Ante el VIII Congreso Nacional de bibliotecas públicas:
7) Las
bibliotecas, además de necesarias, resultan baratas: 9,32 € por habitante al
año.
El conjunto de
Administraciones Públicas españolas dedica un presupuesto medio de 9,32 € por
habitante en gasto corriente para las bibliotecas públicas. Esta
cantidad, comenzó a bajar con el inicio de la crisis y ahí seguimos. El dato
incluye las aportaciones de las administraciones autonómicas; los
ayuntamientos, diputaciones provinciales y otros entes de la Administración
Local, los consejos insulares y las aportaciones del Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte, además de algunas cantidades de entidades privadas y
fundaciones. En este indicador de gasto corriente total en
bibliotecas por habitante, con esa media de 9,32 euros/habitante, figuran a la
cabeza País Vasco con 17,23 €, Cataluña con 13,53 € y Castilla-La
Mancha con 12,87 €, frente a los 4,14 de Baleares, 5,63 de Andalucía y 6,25
euros de Murcia Este desigual gasto, que sitúa a regiones
tradicionalmente ricas junto a otras clásicamente pobres como Castilla-La
Mancha a la cabeza en muchos de los indicadores, refleja las políticas estables
y de decidido apoyo a las bibliotecas municipales, frente a Comunidades en las
que los municipios no han gozado de similares apoyos de su correspondiente
Administración Autonómica. El mayor gasto en bibliotecas se corresponde
con unas bibliotecas más dinámicas y con mejores servicios.
Sin duda,
estamos ante una cifre ridícula, sobre todo si la comparamos con otros
servicios públicos esenciales. No pretendo comparar la importancia de los
servicios bibliotecarios frente a, por ejemplo, los servicios sanitarios pero
sí es conveniente citar el gasto en ese ámbito para ver que las bibliotecas,
que son imprescindibles, resultan muy económicas a la sociedad. En su memoria socioeconómica y laboral, el Consejo
Económico y Social (CES) señala que el pasado año el gasto medio
sanitario por habitante aumentó un 1,82 por 100 de media en España, hasta los
1.232 €, con una previsión de incremento de 3,8 por 100 para 2016.
Castilla-La Mancha, que hemos dicho dedica 12,87 € por habitante al año a
bibliotecas, tiene un gasto sanitario anual por habitante de 1.176 €
Es muy importante recordar
que el conjunto de bibliotecas española recibió 108.866.068 de
visitantes (usuarios) y que en 2014 el número de socios de las bibliotecas
españolas era de 16.080.452 (un
34,49 % de la población). Pero hay otro dato: si los presupuestos que
se dedican a las bibliotecas disminuyen, sin embargo el número de socios se
incrementa poderosamente: en 2010 el porcentaje de socios era de 28,72 %, por
lo que se ha incrementado en más de cinco puntos. ¿Lecturas de este dato? Muy
sencillo: con la crisis, los ciudadanos utilizan más los servicios
bibliotecarios, que son gratuitos, en lugar de acceder a otro tipo de servicios
de pago. Además, las bibliotecas están muy bien valoradas por la sociedad. Y
otra cuestión: las bibliotecas son centros de libertad: a un centro educativo
los ciudadanos van obligados (en estudios obligatorios) e igual ocurre con los
usuarios de la sanidad. Pero a las bibliotecas los ciudadanos llegan
libremente, gozosamente libres. Por eso, que un tercio de la población
española sea socio de una biblioteca pública es un dato esperanzador y que
debería hacer reflexionar a los políticos españoles. Son datos mucho más
relevante que aportados por las distintas encuestas de hábitos culturales sobre
lectura de libros, visitas a las bibliotecas…
No comparto el modelo de cultura de
escaparate, no porque no sea necesaria sino porque consume cuantiosos
recursos públicos o de mecenazgo para eventos que benefician fundamentalmente a
un sector de la sociedad. Por el contrario, el gasto en bibliotecas, que es
siempre una inversión en el desarrollo de las personas, beneficia al conjunto
de la sociedad y con recursos mucho menores se consigue desarrollar una
política cultural más creativa, más democrática y más participativa. El
gráfico, elaborado por el Ministerio, que incluye también las ciudades
autónomas, visibiliza muy bien la consideración que las distintas regiones dan
a sus servicios bibliotecarios.
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