Dolor por las bibliotecas públicas de Andalucía
Me duele Andalucía. En concreto me
duelen las bibliotecas de esa comunidad autónoma. Con motivo del VIII
Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas que acaba de celebrarse en
Toledo, he realizado análisis sobre las estadísticas de las bibliotecas
españolas, y los indicadores de esa hermosa región no son nada buenos. En
realidad son muy malos, los peores de nuestro país. Cuando el 28 de octubre
pasado estuve en Sevilla, invitado por la Asociación Andaluza de Profesionales de
la Información y la Documentación (AAPID), pronuncié la ponencia inaugural del IX Foro de
Especialistas en Información y Documentación de Andalucía con el lema
"Bibliotecas y compromiso social". Mi intervención tuvo un titulo
similar al del encuentro: “El compromiso social de la biblioteca”. Pero antes
fue el acto de inauguración, y participó el director general responsable de las
políticas de libro y bibliotecas de la Junta de Andalucía. Inicié mi
intervención comentando que no entendía por qué si Andalucía tenía un
responsable institucional que tenía tan claras las cosas sobre la importancia
de las bibliotecas, su función social, los cambios que deberían operar, la
necesidad de un trabajo en complicidad con la sociedad…luego no se veía
reflejado ese interés en los presupuestos de las bibliotecas andaluzas.
Las bibliotecas de
Andalucía tienen unos magníficos profesionales pero los políticos no están a su
altura, al menos en el caso de las políticas bibliotecarias. No se
entienda, por tanto, este dolor profundo que siento por las bibliotecas
públicas de esa región hermana y vecina como una crítica a los bibliotecarios
sino como un lanzazo a los mediocres políticos andaluces que no quieren poner a
las bibliotecas en su agenda ni dotarlas de los recursos humanos y
presupuestarios que precisan. Y ahora la noticia, como un verdadero
mazazo, del cese “por pérdida de confianza” del director de la Biblioteca
Pública del Estado en Huelva, mi amigo y compañero Antonio Gómez, uno de los
grandes profesionales de nuestro país en bibliotecas públicas. Es un
nuevo despropósito. Su enorme “delito” ha sido pedir medios para su biblioteca.
Eso es lo que yo vengo haciendo históricamente, así que sé lo difícil y lo
arriesgado que resulta clamar por el derecho a la lectura, la información y las
bibliotecas de los españoles (de los castellano-manchegos, de los andaluces…de
todos los ciudadanos, vivan donde vivan). Pero no pueden silenciarnos.
En realidad quienes
deberían dimitir, por vergüenza, son la delegada provincial que ha cesado a
Antonio, el director general que tiene entre sus competencias las políticas
bibliotecarias, la consejera de Cultura y la propia Presidenta de Andalucía.
Ellos cesan a un bibliotecario magnífico y ejemplar, y los ciudadanos, incluso
yo, que vivo en Castilla-La Mancha, pido el cese de estos políticos porque no
merecen el sueldo público que reciben de los ciudadanos andaluces, porque al
menos los bibliotecarios no tenemos confianza alguna en ellos.
Me voy a permitir hoy
enseñar algunos indicadores estadísticos, que afectan sin duda a Andalucía, con
datos oficiales del año 2014: En un estudio que realicé para el citado
Congreso Nacional y que titulo “Espacios bibliotecarios llenos de ciudadanos, plenos de vida”, en el
análisis de 22 indicadores estadísticos Andalucía tiene el problema de situarse
en el último lugar de las 17 comunidades autónomas. De acuerdo con el
lugar que ocupan en la Estadística de 2014, he asignado el máximo de 17 puntos
a la comunidad mejor situada y así hasta 1 punto a la región que ocupa el
último lugar en cada indicador. Estos 22 indicadores creo son los más
significativos para evaluar un servicio público de estas características en las
comunidades autónomas. Los he agrupado en los siguientes apartados: instalaciones
(habitantes por biblioteca, puestos de lectura por 1.000 habitantes, superficie
útil bibliotecaria por 1.000 habitantes, superficie útil bibliotecaria
por biblioteca, horas semanales de apertura por biblioteca , ordenadores de uso
público por 10.000 habitantes y ordenadores del servicio de acceso a internet
por 10.000 habitantes); colección (documentos por habitante,
adquisiciones por 1.000 habitantes, adquisición de libros y folletos por
1.000 habitantes y adquisición de documentos audiovisuales por 1.000
habitantes ); uso de la colección (préstamos por habitante,
préstamos por usuario inscrito y préstamos por visita); uso y servicio de la
biblioteca (visitas por habitante, población inscrita %, nuevos usuarios
inscritos por 1.000 habitantes, y actividades organizadas por las bibliotecas
por 1.000 habitantes ); eficiencia (gasto corriente por habitante, gasto
corriente por visita y gasto de personal por habitante) y recursos humanos
(habitantes por trabajador ETC -Equivalente Tiempo Completo-). La comunidad
autónoma que lidera la tabla suma un total de 307 puntos mientras que en el
furgón de cola está Andalucía con sólo 86 puntos. ¿De quién es la
responsabilidad de que Andalucía tenga el poco honroso honor de situarse el
último lugar de las bibliotecas españolas según este estudio? Desde luego no de
los bibliotecarios andaluces.
Puedo ofrecer numerosos
ejemplos: gasto corriente total en bibliotecas por habitante: con una
media de 9,32 €/habitante, Andalucía ocupa el penúltimo lugar con 5,63
€/habitante; gasto en adquisición de colecciones: con una media
lamentable de 0,56 €/habitante, Andalucía ocupa el último lugar con 0,16
€/habitante. En cuanto a
colecciones, la media nacional de libros u otros soportes por habitante es
de 1,81, siendo Andalucía la tercera por la cola con sólo 1,29. En el
indicador de número de socios (población inscrita), con una media nacional del
34,49%, Andalucía está en el puesto 15 con el 24,09% En el indicador
habitantes por trabajador equivalente a tiempo completo. La media española es
de un trabajador por cada 4.277 habitantes figurando Andalucía en el puesto
penúltimo con un trabajador cada 5.402 habitantes….Y así hasta el infinito. Las
Estadísticas son públicas y están disponibles para todos los ciudadanos,
incluso para los políticos andaluces. En la web del Ministerio de Educación,
Cultura y Deporte: http://www.mecd.gob.es/cultura-mecd/areas-cultura/bibliotecas/mc/ebp/portada.html
Desde Toledo, capital de Castilla-La Mancha, me solidarizo con Antonio Gómez y
con toda la comunidad bibliotecaria andaluza y exijo el cese inmediato de cuantos
políticos hayan tenido algo que ver con este cese que es un ataque a la
libertad de expresión y a las bibliotecas andaluzas. Hoy soy andaluz, me siento
andaluz y expreso mi dolor porque, una vez más, las bibliotecas públicas
reciben el ataque de unos políticos que tienen la obligación de defenderlas, de
desarrollar una política bibliotecaria acorde con la sociedad de la información
y el conocimiento en la que vivimos y de creer que realmente las bibliotecas
son un lugar de encuentro y debate para los ciudadanos y precisan unos recursos
que se nos niegan. Como dijo el filósofo José Antonio Marina en su ponencia
inaugural del Congreso, la lectura no es un lujo. Las bibliotecas no son un
lujo ni un adorno, son necesarias como el aire que todos respiramos. Y Antonio
Gómez tiene que seguir construyendo desde su biblioteca de Huelva.
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