo y que hay otros servicios culturales que no son tan importantes como las bibliotecas. Las bibliotecas fomentan la lectura y la información, y eso, dice Merina, es fundamental en las personas. Una persona sin información es una persona sin opinión. Necesitamos ciudadanos críticos, constructores de desarrollo, solidarios, que no tengan actitud pasiva en la sociedad, que colaboren. En Medellín la sociedad es participativa. Todo el mundo quiere colaborar. Mientras, aquí, la gente está en sus cuarteles de invierno, con sus diversiones. Dejamos que los jóvenes hagan botellón en lugar de que hagan un tipo de cultura participativa, de encuentro, imaginativa. Necesitamos bibliotecas abiertas más horas para que los jóvenes no estén en la calle y estén haciendo talleres, música, teatro. Pero para eso hace falta que sean servicios públicos abiertos más horas. Aquí ha habido dinero en las buenas épocas, pero no ha habido cabeza. Y ahora hace falta ir racionalizando esto. En lugar de casas de la juventud u hogares de ancianos, necesitamos nuevas bibliotecas que sean cada vez menos lugares donde están físicamente los libros y sean más lugares donde estén las personas de todas las edades y que ahí ayuden a crear un modelo de sociedad. Los políticos tienen que creerse que necesitamos bibliotecas, que son necesarias como el pan de cada día y que son un instrumento de de transformación social y de encuentro. Los políticos tienen que creerse que necesitamos bibliotecas, que son necesarias como el pan de cada día, aunque leer nos lleve a construir ciudadanos críticos, y los ciudadanos críticos van a criticar a cualquier poder. Pero de lo contrario no viviremos en una democracia. Creo que una política progresista para las bibliotecas sería invertir –sé que tenemos problemas económicos- un poco más para que vuelvan a ser motor de la educación, la cultura y la información.
- Desde el punto de vista de la participación, muy positivo. Primero, porque es la primera vez que en este Congreso se ha cerrado el aforo y ha habido personas que no se han podido inscribir. Segundo, y muy importante para la región: habíamos pujado para que viniese a Toledo y esta es la primera vez que se celebraba en Castilla-La Mancha, lo que es muy positivo porque concentra a muchos bibliotecarios españoles. Y tercera faceta positiva: creo que las bibliotecas están cambiando y ha sido un escaparate de por dónde tienen que ir y también para saber qué estamos haciendo. La de Castilla-La Mancha tiene muy claro que debe avanzar en complicidad con la sociedad. Era bueno mostrar la importancia de los edificios, de los profesionales y de las tecnologías.
HOY LAS BIBLIOTECAS SON UN LUGAR DE ENCUENTRO, DE CREATIVIDAD, DE SOCIALIZACIÓN
-Uno de los objetivos del Congreso era analizar el espacio físico de las bibliotecas. ¿Ha quedado obsoleto el concepto tradicional de biblioteca? ¿Qué nuevas necesidades tienen los usuarios?
-Las bibliotecas tienen tradicionalmente cuatro fortalezas. El espacio y las instalaciones, las colecciones, los profesionales y los usuarios. Para mi las más importantes son los profesionales y los usuarios, pero no hay duda de que se necesitan espacios, que están cambiando. Hasta ahora su función era la conservación y difusión de los libros. Hoy se está implantado más un modelo de biblioteca social, como lugar de encuentro, de creatividad, de socialización, como lugar donde se hacen propuestas para mejorar la sociedad. Lo dijo el profesor Marina en su intervención inicial: las bibliotecas son laboratorios para construir una nueva sociedad. También dijo de la Biblioteca de Castilla-La Mancha hace años, cuando le nombramos socio de honor, que esta biblioteca era un laboratorio para la ciudad soñada. Eso es muy importante y compartimos plenamente esa visión social de las bibliotecas.
EL VALOR PRINCIPAL DE LAS BIBLIOTECAS SIGUEN SIENDO LOS PROFESIONALES, LOS BIBLIOTECARIOS
-¿En qué medida se ha habilitado el espacio virtual que los nuevos tiempos demandan a la biblioteca pública?
-Las grandes bibliotecas tienen grandes espacios, cada vez más diáfanos, con más lugares de encuentro y menos espacio exclusivo para depositar libros, aunque esta ha de tenerlo porque es de conservación, además de pública. Cada vez más tenemos un catálogo colectivo, libros electrónicos, aplicaciones con las ‘tablets’ y los móviles. Entonces, en las bibliotecas grandes el uso de las tecnologías se está convirtiendo en un gran valor; sin embargo, en las más pequeñas su uso es más limitado. Es verdad que tenemos un catálogo informatizado que se va utilizando, pero el valor principal es el bibliotecario, aunque muchas veces esté sólo a media jornada. En este Congreso se ha dicho que es muy importante el espacio físico, pero no sólo, porque las bibliotecas tienen que utilizar un espacio virtual a través de los nuevos soportes. Cada vez más se habla de la importancia de las tecnologías, pero estas van asociadas a tener buenísimos bibliotecarios, muy profesionales. Y la conclusión que yo he sacado es que en una red de bibliotecas como, por ejemplo, la regional, que tiene quinientas, el valor principal siguen siendo los profesionales, los bibliotecarios. Porque, además, se han abandonado las construcciones. Castilla-La Mancha necesita remodelar espacios, necesita nuevos espacios. Pero, claro, viendo en el Congreso grandísimas bibliotecas, con inversiones enormes, eso nos parece inalcanzable porque nosotros estamos trabajando con algo muy básico.
HACE FALTA QUE EL AYUNTAMIENTO TENGA UNA POLÍTICA BIBLIOTECARIA COMO TIENEN OTRAS CIUDADES
-Volviendo al espacio físico, ¿se ha quedado pequeño el emplazamiento de la Biblioteca Regional en el Alcázar? Hay usuarios que así lo entienden y reclaman alternativas, como el edificio “Quixote Crea”, cuya construcción lleva años paralizada.
El primer proyecto que se hizo era todo el Alcázar. Luego, finalmente, quedamos en una planta. Tenemos cerca de 6.000m2 y un depósito en el Miradero, que tiene problemas ahora mismo y necesita una remodelación. Estamos intentando resolverlo con el ministerio. Pero esta biblioteca no se ha quedado pequeña; es una biblioteca magnífica. Lo que pasa es que las ciudades necesitan tener redes de bibliotecas. El problema es que esta ciudad no tiene una buena red. Tiene una biblioteca que es regional y al mismo tiempo provincial y municipal. Hay cuatro municipales: Benquerencia, Azucaica, Buenavista y Santa Bárbara, pero no tienen ni el horario ni los profesionales que necesitan. Porque sólo tienen horario de tarde, y no abren los sábados. Por eso aquí se acumula. Albacete tiene cerca de 20 bibliotecas, por ejemplo. Lo ideal sería que aquí, de acuerdo el Ayuntamiento con la Junta, hiciésemos un consorcio de bibliotecas que, con independencia de la titularidad, demos servicio a los ciudadanos. Entonces, esta biblioteca, como tiene mucha vida, todo se nos quedará pequeño. Tenemos 40 clubes de lectura, un fondo 450.000 ejemplares y estamos haciendo 1.500 actividades al año. Hace falta que el ayuntamiento tenga una política bibliotecaria como tienen otras ciudades. En Medellín, Colombia, el 20% del presupuesto municipal es para el sistema de bibliotecas. ¡El 20%¡. Porque allí se han creído las bibliotecas. El Qixote Crea no es solución porque no ha sido diseñado para biblioteca, para esta biblioteca. Sería fantástico para hacer una biblioteca municipal para toda la zona nueva, que tenga espacios más diáfanos, espacios para exposiciones, muchas salas para encuentros, etc. Pero esa sería una biblioteca municipal complementaria. Esta es una biblioteca regional que hace de provincial, porque lo es, y de local. Pero no debemos estar solos. Porque aquí no sólo tenemos las colecciones. Es como un museo. Tenemos una sala del siglo XVIII y otra del XIX. Todo eso está ajustado a este espacio. En el Quixote Crea no está ajustado. Allí debería hacerse una gran biblioteca municipal, un gran centro cultural con muchas salas donde los vecinos puedan crear su propia cultura. Podría ser la gran biblioteca de Santa Teresa, de toda la avenida de Portugal, de la avenida de Europa, de los Bloques. Hace falta una gran biblioteca para esa zona y yo, humildemente, creo que es una buena propuesta.
LOS AYUNTAMIENTOS ESTÁN SACANDO ADELANTE SUS BIBLIOTECAS SIN APENAS PRESUPUESTO
-Usted ha denunciado seis años de abandono de una política bibliotecaria que situó a nuestra región en la vanguardia del país en este ámbito. ¿A qué atribuye este abandono?
-La crisis económica hizo que se abandonara esa política. No fue sólo cuando el cambio de gobierno. Lo digo, y no quiero entrar en temas políticos, porque la crisis en las bibliotecas empezó en 2010. La Junta siempre hizo de punta de lanza. Aprovechando la biblioteca regional, enseñaba lo que era una biblioteca y los ayuntamientos asumieron el reto. Entonces la Junta dio subvenciones para contratar bibliotecarios, comprar fondos, para equipar las bibliotecas, hacer actividades de animación, incluir soportes electrónicos e informatizar. Todo eso se abandonó y luego vinieron los cuatro años con gobierno del PP. Ahora la Junta, por primera vez en tantos años, ha vuelto a sacar el programa de contratación de bibliotecarios con una cantidad de 600.000€, que es pequeña -menos es nada- y ojalá sea el principio para que la Junta recupere su protagonismo, porque los ayuntamientos tienen muchas dificultades económicas y están sacando adelante sus bibliotecas sin apenas presupuesto; prácticamente pagando el gasto del bibliotecario, sin dinero para adquisiciones bibliográficas, actividades, etc. Creo que la crisis se ha cebado más con las bibliotecas que con otros sectores. Yo critico sobre todo la situación de las municipales, pero en esta biblioteca, que tiene una plantilla magnífica, trabajamos con el 25% del presupuesto que teníamos para la compra de libros y audiovisuales Teníamos 240.000€ y ahora tenemos 50.000€. Estamos con un presupuestos para actividades también pequeño, las plazas que se quedan vacantes no se cubren. Este es un servicio que está avalado por AENOR, somos la única biblioteca de Castilla-La Mancha que tiene un reconocimiento de servicios de calidad, y lo estamos haciendo con un gran esfuerzo, a pesar de disponer de menos recursos, menos personal, con una gran implicación del equipo profesional. Pero esos porcentajes de descenso no se están produciendo en otros servicios públicos. Yo lo que reclamo es mayor atención. He pedido públicamente que el gobierno destine a las bibliotecas municipales tres millones de euros en sus presupuestos. Antes teníamos en torno a 8 millones. Y estoy pidiendo sobre todo para las bibliotecas pequeñas.
QUE TIENE QUE HABER UNA POLÍTICA NACIONAL, UNA POLÍTICA DE ESTADO
-Pese a todo esto, la región figura entre las primeras comunidades por ratios como número de bibliotecas por habitantes, socios, actividades, fondos, etc.
-Tiene su explicación en que la Junta hizo un esfuerzo tan grande, tan grande tan grande, que nos pusimos en la cresta de la ola. Estábamos arriba con Cataluña y éramos referencia para muchas comunidades como experiencia democratizadora. Pero el descenso no sólo se ha producido en Castilla-La Mancha sino en todas las comunidades. Yo critico que el servicio público de bibliotecas está abandonado porque no hay una política de Estado, que vengo décadas reclamando. Entonces, crecimos tanto, que a pesar de los descensos somos el tuerto en el país de los ciegos. Pero, en seis años no se ha puesto un ladrillo en bibliotecas, no se hacen compras en las municipales ni se ha contratado más personal. Pero esto mismo pasa en todas las regiones. Por eso estamos en los primeros puestos de un montón de indicadores. Hasta el punto que yo he hecho un análisis de 22 indicadores bibliotecarios y con esos indicadores Castilla-La Mancha está a la cabeza de este país. Lo que ocurre también es que tenemos una población muy pequeña y eso es un poco trampa. Porque aquí tenemos tres libros por habitante, mientras que en Madrid tienen uno y pico. Pero, claro, es que son muchos más habitantes. Y así pasa con todos los indicadores. En este caso nos beneficia. Por eso no quiero lanzar las campanas al vuelo. No puedo decir que estemos a la cabeza de las bibliotecas en España porque no es verdad. Porque la provincia de Barcelona, gracias a la Generalitat y a la diputación, están haciendo una labor fantástica. Y Navarra está invirtiendo muchísimo. Pero es que tienen más recursos que Castilla-La Mancha. Lo que yo digo es que tiene que haber una política nacional, una política de Estado para que los ciudadanos no estén discriminados en el acceso a servicios bibliotecarios porque vivan en Castilla-La Mancha, en Andalucía o Extremadura.
GUADALAJARA ES LA ÚNICA CAPITAL DE PROVINCIA QUE NO TIENE BIBLIOTECA MUNICIPAL
-¿Cuáles serían las líneas maestras de esa política de Estado?
-Primero, que se fije la biblioteca pública como un servicio. Ahora mismo lo único que hay en el ámbito nacional es que han de tener biblioteca pública, obligatoriamente, las localidades de más de 5.000 habitantes. Pero no dice nada más. No se dice cómo tiene que ser el servicio. La legislación de Castilla-La Mancha exige que haya biblioteca en localidades de más de mil habitantes. En ese sentido, estamos en una función más democratizadora. Pero se hizo una ley que no sirve para nada, porque se hicieron un montón de propuestas en la época del PSOE que en el último suspiro se quedaron en nada, pues la ley no dice dónde tiene que haber biblioteca, cómo tiene que ser o qué personal ha de tener. Sin embargo, con la educación sí se dice y con los centros de salud también. Lo que pido es que las bibliotecas sean un servicio público de primera, porque es la puerta democrática de acceso a la información, y que sean como en Medellín, que la cultura y las bibliotecas sean motor de desarrollo personal, de desarrollo económico. En el Congreso se ha puesto de relieve que por cada euro que se gasta en una biblioteca tiene un retorno de entre tres, cinco o más euros. Porque dan servicios gratuitamente y eso se mide. Yo creo que las bibliotecas no pueden ser un servicio voluntario, no pueden depender de lo que cada político piense. Las políticas tienen que ser estables. No se ha venido abajo el edificio de la red de bibliotecas gracias, fundamentalmente, a los profesionales. Las cinco de la Junta, lógicamente, se siguen manteniendo, y las municipales gracias a la fuerza, a la imaginación, a la creatividad y a la entrega que ponen los bibliotecarios. Y porque hay también muchos ayuntamientos que están haciendo un esfuerzo ímprobo, aunque tengan pocos recursos. Por ejemplo, la biblioteca municipal de Talavera tiene más dinero para adquisiciones que la biblioteca regional. Hay ayuntamientos que han visto que son muy importantes y las están apoyando, mientras que Guadalajara es la única capital de provincia que no tiene biblioteca municipal. Está muy claro que tiene que haber un centro educativo, un centro de salud para equis población, y en ningún sitio dice qué tiene que haber de biblioteca. Esa es mi reclamación.
LAS BIBLIOTECAS DEBEN SER UN INSTRUMENTO DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL Y DE ENCUENTRO.
-También reclama la vuelta a unas políticas bibliotecarias progresistas en la región. ¿Es sólo cuestión de dinero?
-No. Hay que creérselo. Yo estoy impresionado con el fenómeno Medellín. Es una ciudad que tiene muchos problemas sociales, como todo el mundo sabe. Están invirtiendo dinero, pero antes han tenido que creer que las bibliotecas son realmente motores para el desarrollo cultural, económico y educativo, para el desarrollo de la gente, de las personas. Dijo Marina que la lectura no es un lujo y que hay otros servicios culturales que no son tan importantes como las bibliotecas. Las bibliotecas fomentan la lectura y la información, y eso, dice Merina, es fundamental en las personas. Una persona sin información es una persona sin opinión. Necesitamos ciudadanos críticos, constructores de desarrollo, solidarios, que no tengan actitud pasiva en la sociedad, que colaboren. En Medellín la sociedad es participativa. Todo el mundo quiere colaborar. Mientras, aquí, la gente está en sus cuarteles de invierno, con sus diversiones. Dejamos que los jóvenes hagan botellón en lugar de que hagan un tipo de cultura participativa, de encuentro, imaginativa. Necesitamos bibliotecas abiertas más horas para que los jóvenes no estén en la calle y estén haciendo talleres, música, teatro. Pero para eso hace falta que sean servicios públicos abiertos más horas. Aquí ha habido dinero en las buenas épocas, pero no ha habido cabeza. Y ahora hace falta ir racionalizando esto. En lugar de casas de la juventud u hogares de ancianos, necesitamos nuevas bibliotecas que sean cada vez menos lugares donde están físicamente los libros y sean más lugares donde estén las personas de todas las edades y que ahí ayuden a crear un modelo de sociedad. Los políticos tienen que creerse que necesitamos bibliotecas, que son necesarias como el pan de cada día y que son un instrumento de de transformación social y de encuentro. Los políticos tienen que creerse que necesitamos bibliotecas, que son necesarias como el pan de cada día, aunque leer nos lleve a construir ciudadanos críticos, y los ciudadanos críticos van a criticar a cualquier poder. Pero de lo contrario no viviremos en una democracia. Creo que una política progresista para las bibliotecas sería invertir –sé que tenemos problemas económicos- un poco más para que vuelvan a ser motor de la educación, la cultura y la información.
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